5| ¿Adónde se fue la verdad?

No pude dormir. Los acontecimientos de la noche anterior me mantuvieron despierto la mayor parte de la noche, ¿Cómo podría olvidar algo así? Aún sin una gota de alcohol en mi sistema mi cuerpo de sentía mareado y en trance. Mi cuerpo empezaba a rogar por más que un beso, estaba teniendo mucha ambición...¿Cómo no serlo con Christine? Ella era todo lo que estaba bien, se sentía así.

Fue una noche llena de agonía en la oscuridad del cuarto, casi caía en mi tentación varias veces, pero logre tranquilizarme. Tenía que distraerme de alguna forma, alejar esos sentimientos. Chris era...ella y yo era totalmente opuesto a lo que ella debería tener en su vida. ¿Por qué arruinar una amistad con este sentir? Ella solo era una amiga, no iba a llegar a más.

El domingo llego, la mañana me hizo salir de mi trance. Me encargue de tomar una ducha fría aún si eso ardía, debía alejar toda otra reacción de mi cuerpo. Era un día importante, el día de mi prueba; debía hacer lo mejor que podía y enorgullecer a Christine.

Mierda.

No.

Enorgullecer a...quién sea.

No a Chris, ¿Qué digo? Ella es buena, muy buena, pero es...

Dios, esto es tan difícil, ¿Cómo puedo alejar mis sentimientos sabiendo que ella tiene que estar ahí hoy? ¿Cómo? Esto es tan frustrante.
Me coloque ropa algo floja para mejor comodidad a la hora de ir a las pruebas. Una chaqueta de cuero negra acompaño mi camisa blanca y así cubrirme un poco del frío. No estaba seguro de dónde sería, pero esperaba pronto arrepentirme de todo.

Salí del cuarto en busca de algo en que ocupar mi mente mientras encontraba un alivio a estos sentimientos. ¿Cómo podía quitarme esto de mi corazón? Estaba preocupado con lo que pasaría ahora...

Me metí al horrible ascensor de la agencia, eso siempre hacía que mi estómago estuviera cerca de explotar. Algo aturdido me alegre que las puertas se abrieran, topándome con una silueta...particular.
Puede que estuviera mareado y tuviera nauseas, pero me acerque a la joven que estaba en el suelo. Una chica de cabellos marrones y piel de color. Su cabello estaba sujetado en un moño desarreglado y estaba apresurada levantando unas cosas del suelo.

—Ah, le ayudo—le comenté queriendo levantar las cosas que cayeron. Aunque el ascensor cerró su puerta y ella no pudo irse cuándo se levanto.

—¡Joder!—exclamó, girándose a mi y por fin notándome de forma no tan discreta, analizándome de pies a cabeza.

—Estás...—desvíe mi vista unos segundos algo incómodo—¿Se encuentra bien?

—Ah, sí—se aclaro la garganta—. Gracias por ayudarme.

Sus ojos eran oscuros, si no fuera por el brillo que tenía en estos estaría perdido.

—No hay de que.

—¿Eres nuevo?—se ánimo a preguntar.

—¿Se nota mucho?—cuestioné llevando la mano a mi cabeza.

—Un poco—soltó una risa—. También soy nueva, me llamo Cecilia Ruiz.

—Soy James Cooper—me presente intentando ser amable, ¿Qué perdía siéndolo?

—Puedes decirme Ceci—contestó con una sonrisa—, y es un gusto.

—Es un gusto...—¿Estaba encontrando una nueva amiga?

—¿Eres humano?—¿Qué carajos debía decir?

La única pista que tenía clara en mi mente era la imagen de Cindy repitiendo: "Ten cuidado con lo que menciones". ¿Era era mi respuesta? Tenía que seguir ordenes nada más...

—Sí. ¿Tú?

—También, aunque entreno para ser bruja—explicó—, hoy son las pruebas.

—Ah, estamos en el mismo bando—le aclaré con una sonrisa. Algo que de forma muy incómoda para mi, hizo que ella me observara con aún más atención que antes.

—Ah, sí—sacudió su cabeza—¿Ya has comido?

—No—ella paso a mi lado, aunque se detuvo cuando vio que no la estaba siguiendo.

—Ven—me ordeno tomándome de la mano.

Cecilia era una chica buena con unos sentimientos intensos, al menos eso podía sentir. Estaba emocionada y asustada y eso reflejaba en ella una carga de adrenalina que le hacía hasta hablar más rápido de lo usual. Acomodé mi mano en la suya en busca de más sentimientos, pero no encontré mucho. Claro que mi movimiento hizo que ella empezará a ir más rápido y usará una sonrisa de oreja a oreja.

Me arrastro con su mano hasta la cafetería del piso. Llegando ambos a esa barra dónde se pedía comida, estaba seguro de que no debería comer nada de ahí.

—Podríamos comer algo.

—No estoy seguro...—ella se giró a mi extrañada.

—¿Por qué?

—Me dijeron que la comida no es muy agradable aquí—confesé con una sonrisa bastante divertida.

Me lo había advertido Chris... mierda, Chris, ¿no tenía que ir a buscarla?

—No lo es, pero hay cosas que puedes probar—explicó, aunque no pude ponerle mucha atención.

Lo único que pasaba por mi mente ahora era Christine, era su rostro y su semblante siempre serio y tranquilo. Sin poder olvidar el beso de anoche y cómo mi cuerpo empezaba a sentirse necesitado de más. En cómo es que ahora estaba volviéndose en una adicción que no quería tener. ¿Qué sería de mi?

—Tengo que irme—me di media vuelta, no sin antes dar pequeñas palmadas en el hombro de Ceci. Sé que fue cruel y egoísta dejarla sola, pero esperaba encontrármela más tarde en la prueba—. Te veré después, ¿si?

