10.

El sonido del oleaje y el calor del sol los envuelven mientras Gojo y Geto caminan hacia el agua. La arena bajo sus pies se enfría a medida que avanzan en dirección al mar. Geto guardó sus gafas oscuras en su mochila con anterioridad ya que no quiere perderlas en el agua y menos aún que estas se mojen. Satoru, como siempre, va a su lado, su voz animada marcando el ritmo mientras lo guía con cuidado. 

—Confía en mí, Suguru. El agua debe ser increíblemente refrescante.—Dice Gojo con una sonrisa amplia que se puede escuchar en su tono, incluso si Geto no puede verlo. 

El agua fría les acaricia los pies, subiendo gradualmente por sus piernas mientras caminan más adentro. Geto frunce ligeramente el ceño al sentir cómo la temperatura contrasta con el calor del aire, pero no se detiene. 

—Está... más fría de lo que esperaba.—Murmura Geto, intentando mantener la calma, aunque la incertidumbre de estar en un entorno desconocido lo pone un poco tenso. 

Gojo suelta una risa ligera. 

—Es normal al principio, pero te acostumbras rápido. Vamos, un paso más, te tengo.—Responde, colocando una mano firme en el antebrazo de Geto para darle seguridad. 

Finalmente, el agua les llega hasta los hombros. El peso del agua alrededor de ellos se siente reconfortante para Gojo, pero Geto aún está evaluando la experiencia, sus sentidos atentos a cada sonido y sensación que experimenta.

—¿Sabes nadar? —Pregunta Gojo de repente, su tono curioso pero despreocupado. 

—No muy bien.—Admite Suguru con sinceridad, sintiendo cómo el agua lo rodea de una manera que, aunque no llega a ser intimidante, sí es un poco abrumadora. 

—Perfecto.—responde el albino con confianza.—Entonces puedes confiar en mí. Soy un nadador excelente. No voy a dejar que te pase nada. 

Geto ladea la cabeza ligeramente, sintiendo la sonrisa segura de Gojo en cada palabra. 

—¿Y los demás? ¿No vendrán al agua? —Pregunta Suguru curioso, notando las voces del grupo todavía en la distancia. 

—Vendrán más tarde, pero ahora tenemos este momento para nosotros. No hay prisa.—Responde el contrario, con un tono más bajo pero igualmente lleno de confianza. 

Gojo, siempre lleno de energía y entusiasmo, sugiere algo que hace que Geto frunza el ceño al principio. 

—Quiero enseñarte algo. Vamos a hacer que flotes. 

—¿Flotar? —pregunta Geto, su voz mezcla de incredulidad y nerviosismo. 

—Sí, flotar. Es relajante y no tienes que hacer nada. Confía en mí. ¿Te dejo intentarlo? —Gojo espera pacientemente, sus ojos azules brillando mientras observa cómo Suguru se debate internamente. 

Finalmente, Geto asiente, aunque un poco dudoso. 

—Bien, primero relájate. Voy a sostenerte, no te preocupes.—Asegura el mayor, colocándose detrás de Geto. 

Gojo pasa sus manos grandes y firmes bajo la espalda de Suguru, guiándolo con cuidado. Las palmas de Gojo son cálidas incluso bajo el agua, un contraste con la frescura del mar. 

—Ahora inclínate hacia atrás, deja que tus pies se eleven. Voy a sostenerte todo el tiempo. Mantén la cara fuera del agua, no te preocupes por nada más. 

Geto lo intenta, aunque sus músculos están tensos. Al principio, el miedo de estar lejos de la costa lo invade, pero su compañero lo calma. 

—Oye, relájate, Suguru. No voy a dejar que te hundas. Estoy aquí, siempre estoy aquí. Puedes confiar en mí, ¿sí? —Gojo habla con un tono bajo y constante, sus palabras flotando sobre el sonido del agua.

