Capítulo final
Una noche, mientras la joven y Ayami dormían, el maltrecho cuerpo del joven se arrastró hacia la sima de ese santuario, donde las penas fueron escuchadas una vez más.
Los ojos vacíos señalaban al infinito, mientras que la silenciosa compañía aguardaba serena, tal vez porque para ella el tiempo no representa un problema.
—Usted tuvo razón. —Fue lo que siseó el joven antes de contar su tragedia.
—Ya veo, entonces uno de los once... —Dijo la sacerdotisa. —por lo visto estás en la mira y buscan deshacer la alianza para volver a tomar el control de inazuma.
—¿Qué puedo hacer para arreglar las cosas?
—Ya mandaste un mensaje al matar a Signora, vendrán más de ellos. —Dijo la mujer. —y no creo que estés en condiciones de derrotarlos, creo que incluso yo podría darte una paliza.
Gokú miró hacia el suelo.
—Durante años se cuestionó el liderazgo de los hermanos Kamisato, pero el joven Ayato se las apañó para que la situación fueran favorables para ellos, no importaba si había corrupción de por medio, después de todo así funcionaban las cosas en Inazuma, era de suponer que de alguna forma haría lo mismo contigo. —Explicó Yae. —Sabía que los Fatui tenían influenciado a las otras comisiones, pero no esperé que lograran hacerlo con la resistencia.
—Aunque Ayaka supiera la verdad, ya es tarde, nada cambiara lo que hice. —Dijo el joven. —Mientras yo y Ayami estemos vivos, pondremos en peligro a todos a nuestro alrededor.
—Tienes una ventaja a tu favor, y es que fuera de inazuma, nadie sabe de tu existencia y quienes lo hacían ya están muertos, sería favorable ir donde nadie sabe quién es Son Gokú.
—¿Habla de dejar Inazuma?
Por su tono perplejo, podría decir que de primera rechazó la idea.
—Hay algo que ignoras, y es que fuera de tu propio destino, has alterado el curso que este mundo debía seguir, vengas de donde vengas, siempre hubo y habrá gente que sufra, y eso no puede cambiarse, lo único que sí puedes controlar, es el curso de tu vida.
—Pero, aquí está todo lo que tengo.
—Pero no lo que te hace feliz. —Resaltó la mujer. —Y debes considerar que hagas lo que hagas, nada será lo que fue, pero puedes buscar la forma de que todo sea un poco mejor, para todos.
De alguna forma, su corazón buscó ignorar esas palabras, pero su razón escuchó, consideró una felicidad ajena a la suya, priorizó un futuro en el que nadie continuase sufriendo por sus decisiones, bien sabía que no tenía los recursos ni la fortaleza para afrontar las adversidades, porque solo tenía su fuerza, y la perdió.
—¿Puedo pedirle un favor? —Susurró, la mujer le escuchó. —Quiero que pase lo que pase, el clan Kamisato, Ayaka y Yoimiya estén bien. Yo Solo puedo hacerlo hasta este punto. Y si dejar inazuma es la única manera, necesito saber que tendrán el apoyo que yo no puedo darles.
—Tendrán la protección del santuario Narukami entonces. —Aseguró con un tono amable. —Ve y sigue buscando tu destino.
Débilmente se puso en pie y miró detenidamente a la mujer.
—Sé que, de algún modo, a usted le conviene que yo me vaya, pero tengo que saberlo, ¿por qué me ayuda?
La dama sonrió dulcemente.
—Porque a pesar de todo, has cambiado inazuma para bien, y a las personas que viven aquí, eso incluye a su diosa. —Dijo ella. —Cualquiera que no le guarde devoción y fe a esta nación habría actuado diferente, Tanto que incluso Ei se ha planteado la forma en que hace las cosas.
No entendió del todo su punto, pero, todo lo que podía sentir de ella era genuino, casi como si fuera imposible dudar de sus palabras.
—... Además, Tu historia me recuerda a la de una novela. —Añadió para sorpresa del joven.
—¿Novela? —repitió perplejo.
—Una que habla de una mujer inmortal y de un hombre que llegó de otro mundo. —Relató, con esa breve frase se ganó la atención del joven. —él le enseñó cosas nuevas, le dio una nueva perspectiva de la vida, le mostró la belleza de la mortalidad, la hizo muy feliz, tanto que esa mujer terminó enamorándose perdidamente de él.
—¿Y ese hombre era muy fuerte? —Preguntó interesado, y la mujer sonrió.
