Mejillas sonrojadas.
Había pasado alrededor de tres semanas desde que habían logrado convencer a ambos castaños de irse de excursión.
Dipper había administrado el dinero del bono cómo de costumbre, y afortunadamente era un poco más que las veces anteriores, lo cual redujo un poco el presupuesto que debían dar los 8 para irse a las montañas.
Para fortuna de todos llegó el último martes del semestre y debido a que el resto de la semana sería para exámenes finales, a partir de ese día eran libres, después de todo habían cumplido y ninguno tenía que presentar examen final.
Gracias a que todo el club se había esforzado para no llegar a los exámenes finales, estarían libres desde el miércoles, listos para irse a su tan ansiada excursión.
Y, ese día tendrían una pequeña reunión planeada, era algo mucho más sencillo que lo que habían planeado para la excursión; simplemente un pequeño y cálido intercambio de regalos, algo de comida y confirmar algunos detalles para reunirse al día siguiente.
Aunque eso sería al final del día y para eso faltaba aún dos periodos más.
Xólotl no perdía el tiempo y se paseaba por toda la escuela con muérdago atado a un palo de madera, colocándolo sobre cualquier pareja que veía, después de un rato Vanessa se le había unido y parecía que tenían una competencia por ver quien conseguía a más parejas besarse.
De un momento a otro la rubia se paró junto a una chica que Will había visto un par de veces, se rumoraba que era de una importante familia inglesa, aunque nunca había hablado directamente con ella sabía que tenía muchos admiradores por ahí, sin embargo, sabía que nadie se atrevía a coquetearle, en primera porque la chica tenía la reputación de ser muy buena con los cuchillos tanto, que los rumores decían que solía hacer un espectáculo donde lanzaba sus cuchillos, pero eso no era todo, también estaba el rumor que hacía a todos los chicos arrepentirse de querer hablarle, y era que le había clavado un cuchillo en sus partes a un tipo que intento propasarse con ella.
Lo cuál, sólo probaba que eran chicos que no merecían hablarle.
Y en segundo, por el chico que estaba parado frente a ella, quien era otro inglés con el cuál todos juraban que tenían algo, pero nadie estaba seguro.
Vanessa les colocó el muérdago encima y aquella chica la miró sorprendida mientras el chico la tomaba de la cintura y la besaba.
—¡Otro punto para Vanessa! —le gritó la rubia alejándose de esos dos a Xólotl.
—Vaya, no puedo creer que lograrás que se besarán.
—¡Ni yo! —dijo la chica sonriéndole ampliamente, orgullosa de su cometido.
A partir de esto, ambos empezaron a contar y comparar sus puntos nuevamente, por lo que, Will decidió ignorarlos, el chisme se había ido, así que sólo se giró para seguir conversando con su hermano, quién estaba parado frente a él.
—Tus amigos son unos bobos —le dijo a Bill mientras guardaba algunas cosas en su casillero.
—Júramelo —contestó riendo al verlos discutir—. Me sorprende bastante que no los hayan regañado aún.
—A mí me sorprende que no estés jugando con ellos.
—Quisiera, pero no puedo —le contestó haciendo una pequeña mueca.
—¿Y ese milagro? —preguntó Will.
—Le prometí a Pino que no me metería en problemas —respondió encogiéndose de hombros.
—Mírate, todo domesticado —se burló su hermano.
—Mira quien lo dice —le replicó rodando los ojos ofendido.
Y Will sintió el calor subir a sus mejillas por el comentario de su hermano, en momentos como ese se preguntaba si había sido buena idea contarle quien le gustaba a Bill.
—Aparte preferiría el término mangoneado —añadió el rubio con un toque más bromista—, no soy perro.
—William —dijo una tercera voz, interrumpiendo la conversación.
El mencionado se volteó, sólo para encontrarse a cierto castaño, con unos profundos ojos azules que lo miraban directamente desde arriba, puesto que era algo más alto que él, no por mucho, pero la diferencia estaba ahí.
—¿Sí? —contestó dándose la vuelta para mirarlo.
—Te traje el libro que me pediste —le comentó Dipper extendiéndole un libro que Will le había pedido con anterioridad.
—Muchas gracias —contestó con una sonrisa—, pensé que se te olvidaría.
El chico tomó el libro bastante grueso que le extendían, puesto que durante esas tres semanas habían platicado más de lo usual y en una de esas pláticas Dipper había comentado acerca de su saga de libros favoritos, al parecer era acerca misterios y política, por lo qué Will estaba bastante intrigado por leerlos.