El agua cubre parcialmente los oídos de Geto, pero la voz de Satoru se mantiene clara, resonando en su mente. Poco a poco, Suguru se relaja, dejándose llevar por la sensación del agua y el apoyo firme de Gojo en su espalda.

—Así está mejor. No es tan malo —Dice Gojo, con un toque de orgullo en su voz. 

—Es... más relajante de lo que pensé.—Admite Geto, sintiendo cómo el sol calienta su piel mientras flota. Su cabello, completamente suelto, se esparce como un abanico oscuro en el agua, empapado y brillante bajo la luz del sol y dejándose fluir con el mar.

Después de unos minutos, Suguru decide volver a ponerse de pie. El agua cae de su cuerpo mientras se incorpora, su cabello mojado pegándose a su rostro. Gojo, que estaba justo frente a él, se detiene un momento al verlo. Las gotas de agua se deslizan por su piel, resaltando cada ángulo y detalle de su rostro. El cabello oscuro y largo de Suguru, brillante por el agua, parece aún más largo y hermoso cuando está mojado, se le pega a su espalda con belleza.

—De acuerdo, admito que fue divertido. Relajante, incluso.—Dice Geto, su voz baja pero sincera. 

Gojo sonríe ampliamente. 

—Sabía que te iba a gustar. Ahora es mi turno. Tienes que ayudarme. 

Suguru, sorprendido, asiente. 

—Está bien, pero no esperes que sea tan bueno como tú en esto. 

Gojo se pone en posición, con los brazos extendidos y dejándose caer hacia atrás mientras Suguru coloca sus manos en la parte baja de su espalda. Las manos de Geto son firmes pero gentiles, sosteniéndolo con cuidado. 

El albino, aunque siempre seguro de sí mismo, siente un calor en las mejillas mientras la voz calmada de Suguru lo guía. 

—Mantente relajado, Satoru. El agua hace el trabajo. Yo estoy aquí.—dice Suguru, con un tono inesperadamente tranquilo. 

Es obvio que Satoru no necesita su ayuda para flotar, pero el hecho de que lo haya integrado a esta actividad le parece tierno y le resulta emocionante.

Gojo flota, dejando que sus bíceps se relajen. Sus músculos, aunque delgados, son marcados, con líneas definidas que se acentúan bajo el agua. Su abdomen plano y esculpido refleja la luz del sol que se filtra en la superficie. 

—Eres bueno en esto, Suguru. Creo que podría quedarme aquí todo el día.—Bromea Gojo con una gran sonrisa, aunque su corazón late rápido, consciente del toque de Suguru en su piel. Es como si lo cargará, aunque sabe que el agua hace todo el trabajo. No está seguro de si el menor pueda soportar su peso fuera del agua. Lo imagina quejándose y aquello le divierte.

—Debería cobrarte por esto.—responde Geto con una ligera sonrisa, aunque también siente que este momento es más de lo que había esperado.—Satoru.

—¿Si?

—¿Qué te gustaría hacer en el futuro? Es decir, ¿a que te piensas dedicar?—Pregunta con genuino interés y curiosidad.

Suguru siempre piensa en el futuro, a veces, más de lo que debería. Es algo que angustia. Es obvio que no puede depender de sus padres toda su vida de manera económica, por eso se esfuerza mucho en sus estudios, pero es difícil conseguir trabajo con su condición.

Aun así, nunca es pesimista, hasta cierto grado trata de ser optimista, más que sus propios padres quienes realmente quieren hacer de todo para que su único hijo pueda ver en un futuro no tan lejano.

Satoru medita la pregunta lanzanda por el menor. No es nada difícil darle una respuesta.

—Supongo que no es algo que este en mi completa elección. Al final, mis padres sabrán donde acomodarme.

Suguru reflexiona aquella respuesta, suspira pensativo. En el fondo, envidia un poco a su amigo. Él no tiene que preocuparse por esos detalles, por su futuro y conseguir trabajo. Él nació en una familia acomodada, e incluso aunque no lo fuese, está seguro que él triunfaría. ¿Por qué? Porque nació sano.

