Ni siquiera había logrado pisar el suelo de su departamento en cuanto tuvo un cuerpo sobre el suyo, abrazándolo como koala, besando su cuello, orejas y mejillas.

-Ya... basta, deja que entre -gruñó sosteniendo al menor con sus brazos mientras avanzaba con dificultad hacia el interior del lugar, Jimin sólo se separó un poco para cerrar la puerta y entonces, cogió el rostro de Yoongi y estampó sus labios en los contrarios.

Sus lenguas batallaron bastante antes de que la falta de oxigeno se hiciese presente y, pegando su frente a la del mayor, observó fijamente sus ojos felinos, que correspondían su mirada con intensidad.

Yoongi se perdió en aquellos orbes castaños que lo miraban con cariño, ansias, deseo y muchas, muchas cosas más. Nunca pensó que por un pequeño descuido al decir "sí", pensando que sólo se trataba de una salida por ahí, terminaría en una relación tan íntima, tan pasional, con el chico entre sus brazos.

Dio un saltito y bajó del cuerpo de Yoongi, pasó sus brazos por la cintura de este y lo atrajo hacia él.

-Te extrañé -depositó besos en el cuello del mayor.

-Sólo fueron tres días -lo había pasado genial con sus papás, pero jamás admitiría que durante la extensión de la tarde hasta la noche, cuando ya no había una actividad o conversación entre él y su madre y padre, había extrañado demasiado la presencia de Jimin.

-Pues los sentí como meses