—¿Disculpa? —preguntó con una pequeña sonrisa el castaño—, no soy tú —bromeó.
—Oye —le replicó fingiendo molestia y Dipper rió un poco ante eso.
—No puedes negar que eres muy olvidadizo —soltó encogiéndose de hombros.
—En eso le doy toda la razón —comentó Bill antes de meterse un dulce, el cuál Will no sabía de dónde había sacado—, el otro día olvidó apagar la estufa, casi nos mata.
—¡Sólo fueron como diez minutos! —respondió a la defensiva.
—Sólo te diste cuenta porque olía a gas y yo te lo dije.
Dipper soltó una carcajada.
—No —replicó el chico—, me di cuenta porque la comida seguía caliente aunque según yo lo había dejado reposando.
—Como sea, igual eres muy olvidadizo, Willcito —replicó su hermano.
Will simplemente rodó los ojos, pero no replico... tenían algo de razón de eso.
—Si ya terminaron de atacarme —dijo y Bill simplemente sonrió con inocencia fingida, logrando que su hermano rodará los ojos, el castaño rió ligeramente—, gracias Dipper... por prestármelo, prometo terminarlo y decirte que opino.
—Espero que te guste —le respondió con una sonrisa—, y espero que me digas si no te gustó.
—Por supuesto —le contestó con una sonrisa—, prometo que seré lo más honesto posible.
Ambos chicos se quedaron en un pequeño silencio por unos segundos mientras se miraban.
—De acuerdo —respondió con algo de nerviosismo que intentaba esconder con seriedad debido a la intensidad con la que Will lo veía—, confío en que lo serás.
—Lo prometo —aseguró con la misma sonrisa, esperando que Dipper se la devolviera.
—Es un trato entonces —habló finalmente el castaño con una sonrisa dirigida exclusivamente al más bajo.
Y en definitiva era una de esas sonrisas que confundían demasiado a Will.
Ambos chicos se quedaron viendo por unos segundos, en apenas un instante que se sintió eterno, puesto que no podían apartar la mirada el uno del otro y no pudo evitar preguntarse si los ojos del castaño siempre habían sido tan intensos cuando se miraban.
El chico sacudió la cabeza, sacando esa idea de su mente, cuando que una chica de cabello rubio llegó corriendo con su rama y la colocó sobre ambos chicos.
—¿Qué estas haciendo? —le preguntó el castaño totalmente confundido.
—¿Qué no es obvio? —le replicó Vanessa—. Es muérdago, tienes que besarlo.
Bill soltó una carcajada deseando terriblemente haber tenido una cámara para grabar y tener por siempre la reacción de ambos chicos ante eso.
—¡No es justo! ¡Yo quería hacerlo con ellos! —gritó Xólotl con desesperación detrás de ellos.
Dipper desvió la mirada, esos no eran momentos en los que pudiera ver a Will.
—¡Te tardaste demasiado! —replicó la rubia con sorna.
—¡Srita. Palmers! —exclamó una de las secretarías de la escuela—, ya le advertí tanto a usted como al joven Alfirk que si siguen con eso me veré en la obligación de ponerles un reporte a cada uno.
—¡Pero es divertido Srita. Fleming! —replicó el de cabello oscuro.
—Y no le estamos haciendo daño a nadie —intentó persuadir la rubia.
—No quiero oír excusas, es mi última advertencia —les interrumpió antes de que pudieran seguir.
—La próxima será amigos, ya tendrán su oportunidad —añadió el chico mientras se iba, guiñándoles el ojo.
—Supongo que debería irme, mi salón está del otro lado —continuó el castaño, algo sonrojado, decidido a ignorar la situación.
—Seguro, nos vemos a la salida —respondió el chico igualmente avergonzado por la chica.
—Adiós —finalizó mientras se alejaba lentamente de ellos dos, sin querer ver nada más que la salida del lugar.
—¿Qué demonios fue todo eso? —cuestionó Bill una vez que se aseguró que Dipper estuviera lo suficientemente lejos para escucharlos.
—La causa de muerte de Vanessa —soltó Will como si fuera obvio.
—No, no eso tonto —su hermano rodó los ojos mientras decía aquello.
—¿Entonces qué? —preguntó el chico.
—Will, a veces no sé si simplemente eres excesivamente inocente por no usar otra palabra o si estás fingiendo —le dijo su hermano cruzándose de brazos.
