Día 4

[Recuerdo doloroso]

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— ¡¿M-Meg?! — Bon saltó del banco al oír la voz de su amiga, quedándose pálido al ver cómo ella, junto a Joy que trataba de pararla, se acercaban con pasos pesados hacia ellos.

No supo por qué se puso delante de Bonnie, como protegiéndolo, por instinto. La albina encaró al chico en cuanto lo tuvo a menos de dos metros de distancia, a pesar de ser más bajita que él. No se había podido controlar cuando escuchó que quería compartir sus canciones, creyendo que se refería a las que había compuesto con ellas, solo para dárselas a su rival.

— ¡¿Qué demonios estás haciendo con él?! ¡¿Es por esto que venías tarde a los ensayos?! ¡¿O que te ibas antes sin decirnos la verdad?! — le reprochó, más dolida que enfadada, al ver el pánico en los ojos de Bon —. ¡¿Cuánto tiempo más ibas a ocultárnoslo?!

— M-Meg, te lo puedo e-explicar — trató de suavizar la situación, pero la contraria no quería escuchar.

— ¡NO! ¡Basta de excusas, de mentiras, de escondernos más secretos! — Bon sintió que el alma se le caía a los pies al ver realmente que esta vez la había fastidiado bien —. Nos tenías preocupadas porque no sabíamos qué estabas haciendo tras los ensayos, ¿y resulta que te juntas con ese bueno para nada para sabotearnos? ¡¿Es en serio?!

— Si me permites aclarar... — Bonnie intentó meterse en la conversación en la que indirectamente lo involucraban, pero Meg lo calló.

— Tú no tienes derecho para meterte en esto.

— Oye, no le hables así — el moreno interceptó —. Vale, sí, admito que metí la pata, pero no es lo que crees, no estoy saboteando nada.

— ¿Entonces qué eran esas partituras? — preguntó preocupada Joy, que se mantenía detrás de Meg —. ¿No son nuestras canciones?

— B-Bueno... — a pesar de que Bonnie traía sus propias partituras para ensayar, Bon también aprovechaba algunas canciones de su grupo para algunas partes que necesitaban las canciones del pelimorado —, sí lo son, ¡p-pero no es lo que creen, lo juro!

Aquello finalmente colmó la paciencia de Meg, se sentía traicionada, dolida, no podía creer que a pesar de todo lo que hizo por Bon, él la llegaría a tratar de esta manera. Ni siquiera Joy podía llegar a comprender por qué Bon les daría la espalda, encima, por su rival.

— Bon... No te molestes en venir a nuestro ensayo de mañana — dijo con voz dura, dándose la vuelta —. Tú ya no eres parte de los Toys...

Apuñalado, aplastado, roto. Así se sentía el corazón de Bon al escuchar esas palabras provenientes de su líder, y amiga que lo ayudó a salir del peor periodo de su vida. Incluso Joy intentó hacer entrar en razón a Meg, pero esta no cedió, tan solo tomó la muñeca de la rubia y se la llevó de allí, dejando al par de chicos solos. El silencio era demasiado pesado como para ignorarlo, el cielo se había nublado y Bonnie no sabía qué hacer o decir en ese momento. Veía a Bon aún de pie, dándole la espalda, apretando los nudillos al punto de ponerse blancos.

— Maestro yo... — intentó hablar, pero el moreno se adelantó.

— No me digas así — gruñó —. Todo esto es culpa tuya.

— ¿Q-Qué?

— Si no te hubiera echo caso... Si no hubiera venido, nada de esto habría pasado — miró hacia atrás, con los ojos llenos de lágrimas y un semblante oscuro —. ¡Lo has arruinado todo!

— P-Pero yo no quería... — intentó explicarse, pero Bon no tenía paciencia.

— ¡¿Has visto lo que has provocado?! ¡Por tu culpa he perdido a mis amigas, a mi grupo, a mi familia! — le reclamó gritando, arrinconando a Bonnie sobre el banco —. ¡¿Estás contento?! ¡¿Era esto lo que querías?!

— Y-Yo nunca quise esto — le dolía la garganta al notar el nudo que se formaba por la impotencia —. Y-Yo realmente quería que fuésemos amigos...

— ¿Por qué iba a ser amigo de mi rival? ¡Tú solo querías que te enseñase para que me pudieras superar más fácilmente, ¿no?! ¡Querías confundirme para darte ventaja! — desvió la mirada con la respiración agitada —. Meg tenía razón, he sido un tonto...

— M-Maestro...

— ¡No me llames así! ¡Déjame en paz! ¡No quiero volver a hablar contigo!

