El inicio


—Kook, necesito soporte de inmediato —le ordenó SeokJin, quien no podía moverse porque había sido atacado por una feroz campeona del equipo contrario. Estaban en los últimos minutos del juego, haciendo lo que podían por no ser vencidos, pero era inevitable: perderían una vez más.

—Voy —le respondió JungKook y accionó a su campeón rumbo a cumplir con su papel de jugador de soporte, pero dejó a JiMin luchando solo en el carril central y este le insultó porque fue asesinado de inmediato.

— ¡Apúrate, Kook! ¡Estamos perdiendo, mierda! —Exigió SeokJin, su campeona cada vez tenía menos energía, el equipo contrario estaba atacándolo aprovechando que seguía inmóvil, la jugada parecía imposible. KyungSoo y Yugyeom estaban muertos y estaban a solo segundos de poder volver al juego, pero ya era demasiado tarde.

— ¿Crees que yo controlo la velocidad? Vete a la mierda, Jin —rezongó JungKook.

— ¡Puta madre, van a acabar con nosotros, imbéciles, hagan algo! —Les hizo notar JiMin mientras intentaba atacar con lo último que le quedaba de vida, pero rápidamente fue asesinado igual que sus compañeros.

—Estamos acabados —suspiró SeokJin, quien ya había muerto y le faltaban cuarenta segundos para revivir, pero ya no había oportunidad de defenderse. El equipo contrario logró invadir por completo su territorio y en cuestión de segundos, la palabra "Derrota" rodeada de un halo rojo, invadió la pantalla.

     Otra vez.

—Ya estoy harto de ustedes —rezongó JiMin mientras se quitaba sus auriculares y los aventaba violentamente al suelo—, no dan una. ¿Así quieren que nos tomen en cuenta para los torneos locales?

— ¡Yo no tengo la culpa de que seas un pésimo Mid! —Regañó JungKook—. ¡No aprovechas el potencial de tus campeones, yo podría hacer mejor tu trabajo!

—Si dieras soporte tan bien como te quejas, habríamos ganado —gruñó de vuelta JiMin—. Tú no sabes dar soporte como deberías, así que deja de juzgarme porque soy mejor que tú en muchos aspectos. ¡Yo ya fui soporte antes y nunca fallé tanto como tú, inútil!

— ¡Ya es suficiente, cállense los dos! —Gritó SeokJin, haciendo callar al par de niños peleoneros— No podemos discutir entre nosotros, simplemente nos hace falta práctica y una mejor comunicación. ¿No se dan cuenta de que entre más pelean, menos oportunidad tendremos de ganar aunque sea un torneo local? Necesitamos estar unidos, chicos...

     JiMin y JungKook se quedaron callados un momento, tomando responsabilidad por su mal carácter ante la derrota.

—Lo siento, Kook —se disculpó JiMin—. Sí eres buen soporte, pero es cierto, nos hace falta practicar.

—Discúlpame tú, Chim, esta vez no di el ancho y lo reconozco.

     Escenas como la que acabas de presenciar eran muy comunes entre estos tres amigos obsesionados con League of Legends.

     ¿Pero por qué ese juego los hacía pelear a ese grado? En sí, el juego era el pegamento más potente entre ellos tres, al empezar a jugar, su amistad cambió por completo, podría decirse que se hicieron más unidos, pero también fue motivo para generar nuevos conflictos que antes no existían. Sin embargo, era mejor jugar obsesivamente a hacer lo que hacían antes: de ser amigos casuales que solo bebían juntos y salían a vandalizar propiedades solo por gusto, habían pasado a ser un trío de ñoños con conductas menos destructivas, todo gracias a la influencia de SeokJin, el mayor de los tres, quien quería dar un buen ejemplo y proteger a esos dos. Él se convirtió en el líder, quien los apoyaba cuando algo funcionaba mal en sus vidas. No había nada que no se curara con un abrazo de SeokJin y una pijamada con películas y chocolate caliente. Poco a poco, él empezó a cargar en su espalda todos los conflictos de sus amigos, pues prefería prestar atención al caos ajeno antes de hacerse cargo del propio. Y los otros dos eran felices con eso. Amaban a SeokJin como a un hermano mayor, confiaban en él.

     Y entre los tres siempre intentaban dar lo mejor de sí en el juego, a pesar de que KyungSoo y Yugyeom solo jugaban por diversión y no por llegar a las grandes ligas, por eso era que solo jugaban a distancia y raras veces se aparecían en casa de SeokJin para jugar todos juntos.