—¿Y crees que te guste lo que ellos eligan para ti?—Interroga Suguru con seriedad. Quiere saber como se siente Gojo con su futuro, si realmente se siente cómodo con la vida que llevará.

—Realmente me da igual, no tengo una motivación real por alguna vocación en específico. Ellos querrán que herede el negocio familiar.—Responde con un suspiro afligido al final. Hunde su cabeza dentro del agua para después salir de ésta todo empapado. Sintiendo una sensación fresca, el agua recorriendo desde sus raíces y el viento soplando. Después, mira a Geto quien sigue en la misma posición, sin alejarse de él.—¿Nunca te dije de que es, verdad?

—No...

—Minería, tecnología y empresas textiles. De hecho, tu celular inteligente es de la marca que es dueña mí familia.—Señala con una sonrisa divertida ante la reacción de Geto por aquella información.

Debido a que están en el agua, Suguru no tiene su móvil en estos momentos, pero igual se da una idea.

—No me jodas, no te creo.—dice con gran sorpresa, Gojo no parece bromear.—Bueno, ni siquiera me moleste en preguntar que marca es, y cómo no la puedo ver...

—Es un Doble Ge dieciocho. La Ge es del apellido Gojo. Aunque sinceramente no estoy tan interesado en la parte tecnológica, preferiría quedarme con lo textil y la minería, de ahí salen hermosas joyas.—explica encogido de hombros. Está sorprendido de que Suguru realmente no supiera a qué se dedica su familia. Si bien es cierto jamás se lo contó, supuso que por sus propios compañeros se enteraría, después de todo los chismes siempre llegan a los oídos de todos, o que por mera curiosidad Suguru investigaria por su propia cuenta.—Pero, desafortunadamente me quedaré con todo el sector.—hace una mueca insatisfecha, mientras nada alrededor de Geto, acechando como un tiburón a su presa.

Suguru escucha la voz de Gojo cambiar de dirección y el agua a su alrededor moverse, decide quedarse quieto y solo escuchar atentamente las palabras del contrario.

—¿Por qué desafortunadamente?

—Soy hijo único. Si tuviese hermanos podrían repartirlo, pero no los tengo. Mi vida está horriblemente planeada.—Suspira irritado. Pensar en toda la carga que se le viene encima en los próximos años le hace pensar que su vida será tan aburrida y estresante.

—¿Cada detalle?

—Si.

Geto lamenta escuchar aquello, sinceramente no sabe que decirle a Gojo para alentarlo. No quiere ser imprudente ahora que Satoru le está contando algo tan personal de su vida, algo fuera de lo académico y de sus relaciones o amistades con la gente. Aún así, siente mucha intriga por querer saber un poco más.

—¿Hasta con quién te vas a casar?

Aquello hace que Satoru deje de nadar a su alrededor y piense en lo que Suguru le acaba de preguntar. El azabache trata de buscarlo entre el agua que lo alentiza y la arena debajo de sus pies. Camina sin rumbo y desorientado al no escuchar su voz y las olas no lo ayudan, estira sus brazos tanteando a su alrededor sin éxito, se siente confundido y frustrado por no encontrarlo.

—¿Satoru?¿Dónde estas?

Un ligero miedo lo invade, pensando que Gojo lo ha dejado ahí solo. Eso lo pone nervioso y ansioso, pero antes de que pasen más segundos, siente como alguien envuelve sus dedos con los suyos, aquello lo alivia más de lo que imagino.

Satoru sigue con él, lo toma de sus manos, juguetea con sus dedos un poco de manera cariñosa y sonríe mientras Geto no lo aparta.

—Aquí estoy, Suguru.

Su voz que se escucha mas gruesa de lo normal lo que estremece al nombrado. Suena serio y pensativo. Pero sentir su tacto, sus dedos enlazado con los suyos lo calma y lo pone feliz de una forma que no puede explicarse así mismo.