Ceci quedó en calma y asintió. Yo salí corriendo al ascensor que estaba en el piso, buscaba a Christine o a Cindy. Alguna de ellas podía guiarme directo a la prueba, era mejor si terminaba con esta agonía lo más pronto que se me fuera posible.

Corrí cuando la puerta del ascensor se abrió, llegando por fin al primer...¿o último piso? No estaba seguro de cómo estaban ordenados los pisos siendo un edificio subterráneo. Cuándo llegue empecé a caminar para aliviar mi aliento apresurado, topándome con la silueta que buscaba al frente mío.

¿Qué era lo mejor?

Si intentaba evadirla ella lo notaría, por otro lado si me esforzaba en guardar estos sentimientos, quizás esto saldría mejor.

—Oh, Christine, no sabía que ya habías llegado.

—Sorpresa—se giró a verme, su rostro estaba algo más pálido de lo usual y estaba más seria...¿tiene resaca?—¿Nervioso por las pruebas?

—Un poco—afirme con una sonrisa, viendo cómo Chris intentaba ignorarme...mi plan había sido revertido de una manera muy cruel—¿Estás bien?

—Lo estoy—su mirada decía todo lo contrario—. No estés nervioso, recibirás la ayuda necesaria y las pruebas no suelen ser tan difíciles.

—Imagino que tuviste una peor que la mía—comenté siguiendo su camino.

—Algo así.

Estaba fría...cortante. ¿Habría recordado lo que pasó ayer? ¿Se habrá enojado conmigo...?
Temía lo peor.

—¿Dónde serán las pruebas?

—En un bosque lejos de aquí—pregunte, pero no pude escuchar gran parte. Mi mente era un desastre de pensamientos y emociones. ¿Por qué tú? ¿Por qué yo?—. Recuerda lo que investigaste.

—Lo recuerdo, sí. No te preocupes por ello—seguí caminando atrás suya. Llegando por fin al estacionamiento. Aunque claro, su motocicleta no estaba ahí...—¿Adónde vamos entonces?

—Te daré las indicaciones.

—¿No manejarás?—pregunté. Ella negó y señalo uno de los autos lejanos—¿por qué no?

—No sé manejar un auto.

—Oh—bien, eso sí era algo nuevo que aprender de ella.

Me dirigí al auto que me señalo, subiéndome en el asiento piloto listo para manejar. Esperaba que al menos no fuera tan tenso cómo antes...
Ella no tardo mucho en subir al asiento copiloto, cerrando la puerta con algo de fuerza al sentarse. Se cruzó de brazos manteniendo su cara seria, yo me esforcé de todo corazón en evadir su rostro por ahora.

Empecé a salir del estacionamiento, viendo cómo se encontraba una rampa en el fondo para que pudiéramos salir del lugar.

—¿No te enseñaron a manejar un auto?—le pregunté queriendo formar una una conversación.

—No.

—¿Por qué no?

—Nunca tuve tiempo ni interés en hacerlo, con la moto me era suficiente.

Piensa rápido, James.

—Yo podría enseñarte—me ofrecí llevando ambas manos al timón—, solo si quieres, claro.

Ella lo pensó, su cara me observaba con suma concentración. ¿Qué estaba considerando? Dijo que no tenía interés...

—Si me dejas enseñarte a conducir motocicleta, considérame dentro.

Era la oportunidad del siglo.

—Eso es un sí, entonces—le sonreí con gentileza.

Presté atención al camino, salí de la agencia gracias a esa rampa que vi antes. Era interesante cómo se desplazaba para darnos paso. Todo en esa agencia se volvía interesante para un ignorante cómo yo.
El bosque quedaba a los lados de la carretera, pero había un bosque en especifico al que teníamos que ir. Chris me enseño el camino para que no me perdiera, pero el silencio se mantuvo lleno de tensión en el auto. ¿Por qué tuve que hablar?

Mi vista se vería interrumpida algunas veces por ella, ya sea en mi mente o en persona siempre podía verla. Estaba mucho más callada de lo usual, lo que formaba en mi más intriga.
Ella no tardo mucho en bajar el vidrio de la ventana para que el aire le cayera en la cara. Haciendo que su cabello se moviera de forma escandalosa. Su aroma era aún más intenso ahora que había bajado aquel vidrio. Tenía un aroma algo fuerte. Es posible que fuera por el alcohol de la noche anterior, pero había otro olor...

¿Christine fumaba? ¿O había estado con alguien que sí lo hacía?

Mi vista se dirigió fijamente en ella. Quién cerraba sus ojos ante el viento que chocaba en su rostro. Sus pestañas se movían y todo su cabello también, a pesar de ser corto tenía mucho movimiento. Su fleco se alejaba de su frente dejando ver esas serias y marrones cejas, ¿ella se tiñe el cabello?. A pesar de tener esa actitud seria y límitada...se veía calmada. ¿Qué hizo que fuera así?

Volví mi vista al camino, iba despacio así que no íbamos a chocar gracias a mi constante distracción.

Ella no tardo en subir otra vez el vidrio templado, haciendo que su aroma dejará de ser tan fuerte y que su rostro no se viera tan calmado.

—Chris—me alenté a mí mismo para hablarle.

—¿Mhm?—murmuró llevando su vista a mi. Aunque rápido eso cambió, ¿estaba evitando verme?

—Estás más callada de lo usual—expliqué—¿Estás segura que todo está bien?

Cerró sus ojos soltando un suave suspiro. Podía escucharlo, incluso imaginaba sentirlo. No debía sentirme así...

—Estoy segura, ya te dije que no me cuestiones.

—Lo siento...—¿era cierto?—solo no logro creerte.

—¿Por qué?—su tono se volvió más agresivo, al igual que vista, que ahora se concentraba en mi.

—Porque estás extraña—me excusé de forma tonta.