—¿De qué hablas? —inquirió el menor.
—¿Toda la atmosfera extraña que te traes con Dipper últimamente? —soltó como si fuera lo más obvio del mundo—, desde hace tiempo que lo he notado en el club, pero ahora fue otra cosa, fue dolorosamente evidente
—¿Qué atmosfera rara? —preguntó fingiendo confusión.
—William —replicó con firmeza.
—¿Qué? —añadió a la defensiva cerrando su casillero y apartando la mirada—, ya hemos hablado de esto, Bill, sabes que sólo somos amigos y sólo eso seremos.
—Si tú lo dices William —replicó su hermano encogiéndose de hombros—, por cierto, Pino quiere que le ayude con unas cosas para mañana, así que hoy no cenaré en casa.
—De acuerdo... —respondió mirando a su hermano—, de todos modos, creo que saldré con Joy al rato.
—¿Sigues con eso de Joy? —respondió con cierta molestia, que molesto a Will, provocando que rodará los ojos.
—Sí, sigo con eso de Joy —contestó defensivo de nueva cuenta—, no sé porque eres así con ella.
—No es personal con ella —aclaró el chico parándose junto a él mientras empezaban a caminar—, pienso que ella es agradable, sólo no me gusta lo que se trae entre manos y la relación tan rara que tienen.
—Mira, yo no juzgo tu relación rara con Pino y tú no juzgas la mía —reclamó William.
—Eso es diferente —replicó de mala gana.
—Tal vez —contestó cerrando su casillero—, pero, así como yo no te digo nada y te apoyo, esperaría que hicieras lo mismo.
—Como quieras —respondió alzando ligeramente las manos en señal de rendición.
—Perfecto, nos vemos luego en el club, ahora tengo que ir a clases o se me hará tarde —soltó despidiéndose de su hermano.
—Seguro —finalizó con una media sonrisa.
[...]
La hora del club había empezado y todos se encontraban ahí reunidos listos para el pequeño convivio que habían organizado entre ellos.
Era extraño, pero en las últimas reuniones no habían avanzado mucho —por no decir nada en absoluto—, debido a la excursión y a su "exhaustiva" planeación, y era tanta la distracción que durante las tres semanas que habían pasado parecía que incluso se les había olvidado la completa existencia del diario, lo cual era un total alivio, porque realmente no parecía molestarles o importarles, lo cual dejaba a los mellizos bastantes tranquilos mientras lograban idear otra manera de recuperarlo, tenían algunas ideas, pero realmente no estaban seguros de como llevarlas a cabo y de si valía la pena el riesgo, por lo que estaban en un callejón sin salida.
Al final, había decido tomarse las vacaciones de invierno para idear una nueva estrategia y ejecutarla al volver a clases, así que, por el momento, se estaban dejando llevar como el resto.
Especialmente Dipper, él debía admitir que era quien más disfrutaba de todo eso, no sólo lograba pasar más tiempo con Will al punto en que consideraba que se estaban convirtiendo en buenos amigos, además que, si era totalmente honesto, empezaba a no sólo a tolerar a los demás sino genuinamente disfrutar de pasar tiempo con ellos...
Algunas veces.
—¡Hice galletas! —exclamó el menor de los Cipher entrando al salón.
—Dipper y yo trajimos pastel —habló la castaña con una bandeja en la manos—, no lo hizo ninguno de los dos, así que eso asegura que está comestible y probablemente muy rico.
—¿Empezamos con el festín? —preguntó Xólotl tomando una de las galletas de Will y metiéndosela a la boca...
—Seguro —respondió Bill.
—¡Antes! —interrumpió la castaña—, creo que alguien debería decir unas palabras... y creo que ese alguien debería ser Dipper.
—¿Por qué? —cuestionó el chico sorprendido.
Sabía que su hermana disfrutaba molestarlo y exponerlo a situaciones incómodas, pero cada vez parecía esforzarse más.
—Porque es el fin de un ciclo escolar, porque estuvimos viniendo aquí dos veces a la semana y eso es algo especial y en vista que tú eres el líder del club, tú deberías decir unas palabras de cierre, duh —respondió la chica como si fuera obvio.
—¡Discurso! ¡Discurso! ¡Discurso! —comenzó a canturrear Xólotl.
—De acuerdo —habló mientras se levantaba de su asiento—, pero sólo si con eso te callas.
Xólotl se pasó dos dedos por los labios, en una señal de que se quedaría en silencio.