—Era el más fuerte, ya que más tarde una poderosa y malvada criatura despertó, alimentada por el mal sembrado en el mundo, él fue el único que logró derrotarla, aunque tuvo que sacrificar su vida para hacerlo.
—Eso es un poco triste... pero seguro que fue una pelea asombrosa, como la mía y la shogun.
—No es del todo triste, como recompensa, a ella se le fue concedido un deseo, podría recuperar al Ser que tanto amó, eso a costa de que él la olvidase. Así que no te sientas mal, no todos los sacrificios son para prevenir cosas malas.
—Fue un cuento muy bonito. —Dijo él con más calma, el valor se pudo notar en su rostro y algunas dudas parecieron haberse disipado. —Gracias, espero volverla a ver algún día. —Fue lo último que Yae Miko escuchó de él, lo único que le quedó después de eso, fue verle alejarse para no encontrarlo nunca más.
—Adiós Gokú. —Musitó ella.
—Me habría gustado encontrarte en esta vida también...
(...)
—¿Vas a irte...? —los labios le temblaron al repetir la realidad contada por Gokú, el corazón se le estrujó con la afirmación del hombre.
—debo hacerlo cuanto antes, y nadie debe saberlo.
—Pero, si haces eso lo tomarán como traición, no podrás regresar a Inazuma.
Yoimiya aclaró, y aunque era un punto de vista acertado, en el joven no hubo dudas.
—no hay otra opción, los fatui vendrán y no estoy en condiciones de enfrentarlos. —Dijo él. —Todos estarán bien, dejaré de atraer los problemas, ahora debo preocuparme por encontrar una manera de salir. Sé que te he pedido demasiado, ¿pero podrías ayudarnos con eso? —Suplicó con pena. —En este estado no puedo hacer mucho. Sé que no debería involucrarte, pero no tengo a nadie más.
Decir lo que Sintió Yoimiya en ese instante fue confuso, simplemente lo más acertado fue que una tristeza amarga la consumió, una impotencia tan grande por no controlar las cosas, la incapacidad por no manipular el destino a la conveniencia de todos.
—Está bien, hablaré con alguien que tiene un bote y podría sacarte, por lo pronto no es muy seguro que alguien te vea, así que debes esperar un poco más.
Los ojos del joven brillaron por la esperanza entregada, esa misma que solo esta mujer podría darle, no importaba la presión que reclamase su salud mental y física, ella encontraba la manera de darle fuerzas, su gratitud alcanzó su punto crítico ese día, e incapaz de controlarse, la abrazó.
Los ojos de la mujer se abrieron, y el corazón se le aceleró por el repentino gesto, se vio en la necesidad de separarse, pero no pudo, su alma demandaba aceptarle, y así lo hizo.
—Gracias Yoimiya, no sé que sería de mi sin ti.
Ella correspondió, y sonrió dulcemente.
—Ya te lo dije una vez, nunca estarás solo en este mundo.
Dentro de las penas y desdichas, una luz se compadeció de él y le iluminó, esa mujer tan radiante le cautivó de nuevo, o más bien, solo despertaba ese sentimiento que es de ella por derecho.
Tanta amabilidad y atención incondicional a pesar de todo lo que se pasó por alto, y de los sentimientos que no pudieron ser correspondidos.
Continuar en la misma habitación se sintió incómodo, pero no en un mal sentido, simplemente que no recordaba cuan íntimo se sentía estar cerca de ella, lo cautivante que era verla en las cosas cotidianas, en cuanto extrañaba ver cada gesto suyo, tan risueña y distraída.
Solía verla desde la apertura de la ventana, comparable al sol de primavera, con el porte animado que la caracteriza.
Una mañana rememoró un veneno que carcomió su ser, irónicamente de esa misma alegría que dirigía a ese joven de cabellera albina y rojiza con quien ya la miró una vez. Lo miró llegar a la tienda y Yoimiya hablaba bastante con él, sin razón alguna eso le entristecía, porque a pesar de todo, era incapaz de entender las inquietudes de su corazón cuando se trataba de esa mujer y lo que sentía por ella.
(...)
—Bien Ayami, es hora de tu comida. —Yoimiya habló, siendo aún inexperta intentó alimentar al bebé mientras Gokú lo cargaba. La cena en particular fue más distante y silenciosa, no es que tuvieran temas de conversación duraderos, pero no hubo intensión alguna de intercambiar palabras.
—¿Sucede algo? —Preguntó la chica.
—No, no es nada.
—Ya sé lo que pasa, debes extrañar a la señorita Ayaka ¿verdad?