—Ni siquiera me conoces lo suficiente—apreté mis manos en el agarre del timón—, solo conversamos un par de veces y ya. No sabes realmente mi estado o no.

—Yo lo sé, ¿tan rápido lo has olvidado?

—No lo olvido—frunció el ceño—¿Entonces qué sientes ahora?

No la había tocado...no sabía con exactitud cuáles eran sus sentimientos. Pero sabía que estaba mal.

—Estás molesta—respondí intentando controlar mis más graves impulsos—, más de lo usual y no logro entender porqué.

—Nadie dijo que lo entenderías—eso me hizo...enfadar un poco, detuve el auto a un costado de la carretera, quería enfrentarla—¿Qué haces? Aún no hemos llegado.

—¿Te duele algo?—le pregunté intentando acercarme a ella con calma.

—¿Ah?

—¿Tienes dolor?—podía ser el tobillo o la pelea de anoche...—¿no dormiste bien? ¿Qué es lo que te ocurre?

—¡No me ocurre nada!—termine hartándola, bien hecho James, eso salió de maravilla—¡¿Vale?! ¡Ya deja de molestar!

Eso me hizo resignarme...¿podría hacerlo? Resignarme jamás había sido una opción, pero ella no quería que supiera más. Tampoco que la tocará, eso sería una falta de respeto muy grande y yo no era así.

—Te ocurre algo...—volví a decir llevando otra vez mis manos a mi timón—puedes mentir a cualquiera, incluso a ti, pero no puedes mentirme a mi.

Regrese las manos al timón y seguí conduciendo al bosque que me mando Chris. Había arruinado las cosas en tiempo récord, había logrado una buena relación con ella por fin y ahora todo eso cambió por culpa de mi poco control. ¡Quería ayudarla! Pero este...no era el modo de hacerlo. No podía presionarla a decirme algo si ella no estaba lista. No volvería a hacerlo a menos que sea de vida o muerte.

Llegamos al bosque, detuve el auto un momento listo para estacionarme, estaba preparándome mentalmente para disculparme con Chris y arreglar las cosas. Sin embargo ella me ganó en tiempo, saliendo del auto antes de lo que esperaba.

—¡Hey! ¡Chris!—cerró la puerta con fuerza. Necesitaba su espacio y yo...tenía que respetarlo.

Lo más duro de la situación era eso. Aunque también podría entrar el hecho de que terminamos así antes de las pruebas, ¿seguiría con vida al terminar? No quería ser negativo, quería contar con mi realismo y mi nula experiencia con criaturas sobrenaturales. Perdería la cabeza a este punto...¿ella me dejaría solo?

¿Por qué simplemente no podía dejar de pensar en ella? Parecía ser ahora la dueña de mi ser sin saberlo. Lo que parecía más gracioso de todo esto.
Al terminar de estacionar el auto caminé hasta dónde estaba la entrada. Parecía ser un lugar casi desconocido, pero ese día en especial estaba cerrado exclusivamente para nuestro uso, bueno, para el uso de la agencia. Aún no era un miembro oficial...pero debía pasar pronto.

Al entrar me dieron un pequeño broche que señalaba mi participación cómo recluta, eso sería suficiente para identificarme.

—¡Hola extraño!—me saludo Cecilia, ¿Cómo había llegado tan rápido?

—Oh, hola, Ceci.

—¿Listo para romperte los huesos?

—Eso creo.

—Qué bien, porque creo que yo no—solté una risa.

Solo podía ver a Cecilia...tenía una sonrisa linda. Un sentido del humor refrescante y se sentía dulce. ¿Por qué mostrar mi interés en Chris y no en Ceci?

Una alarma sonó, imaginaba que sería el comienzo de nuestro fin—queriendo sonar poético y un poquito cínico—; una voz calló a todo el mundo. Un hombre viejo y canoso empezaba a presentar la prueba con palabras sofisticadas y de orgullo.
Rara vez escuchaba a alguien expresarse así de un genocidio.

Pude ignorar gran parte de las palabras, la mayoría era ego disfrazada de orgullo por la agencia. Eso me hacía temblar un poco.

—¡Un wendigo!—pude escuchar a la criatura a la que tomaba frente este día.

Wendigos... bien, eso sí los investigue. Criaturas altas y fuertes con cabeza esquelética y...¿Qué más? No era bueno con las descripciones, pero el libro en que lo leí era detallado.

¿Estaría bien? No tenía armas, la situación se trataba de sobrevivir, no pelear. Quería decir que era bueno huyendo, no peleando.

Un disparo sonó en el cielo dando a entender el comienzo de la prueba. El cielo nublado se vio iluminado por un relámpago, no era un muy buen clima.

—Hey, que gane el mejor—me sonrió Cecilia.

—Que gane el mejor—le sonreí devuelta. Tras el disparo todo el grupo de reclutas, contándome a mi, salimos corriendo al bosque. Metiéndonos dentro del gigante bosque, ¿luego cómo nos sacarían? Parecía tan grande que sería imposible saber...oh.

El broche era eso que nos rastreaba, ¿no es así? Ingenioso.

No tenía ni idea de cómo mantenerme con vida en un bosque rodeado de un wendigo, ¿hubiera sido más sencillo si se tratará de algo más?
Mi poco conocimiento e ignorancia hacían de esta prueba más imposible para mi. Quería mantener mi fachada siendo un simple humano, ¿pero y si para eso perdía mi vida?

No, no podía aceptarlo. Jamás lo había hecho.