—Bueno, han sido un par de meses interesantes —empezó diciendo Dipper—, supongo que hemos tenido momentos divertidos y todo eso... así que considero que es un buen cierre tener una pequeña celebración, aunque técnicamente está prohibido comer en el salón de clases y realmente no sé porque se los estoy permitiendo —por Will probablemente, pensó pero decidió continuar con su discurso—, no quiero pensar mucho en ello... así que no ensucien nada... y supongo que me alegro de que ninguno terminará en finales, espero verlos el próximo semestre.
—¿Sabes que nos veremos mañana? —le preguntó su hermana.
—Sí, pero esto es escolarmente hablando, ya mañana veremos si les hablo —replicó el chico.
Will rio ligeramente ante eso.
—Excelente discurso robot —dijo Xólotl bromeando—, por un momento incluso casi sentí algo de emoción.
—De nada —respondió con voz robótica mientras movía las manos como mecánicamente.
Todos soltaron una risa ante eso y a Will le pareció curiosamente tierno.
—De acuerdo —le habló su hermana una vez que se calmo—, ya siéntate antes de que digas más tonterías.
—Eres responsable de eso —le dijo mientras era empujado hacia una de las sillas por Mabel.
—Lo sé —respondió la castaña—, eso es lo peor.
Xólotl y Bill juntaron un par de mesas mientras que Pacífica dividía la comida y cuando todo estuvo listo los 7 se sentaron a comer, mientras platicaban y hacían un par de bromas. Fue extraño, pero lindo y como de costumbre todos conspiraron para que Will y Dipper quedaran juntos en la mesa.
Y una vez que terminaron de comer Xólotl aprovechó la oportunidad de oro que se le había presentado y se había parado junto a ambas chicas con su ramita con muérdago.
—Esta bien —se rindió la castaña antes de advertir—; pero es la última vez.
—Pero háganlo bien, nada de besos en la mejilla o la nariz, eso es trampa.
Mabel rodó los ojos con diversión, mientras que la rubia la tomaba del rostro, y la acercaba a ella en un tierno, ligeramente subido de tono beso, el beso duró apenas unos segundos, pero cuando se separaron ambas chicas tenían las mejillas rojas.
—Que lindas —le comentó Will al chico sentado junto a él.
—Lo son —respondió Dipper bebiendo de su vaso—, es raro ver a mi hermana enamorada, y más por lo mucho que lo esta.
—Probablemente ella pensará lo mismo de ti cuando te enamores —contestó Will riendo ligeramente.
Dipper rió, eso era bastante irónico, especialmente porque Mabel si pensaba eso de él, sólo que con muchas más burlas de por medio.
—Probablemente —contestó sin más.
Xólotl camino hasta el otro lado del salón de clases, dirigiéndose directamente hacía su rubio amigo y el castaño junto a él.
—Les toca —soltó Xólotl colocando la rama sobre Mason y Bill.
Al hacer aquello había logrado que ambos dejarán su plática al instante viendo al chico, cambiando toda la atmosfera que tenían.
—Vete al diablo —contestó el castaño de pésima manera casi de inmediato mientras rodaba los ojos.
—¿Ni en la mejilla? —le preguntó el rubio con cierto tono curioso.
—Bill —le sentenció con severidad viéndolo mal.
—Pero —replicó Xólotl, intentando convenerlo.
—Dije que no —exclamó con la misma severidad de antes.
—De acuerdo, ya —finalizó Bill, ligeramente irritado.
El chico de cabello oscuro se alejó apenado de los chicos, quienes evidentemente se habían enojado por aquello, a tal punto en que se habían alejado un poco el uno del otro... y la pregunta era si se habían enojado con Xólotl o entre ellos.
Evidentemente después de eso el ambiente era tenso y Dipper podía jurar que si extendía su mano podría incluso sentir aquella tensión, ¿era así cómo terminaría aquella velada?
—Creo que es buena hora para hacer el intercambio —comentó la castaña intentando calmar el ambiente.
—Quizá no sea tan buen momento, cielo —le dijo la rubia con una mueca—, probablemente deberíamos tomarnos un descanso de unos 5 minutos y luego podemos continuar con el intercambio.
Pero antes de que alguien opinara si era una buena idea o no, Xólotl se levantó de su lugar con una caja en las manos envuelta en papel con figuras de pinos de arreglados de navidad que Dipper no tenía ni idea de dónde la había sacado.