Bonnie se quedó callado, paralizado mientras Bon recogía sus pertenencias con prisa antes de marcharse de ahí, dejándolo solo y con un sentimiento pesado en su pecho. Todo había pasado tan deprisa que se sentía mareado, de un momento a otro estaba con la persona que le alegraba sus días y ahora no creía que podría volver a verle a la cara. Él nunca lloraba, hacía mucho tiempo desde la última vez que había soltado una lágrima.

Entonces, ¿por qué le picaban los ojos? ¿Qué era lo que sentía que empapaba sus mejillas sonrojadas?

(...)

Habían pasado un par de días, pero para Bon eran una eternidad. Se había inventado otra excusa para quedarse en casa, aunque a su padre le traía sin cuidado, mientras no preguntara por los detalles. Apenas se levantaba de la cama, todo el cuerpo le pesaba, las ojeras eran notables en sus ojos y ni siquiera se molestaba en cambiarse del pijama. Aún podía recordar vívidamente aquel momento en el parque, cómo una tarde normal se había desenvuelto en algo tan aterrador para él.

Había perdido a tres amigos de una sola vez, estaba seguro de que había batido algún récord.

Aún recordaba los rostros de Meg y Joy, tan llenos de dolor, de ira, de tristeza. Y todo era culpa suya. Luego recordó a Bonnie. Nunca se había sentido peor en su vida, él no se merecía nada de aquello. Todo era por su culpa, él había sido quien no supo tomar bien sus decisiones, y había descargado su impotencia sobre el pobre chico que no tenía la culpa de nada. Volvió a soltar un sollozo al recordar la expresión en su rostro siempre sonriente, con sus cejas agachadas al máximo y sus ojos brillantes pero tristes. Era de lo peor, se odiaba a sí mismo.

Escuchó unos toques en su puerta, pero como siempre, le negó la entrada a su padre, no quería que lo viese en ese estado tan vulnerable y deprimente. Aún así, la puerta se abrió, y Bon se levantó enfadado para encararlo por su falta de privacidad, pero sus ojos se aguaron de nuevo al ver quién estaba bajo el umbral.

— J-Joy... — su voz apenas era audible, pero la sonrisa de su vieja amiga le dio a entender que lo había escuchado.

No dijo nada más, se levantó rápidamente y fue a abrazarla, llorando aún más en su hombro, siendo correspondido por la contraria que solo atinó a acariciar su cabello con tranquilidad.

— No vengo sola — murmuró para no asustar al otro, quien se separó levemente para mirar detrás de ella, viendo a su otra amiga encogida con los brazos cruzados —. Creo que necesitamos hablar, los tres.

(...)

El silencio era abrumador en la habitación, Bon y Meg estaban sentados frente al otro, mientras Joy se quedaba a un lado esperando a que alguno de los dos dijera algo. Sabía que la albina era terca, muy terca, pero en el fondo estaba destrozada por todo lo que pasó, y sabía que Bon no iba a aguantar mucho más sin empezar a disculparse mil veces, pero ninguno se atrevía a dar la cara primero. En eso, la voz de Meg rompió por fin el ambiente.

— ¿Te acuerdas de... la primera vez que nos conocimos? — susurró con la voz quebradiza, sin levantar la mirada, Bon no respondió —. Intentaste huir de la tienda de la esquina cerca de la escuela con una bolsa de patatas fritas — rió por lo bajo al recordar aquel instante, el mencionado apretó sus manos sobre sus piernas —, pero te pillé y te hice pagarlas en la caja, aunque no me conocías de nada, me hiciste caso — se había apartado ligeramente el mechón de la cara, dejando ver su ojo oscuro, mirando a su amigo —. Después de eso, me reclamaste a la salida, y justo apareció mi ex — Joy también desvió la mirada, aunque no estuvo presente sabía de esa historia —. Él trató de alejarme de ti, diciendo que eras un delincuente y que me harías daño, ¿lo recuerdas?

— Yo le pegué un puñetazo en la cara y luego me hiciste correr hasta un callejón para que no nos encontrara — comentó mirando sus manos, aflojando su agarre y levantando la vista levemente —. Decidimos quedarnos pares y en la escuela me presentaste a Joy — miró entonces a su amiga rubia, que le sonreía —, y desde entonces nos hicimos inseparables.

— Nunca creí que encontraría unos amigos tan increíbles como ustedes — murmuró pasando su mano por su mejilla, una lágrima traicionera se había escapado de sus ojos —. Formamos nuestra banda y creamos maravillosas canciones que nos llevaron a muchas victorias en los concursos.

— Tú nos diste la oportunidad de demostrar nuestro talento, tú nos llevaste hacia esas victorias — suspiró, sintiendo que un peso se levantaba de sus hombros, pero otro permanecía en su pecho —. Y yo lo he echado todo a perder...