—No me asustes así, Satoru.—Dice en forma regaño, aunque suena tan calmado y suave que el mencionado apenas puede tomárselo en serio.

Gojo asiente con una sonrisa radiante, sabiendo que Geto no puede verlo. Se siente tan emocionado de que esté no lo aparte y sus dedos se toquen, le causa una sensación cálida.

—Te prometo no apartarme de tu lado.—añade con diversión, elevando un poco las manos de Suguru para después inclinarse y besarle rápidamente sus nudillos con ternura, sin importarle si alguien los ve.—Eres lindo cuando me buscas desesperadamente, Suguru.—Admite con un suspiro de satisfacción y una gran sonrisa.

Aquella acción agarra tan desprevenido al contrario que apenas puede reaccionar, apartando sus manos del suave agarre del albino y sonrojandose momentáneamente. Balbucea un poco tratando de pensar en que decir, nervioso y confundido.

Ya había sentido los labios de Gojo sobre su boca la otra vez hace ya varios días, y ahora besó sus nudillos. Se sintió mojado y suave. Ni siquiera está seguro de si le preocupa que alguien los haya visto, o si le preocupa la confusión que siente con tantos sentimientos que se manifiestan en un solo lugar, en un solo espacio y le hacen sentir conflicto.

Como maldiciones que debe tragar,  aunque es confuso y horrible al principio porque no sabe como entender lo que siente, trata de tranquilizarse. ¿Gojo no se sentirá igual que él?¿No se siente confundido, alarmado o nervioso? Parece tener más experiencia que él en estos temas, eso lo hace sentir tan torpe.

Al notar la expresión confundida y alarmada en el rostro de Geto, Gojo decide cambiar de tema para que la tensión baje.

—Con lo que me preguntaste hace un momento... no lo he discutido con ellos. Pero tampoco me sorprendería que igual ya estén viendo con quien comprometerme.—Explica con irritación. Sus padres son tan tradicionales en ciertos aspectos de la vida cotidiana.

No evita cuestionarse si lo dejarían salir de manera formal con Geto si éste fuese mujer.

Hay tres puntos claves por la cual sus padres se negarían a aceptar una relación con Geto. El primero y más obvio: es hombre. No son homofobicos realmente, pero son del tipo de persona que "aceptan" a los gays mientras el gay no sea su propio hijo. Segundo: Suguru es de clase media. Quizás esté factor no sea tan polémico para sus padres. Y tercero es...

—Satoru...

—Es una mierda, lo sé.—le interrumpe, adivinando que puede pensar. Trata de seguir animado como siempre ha sido.—Por eso quiero disfrutar mis días como estudiante.

—¿Sólo eso?—frunce el ceño insatisfecho, decepcionado de oír aquella respuesta, incluso algo molesto. Gojo no entiende porqué.—¿No quieres cambiar tu vida? Es decir... una cosa es que te obliguen a qué dedicarte y trabajar, entiendo que quieran que te encargues del negocio familiar, es parte de tu herencia. Pero no pueden obligarte también con quien casarte, eso es tu decisión, de tu corazón.—le apunta a dónde cree puede estar su amigo, con seriedad, trata de hacerlo razonar.

Satoru asimila las palabras de Suguru, profundas y certeras. Nunca pensó en la posibilidad de llevarle la contraria a sus padres en esos temas, pero Geto tiene un algo que lo motiva a hacerle caso, no sabe si es el tono de voz con el que se dirige a él o su forma de expresarse, lo alienta a seguir su corazón y no dejarse manipular por sus padres en absolutamente todo.

Ellos ya están viejos, es su único heredero, no tienen más opción de todas formas. ¿A quien más se lo van a dejar? Son demasiado egoístas para dejar toda la herencia con algún sobrino o primo.