—Yo quiero empezar —habló con una sonrisa casual, fingiendo que el ambiente no era raro en absoluto.
Dipper entendió lo que quiso hacer y pensó que era en realidad una muy buena idea... tal vez la mejor opción era pretender que nada había pasado para no hacer el asunto más grande y continuar como si nada.
—De acuerdo —accedió Dipper levantándose—, hagamos un círculo.
Todos se levantaron y arrastraron las sillas al centro de la habitación apartando las mesas y haciendo un circulo casi perfecto, listos para el intercambio.
—Como las palabras de Dipper tocaron mi corazón, yo también quiero decir unas palabras —el chico se aclaró la garganta—, quiero decir que este regalo es muy especial y definitivamente no lo conseguí anoche cuando me acorde que teníamos que hacer esto.
Todos soltaron una pequeña risa y Mason sólo rodó los ojos. Xólotl se le acercó y le dio la caja que tenía en sus manos.
Pines realmente lucía sorprendido.
—Felices fiestas Pino —felicitó con una sonrisa apenada.
—Gracias Xólotl —le contestó con algo de fastidio todavía, pero al abrir el regalo su expresión cambió por completo—, OH POR DIOS, XÓLOTL MUCHAS GRACIAS.
El castaño se levantó, dándole un abrazó al mencionado.
—¡Esto definitivamente no pudiste conseguirlo anoche!
—Lo sé, por eso dije que no lo hice —comentó burlándose.
—Estoy tan feliz que ni siquiera te voy a decir nada por eso.
—La verdad tarde más consiguiendo la envoltura de Pino —continuo entre risas—, sólo porque Bill me dijo donde conseguirla.
El rubio no dijo nada.
—¿Qué es? —preguntó Will con curiosidad.
—La figura de colección de Darth Vader por el 40 aniversario del episodio 5 —explicó el castaño emocionado—, ¿cómo supiste que lo quería?
—Tu hermana me lo dijo —contestó encogiéndose de hombros con una sonrisa de satisfacción.
—No tengo palabras, pensé que no me escuchaba cuando hablaba —continuó el castaño y realmente parecía que se le había ido toda la molestia que antes cargaba—, de verdad te lo agradezco mucho, Xólotl.
—Me alegro de que te guste —le respondió con una cálida sonrisa—, ahora es tu turno, Pines.
La sonrisa de Mason desapareció.
—Cierto —dijo totalmente nervioso.
El castaño caminó hasta su mochila y sacó un pequeño rectángulo envuelto en papel de color marrón. Dipper pensó que debía ser un libro o algo similar debido al tamaño de la caja.
—Bueno, a mi me tocó... alguien; y aunque tenemos algunos altibajos... no puedo imaginar que sería de mis días sin él —confesó sonrojándose ligeramente—, aquí tienes Bill.
El rubio lo tomó sorprendido, aunque no sabía si era por el regalo o por lo que había dicho el castaño, sin embargo, después de un segundo pareció olvidar su molestia porque no sólo le sonrió al castaño, sino que se levantó para darle un fuerte abrazo.
Por un momento a Dipper le pareció ver a Mason temblar al abrazarlo, pero tal vez estaba exagerando, de lo que estaba seguro es que al parecer toda aquella tensión finalmente había desaparecido con aquel abrazo.
—Pero no lo puedes abrir aquí —advirtió el castaño al separarse de él, aún algo rojo.
El rubio guardo el regalo sin abrir en su mochila y saco una caja de su mochila, una que se veía particularmente linda, una aterciopelada lo cual significaba sólo una cosa: joyería.
—De acuerdo —Bill se levantó y camino hasta la rubia, pero justo antes de darle el regalo a Paz, se giró hacía a la castaña.
—¿A mí? —preguntó la castaña confundida.
—Así es.
Mabel se levantó de su asiento, con la misma gracia con la que hacía todo lo demás y Bill le dio un rápido (nada comparado con el anterior) abrazo.
—Gracias —agradeció con una sonrisa.
—De nada y sólo espero que a diferencia del que te dio tu mamá —le comentó al tiempo que la castaña abría la caja negra—, este si te guste.
—Es precioso —soltó la castaña con una sonrisa genuina que Dipper pocas veces había visto en su hermana con alguien que no fuera Pacífica.
—¿Qué es? —preguntó su novia con curiosidad.
—Es un collar —le contestó mostrándoselo.
—Es realmente bello —comentó la rubia.
—De nada —repitió el rubio, orgulloso antes de volver a su lugar.
