(01) NOCHE ENTRE AMIGOS

Avery tamborileó los dedos contra el reposabrazos de su asiento mientras los créditos de la película llenaban la pantalla. Las luces del cine comenzaron a encenderse poco a poco, revelando un salón lleno de gente murmurando sobre lo que acababan de ver.

Era viernes por la noche, y Avery y sus amigos habían ido al cine para ver la película de Star Wars que se había estrenado. Era una pequeña tradición que tenían: cada fin de semana iban al cine y se turnaban para elegir una película. Esta vez le había tocado a su hermano, Colin, quien era un fanático absoluto de la saga.

—¿Acaso te vi llorar cuando murió Han? —preguntó Demetri, girándose hacia ella con una ceja arqueada.

Avery puso los ojos en blanco—. Claro que no.

—Fue triste —dijo Eli desde el otro lado, con una sonrisa nostálgica—. Yo lloré un poquito.

Colin, que estaba sentado junto a Avery, soltó una carcajada y le dio un golpe amistoso en el hombro—. Te vi escondiéndote detrás del balde de palomitas para que nadie te viera.

Eli se sonrojó cuando Avery miró a su hermano—. Oh, vamos, Colin. Todos esos sollozos que escuché durante toda la película probablemente eran tuyos.

—¿Puedes culparme? —preguntó Colin—. Han era mi personaje favorito.

—Sí, el mío también —agregó Demetri.

Avery se encogió de hombros—. Fue triste, pero la película no fue tan buena como la trilogía original.

—Es cierto —respondió Eli, levantándose de su asiento—. Arruinaron toda la vibra. No sé en qué estaban pensando con la dirección que tomaron.

—Lo único bueno fue Kylo Ren —dijo Avery, agarrando su abrigo para salir—. Adam Driver se veía sexy en esta película.

—Por supuesto que dirías eso —murmuró su hermano, poniendo los ojos en blanco.

Demetri se rió—. Bueno, por mucho que me guste Star Wars, a veces simplemente tienes que admitir cuando la arruinan.

—Supongo que la nueva generación no lo entiende —dijo Eli mientras salían del cine.

—No seas tan duro —dijo Colin—. Todos sabemos que las originales son las mejores, pero intentaron algo diferente... aunque no haya dado en el blanco.

—Sí, sí —dijo Demetri con una sonrisa juguetona—. Pero no llores la próxima vez.

—Guarda tus lágrimas para una verdadera tragedia —añadió Avery.

—Cállense y empiecen a caminar —dijo Colin divertido.

Eli rió suavemente mientras Avery sacudía la cabeza, divertida. Le encantaba molestar a su hermano, especialmente porque era muy fácil hacerlo enojar. Demetri también sabía esto y aprovechaba cualquier oportunidad para fastidiarlo.

Los hermanos Miller habían sido amigos de Eli y Demetri durante años. Se habían conocido en la escuela, y se hicieron inseparables después de que les asignaran un proyecto escolar para una tarea. Colin había descubierto que compartía muchos intereses con Eli y Demetri, especialmente su amor por Doctor Who. A pesar de que Avery no era tan fanática, su amor por los videojuegos la hizo estrechar una amistad con ellos.

Eli era el callado del grupo, aunque también el más leal y amable, siempre estaba ahí cuando sus amigos lo necesitaban. Demetri, por su parte, era el sarcástico entre ellos, siempre encontraba la manera de hacer sonreír a los demás. Y luego estaba Colin, el más gracioso entre ellos. Sabía cómo alegrar el ambiente y convertir cualquier momento en una oportunidad para divertirse.

La relación entre ellos era inquebrantable, llena de una energía que hacía evidente que eran algo más que amigos: eran una familia.

El grupo de amigos caminó por las calles de Reseda hacia la casa de Avery y Colin, iluminadas solo por algunas farolas que parpadeaban débilmente en la oscuridad de la noche. Como su padre trabajaba durante la noche los fines de semana, siempre aprovechaban la oportunidad para cenar juntos y pasar el rato allí.

Cuando llegaron a la casa de los Miller, Avery abrió la puerta y dejó que los demás entraran.

No era grande, pero era acogedora, con el espacio justo para los tres pequeños dormitorios, un baño, una sala de estar y una cocina diminuta. El apartamento estaba limpio y ordenado, con una sensación de calidez que lo hacía sentir como en casa, un espacio que albergaba mucho amor a pesar de su modesto tamaño.

Las paredes estaban adornadas con fotos familiares, la mayoría de cuando nacieron Colin y Avery, junto con algunas de sus vacaciones familiares a lo largo de los años.

Colin se dirigió a la cocina en busca de algo para comer, mientras Avery, Demetri y Eli los seguían. Abrió la nevera y sacó algunos de los ingredientes que su padre había dejado para ellos, junto con una botella de Coca-Cola. Empezó a preparar todo mientras el resto se sentaba alrededor de la mesa, conversando y riendo.

—¿Qué vas a cocinar? —preguntó Avery, mirando a su hermano.

Colin sonrió—. Tu pasta favorita, por supuesto.

—Por eso eres mi hermano favorito —dijo Avery.

—¡Oye, soy tu único hermano! —exclamó Colin divertido.

—Permíteme contradecirte —dijo Demetri, mirándolo—, nosotros podríamos ser considerados hermanos también.

Avery rió—. Exactamente.

Eli, que había estado en silencio, la miró y dijo—: ¿En serio nos consideras tus hermanos?

—Por supuesto que sí —respondió Avery, sonriéndole—. ¿Por cuántas cosas hemos pasado juntos? Ustedes son como mi familia.

—Y la mía —añadió Colin mientras cocinaba.

Una hora después, tras devorar la pasta que Colin había preparado, se acomodaron en el sofá. Colin se sentó en una esquina descansando los pies sobre la mesa, con Avery a su lado y Eli junto a ella mientras Demetri se acomodaba en el sofá individual.

Estaban relajados, disfrutando del silencio que solo los amigos cercanos pueden compartir, sin necesidad de decir mucho.

Colin fue quien rompió el silencio un rato después, diciendo—: ¿Maratón de películas?

—Suena bien —respondió Eli.

—O les puedo patear el trasero en el Mortal Kombat —sugirió Avery con una sonrisa confiada.

—Por favor —dijo Demetri, riendo—, todos sabemos que no le patearás el trasero a nadie.

Avery arqueó una ceja—. ¿Quieres apostar?

—No te conviene, Demetri —dijo Colin, sonriendo—. Ha estado practicando.

Demetri se cambió de lugar, bajando al suelo para estar más cerca de la televisión—. Correré el riesgo.

Avery se levantó del sofá, preparando todo para poner el videojuego. Una vez que lo hizo, le dio un control y se sentó a su lado.

—Vas a perder —dijo Avery, sonriéndole con malicia.

Demetri la miró, frunciendo el ceño—. Uh, ¿es muy tarde para dar marcha atrás?

Las risas de Eli y Colin llenaron la habitación ante la expresión de su amigo, y Avery negó con la cabeza divertida. Tomó el control con firmeza mientras Demetri se concentraba en la pantalla, listos para comenzar la pelea.

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