3. Blue
BLUE
Relajo mis hombros, y me esfuerzo por actuar natural porque Red es muy observador, y sé que notará con facilidad si me pongo extraña. Con una sonrisa forzada, me siento en el sillón cómodo y esponjoso de la esquina de la habitación mientras ellos se ponen al día. Cada vez que la mirada de Black se cruza con la mía, la sensación de sus labios contra los míos llega a mi mente y miro hacia otro lado.
Mierda. Mierda. Mierda.
Sabía que no tener redes sociales me iba a pasar factura algún día. Si hubiera tenido cualquiera de esas redes pendejas, habría visto a Black y esto no hubiera pasado.
Ya, tampoco es para tanto, Blue, fue solo un beso. Además, Red y tú no tienen nada, ilusa, ya quisieras.
Desde que llegue a este lugar hace tres meses, Red y todos sus amigos me han hablado de Black, la mano derecha de Red, el chico rudo que le complementaba. No me costó adaptarme porque me importó muy poco intentarlo, mudarnos ha sido tan frecuente para mi familia y para mí que ya me da igual. Ya no me esfuerzo por agradarle a nadie, por hacer amigos, por establecer lazos con gente, porque, ¿cuál es el punto? Probablemente terminaré yéndome en un año o menos que eso. Papá está activo en la milicia y le cambian de base militar dependiendo de donde lo necesiten. Hemos vivido en un montón de estados diferentes en Estados Unidos, por lo menos, no lo han enviado fuera del país.
Entonces, ¿para qué? ¿Para qué me esfuerzo?
No puedo mentir y decir que las primeras veces no fui una idiota que se encariñó con los lugares, con la gente para que luego se me rompiera el corazón despidiéndome. Pasaron años y nunca me encariñé con nada de nuevo hasta que llegamos al pueblo en el que vivimos antes que este, estuvimos un poco más de un año y bajé mi guardia, me enamoré, tuve amigos, creé recuerdos, ¿para qué? Para que me arrancaran una parte de mi cuando nos tuvimos que mudar para acá, le rogué a mamá que nos quedáramos, por primera vez le dije que no teníamos que seguir a papá a todos lados, que nos estableciéramos en un lugar y que él nos visitara, si, ya sé, ¿qué egoísta, no? Creo que puedo permitírmelo porque no he tenido estabilidad de nada. Mamá por supuesto dijo que no, sus razones: mi hermanito está muy pequeño, tiene que crecer con su figura paternal, etc. La entiendo pero mi hermanito también necesita estabilidad, ¿no? Supongo que es una de esas situaciones imposibles donde cada persona tiene razón de cierta manera y nadie la tiene de manera absoluta. Esas situaciones donde cada solución acarrea algo doloroso.
Bueno, el hecho es que no he venido aquí a establecer lazos de nada, mi corazón aún esta recuperando de la despedida de hace tres meses y ahí es donde entra Red. La primera vez que lo vi caminando en medio de un grupo de chicos con esa actitud de que toda la universidad le pertenece, con esos tatuajes, ese pelo rojo y esa estúpida sonrisa arrogante, no pude evitar sentirme atraída, Red es de ese tipo de chicos que sabes que no trae nada bueno pero que te pueden dar la follada de tu vida porque tienen experiencia, malicia y no les importa nada, de esos que sabes que tienes usar condón porque son la representación de la promiscuidad. Y sí, amante del sexo por supuesto, pendeja jamás.
Me sorprendió lo mucho que tuve que esforzarme para llamar la atención de Red, ser la nueva solía darme una ventaja con los chicos, la novedad y la curiosidad jugaban a mi favor, todos los chicos quieren ser el que le hable a la nueva, el que llame su atención, el que se la folle primero. Si suena fatal, pero, ¿qué puedo decir? Algunos chicos son un cerdos, no todos. Sin embargo, Red ni siquiera me miraba cuando le pasaba por un lado. Nunca me había sentido tan invisible en mi vida y eso lo convirtió en una especie de reto.
Recuerdo esa fiesta hace dos meses, llevaba un mes aquí y mi desinterés por hacer amigos era tan obvio que las chicas dejaron de intentar ser mis nuevas mejoras amigas y los chicos comenzaron a aburrirse, se perdió la novedad. Mis ojos buscaron a Red toda la noche, no era difícil encontrarlo, él era el centro de atención. Sabía que tenía que encontrarlo solo, así que cuando lo vi salir por la puerta de atrás de la casa, sin que nadie me viera lo seguí.
Y ahí estaba en el jardín, el chico que yo había estado observando reinar la universidad desde que llegué. Su pelo rojo en un desorden, con shorts y una franela roja que hacia juego con su cabello. De perfil, se veía aún más guapo, con las manos en los bolsillos de sus shorts. Él no estaba haciendo nada, pensé que quizás había salido a fumar o a recibir una llamada pero solo se quedó ahí de pie, sus ojos en el cielo estrellado.
—Dime.
La tranquilidad de su tono me sorprendió.
—¿Disculpa?
Él giró su rostro y me sonrió.
—Llevas semanas mirándome, aquí estoy, ¿tienes algo que decirme, nueva?