     Aunque no les iba tan bien, los tres vivían intentando quedar para los torneos locales y, si algún día lo lograban, tenían planeado llegar a las eliminatorias para los campeonatos nacionales. Estaban conscientes de que era un sueño muy difícil de alcanzar, pero juntos conformaban un buen equipo a pesar de tener malas rachas.

     Sin embargo, estos esfuerzos para llegar tan lejos estaban abrumando a SeokJin. Tras esa fuerte discusión, decidió que necesitaba tomarse un respiro inmediatamente.

—Me estoy agotando cada vez más —se quejó SeokJin, dejándose caer sobre el respaldo de su silla y suspirando alto—. Deberíamos tomarnos una semana de descanso para despejar la mente y luego regresar frescos al campo de batalla, hemos estado practicando por meses sin parar y, sinceramente, siento que nos hace falta darnos un respiro si queremos mejorar.

— ¡No podemos descansar! —Exclamó JungKook— Las inscripciones para el torneo son en tres días, nos quedaremos fuera si descansamos ahora.

—Aunque nos inscribiéramos, nos mandarían a la mierda en los primeros diez minutos, Kook, estamos muy agotados y además KyungSoo y Yugyeom no aportan nada, ni siquiera vienen a las sesiones de entrenamiento —respondió SeokJin.

—Habla por ti en cuanto al cansancio —espetó JungKook—, yo estoy mejor que nunca.

—Mentiroso —siseó JiMin—, llevas diez partidas seguidas sin funcionar correctamente.

— ¡Eso es mentira! —Lloriqueó Kook, soltando patadas de niño berrinchudo contra el suelo.

— ¿Se van a poner a pelear de nuevo? —Intervino nuevamente SeokJin, harto ya de verlos pelear desde hace semanas—. Kook, es verdad que no estás rindiendo, ya has trabajado duro, pero necesitas un poco de tiempo para descansar.

     JungKook, a sus veintiún años, era más infantil que un niño de cinco. Jamás reconocía que estaba equivocado, pero esta vez se dio cuenta de que en verdad no estaba rindiendo, así que le dio la razón al SeokJin, pero solo porque lo respetaba.

     Por su parte, JiMin estaba de acuerdo con SeokJin en todo sentido.

—Estoy de acuerdo contigo en cuanto a lo de KyungSoo y Yugyeom, hyung —JiMin estiró sus brazos hacia arriba y se desentumió un poco—. Siento que no toman esto en serio. ¿Crees que debamos decirles amablemente que se abran porque no están aportando nada?

—Pero Yugyeom es muy buen Jungla —renegó JungKook—. No creo que hallemos otro igual en mucho tiempo.

—Seamos realistas, JungKook —le respondió JiMin—. Son buenos, sí, pero no se están comprometiendo. Necesitamos gente que tome esto en serio. ¿Qué acaso no te interesa llegar al menos a los campeonatos locales? ¡Si seguimos con ellos solamente nos van a ralentizar todo!

—JiMin tiene razón, Kookie —suspiró SeokJin—. Les propongo una cosa: vamos a tomarnos un descanso y les avisamos a ellos, pero cuando regresemos no les avisamos y en el transcurso de nuestro descanso buscamos otros jugadores que sí estén comprometidos. ¿Les parece?

—Eso le va a doler a KyungSoo —dijo JiMin—. Va a ser una indirecta muy cruel, ¿no crees? Sería apuñalarlos por la espalda.

—Sí, pero no soy capaz de decir esas cosas directamente, ustedes me conocen bien. Así que es lo único que se me ocurre, a menos que ustedes dos quieran pararse frente a ellos a decirles que ya no los queremos en el equipo.

—Voto por la propuesta de hyung —dijo JungKook enérgicamente, pues aunque tuviera conflictos con la posición de SeokJin, lo admiraba profundamente y le quería como un verdadero hermano menor quiere a su hermano mayor.

—Entonces está decidido —suspiró SeokJin—. Y con lo otro...

—Propongo que nos vayamos de viaje —completó JiMin impulsivamente—. Me parece bien la idea del descanso, pero me gustaría que lo hiciéramos juntos para renovar nuestra amistad y pensar en otras cosas que no tengan que ver con el juego. ¿Qué les parece un viaje a la playa?

—Pero no tengo dinero para viajar —se contrapuso JungKook. Para él, un descanso equivalía a quedarse todo el día jugando con su consola y hacer absolutamente nada, ni bañarse.

—No necesitamos mucho dinero para viajar —le respondió SeokJin—, ir de autostop te sale más barato y es muy divertido.

— ¿Ir de qué? —Preguntó JiMin, frunciendo el ceño por no entender ese concepto extraño.