—Lo usaré en la cena de Navidad que tengo con mis padres —afirmó la castaña antes de dirigirse a su hermano—, ¿crees que a mamá le moleste?
—Definitivamente —le respondió Dipper.
—Entonces es aun más perfecto —soltó ilusionada—, gracias, Bill.
Dipper rio un poco ante eso, su hermana tenía un buen punto.
Sin dudarlo, Mabel se dirigió hasta su asiento donde tenía una caja de Don Julio Reposado con un simple moño pegado en una esquina.
—Y creo que aquí se cierra el ciclo —le dijo a Xólotl con un tono amistoso—. Toma tarado.
Xólotl rió al tiempo que tomaba la caja.
—Gracias —contestó mientras le daba un abrazo rápido—. ¿Cómo sabías que esto era justo lo que quería? —soltó bromeando.
—Tengo un gran instinto —respondió con una sonrisa.
—Aunque mi pregunta es como la compraste sin una identificación —le preguntó juguetón.
—Yo también tengo mis medios —contestó moviendo uno de sus hombros mientras se daba la vuelta y le guiñaba un ojo.
Xólotl volvió a reír.
—Entonces... ¿quién sigue? —preguntó Will.
—Que siga Dipper, es como un trueque con Mabel —bromeó Xólotl.
Dipper rodó los ojos, bastante cansado de sus tonterías.
—Eres un idiota —se quejó sin más.
Sin embargo, se levantó de su asiento obedeciendo y dirigiéndose hasta la chica rubia.
—Toma Pacífica, espero que te guste —le dijo el castaño entregándole una caja algo grande a la rubia—, aunque tengo que aceptar que alguien me ayudo a escogerlo.
Mabel se señaló a si misma mientras hacia un gesto de satisfacción con el hombro. Paz abrazó al castaño y le agradeció abriendo la caja.
Era una sudadera, con un diseño algo psicodélico y muchos colores.
—Es realmente bonito —confesó poniéndoselo—, será perfecto para la montaña.
—Eso fue justo lo que pensé —contestó con emoción el castaño—, espero que le puedas dar un buen uso.
La rubia rio ligeramente.
—Muchas gracias, Dipper —agradeció.
—Le di la nota a Mabel, por si no te gusta el diseño puedes ir a cambiarla...
—No, no —contestó con cariño—, me encanta así, muchas gracias.
La chica se levanto de su asiento con una gran caja entre las manos.
—Bueno, mi regalo es para alguien con quien me llevado desde que tengo memoria —dijo sonriéndole al chico junto a ella—, daría un discurso bello sobre la amistad y eso, pero es muy temprano para ponerse emocionales así que Will, esto es para ti.
El chico se levantó con una gran sonrisa y la abrazó.
Se abrazaron por unos segundos, era un abrazo tan genuino y amistoso; Dipper tenía que confesar que a veces olvidaba lo bien que se llevaban esos dos... pero tenía razón la rubia en algo, el castaño recordaba que ellos eran amigos desde sus primeros recuerdos de Will.
Eso se le hizo muy lindo.
—Estoy 100% positiva de que te va a gustar Willcito —comentó con una sonrisa.
—Ni siquiera tengo que abrirlo para saber que eso es cierto Paz —respondió correspondiendo la sonrisa.
El chico abrió la caja y se encontró con un poster de la serie que le había recomendado a Dipper no hacía mucho, junto con algunos artículos relacionados a ella.
Incluso el castaño sabía que le encantaría.
—Muchas gracias Paz —le dijo con una sonrisa.
Will dejo la caja en su silla y tomo una caja similar a la que Mason le había entregado a Bill, así que el castaño supuso que sería un libro o algo similar.
—Creo que es bastante obvio quien me tocó —continuó divertido.
Y fue cuando Dipper lo notó... maldición.
Era a él.
¿Cuan distraído podía ser?
—Sólo quiero decir que, si alguien me hubiera dicho al principio del semestre que terminaría en el club de lectura, haciendo un intercambio de regalos con ustedes 6 y que tendría que darle un regalo a Dipper Gleeful probablemente no lo creería... ¡pero aquí estamos! —soltó moviendo las manos en un gesto extraño, similar a las manos de jazz, pero mucho más simplificadas.
Pero Dipper había empezado a notar que Will solía hacer muchos gestos raros con las manos cuando estaba nervioso.
Todos rieron ligeramente ante eso.