— Eso no es verdad, Bon — habló ahora la rubia ,acariciando sutilmente la espalda del contrario —. Nunca fue tu intención hacernos daño, estoy segura de ello — miró ahora a Meg, tomando una de sus manos —, pero nos dolió que nos ocultases algo como tus encuentros secretos con ese chico, ¿entiendes?

— Lo sé, y no sabes lo mucho que me dolía mentirles y dar tantas excusas, pero... tenía miedo de que pasara justo lo que pasó — tomó una bocanada de aire y lo soltó de golpe —. Ustedes saben que lo son todo para mí, jamás en la vida haría algo que les hiciera daño o perjudicara, solo... Esto solo se me salió de las manos... Lo siento mucho...

— Sólo quiero saber — mencionó Meg, mirando directamente a Bon —, ¿por qué? ¿Por qué siempre ibas con él? ¿Qué tanto hacían para que quisieras irte de nuestras prácticas para estar con él?

Esas palabras hicieron sonrojar a Bon, no era consciente de que su entusiasmo por estar con Bonnie era notable para sus amigas, sabía que no siempre creían sus excusas, pero no esperaba que se dieran cuenta de que parecía siempre más animado por ir al parque que en la propia práctica de su banda. Desvió la mirada, un tanto apesumbrado.

— L-Lo cierto es que él me pidió que practicásemos juntos, él quería que yo le enseñara a ser mejor, ¡p-pero al principio me negué! — aclaró rápidamente, ninguna de ellas dijo más, por lo que siguió explicando —. A-Aún así... Decidí ir para que me dejara en paz con eso de que quería practicar conmigo, pero pronto me di cuenta de que no me necesitaba — miró nuevamente un punto fijo en la cama —. Él es increíble, sabe componer canciones geniales y, aunque me diga lo contrario, él es mejor que yo, tengo que admitirlo. Al final acabamos tocando sus canciones, y al principio le daba consejos sobre cómo tocar más cómodo o mejor, pero pronto nos dejamos llevar y comenzamos a hacer pequeñas melodías entre los dos — no se dio cuenta de cuando una pequeña sonrisa se posó en sus labios —. Él es gracioso, creativo, aunque tiene una idea cursi sobre tocar con el corazón y esas cosas, jaja... Pero es una buena persona, siempre está sonriendo y, sinceramente, me lo paso bien cuando estoy con él... No me había dado cuenta hasta ahora de que realmente lo considero un buen amigo.

Tras dejar de hablar miró de nuevo a sus amigas, que se echaban ligeras miradas entre ellas que mostraban que tenían ciertas dudas sobre lo que había dicho el moreno, por lo que las miró confuso.

— Bon, ¿estás seguro de que solo son amigos? — preguntó la rubia con una mirada acusadora, a Bon le recorrió un escalofrío.

— C-Claro que sí, ¿q-qué otra cosa seríamos si no? — tartamudeó, lo cual solo hizo que ambas sonrieran más pícaras.

— No sé~, hablas de él como si fuera lo más maravilloso del mundo — le siguió el juego Meg —. ¿No dijo incluso que se inspiraba en ti para componer sus canciones~?

— ¡¿E-Escucharon eso?! — ahora Bon parecía un tomate andante —. B-Bueno, pero eso no significa nada...

— Oooh, pero te has puesto rojito, jiji — Joy le picó las mejillas con burla —. ¿Seguro que no te...?

— ¡N-No...! — se cruzó de brazos —... ¿Sí? — se puso a pensar —. ¿Tal vez? — se agarró del cabello —. ¡¿No sé?!

— Cáaaalmate, chico torpe, no te comas la cabeza por eso — la albina le dio un toque en la frente que lo devolvió a la tierra —. No te vamos a juzgar por eso.

— ¡Es hasta romántico si lo piensas! — exclamó Joy —. Tú y él, escapándose de sus bandas contrarias, encontrándose para poder pasar tiempo juntos sin sentir el odio de sus grupos para poder amarse en paz. ¡Aaah, es tan bonito!

— Ya deja de pensar en esas cosas cursis, Joy — Bon la empujó levemente aún con la cara roja —. No he dicho que me guste...

— Ah, pero te gusta — Bon no respondió —. Mira, si quieres seguir juntándote con él, no te lo vamos a impedir.

— ¿Qué? ¿En serio?

— Mientras no faltes a nuestros ensayos ni uses nuestras canciones privadas de banda para el concurso, puedes hacer lo que quieras con él, pero sin pasarte — se sonrojó de nuevo, las chicas solo rieron.

— Son las mejores amigas del mundo, ¿lo saben? — rió finalmente el chico abrazándose a sus amigas, nuevamente estaban tan unidos como siempre.

Ahora solo quedaba disculparse con Bonnie, esperaba que aún no fuera demasiado tarde.

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Día 4: Vulnerable / Recuerdo ✅

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