—No, no es así en realidad. —Susurró, no iba a negar que le intrigaba lo que podría hacer, pero decir que era su prioridad en este momento era equívoco. —El chico de antes, se ven muy bien juntos. —Comentó rascándose la cabeza.
—¿Eh? El joven Kazuha y yo no tenemos ese tipo de relación. —Yoimiya aclaró un poco confusa. —Él solo nos ayuda a exportar nuestros fuegos artificiales y nos trae materiales.
—¿Enserio?
—¿Po-por qué de pronto tanto interés? Me pones nerviosa. —Dijo, y avergonzada miró hacia otro lado, pero de pronto, la melancolía la embargó. —En realidad, viajarás con él en su embarcación, su capitán a accedido a llevarte fuera de inazuma.
Terminó por informar, el silencio regresó, y quien se mostró consternado fue el varón.
—¿Cuánto tendré que irme?
—Mañana.
(...)
Gokú observaba preocupado la inmensidad del mar que se extendía frente a sus ojos, no conocía nada del mundo que allá afuera le esperaba, tenía miedo, pero, como decía Yae Miko, tal vez Inazuma solo sea una parada, su destino no estaba aquí.
Miró con cariño al bebé que en sus brazos reposaba, silencioso y sereno, le inspiraba coraje y seguridad, pero, no terminaba de calmar las dudas de su corazón, porque sus sentimientos seguían chocando y con seguridad, nada cambiaría después de que dejase el país electro, ya el tiempo aclararía todo.
La espera por la llegada de la embarcación se hacía eterna, y la melancolía comenzaba a corroer su ser, dejaba mucho atrás, pero seguía sin entender la razón de este sentir que le lastimaba, demandando decir algo que no debía ocultarse, pero ya no había vuelta atrás.
—¿Gokú?
El dulce tono de su voz le devolvió a la realidad, se volvió hacia ella y dio con esa sonrisa tan radiante y ese gesto alegre.
—Yoimiya, no deberías estar aquí.
—Te preparé algunas provisiones y ropa. Recuerda que el viaje es muy difícil y ambos deben cuidarse.
Amablemente se acercó y ayudó al joven a cargar con el equipaje, luego, prestó cuidado al niño.
—Haces tanto por nosotros ¿Por qué?
—Sabes bien la respuesta.
Dijo ella con una sonrisa melancólica.
Los recuerdos de aquella noche regresaron, tan claros que, aún recordaba perfectamente las luces y sonidos que adornaban el cielo uniéndose a las estrellas, fue la noche en que la mujer a su lado le declaró su amor. Ya poco más de un año desde entonces y persistía el mismo sentimiento en ambos.
—No es como que te odie, somos amigos ¿no?
Con una pequeña risita resaltó.
—Siempre estás apoyándome...
La voz de Gokú se tornó dócil y no pudo mantener la mirada. Quien debía ser su esposa, y el clan que decía apoyarle le habían dado la espalda, pero Yoimiya siempre estuvo ahí, para él y su hijo
—Eso se hace con las personas que queremos, y yo quiero que estés bien.
Dijo ella, quien le tocó la mejilla, y sonrió tan dulce, como la primera vez.
—Además, quería despedirme de ti.
(...)
Ambos se sentaron en una colina y observaron el reflejo de las estrellas sobre el mar.
—Dicen que liyue es la tierra de los contratos y la mayoría de sus habitantes son ricos, y que Monstad es la capital de la libertad, suenan bonitos lugares para vivir, ¿no crees?
Yoimiya intentó darle ánimos, pero en el rostro de Gokú no hubo expresión.
El silencio y la espera se parecían interminables, no obstante, ambos sabían que muy pronto el barco de la capitán Beidou se asomaría a la costa y, todo terminaría.
Esta situación carcomía a Yoimiya, incomparable al sentimiento que le produjo verlo desposar a Kamisato Ayaka, y a la noticia de la llegada de este bebé que gokú sostenía en sus brazos, cada día pensaba que, si no hubiese sido tan cobarde, seguro la historia sería otra, pero hoy era diferente, el "hubiera" ya no existía, Gokú se iría y no volvería a verle.
Sentía el llanto aproximarse, pero, fue un pesado y gran suspiro el que le interrumpió, y luego, miró a Gokú ponerse en pie mientras seguía viendo al horizonte.
—No iré a ningún lado. —Dijo Gokú, antes de mirarla, con una sonrisa que creía no vería de nuevo.
Yoimiya se mantuvo en silencio, mientras su confusión se transformaba en incredulidad, hasta que su voz nació.
—¿Qué?