Estaba tan concentrado en mis pensamientos y conflicto interno que no me di cuenta ni en que parte del bosque me encontraba. Estaba tan lejos de la entrada que ni la podía ver ya. Ceci no estaba, tampoco los demás participantes. Estaba solo; decían que era lo mejor, ¿será cierto? Seguí avanzando esta vez con el paso más lento, era mejor si no llamaba mucho la atención con el ruido de mis pisadas. Las hojas secas en el suelo hacían muchísimo ruido con solo soplar en ellas. Dejando de lado que puede ser mi ejecución, el bosque era un lindo lugar. Tenía un buen paisaje, uno que admiraba.

De pequeño crecí cerca de un bosque, uno que hice trizas gracias al entrenamiento en que me metió mi padre. Los árboles de ese lugar estaban rotos y dañados, por no decir que tiré la mayoría. Se convirtieron en leña para navidad, aunque claro que no celebraba mucho esta...
Mi mejor navidad la pase en mi habitación, encerrado. La mayoría del tiempo mis navidades eran en el laboratorio amarrado, odiaba ese sentimiento en mi.

Mi voz mental se vio interrumpida cuándo un gruñido se escucho detrás mía. Era él, el wendigo. Salí corriendo a más no poder cuándo note que este empezaba a seguirme. Nunca había corrido tanto en mi vida cómo hoy.

Intenté desviar la atención del wendigo dando varias vueltas entre los árboles que se me cruzaban, llegando a tirar uno por error cuándo caí con mucha esfuerza sobre uno. Pero eso no me detuvo, lo contrario, me dio más tiempo de correr.

En una de las partes desesperadas de mi "carrera" contra el wendigo, mi pie se deslizo por completo en la grama del bosque, haciendo que saliera lanzado hacía uno de los árboles. Esa falla fue suficiente para hacer que el wendigo llegará hasta mi, acorralándome.

—¡No! ¡Mierda!—grité, el wendigo estaba a centímetros de mi rostro y yo en un estado de preocupación total solo intentaba apegarme más al árbol que se encontraba atrás mío.

—¡James!—escuche una voz familiar, una que detuvo la mordida que iba a darme el wendigo.

—¡¿Christine?!

Corrió hacía mi, golpeando con un hacha que tenía la espalda del wendigo. ¿Estaba permitido que los superiores ayudaran a los reclutas? ¿No estaba tan perdido?

El wendigo gruño de dolor, dejando caer la sangre negra de su espalda. El hacha cayó al suelo llena de sangre de la criatura.

—¡Chris!—exclamé otra vez.

—¡Quédate ahí!—me ordeno, pero ahora el wendigo se estaba acercando a ella. Más y más...hasta abalanzarse a ella y dejarla en el suelo.

Queriendo ayudar busque el hacha con mi vista, encontrándola en el suelo, la tome con determinación. Corriendo hasta el wendigo encima del cuerpo de Chris. Con fuerza lleve el hacha a la cabeza del wendigo, haciendo que gruñera de forma más violenta que antes. Me tape los oídos ante el sonido insoportable en mis tímpanos. El wendigo huyó con todo y hacha después del golpe.

Al menos nos libramos de eso.

Corrí hasta Chris, quién estaba en el suelo en un pequeño estado de trance. Su mejilla había sido atacada por la baba del wendigo, llegando a quemar esta parte. Ella se mantenía sorprendida y asustada en el suelo, cerrando sus ojos y tapándolos con ambas manos. Podía ver su miedo.

—Chris—me acerqué a ella lleno de preocupación.

El que la tomará del brazo la hizo sobresaltarse. Haciendo que empezará a patearme. Podía sentir algo inusual en ella...

Si bien ella sentía miedo todo el tiempo, esta vez era mucho más. Temía de mi, temía de lo que le hiciera. Se movía bruscamente buscando una desesperada libertad que nunca le arrebate, estaba teniendo un ataque de pánico.

—¡Suéltame! ¡No me toques!—su voz estaba llena de miedo, de súplica...

—¡Chris!—la acorrale para que dejará de moverse así, podía lastimarse, tome ambas manos con un poco de fuerza y la sacudí para que regresará—¡Ya se fue! ¡Soy yo! Chris...

—Se fue...—tuvo la mirada perdida por unos segundos. El ataque le hizo respirar agitado y sudar frío, ella estaba fría. Sus piernas rozaban con las mías, ya que estás estaban al descubierto por sus pantalones cortos. Estaba helada.

—Hey...—la deje libre de mi agarre, sentándome de rodillas al frente de ella para seguir observando si estaba bien.

—No importa, ya se fue y...y va a volver, es mejor irnos.

Estaba otra vez evadiendo su sentir, ¿por qué era una reacción recurrente en ella? Eso dolía...tenía que doler.

—¿Qué haces aquí?—pregunté queriendo cambiar el tema.

—Esta mañana...—tosió un poco algo avergonzada—no terminamos en buenos términos. Además no podía dejarte solo.

—Vamos por partes...—detuve algo frustrado, suspirando—¿Por qué no podías dejarme solo?

—Es...es peligroso—tartamudeó.

—Chris, vas a meterte en problemas si sigues aquí—le avisé acercándome un poco a ella. Estaba seguro de que no se podía obtener ayuda de los superiores aún si tenía esperanza de lo contrario.

—Me importa muy poco lo que me ocurra—ella sonaba cómo yo de pequeño—. Ahora, ¿tú estás herido? ¿Te llego a dañar?

Me cuestionó, acercándose más a mi y haciendo imposible no notar su aliento en mi cuello. Tomó ambos brazos para revisarlos, haciendo que me sonrojará un poco con esto. Ella alzó su vista hacía mi, esa vista que era...maravillosa.

—Estoy bien...—balbuceé.

Ambos nos quedamos viendo los ojos del otro. ¿Había algo más magnífico que verla a los ojos? Podía perderme en su mirada tan sencillamente.

—Espero que sí—respondió soltándome, mi piel empezó a extrañar su agarre por más tosco que fuera, se dio media vuelta dándome la espalda—Hay que buscar un lugar dónde ocultarlos mientras formamos un plan.