—Me gustaría ser tan valiente como Suguru...—admite rascándose la nuca. Observando como Geto luce preocupado por él.—Me gustaría estar siempre así contigo, sin importar lo demás...—se sincera, acercándose más el menor.—Dime, ¿a ti que te gustaría ser de mayor?¿De qué quieres trabajar?

Suguru lo medita durante algunos segundos, pensar en su vocación no es algo difícil para él, ya que desde un tiempo lo ha estado imaginando.

—Quiero ser profesor.—Confiesa con una sonrisa satisfecha y hombros relajados. Inhalando aire para después sumergirse durante un breve rato en el agua y buscar caracolas dentro de ésta.

Satoru lo sigue y le ayuda a recoger algunas que le parece bonitas. Geto no puede verlas pero si tocarlas. Poco después, vuelven a la superficie con grandes bocanadas de aire.

—¿Profesor?—Repite el albino asombrado por aquella respuesta. Sacudiendose su pelo y varias gotas de agua se desprenden de éste.

—Quizás no lo parezca, pero me gusta mucho convivir con niños, me interesaría ser su guía en la educación.—describe con emoción e ilusión. Añade:—Me gustaría ser profesor de primaria o secundaria.

—¿Puedes ser profesor incluso por tu discapacidad?

—Tal vez sea muy difícil, pero no imposible. Eventualmente me voy a acoplar. ¿Tú no quieres ser profesor?

Satoru tuerce sus labios en forma de mueca, claramente ser profesor es lo que menos desea en su vida. No se imagina soportando a un montón de jóvenes en un espacio reducido con personalidades diferentes. Él más que nadie sabe que ha sido alguien insoportable con sus propios maestros.

—¡Ni pensarlo!—se niega rotundamente, Geto ríe ante su reacción natural.—Mi tolerancia y paciencia con los de mi edad ya es limitada, no me imagino con lo más pequeños.

—Ow, Satoru, serías un profesor divertido y protector. Quizás algo exigente.—Agrega divertido, imaginándose a Gojo en ese rol.

—¿Por qué crees eso?—Pregunta curioso, limpiando las caracolas que tiene en su mano y dandoselas a Geto. Son pequeñas y bonitas, tienen diseños diferentes y el tamaño es similar.

—Porque así eres conmigo. Protector y divertido. Y un tonto también.

—Sólo soy así contigo porque me gustas.—le recuerda. Suguru quiere decir algo pero se queda callado al no saber como transmitir sus emociones en palabras.—No esperes mucho de mi como profesor.

Geto lo piensa un poco, pensando en cómo tratar con los sentimientos de Gojo.

—Vayamos a la costa, quiero mis mandarinas.—Declara para cambiar de tema, dirigiéndose en pasos largos pero lentos a la costa, el agua bajando poco a poco.

—Suguru~ tus dedos están tan arrugados, pareces una pasita.—Señala con diversión el albino, después de todo, han pasado mucho tiempo en el agua.

Éste se detiene repentinamente, haciendo que Gojo quien va detrás de él muy pegado, choque con la espalda del azabache.

Realmente no hay una gran diferencia de estatura. Satoru es más alto por un par de centímetros apenas visibles si están lo suficientemente cerca uno del otro.

—Satoru.—Lo nombra con seriedad, dándose la vuelta quedando frente a frente del más alto. La cercanía es tal que el albino puede sentir la respiración de Geto sobre su cuello.

—¿Qué?—Balbucea un poco nervioso, tratando de no alejarse y deleitándose con tener a Suguru tan cerca de él. Los labios del azabache son gruesos, pronunciados, regordetes y tienen un color atractivo.

El silencio entre los dos es inquietante, Satoru trata de pensar que le quiere decir Geto que de repente se puso serio y quieto.¿Se le va a confesar?¿JUSTO AQUÍ?

¿La playa es un lugar romántico para decir tus sentimientos?

—No te muevas, hay un tiburón detrás de ti.—Responde neutral, con una expresión tan seria que asusta a Gojo.

