Capitulo 43.
Después de dos días le dieron de alta a Ryūko y a su hermano mayor Buruyama, ambos aún tendrían que tener sus heridas vendadas. Ryūko estaba en su habitación tomando nota de los apuntes que le pasó su amiga Yaoyorozu.
— Ryū-Nee insisto en que no tienes que ir mañana a la academia — Dijo Buruyama.
— ¿Por que? — Preguntó ella.
— Tienes que descansar, aún tus heridas no han sanado, yo por eso no he ido a trabajar, Endeavor-San me dio unos días para recuperarme además ya en la academia saben tu situación — Dijo su hermano.
— Lo se Buru-Nii pero no me gusta solo estar en casa mientras los demás van a la academia.
— Lo se, lo se — Rió un poco — Pero piensa en recuperarte ya que ya oíste al doctor tus heridas podrían abrirse.
— No creo, además estaré bien mañana.
— Eres difícil de convencer — Suspiró cansado — Me pregunto si Bakugou-San podría hacerte cambiar de opinión.
— Conociéndolo va a regañarme como siempre — De pronto se escucho que la puerta de entrada se abrió entrando alguien y estos dos supieron de inmediato quien era la persona que entró.
— Y hablando del rey de Roma — Dijo Buruyama saliendo de la habitación de Ryūko bajando las escaleras viendo al chico explosivo mirando a Yoshio quien le gruñía.
— ¿¡Por que tu y yo no podemos llevarnos bien bola de pelos!? — Dijo Bakugou al canino que le gruñía con enojo y desconfianza ya que este nunca acepto la presencia del chico explosivo.
— Hola Bakugou-San — Dijo Buruyama amablemente ganándose la atención del chico rubio ojos carmesí quien vio los vendajes en el brazo derecho.
— Hola, ¿Como va tu brazo? — Dijo Bakugou.
— Ya mejor ¿Viniste a ver a Ryū-Nee? — Preguntó Buruyama.
— Si ¿Donde esta? — Preguntó.
— Está en su habitación, espero que puedas convencerle de que mañana no vaya a la academia.
— ¿Aún sigue con esa idea?
— Si y el doctor dijo que tendría que esperar una semana para que haga sus ejercicios de héroe debido a sus heridas.
— Hablaré con ella — Dijo Bakugou.
— Esta bien — Buruyama se fue a la cocina mientras Bakugou subió las escaleras hasta la habitación de Ryūko quien estaba escribiendo en su escritorio, ella tenía vendajes en la cabeza, brazos, en su pierna izquierda y tenía en el abdomen, sobre todo en la espalda donde apenas estaban cicatrizando sus heridas pero no se veían esas por la ropa que traía puesta, un conjunto rojo de un suéter y falda.
— ¿Aún estas con lo mismo? — Pregunta él observando que ella estaba escribiendo sus apuntes.
— Ya te dije Katsuki que iré mañana a la academia, me da igual — Respondió ella sin mirarlo.
— ¿¡Como que te da igual!? — Exclamó molesto.
— No me gusta estar acostada todo el día, además ya me siento bien — Dijo ella.
— ¿Segura?
— Si, no me duele nada, ok.
— Pero luego no quiero ver que estés llorando o quejándote de que se te abrió una herida — Regañó Katsuki.
— Katsuki ya se eso pero...
— ¡Pero nada, mañana no vas y se acabo! — Ambos se miraron seriamente sin decir nada por los próximos segundo pero luego el cenizo habló de nuevo— Vas a ir aunque tu hermano y yo te digamos que no ¿Verdad?
— Así es — Dijo ella seria como si nada continuado con su escritura la cual logro terminar — Listo ya tengo los apuntes de la clase de hoy — Dijo ella guardando sus cosas y los apuntes de Yaoyorozu en su mochila, de pronto sintió como el chico explosivo la tomó en sus brazos recostándola en su cama — ¡Katsuki!
— ¡Tienes que descansar, tonta!
— Si, esta bien — Dijo ella estando recostada de brazos cruzados y haciendo pucheros enojada, de pronto vio que Bakugou se acercó a ella subiéndose encima de ella sin aplastarla — ¿¡Que haces!?
— ¡No grites! — La regañó de nuevo.
Ella tuvo que hablar en voz baja — Katsuki no empieces, mi hermano esta en la cocina.
— ¿Y eso que? Eso no me importa en lo más mínimo — Dijo él con una de sus sonrisas pícaras a lo que ella solo hizo un puchero enojada desviando la mirada. — Oye...
— ¿Que? — Ella lo miró.
— ¿Te he dicho que eres malditamente adorable cuando te enojas? — Seguía sonriendo pícaramente.
— Algunas veces que yo recuerde — Bakugou la tomó desprevenida para poder besarla, Ryūko sabía que en esas situaciones este no iba a dejar que le interrumpa el beso, ella correspondió sin más pero luego algo llama la atención de ambos, unos adorables ladridos hicieron que se separaran del beso.
— Oh, Yoshio.
— Maldita bola de pelos — Gruñó Katsuki.
— Ya Katsuki no le digas así a mi bolita de amor — Ella cargó a su pequeño bebe en brazos acariciando a Yoshio mientras Bakugou los veía enojado.
— Ese costal de pulgas y yo jamás nos llevaremos bien.
— No digas eso si a los dos los quiero mucho — Dijo ella riendo.
— Pero a él lo quieres más que a mí.
Ryūko viendo que Bakugou actuaba como niño celoso se acercó llamado la atención de él y ella le dio un pequeño beso en los labios. — Ya te dije que a los dos los quiero mucho, baka. — Luego de eso el canino ladró bajando de los brazos de su ama para ir a la cocina con Buruyama.
— ¡No me digas baka! — Regañó Katsuki.
— Eres un baka y se acabo.
— Y tu una maldita enana berrinchuda — Dijo Katsuki.
— Y tu una jirafa ¿No? Jajaja — Respondió Ryūko.
— ¡Obvio no, no soy tan alto, tonta!
— Solo eres más alto que yo por unos cinco o seis centímetros nada mas jejeje — Bakugou solo se quedo callando recostando a Ryūko en la cama lentamente.
— Debes descansar que por mi culpa estas así.
— ¿Eh? Claro que no, Katsuki ¿Por que piensas eso? — Dijo ella sentándose en la cama, Bakugou estando también sentado en la cama pero con la mirada baja algo molesto.
— Si ese maldito no me hubiese atrapado con esa plasma no te habría atacado con esas cuchillas es la espalda.
— ¿Y eso que? — Este rápido le levanto la blusa y el suéter rojo por detrás dejando ver unas medianas cicatrices de donde habían impactado las cuchillas de fuego. — ¡Katsuki! — Regañó ella.
— Pude al menos evitarte estas marcas en la espalda pero no, aparte de que tu te atravesaste cuando ese ataque era para mi — Dijo con su tono de voz un poco triste.
— Katsuki mejor olvidemos eso si, yo ya no quiero ni acordarme de Gosuto por ahora, solo quiero dejarlo en el olvido.
— Esta bien...— Ryūko le sonrió y le regaló un beso en la mejilla, antes de Bakugou hiciera algo Buruyama los llamo para que bajaran a comer ya que este había ordenado comida a domicilio.
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