—¿Vas a quedarte más tiempo?

—Sí—me observo de reojo—, a menos que tú no quieras...claro.

—Claro que quiero, solo temo que te metas en problemas. ¿Qué piensa Cindy sobre esto?

Mi pregunta la calló por unos segundos.

—No le agrada mucho la idea...

—Chris...—la observe con cierta preocupación—tu mejilla.

Ella llevo su dedo a su mejilla, soltando un jadeo de dolor cuándo lo poso con suavidad en su herida.

—Estaré bien, Cindy tiene buenos poderes. Ahora vamos, buscaremos un sitio ideal para ocultarnos, al menos hasta tener nuestro plan infalible.—Christine intentando tranquilizar mis nervios era lo único que estaba bien en esa situación. Sacudí mi cabeza acercándome a ella con calma, agachándome hasta su pie—¿Qué haces ahora?

—En la mañana no terminamos de la mejor forma. Es...confuso, pero me importa y temo que te hayas enfurecido conmigo.

—No, no—negó—, tú debiste haberte molestado conmigo, fui grosera.

—¿Tienes dolor aún?—llegue a ignorar su disculpa sin "perdón", tomando su pie y llevándolo a mi mano para revisarlo. Ella casi al caer se apoyo de mi espalda—¿Cindy no lo curo?

No estaba mejor que hace días...

—No pudo hacerlo.

—¿Es por eso tu mal humor? ¿Tienes dolor?—tome su pie con cuidado, quitando su zapato con delicadeza.

—Dímelo tú, eres quién lo siente.

—Te diré algo...—termine de quitar el zapato, dejándolo en el suelo—te confieso. Solo puedo sentirlo si toco a la persona, es un detalle que olvide mencionar la otra noche.

—¿Tocar? Pero tú está mañana...

—Ya lo sé, no te toque. Pero pude verlo y ahora que te toco sé con exactitud lo que sientes.

—¿Y qué es lo que siento?

—Es una mezcla rara de emociones—confesé—, pero tu dolor ya no está, al menos no con la misma intensidad que antes.

Arrugué el entrecejo ante la conclusión final. ¿Por qué no podía saber que le pasaba? Al menos escucharlo de ella...sentía miedo y desesperación, ¿pero cuáles eran sus motivos?

—Busquemos un sitio... ¿Bien? Y podremos hablar mejor ahí—mis ojos se iluminaron.

—¿Me lo explicarás?—cuestioné su intención.

—Lo que pueda—sonreí satisfecho—ahora dame mi zapato.

Solté una risa ante eso. Entregándole su zapato de nuevo, eso me hizo pensar enseguida en Cenicienta, ¿a ella le gustarán los cuentos? ¿Las princesas? Sonaría muy... infantil o sentimental, pero ella parecía una.

De pequeño solía jugar seguido a ser un príncipe o contaba la historia de que un día salvaría a una princesa de la muerte y la llevaría en mi caballo blanco. Se lo contaba primordialmente a la doctora que era buena conmigo...quería sorprenderla.
Chris no se veía cómo alguien que necesitará de un hombre que la salvará. Estaba seguro de que era así.

Me puse de pie otra vez, viendo nuestro entorno. Habían muchos árboles altos.

—Los wendigos... derriban los árboles, pero es difícil que escalen si es muy alto—le di la idea a Christine.

—Buena idea, James—un trueno sacudió el suelo. Ambos dirigimos nuestra vista al cielo gris. ¿Qué se podía esperar?—. Hay que apresurarnos.

—¿Y si cae un rayo en el árbol?

—Entonces fue un gusto conocerte—era hasta un punto muy lejano, gracioso.

Algo asustado me dirigí a ella. Ambos buscamos un árbol alto, uno grande que nos soportará a ambos. Me dediqué a ir primero, quería evitar que saliera más herida. Si se soltaba alguna rama o llegaba a romperse, ella sabría dónde ir.

Llegamos a una rama ancha y grande que podría resistir nuestro peso. Me senté en la orilla y ofreciéndole mi mano le ayude a sentarse.

—Entonces, ¿me vas a contar?

Ella suspiro con una sonrisa algo cansada. Empezó a llover, aunque las hojas del árbol nos tapaban bastante.

—El clima no ayuda, ¿no crees?—bajo su vista—A ti...¿no te ha pasado que empiezas a sentir tantas cosas que es confuso?

—Creo que no—era mentira, pero quería tener una explicación más detallada.

—Pues a mí sí y es terrible.

—¿Qué volviste a sentir?

—Es cómo nostalgia—murmuro borrando su sonrisa.

—¿Nostalgia?

—Sí, porque ahora es solo un recuerdo de un sentimiento. Y de nuevo empecé a sentirlo, por alguna extraña razón...

—¿Qué recuerdas?

—A mis hermanas... quizás lo que sentía al estar con ellas—parecía más una explicación para sí misma.

—¿Qué sentías con ellas?

—Paz—¿por qué Chris sentía paz ahora? ¿Cuál era el detonante de esa paz en su interior?

—¿Y por qué está mañana estabas molesta?

—Porque no entiendo porque me siento así y me gustaría hacerlo. Estas emociones... sentimientos, lo que sean, son confusos.

—Deberías aclarar lo que sientes primero, luego el porque—intenté calmarla.

—Eso suena cómo un buen plan, sí...—la observe con mi cabeza inclinada, empecé a acercar mi mano a la suya, tomándola con suavidad. Ella estaba mejor que antes, más calmada, más serena.

—Estás más aliviada—nuestras miradas se toparon nuevamente. Empecé a sentir el aturdimiento de Chris otra vez, su corazón se acelero, su mente se nubló. ¿Qué estaba pasando?—ahora estás aturdida otra vez, ¿Qué ocurre?