—En fin... lo que realmente quería decir era que espero que te guste y que me alegro de que seamos amigos —le dijo al castaño con una de las sonrisas más sinceras que Dipper le había visto—. Felices fiestas.
Soltó con algo de nerviosismo provocando que su hermano rodará los ojos divertido.
Pero esa sonrisa le había robado el aliento al castaño, no obstante, se levanto de su asiento y recibió el regalo.
—Gracias —soltó mientras sentía su corazón latir con fuerza contra su pecho.
—Abrazo, abrazo, abrazo —vitoreó Xólotl y pronto todos se les unieron.
Se abrazaron brevemente.
—Espero que te guste —comentó mientras regresaba a su lugar—, y al igual que antes espero que seas honesto con la opinión que me des al respecto... aquí entre nos —le dijo en apenas un susurro—, es mi libro favorito.
Dipper le sonrió, definitivamente amaba ese regalo.
[...]
La hora de la salida finalmente había llegado y los chicos estaban recogiendo todo para irse mientras el líder de club se estaba encargando de dejar el salón lo más limpio posible debido a que al final del semestre alguien siempre iba algún supervisor a revisar las condiciones en que las que se dejaban los salones designados a clubes.
—Lo siento mucho —se disculpó Pacífica—, me encantaría quedarme a ayudarlos, pero mis padres ya nos están esperando.
—No te preocupes —contestó Dipper antes de dirigirse a su hermana—, ¿cenarás con ellos hoy?
—Le prometí a Paz que cenaría con sus padres para terminar de convencerlos para mañana —respondió Mabel con una mueca.
—De acuerdo —les contestó el chico—, no se preocupen, nosotros nos encargamos de eso.
—Sobre eso... —empezó a hablar Mason—, Bill y yo tenemos que comprar unas cosas para mañana, así que nos vamos.
—¿Es en serio, Pines? —le preguntó con severidad el castaño.
—Sí —le respondió.
—Tú que eres parte del verdadero club, deberías quedarte —recordó con seriedad.
—Sí... pero —el castaño se acercó a Dipper—, tengo que ver cosas del teorema, te juro que te lo compensaré luego.
Cuando el chico mencionó aquello, Dipper entendió a qué se refería, Mason quería irse para pasar tiempo con Bill.
Y aunque no entendía como "teorema" se había convertido en un código entre ellos para hablar de los Cipher, parecía funcionar de manera excelente porque, aunque les cuestionaban nunca habían dudado de ellos.
—De acuerdo —le contestó rodando los ojos—, espero ver avances de eso cuando volvamos a clases.
—Por supuesto, prometo compensarte esto luego —y aunque no lo dijo el chico le estaba demasiado agradecido.
—¿Qué teorema? —preguntó Will confundido—, pensé que no se habían ido a ningún final.
—Cosas del club —respondieron los dos al unísono.
—Ahora si nos disculpan —finalizó Pines saliendo del salón con Bill detrás de él.
—Esos dos son todo un caso —soltó Xólotl, quien era el único que quedaba además de Dipper y Will—, ¿ya está todo?
—Falta llevar la basura al pasillo y ordenar las sillas —comentó el castaño.
—Yo llevo la basura, no te preocupes —dijo Xólotl cargando el bote que esta a un lado de la puerta.
—Si quieres puedes irte de una vez —le comentó Dipper con lo que intento que fuera amabilidad—, sólo termino de acomodar las mesas y ya está listo, no tiene caso que vuelvas.
—Genial —contestó el chico.
—Tu también puedes retirarte, Will —habló un poco más temeroso.
—Lo sé —contestó mientras cargaba una silla y la acomodaba cómo diciendo que aún así no lo haría.
Dipper le sonrió ante esa respuesta.
Xólotl comenzó a salir del salón, no sin antes mirar a los dos chicos dentro y sin dudarlo pegó el pedazo de muérdago que le quedaba en el marco de la puerta antes de salir, sonriendo maliciosamente... esos dos necesitaban un empujón.
—¿Te ayudo con eso? —le preguntó Will señalando la mesa que Dipper estaba intentando acomodar ignorando por completo las acciones de Xólotl.
—No es necesario.
—Pero quiero ayudar —insistió Will.
—De acuerdo, ¿podrías ayudarme a escorar esas sillas? —se rindió el castaño—, tienen que estar sobre las mesas para cuando el director las revise.
—Seguro.
Will comenzó a subir las sillas de la manera en la que Dipper les había indicado a las mesas.
—Gracias —comentó con una sonrisa.