Éste le mira un poco incrédulo. No puede seguir adelante porque Suguru está frente a él, puede sentir su cercanía. Los pectorales de Geto son amplios y más marcados que el resto de su torso, puede observarlos fijamente, estos están a nada de rozarse contra los suyos propios, además que varias gotitas de agua recorren desde su cuello hasta sus pechos. Traga saliva nervioso al mirar los pezones marroncitos de Suguru tan cerca de él. Gojo agradece que el agua esté tan fría y que le llegue a medio torso como para no ponerse duro.

Maldice en voz baja, Suguru lo está distrayendo sin querer y apenas le está prestando atención a lo que dice.

—¿Qué?—Balbucea el albino, agradece que Suguru no se de cuenta que le está mirando sus pectorales.

—Justo detrás de ti, lo vi...

Si Geto está tan serio, quiere decir que es verdad.

—No me jodas.—Expresa ahogando un grito, no puede aterrorizarse frente a Geto, tiene que demostrar que es valiente.

Aun así, no puede moverse. Claro que su inquietud no dura mucho tiempo antes de escuchar las carcajadas de Suguru.

—¿De verdad te lo creíste, Satoru?—pregunta burlón mientras sigue riéndose. Gojo se siente un gran tonto, pero en vez de enojarse, solo observa a Suguru reírse más y más. Él no cae en este tipo de juegos, ya está acostumbrado a que sus amigos hagan todo tipo de bromas y nunca cae en ellas. Pero con Geto ha sido diferente, ya que él no es del tipo bromista y realmente se escuchó tan serio como sincero que terminó por creerle.—¿Cómo lo voy a ver si estoy ciego?

Suguru ríe y ríe sin darse cuenta de lo que provoca en su amigo, quien termina por contagiarse de las risas del azabache y reír con él por lo ridículo de la situación, agradecido de que al menos se esté divirtiendo.

Ambos prosiguen a salir justo cuando el resto del grupo—a excepción de Yuki—, se cansó de jugar y ahora están entrando al agua para remojarse.

—¿Salen tan pronto? Y nosotros apenas vamos a entrar, Gojo~—Dice Mei Mei con una sonrisa de malicia. Admirando los cuerpos de los dos chicos frente a ella.

Jamás se hubiera imaginado que Geto también tiene un cuerpo formado, algo robusto en algunas partes y duro. Además que verlos salir del mar con el agua escurriendo en todo su cuerpo, y sus trajes de baños empapados, ajustandose más a sus muslos y entrepierna, es un delirio para cualquiera. No sólo ella se queda como boba mirándolos, sino también otras jovencitas cerca de la costa.

—Suficiente arena tenemos metida en nuestra ropa interior.—Le contesta Gojo encogido de hombros y burlón, negándose a meterse al agua otra vez.

Es peligroso tener a Suguru tan cerca con ropa ligera. Con ese cuerpo descubierto y el traje de baño ajustándose a su figura.

—¡Satoru!—Le regaña Geto por ser tan desvergonzado.

—¡Es verdad! Tu también debes tener...—Señala entre risas para molestarlo. Se acerca rápidamente a la costa al observar algo que antes no aprecio.

Una enorme caracola de color coral, esas que tienes que sujetar con ambos manos para que no se te resbale.

Mientras espera a su compañero, Gojo se da cuenta de que los largos minutos que pasaron en el agua, refrescandose y tomando sol ha hecho que Geto adquiera más color, un bronceado sexy, todo lo contrario a Satoru. Debido a que es de piel pálida, muy clara al tener menos melanina, en vez de broncearse, se quema. Es por eso que él se colocó mucho protector solar y cremas especiales antes de tener contacto directo con el sol, algunos creen que es exagerado pero es necesario para protegerse contra los rayos UV.

Mientras que Geto adquiere un color tostado realmente bonito, sensual y único que le queda tan delicioso. Está seguro que si mira debajo de su traje de baño podría ver como esa zona es lo único que debe estar más claro que el resto que se ha bronceado. Imaginar ese tipo de cosas le hace sentir bochorno.