Ella quitó de forma violenta su mano de la mía. Estaba nerviosa... Chris estaba... nerviosa...

—Yo...

Un grito se escuchó lejos de dónde nos encontrábamos. Alertando a ambos.

—¿Qué fue eso?

—¡Vamos!—ella huyó de mi, de nuestra conversación. No debí ilusionarme tanto.

Ella bajó tan rápido cómo pudo del árbol, dejándome a mi atrás.

—¡Pero espérame!—Logre bajar casi cayendo en el proceso.

—¡James apresúrate!

Corrí cómo pude en dirección a la voz, se me hacía familiar...
Llegamos al lugar apresurados, el wendigo estaba devuelta y había atrapado a mi amiga. A Cecilia.

—¡¿Ceci?!

—¡James!

Estaba listo para correr hacía Ceci y rescatarla del wendigo, pero Christine me detuvo llevando su mano a mi pecho. El wendigo se había fijado en nosotros con resentimiento.

—Presentaciones después, muchachos.

—¡Es una superior!

—¡Cecilia corre!

El tacto de Chris me hizo sentir algo especial, algo que no había sentido antes con ella, pero lo reconocía. Estaba...¿celosa?

Ella no me dio tiempo ni de respirar, empujándome hacía el lado contrario en el que ella después se dispuso a correr. Quería confundirlo.

Ceci corrió hacia mi cuándo supo escapar del agarre del wendigo. Ahora este iba detrás de Chris. Ella corrió directo a él... ¿intentaba suicidarse acaso?

—¡Christine!

Ella paso debajo de las piernas de aquel monstruo, llegando del otro se subió a su espalda.

—¡¿Pero qué está haciendo?! ¡Está demente!—grito Ceci asustada.

—¡James! ¡Tu ayuda!

—¡Enseguida!—Ceci quiso detenerme tomándome de la mano, ella estaba asustada...pero no podía dejar a Chris sola. No me atrevía a hacerlo. Le negué y soltándome del agarre corrí hasta Christine para que el wendigo me notará, después de esto me puse a dar vueltas para que me siguiera.

—¡Eso servirá!—solo te ruego que te apresures, mis piernas están temblando por todo lo que he corrido ya—¡Ajá!

—¡Eso Chris!—exclamé cuándo note que quito el hacha de la cabeza del wendigo.

Ella bajo de su espalda, con fuerza dirigió el hacha al wendigo, haciéndolo sangrar. Se apresuro en sacar el hacha de su espalda antes de que huyera, clavándola una vez más en las costillas del wendigo.

El wendigo cayó, yo corrí otra vez con Cecilia, alejándola de la sangre negra que corría en el suelo ahora y quemaba toda muestra verde del suelo.

Chris preparada dio el último golpe, justo en la frente del wendigo. Tras esto quedó inconsciente en el suelo, ella se alejo agitada del cuerpo moribundo del monstruo.

—Ahí...—me señalo—su corazón.

—¿Qué...?

—¡James!—apresuro su abrazo Ceci, estaba aterrada por el momento y siendo sincero, yo también estaba aterrado.

—Cecilia, ¿estás bien?—le pregunté en el abrazo.

—Muy asustada, pero completa—aseguro.

—Me alegro Ceci...—observe a Chris, quién estaba con cara de pocos amigos—, ella es Christine Harper, nuestra superior.

—Un gusto.

—Chris, ella es Cecilia Ruiz, nueva en la agencia.

—¿Qué hace una superior aquí? ¿No estaba prohibido?—interrogó temerosa de las consecuencias.

—Si dicen una palabra de esto los mato—nos amenazo...¡a ambos! Acercándose al wendigo, tomo el hacha de su cabeza.

—Entendido—

¿Quién no iba a entender después de eso?

Chris se acerco al pecho del monstruo, metiendo su mano en este en busca de su corazón.

—Cuándo acaben con sus enemigos...encárguense de acabar por completo—ordenó sosteniendo el corazón del wendigo en sus manos y aplastándolo con tan poca fuerza—¿Entendido?

Ambos aún horrorizados por todo asentimos.

—Es un alivio por fin haber terminado...—solté.

—Muchas gracias detective Harper, le aseguramos que no le diremos a nadie que nos ayudo—comentó con una sonrisa Cecilia. Chris solo asintió con seriedad.

—Ahora deben...—ruidos detuvieron a Chris. Habíamos derrotado al wendigo y eso atrajo la atención de los demás superiores.

—¡son los superiores!—aviso Ceci.

—¡Mierda! Chris, tienes que—me giré, ella ya no estaba.

¿Adónde había ido tan rápido?

Los demás superiores nos alumbraron a la cara, haciendo que ambos parpadeáramos con estrés.

—¡Los encontré! ¡Ellos lo hicieron!—exclamaron varios. Ya había anochecido...

No tardaron mucho en sacarnos del bosque. Cindy con emoción me recibió, dándome un abrazo.

—¡James! ¡No sabes cuánto me alegra que estés vivo!—sonrió.

—Gracias, Cindy.

—Dónde...—se separo del abrazo—¿Dónde está Christine?

—Escapo, creo que ya se fue—eso me desanimaba...

—Entiendo, sí...luego la llamaremos. Ahora ven, tengo que revisar si estas herido, es chequeo obligatorio.

—Aburrido...—aunque me ponía los pelos de punta.

Que me revisarán no era mi actividad favorita, estaba completo, pero mis cicatrices de hace años seguían ahí, ¿era algo necesario?...

Me llevaron dentro de una carpa, una dónde solo me encontraba yo. Cindy empezó a revisar mi pulso y niveles de azúcar, eso era algo nuevo. Todo estaba bastante bien y normal. Eso calmo mi ser completo, al menos hasta que Cindy volvió.

—Quítate la camisa.

—¿Ah?