El chico le extendió la mano y le invitó a levantarse, nunca apartó la mirada ni tampoco cambió esa expresión.
—No iré a ningún lado. —Aclaró nuevamente. —No sin ti.
Desde esa posición se congeló, incapaz de procesar las declaraciones entregadas, rehúsenle a entender su significado, pero inevitablemente tendría que hacerlo.
—¡¿Qué-qué estás diciendo?!
retrocedió, confundida totalmente e impactada por tales palabras que nacieron inesperadas, molesta incluso por la acción imprudente de este hombre, lo odió en ese momento, pero tal pensamiento desapareció cuando él le tomó de la mano.
—No quiero cometer el mismo error. —Musitó. —No dejaré que Ayaka, ni otra cosa me haga dudar de lo que siento, quiero que me acompañes, no porque crea que lo más conveniente, quiero que vengas conmigo.
El impacto en Yoimiya fue tal que pareció se congeló después de escucharle. ¿Qué especie de ilusión era esta? ¿Qué clase de sentido era el que le llevaba a decir semejante cosa?
Gokú se acercó un poco a ella, el niño aún no despertaba y eso hizo que el ambiente fuese solo de ellos.
—No lo digas, por favor...—Suplicó, al son que, se recargó en ese pecho, buscando fuerzas para que su ser no derramase ninguna lágrima, pero no pudo.
—Te quiero, siempre te he querido. —Confesó Gokú. —debí tener el valor para aclarar lo que sentía, pero en ese momento solo pude pensar en Ayaka y el bebé, fui egoísta.
—No digas eso.
—Pero es la verdad, así me siento y no puedo cambiarlo. No tengo nada más que perder, pero si vienes conmigo, prometo que buscaré la forma de hacerte feliz, porque siempre he sido feliz a tu lado.
Yoimiya retrocedió nuevamente un par de pasos, y llevó una de sus manos hacia su pecho, sintiendo la inquietud de su corazón, cautivada totalmente por sus palabras, sin embargo, se negó y regresó a la realidad, pues, hace tiempo aceptó que ella no podría ser parte de la vida de este hombre, ¿por qué habría de mentirse creyendo ahora lo contrario?
—no-no puedo, Inazuma es mi hogar y aquí está mi familia.
Explicó y apartó la mirada, pero Gokú rechazó ese pensamiento, rechazó la idea de perderla.
—entonces formemos un nuevo hogar y una familia, los cuatro juntos.
—¿Los cuatro?
—Por supuesto, tu padre debe venir también.
—No sabes de lo que hablas, tal vez la situación en inazuma mejore, podrás encontrarte con la señorita Ayaka y volver a ser feliz.
—Soy feliz ahora mismo y quiero seguirlo siendo, porque no importa lo que pase, sé que podré levantarme si te tengo a mi lado.
Los ojos ámbar de la chica se encharcaron, pero, no derramaron lágrimas. Miró hacia allá, donde las montañas fuera de su nación se distinguían, compartió la incertidumbre de Gokú, temió porque lejos de las costas de Inazuma, todo era desconocido para ella, pero, el contacto que unió su mano a la de este hombre le hizo retomar el miedo que le condujo hasta aquí, el miedo de perder a Goku una segunda vez, para siempre.
—No sé cómo sea el futuro, pero quiero que estés ahí.
Gokú lo había escuchado de Yae Miko, la vida da segundas oportunidades, pero no quería eso, quería que fuese ella quien se lo diera, si había un deseo como en esa historia, quería que fuese este.
Finalmente, ella se volvió hacia él, sus labios se curvaron en una tierna sonrisa, su cabello rubio se sacudió por la brisa, y la imagen de ella, bajo la luz de la luna fue suficiente para traer paz a su corazón.
—Y yo quiero que tú estés en el mío.
Ese ánimo característico nació ferviente en ella, aceptó la alegría de su corazón, aceptó todos sus deseos, y aceptó una vez más el amor por este hombre.
—¡Quiero ir contigo, te acompañaré donde sea!
—Y yo me quedaré contigo, para siempre.
Fin.
Bueno, me puse a jugar genshin impact, y qué puedo decir, fue inevitable no imaginarme una historia con estos personajes que han sido con los que me encariñé, no me pregunten que de donde saqué la historia, que ni yo mismo fui consciente hasta que hubo concluido.
Espero que les haya gustado, dejen sus críticas en los comentarios que según el apoyo aquí, podría estar haciendo un pequeño epílogo, ya que tengo algo escrito que nunca usé en el material final.
Gracias por haber leído.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top