Antes de que Suguru le diga algo más, Gojo le interrumpe para entregarle algo grande y de textura única.

Geto la toma con ambos ambos al sentir su tamaño, grosor y peso, además de sentirse resbalosa y dura. Preguntándose que es, sigue tocándola con cuidado, ya que hay partes que se sienten puntiagudas. Agradece no haberse tropezado con esto en la arena mientras caminaba por la costa, donde asume que Gojo la habrá sacado.

—¿Esto es una caracola?—jadea sorprendido, escucha a Gojo decir un pequeño "si".—Esta enorme.

La espuma del mar llega hasta sus tobillos, ambos están en la costa. La arena suave y mojada, el sonido de las gaviotas tan cerca y la voces de los niños divirtiéndose mientras construyen castillos de arena.

—Dicen que si escuchas a través de ella, puedes escuchar el mar.

Geto lo mira como si hubiera dicho una tontería, incrédulo.

—Eso es mentira, es un cuento de niños.

—Lo sé, pero quería decírtelo.

Geto ríe por las ocurrencias de Gojo. Si hubiera sido más joven, probablemente se lo hubiera creído. Eso le hace cuestionarse como sería Gojo de niño. Suguru se la devuelve a Satoru y lo toma de su antebrazo para seguirlo.

Ahora no carga con su bastón y está bastante desorientado en el camino. Gojo lo guía para regresar a su lugar de descanso hasta que escuchan un grito y una persona aproximarse a ellos con gran velocidad.

—¡Suguru!

Ambos se detienen, el nombrado analiza aquella voz familiar que viene de lejos. Juvenil y un poco aguda.

—¿Quién es ella?—Pregunta Satoru con desconfianza, frunce el ceño extrañado por la persona desconocida que se acerca a ellos a gran velocidad. Usa un gran sombrero que la cubre del sol y viste de manera tan alegre, con colores cálidos.

En realidad, tal vez Geto no sepa quien es en primera instancia porque ni siquiera la puede ver, necesitaría saber su nombre y tal vez sepa quien es. Pero la cuestión aquí es, ¿Por qué se dirige por su nombre?¿realmente conoce a Geto?

Gojo piensa si es acaso algún familiar, pero está persona no posee rasgo físico que le haga considerar ser familiar de Geto.

Ella llega por fin a dónde están los dos con la respiración agitada por haber corrido bajo el sol. Puede ver que incluso una de sus sandalias se perdió en su camino.

—Suguru, al fin te alcance.

La expresión confundida y extrañada de Geto cambia radicalmente al reconocer la voz de la joven. Ensancha una gran sonrisa soltando sé del agarre que tiene con Gojo para saludar de cerca a esta persona.

—¡Riko!










[...]


Palabras: 4,222
Fecha de publicación:
Escritor: JaquiiAleWorld
Fandom: Jujutsu Kaisen
Nota del escritor:
Por esta y más razones quería llegar al capítulo de la playa desde hace mucho, porque aparecería Riko.
Digo, para esas personas que de casualidad se preguntaban quien es ese alguien, esa vieja amistad que Geto mencionó en más de una ocasión en capítulos pasados, si, se refería a ella.

Yo quería que el "arco" de la playa solo durará 2 capítulos, pero si son muchas cosas a escribir así que al final durará 3, ojalá no se alargue aún más.

Ya cambie de portada, le pide a mi pareja que me dibujara a Geto con sus gafas de ciego. El único detalle que el Geto que me dibujo parece más adulto en vez de un morro de 17 años. Pero le quedó bellísimo.

Al menos a mi no me salía ningún fan art de un Geto ciego, y cómo no salía le pedí a mi pareja que me dibujara algo sencillo para ponerlo de portada del fic. No quería nada detallado tampoco.

Nos vemos el 24!!!

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