—Tengo que revisar.

—¡No tengo nada!—Cindy suspiro.

—Quítatela.

—Pero...

—¡Hazlo!—Cindy sonaba mucho más agresiva así. Hice una mueca seria y me quite mi camisa. Dejando ver las cicatrices en toda mi barriga.

—¿Ya?

—Sé paciente—ella reviso un poco esta parte, yo solo suspiraba por el frío constante en mi torso ahora descubierto. También sentía...muchos nervios, pero Cindy no soltaba ni un "pío" al respecto—Ya.

Tome mi camisa con rapidez, llevándola otra vez a mi torso.

—¿Ya termino el chequeo?

—Sip, estás sano.

—Cómo dije.

—Tenía que asegurarme.

—¡James!—entro a la carpa Ceci. Corriendo hacía mi asiento y lanzándose a mi para abrazarme—¡Estaba preocupada! ¿Estás bien? ¿No estás herido?

—Estoy bien—le sonreí sosteniéndola en un pequeño abrazo—¿Y tú?

—Wow—soltó Cindy.

—Ah—Ceci se alejo del abrazo tosiendo un poco—, hola doctora Cindy.

—Hola Ceci, veo que ya se conocen.

—¿Ustedes lo hacen?—sonreí algo curioso.

—Todos han ido a la enfermería más de una vez—Ceci soltó una risa algo nerviosa, al parecer a ella también le había pasado algo en su ingreso.

—Ah, James—al parecer recordó lo que iba a decir—¿Te gustaría ir al bar de Twilight?

—¿al bar?

—Sip—dirigió su vista a Cindy—, ¿tú también quisieras ir?

—Con gusto.

—¿Entonces, James?

—Pues...—¿Qué era lo correcto? Ya había ido ahí una vez y no salió muy bien—¿Puede ir Chris?

—Invítala—me sonrió.

—Bien—me puse de pie lleno de entusiasmo, esperaba a que aceptará con todas las ganas.

—Te veremos afuera—respondió Cindy sacando a Cecilia de la carpa. Solté una risa al verlas.

¿Chris podría llegar a aceptar la velada?...

Suspiré algo intrigado de su respuesta, me coloque la chaqueta y salí de la carpa. Dónde Cindy me dio el número de Chris y caminando hacía aquel bar—que no quedaba muy lejos de dónde estábamos—, me dispuse a llamarla.

Espero conteste.

—¿Si?—Dios escucho mi suplica por primera vez.

—¡Chris!—sonreí, Cecilia soltó una risa en silencio junto a Cindy.

—James—la sorpresa en su tono de voz era notable—, ¿de dónde sacaste mi número?

—Cindy.

—¡Fue mi culpa!—grito Cindy.

—¿Qué pasa? ¿Para qué me llaman?

—Vamos...—me aclaré la garganta—vamos a ir al bar de Twilight, me preguntaba si querrías ir con nosotros.

—¿Desde cuándo frecuentas el bar se Twilight?

—Desde nunca—por ahora era mejor no mencionar lo que había ocurrido—, Cindy dijo que era un buen lugar.

Cindy me dio un golpe con su codo por esa mentirita.

—¡Oh, vamos! Sé que Christine frecuenta mucho el bar, sé que a ella le encantará, no acepto excusas.

Solté una risa, algo que se contagió en la voz de Cecilia.

—¿Quiénes van a ir?—me preguntó. Creo que había escuchado la voz de Ceci...

—Bueno, somos Cindy, Ceci y yo.

—Sí bueno...—un suspiro pudo escucharse, ¿estaba pensándolo bien?

—¿Entonces qué dices?

—Mira, James. Tu propuesta es agradable, es lindo de tu parte pensar en mi, solo que realmente no...me siento muy bien ahora mismo.

Eso borró en su totalidad me sonrisa.

—¿Ocurre algo?

—Nada en particular, solo es cansancio, estaré bien, ustedes vayan a divertirse, el empleo de verdad comienza el lunes. Es mejor disfrutar.

—¿Estás segura, Chris?—la cuestioné con mucha preocupación y eso podía notarse en mi tono de voz, haciendo que Cindy se acercará para escuchar.

—Segura, ve y diviértete, oficialmente eres mi compañero, te recomiendo un buen vino del bar.

—Bien bien...—me sobé el cuello—cualquier cosa no dudes en llamarme, estaré al pendiente. Adiós.

Colgué lleno de decepción, estaba esperando una buena velada a su lado, era la única razón por la que emborracharme parecía divertido. ¿Qué haría ahora?

—¿Qué dijo?—bueno...las tenía a ellas, eso sería suficiente.

—Dijo que no...

—Oh—acarició mi espalda, Cindy—ella es así.

—¿Lo es?—pregunté caminando junto a ellas al bar. Estábamos a un par de calles de llegar.

—Ella es...siempre ha sido fría y distante, creo que le cuesta mucho expresar sus sentimientos de forma adecuada.

—¿Hace cuánto la conoces?

—dos años—sonrió.

—Ya veo...

—¿De quién hablan?—se acerco Cecilia con una sonrisa más que feliz.

—No importa—negué—¡Hay que embriagarnos hoy!

Grité mi propósito de noche, corriendo a la entrada del bar cuándo llegamos. Estaba dispuesto a quedar inconsciente esta noche, quería estar tan ebrio que ni podría hablar bien. O tal vez hablar de más...¿Qué era más peligroso? ¿El silencio o el bullicio?
Todos nos sentamos en la barra a tomar bebidas. Cindy pidió un poco de vino y Cecilia pidió una cerveza. Yo le hice caso al consejo que me dio Chris, pidiendo vino al igual que Cindy. Dudaba que pudiera hacerme efecto suficiente la botella del vino, así que esperaba tomar algo más para mejorar mi estado.