Así que se dio cuenta, di un paso hacia él.
—No tengo nada que decirte.
—Okay, déjame cambiar mi pregunta,— él caminó hasta quedar frente a mí, —¿qué quieres de mi?
Bufé.
—¿Qué te hace pensar que quiero algo de ti?
—Una corazonada, te ves muy segura de ti misma, eres bonita, si has invertido tu tiempo mirándome es porque quieres algo de mi.
—Esa es una manera muy cruda de verlo, quizás solo me gustas y ya y por eso te miro.
Él se rió.
—No es tan simple.
—¿Por qué no?
Él se acercó a mí hasta que pude ver sus ojos con detalle.
—Porque estoy así de cerca y no te has sonrojado, no te has puesto nerviosa y apuesto que tu corazón no está acelerado, así que esto no se trata de romance, entonces, ¿qué quieres, nueva?
Lamí mi labios y consideré mis palabras, nada me importaba, ni mucho menos lo que pensaran los desconocidos de este pueblo sobre mí así que simplemente lo dije:
—Quiero que me folles.
—Ni siquiera me conoces.
—Exacto.
Eso lo hizo inclinarse aún más sobre mí, la malicia brillaba en sus ojos.
—No sé que mierda intentas olvidar o dejar de sentir con esto, pero aunque no lo creas, no me follo a una chica desconocida solo porque ella me lo pide.
El ardor del rechazo quemó pero mantuve mi cabeza en alto.
—Bien, tenía que intentarlo— dije y me di la vuelta para irme.
Red me tomó del brazo y me giró hacia él.
—¿Por qué no mejor intentas un acercamiento menos directo?
Era mi turno de reírme.
—¿Quieres ser mi amigo, Red? He estado tan sola en este nuevo lugar— me burlé y fingí una expresión desolada. Él me soltó.
—¿Ves? Buen comienzo, me encanta el sarcasmo, nos llevaremos bien.
—¿Me estás dejando en la friendzone? Guao.
Red sacudió su cabeza y me miró a los ojos.
—No, es solo que puedo reconocer el dolor, la rendición en los ojos de alguien, y seguro puedo ofrecerte una noche superficial y sexual, pero prefiero darte algo un poco más util y duradero: alguien con quien hablar.
Arrugué mis cejas.
—¿Por qué?
Él se encogió de hombros.
—Quizás también necesito alguien con quien hablar.
—Tienes un montón de amigos.
Él suspiró.
—No sabes nada de mi, no sé nada de ti, no te importo y tú no me importas. Hay cierta libertad en hablar con alguien así, sin esos miedos de que te juzguen o de que la perspectiva de esa persona sobre ti cambie.
Eso me intrigó y sacudió todo lo que pensaba que era Red, pensé que sería un chico básico movido por las hormonas y el sexo pero al parecer era ligeramente interesante. Estiré mi mano hacia él.
—Mucho gusto, Red, soy Bea.
—Bea... lindo nombre pero si vamos a ser amigos, ¿por qué no mejor un color?¿qué tal...— señaló mi cabello, —...te suena Blue?
La idea de no ser llamada por mi verdadero nombre le quitaba autenticidad a esto, como si fuera solo un juego, como si me estuviera metiendo en un papel y eso me servía, cualquier cosa que evitara que me apegara a alguien de verdad era oro para mí.
—Soy Blue entonces.
Quizás esa noche fue un error, todo esto fue un error. Red y yo hemos creado algo desde esa noche, todo el mundo piensa que estamos follando, hasta su mamá, pero la realidad es que el chico pelirrojo frente a mí nunca me ha tocado, nunca me ha dado una entrada de aire romántico o sexual. Y conocerlo a profundidad solo me ha jodido todo.
Porque Red es increíblemente interesante, inteligente y un caballero. Nuestras conversaciones duran horas y a veces simplemente vengo y paso el día en su habitación haciendo cualquier cosa mientras él juega videojuegos o jugamos juntos. Estamos muy cómodos el uno con el otro.
¿No suena tan mal?
No, pero no es lo que quería, ahora esa atracción vacía que sentía por él al principio ha desaparecido y se está convirtiendo en lo que he evitado con tanto fervor: sentimientos. Red me está gustando mucho, cada día que paso con él es peor y nunca me ha pasado algo así, nunca he sido solo la amiga de un chico y no digo que no sea posible la amistad entre chico y chica, es solo que no es algo en lo que esté interesada. Pero bueno, tampoco me voy a enrollar al respecto.
Black se sienta en la cama mientras Red se queda de pie y se recuesta de lado contra la pared. Me permito observar a Black mientras se ríe con algo que dijo Red, de verdad, que puedo entender mi impulsiva decisión en la gasolinera, Black está como quiere y es exactamente mi tipo, ese físico que siempre busco cuando salgo de fiesta o cuando ando buscando a quien ligarme. De haberlo visto en cualquier otro lado, me lo habría ligado mil veces, bueno, lo besé, tampoco fue que salí intacta después de conocerlo.
—¿Qué tal es la universidad comunitaria?— Black pregunta, poniéndose cómodo.