—No hay qué —respondió sonriéndole de igual manera—. ¿Estás listo para mañana?
—Supongo —contestó mientras se encogía de hombros—, aunque no soy muy fan de la idea de conducir.
—¿Por qué? —inquirió.
—Después de un tiempo se vuelve aburrido... especialmente porque Mabel y Pacífica probablemente estén jugando entre ellas todo el camino.
—Hablando de eso... —empezó Will.
—¿Qué pasó?
—Me preguntaba si podía ir en tu coche mañana.
—¿Y eso? ¿Estás enojado con Bill?
—No, para nada —contestó recogiendo la ultima silla—, pero Mason seguramente será el copiloto de Bill y yo estaría condenado a ir atrás con Xólotl y su novia, lo cual no me importaría tanto, pero no quiero ser la 5 rueda.
—En eso tienes razón, ser la rueda que sobra es terriblemente incómodo —concordó recordando a ambas chicas.
—Especialmente si empiezan a besarse o algo así —dijo fingiendo temblar.
Dipper soltó una carcajada.
—Dímelo a mi —bromeó de vuelta.
—Supongo que sí, pero estaba pensando que si voy en tu carro, al menos podemos hacernos compañía tú y yo mientras todos los tortolos se distraen.
—Me parece bien, de todos modos, tenía libre el asiento de copiloto, ¿te interesa?
—Mi hermano dice que soy un excelente copiloto... —le dijo con una sonrisa—, claro cuando no está Pino, pero siguiendo con lo otro, sólo te advierto que me gusta cantar cuando viajo.
—Supongo que puedo adaptarme —bromeó mientras se encaminaban a la puerta.
—Genial.
—Genial —repitió el castaño.
Dipper y Will se quedaron viendo por unos segundos, cuando algo llamo la atención de ambos.
—¿Es el...? —cuestionó el más bajo.
—Eso parece —cortó Dipper mirando fijamente el muérdago sobre ellos.
Ambos se miraron nuevamente y Will se sonrojó hasta las orejas, Dipper sintió su corazón latirle con fuerza.
—No... —soltó el castaño, iba a decir como el muérdago era una tradición tonta y que realmente no era necesario hacer algo y que la mayoría de las veces solo servía para hacer sentir incómoda a la gente o presionar a las personas, cuando algo lo detuvo.
Will se acercó lentamente a él, depositando un suave beso en su mejilla.
El castaño se quedó perplejo, paralizado en su lugar, sin saber que podría decir o hacer, aunque incluso si supiera, probablemente no podría decir nada ya que todo el aire había salido de sus pulmones.
—Nos vemos mañana —fue lo único que atino a decir Will antes de prácticamente salir corriendo por el pasillo, dejando al castaño ahí parado.
Dipper se tomó la mejilla que Will había besado, sabiendo que su cara estaba completamente roja.
Eso había sido... lindo.
[...]
Will caminaba por los pasillos con la mejillas totalmente sonrojadas aún sin poder creerse que hubiera tenido el valor de hacer eso.
Estaba perdido en sus pensamientos, cuando se encontró con cierta pelirroja, que lo estaba esperando.
—¿Estás listo? —le preguntó con una sonrisa.
—Eso creo —le respondió, aun algo alterado por lo que acababa de pasar.
—Es suficiente para mí —continuó Joy tomándolo de la mano y arrastrándolo fuera de ahí—, entonces empecemos con esto.
¡Holaaa!
Les dije que estábamos tratando de actualizar más seguido.
El siguiente capitulo es en las montañas de alguna parte de california y déjenme decirles que me encanta, aunque honestamente me encanta todo y espero que les encante también.
Les mandamos mucho amoooor.
Sé que hay partes de la historia que son medio clichés (a quien engaño? Muy clichés), pero igual espero que les gusten jaja
Estamos intentando actualizar esto desde el sábado pero por algún motivo nos dio mucho trabajo... en fin, al menos ya esta.
¿Les gusto? ¿Qué opinas hasta ahora de la historia? ¿Qué le abra regalado Pino a Bill? ¿Qué pasara en la excursión? ¿Quién cuidará a Victoria? ¿Qué se traen Will y Joy? ¿Dipper recuperará su diario?
Tantas preguntas y tantas partes para contestarlas todas jaja
Por cierto, la chica que lanza cuchillos y su novio inglés es un cameo especial (Fer si ves esto tqm).
Les queremos un montón.
Atte. Navidad 1 y Navidad 2
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top