Los minutos pasaron y la noche se volvió aún más oscura. La música seguía sonando, cómo si se tratará de un local que solo abría por las noches. El ruido era escandaloso, pero sabía controlarse. Con suerte nadie de ahí supo reconocerme o hubiera estado muerto desde que entramos.
Cindy seguía tomando de forma tranquila, ella no buscaba emborracharse, muy contrario a Ceci y yo, quiénes cantábamos y tomábamos cómo si el mañana no existiera más.

Cecilia después de un rato de estar en busca de alguna cosa que hacer, encontró el piano que el día anterior había usado con Chris...
Ella me invito a tocar, haciéndole caso con las ganas de querer revivir aquella emoción. Lleno de emoción me senté a su lado en busca de un poco de esa misma sensación, esa magia, tenía razón al referirme esta mañana a Chris como adicción.

Ella se sabía la canción con la que compartía memoria, llegando a tocar nuevamente esa canción que provoco tanta euforia en mi. Pero esta vez ninguna emoción llego...Esa euforia que tanto buscaba volver a sentir cómo la nostalgia de los 80's nunca se dio, en cambio a eso llegaba frustrarme por no poder tocar bien las notas del piano. Estaba ebrio, tal vez eso...¿pero y si no?

¿Y si en realidad sí estaba sintiendo todo esto por Chris y ya era muy tarde para negarlo? La magia que había sentido al tocar cada nota era única, jamás había sentido emoción igual y ahora no podía volver a sentirla con nadie más. ¿Por qué sonaba tan cruel?

Esa noche había salido peor de lo que yo podía esperar, mi expectativa se derrumbo por completo cómo un tren al que no le quedan vías.

Cecilia siguió tocando el piano, pero yo me aleje de la escena. No podía sentir bien ahora y todo era culpa de esa pelinegra que había logrado tocar mi corazón aún solo con pocas palabras y acciones. ¿Era su físico lo que me atraía tanto? Joder, soy un hombre humano, el deseo es parte de mi. Desear a Chris era...no se sentía bien. Tal vez no era el tener esos sentimientos por ella, sino saber que por más que los tuviera y fueran intensos, no llegarían a ser correspondidos.

Chris...¿Qué podía tener ella? Tenía una linda sonrisa, una que siempre se formaba con las cosas que más eran de su agrado, tenía unas cejas serias y gruesas, una nariz pequeña con la que siempre tenía ganas de tocarla con la mía, unos ojos grandes y profundos que carecían de alguna emoción intensa que no fuera tristeza. Ese rostro...pálido y delgado, ella era delgada, se veía tan frágil que parecía que cada hueso se doblaría con el viento, ¿ella se alimentaba? Su cuerpo...estaba muy alejado de los cuerpos "que deberían ser perfectos" aunque para mi claro que lo era. Ella era hermosa en toda su palabra y no me importaba recalcarlo, era hermosa, era hermosa, era hermosa.

Podía decírselo miles de veces para que me creyera

La amo.

Me he enamorado de ella...y ahora temo perder mi corazón por este amor que sé no funcionará. Es justo que ella  tenga a alguien más fuerte, más varonil, más...seductor. Alguien menos cómo yo y más cómo ella. Con quién pudiera escuchar rock pesado en las mañanas o terminen comiendo comida china un sábado porque la pereza ganó.

¿Estaba siendo muy exagerado...? Lo estaba siendo. Siempre lo era y ahora eso aumentaba con el efecto del alcohol.

—¿Qué tanto piensas?—me preguntó Cindy alejándome de mis pensamientos. Estaba sentado al lado de ella, ¿Cómo carajos había llegado ahí?

—Trabajo...

—Ajá—murmuro quitándome la copa de vino, dejándola fuera de mi alcance—¿Qué piensas de Christine, James?

—¿Por qué me preguntas?

—Bueno...Dennis me contó cosas sobre ti. Dijo que tenías una foto de ella cuándo te le apareciste en el bar.

—Sí, es cierto.

—¿Qué piensas de ella?

—Es...—no iba a decir mis sentimientos por ella, solo iba a dar una idea del tipo de persona que me parece—muy seria.

—¿Seria? Touché, sí que lo es.

—Es muy...¿sarcástica? Tiende a ser cínica.

—Bastante.

—¿Ella siempre ha sido así? ¿O algo le pasó?...—mi curiosidad había cruzado su límite esta vez. Sabía que algo le había pasado por las reacciones corporales y mentales que tenía ante el tacto humano o los movimientos bruscos. ¿Pero qué le pasó?

—No estoy segura...Dennis la conoce mejor.

—Mhm... ya.

—Pero sí sé algo de ella—eso llevo mi vista a ella otra vez—, últimamente sonríe más.

—¿Lo hace?

—Sí. Nunca la había visto sonreír y reír tan seguido y sospecho que es por alguien.

Mi corazón sintió un ligero golpecito.

—¿Quién?

—Tú—ignore el golpecito.

—¿Yo?

—Sí, sonríe contigo, más que conmigo o cualquier otra persona que se le haya acercado.

Eso me hizo sonreír cómo bobo. Si estuviera capacitado evitaría las reacciones que traía en mi saberlo, pero estaba ebrio y dije: "al diablo con eso".

Mi sonrisa creció y el sonrojo era evidente.

¿Podía ser más perfecto que eso?

—Ya estamos cerrando—escuché al barman.

¿Tan tarde era ya? Bien, tenía que prepararme para mi primer día.

Tenía que...ser el mejor compañero de Christine. Mantener esos sentimientos ocultos y seguir con mi fachada de amigo aunque no me gustará serlo.

Esperaba algo más...pero no podía apresurar las cosas ni forzarlas, no quería arruinar mi amistad con Chris.

No lo haría...

Después de todo, Chris cumplió su palabra, no me dejo solo hoy.

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