—Bien, supongo, somos los mismos de la preparatoria— Red sonríe, —con excepción de Blue.
Eso obliga a Black a mirarme y la picardía en su sonrisa me sorprende.
—¿Eres nueva, Blue?
—Si.
—¿Cuándo llegaste?
—Hace tres meses.
—Y ya te codeas con el líder de este pueblo, ¿eh? Amber debe estar furiosa — sus ojos vuelve a Red, y él solo se encoge de hombros. Por lo que sé, Amber es la ex-algo de Red.
—Amber y yo ya no estamos juntos— le aclara Red, —además, Blue es mi amiga.
Auch.
—Tu amiga —Black me mira y se pasa la lengua por los labios y yo trago con dificultad.
El recuerdo claro de sus manos sobre mi cuerpo, su acelerada respiración, lo bien que me besaba, lo salvaje y delicioso que fue nuestro primer encuentro. Tampoco ayuda el hecho de que no he tenido sexo en un buen tiempo, estar de idiota en la friendzone de Red me ha entretenido demasiado y no me había ligado a nadie en meses hasta que pasó lo de Black.
—Bueno, —me pongo de pie y camino a la puerta, —los dejaré para que se pongan al día.
No creo que Black sea tan idiota para contarle lo que pasó a Red, ¿o si? ¿Y por qué me aterra la posibilidad de que lo haga? Quizás porque sé que eso arruinaría cualquier oportunidad por minima que sea con Red para mi y al parecer ese estúpido pelirrojo me gusta mucho más de lo que pensé.
Piensa, piensa, Blue.
Me paro al poner mi mano sobre la manilla de la puerta.
—De hecho, — mi voz tiembla un poco así que respiro para calmarme, —Red me ha contado que también tienes una motocicleta, Black —Black ojea a Red quien asiente, —¿te importaría echarle un vistazo a un problemita que tengo con la mía?
Black se encoge de hombros.
—Claro.
Red hace ademán a levantarse pero Black sacude su cabeza.
—Yo me encargo, tú comienza a preparar una misión para dos —Black le señala el videojuego, —necesito patear tu trasero como siempre.
Red se ríe pero no dice nada más. Black camina hacia a mi y estira su brazo en dirección de la puerta.
—Después de usted, su majestad.
Ah, graciosito y todo.
Salimos de la habitación y aunque puedo sentirlo seguirme, no digo absolutamente nada hasta que ambos estamos fuera de la casa en el caluroso aire nocturno. Me giro hacia él y me sorprende lo cerca que está así que doy un paso atrás y él me sigue hasta que pongo mi mano sobre su pecho para detenerlo.
—Escucha— comienzo y él pone su mano sobre la mía en su pecho.
—¿Déjame adivinar?— su tono de voz aunque profundo, tiene un aire juguetón, —¿nunca pasó?
Bajo mi mano para desligarla de la suya y lo miro a esos ojos oscuros que mientras más los miro más bonitos me parecen.
—Exactamente —me agrada que ambos estemos en la misma página, —creo que es lo mejor para que podamos llevarnos bien, y—
De pronto, Black se inclina hacia mí, sus labios casi rozan los míos y se me acelera todo, el corazón, la respiración, la coherencia. Pongo ambas manos sobre su pecho y lo detengo.
—Deja de hacer eso.
—¿Hacer qué?— dice inocentemente.
—Estoy hablando en serio —presiono mis manos contra su pecho, —nunca pasó y no puedes contárselo a nadie.
—De acuerdo.
Quito mis manos de su pecho y doy un paso atrás. Black solo me observa ahí con su franela negra y sus jeans, una sonrisa pícara llena sus labios. Puedo sentir los latidos de mi corazón por todo mi cuerpo como lo sentí cuando lo vi por primera vez. Esto es peligroso.
—¿Tengo tu palabra?
Black se pone la mano en el pecho.
—Un caballero nunca comparte el nombre de la damisela cuyos labios ha profanado —y vuelve acercarse a mí, sus ojos caen sobre mis labios, —sin importar que tan deliciosos esos labios hayan sido, sin importar las ganas que el caballero tenga de probarlos otra vez.
Me toma unos cuantos segundos volver a respirar y hago una nota mental de no quedarme sola con Black, este chico tiene algo, una seducción, un magnetismo que atrae hacia él. Así que me lamo los labios y empiezo a caminar hacia atrás hacia mi moto.
—Bueno, me alegra que estemos de acuerdo. Debo irme.
Black se despide con la mano antes de decirme.
—¿Ey, Blue?— le hago un gesto para que continue, —he prometido que guardaré el secreto pero nunca prometí que no pasaría de nuevo —él me guiñe el ojo, —probaré esos labios de nuevo, chica azul, agrégalo a mi lista de promesas, ¿si?
Abro mi boca para decir algo pero Black entra a la casa.
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Nota de la autora: Este black es todo un zorrito, ¿eh?
Hemos conocido un poco más de Blue y también de como conoció a Red, ¿qué pensamos de ambos hasta ahora?
Pronto abriremos la sección de memes para Black and Blue, lol, paciencia.
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