—Ir con una mochila llena de tus cosas básicas y pedir aventones en la carretera hasta que llegas a tu destino —intervino Kook, rodando los ojos fastidiado, a veces le molestaba la ignorancia de JiMin.

—Así es —continuó SeokJin—. JiMin tiene razón, ir todos juntos le haría bien a nuestra amistad y eso va reflejarse en nuestro modo de jugar. ¿Qué dicen?

     Ambos chicos se quedaron dudando un rato, hasta que a JungKook se le ocurrió sacar su instinto competitivo, como era natural en él.

—Me agrada la idea, pero mejor propongo que hagamos una competencia —dijo JungKook—, elijamos un destino y vayamos por separado, quien llegue al último se queda de soporte.

— ¡Eso no es justo! —Se quejó JiMin— ¡No vas a quitarme mi puesto! ¡Además la idea es ir todos juntos para mejorar nuestros lazos de amistad!

— ¡Eres un maldito cursi de mierda, JiMin! ¡Lo que pasa es que tienes miedo de perder tu puesto porque sabes que podría hacerlo mejor que tú!

— ¡Ya cállense, por el poliamor de Zeus! —Regañó SeokJin por enésima vez— No haremos una competencia, Kook, y no vamos a separarnos, iremos juntos.

—Sí, no seas idiota, JungKook —JiMin rodó los ojos—. El objetivo de las vacaciones es convivir y pasarla bien, si competimos entonces no nos relajaremos.

     Entonces el silencio incómodo invadió la habitación. Entre los tres se lanzaban miradas que intentaban incentivar a alguien a decir algo sensato para saber qué hacer con el viaje. Sin embargo, SeokJin estaba agotado, se le habían quitado las ganas de viajar debido a la actitud de JungKook, y JiMin estaba igual de fastidiado, quería irse a casa.

     Entonces, sobre JungKook recayó la responsabilidad de arreglar el desastre. Pero en lugar de regresar al plan original, decidió llevar su jueguito por un lado más interesante, con el fin de manipular a sus amigos:

— ¿Qué tal si agregamos sexo a la competencia?

— ¿Qué? —JiMin le miró con mucho disgusto, SeokJin lo miró igual, no hacía falta que expresara con palabras que desaprobaba esa idea.

—Primero escuchen antes de golpearme —se sentó recto en su silla y los miró seriamente—. Desde que empezamos a entrenar nadie ha tenido tiempo siquiera para conocer a alguien para follar o para tener una relación. La escuela y el entrenamiento no nos han dejado, así que propongo que nos tomemos este descanso para desahogar esa parte. ¿Qué les parece? Propongo que cada uno busque a alguien para follar y si no lo logra, se queda de soporte.

—Estás enfermo —bufó JiMin—. Nadie se ha ahogado por no tener sexo, solamente estás intentando persuadirnos porque quieres ir por ahí ilusionando a un chico como siempre lo haces y luego le romperás el corazón como siempre lo haces.

— ¡No voy a ilusionar a nadie! —Se desesperó por el comentario y miró a SeokJin en busca de una respuesta.

—Independientemente de que te involucres emocionalmente con alguien y luego lo botes sin dejar nada claro, me parece que es una idea estúpida. Además no sabes con quién te podrías topar, te puedes infectar de algo por andar jugándole al niño libertino. Mi respuesta es no.

— ¡Pero para eso existen los condones! —Elevó su voz aún más, sus ojos brillaban como cuando se aferra a una idea que no quiere abandonar, cuan niño berrinchudo—. Vamos, Jin hyung, no seas aguafiestas. Tú antes salías a los antros y te acostabas con muchos hombres, JiMin también hacía eso con los de su universidad y hasta ha dicho que le gustaría tener tiempo para seguir teniendo esas aventuritas. ¿Qué diferencia tiene eso a hacerlo con un hombre de otra ciudad? Las mismas precauciones se pueden tomar en ambos contextos, no sean hipócritas los dos.

—Eso quedó en el pasado —rezongó JiMin—. Estás haciendo esto muy difícil. Solo queremos tener unas vacaciones más normales como el resto de los chicos en sus veinte años, eres tú quien está siendo un aguafiestas.

—Claro, dices eso porque dudas de tu capacidad para seducir hombres, seguro ya perdiste ese toque del que tanto nos has hablado. ¿O todas esas historias han sido mentira? ¿Eres virgen, acaso? —soltó su comentario de la forma más venenosa posible, haciéndolo sonar perfecto para picotear el ego de JiMin y hacerlo enfadar.

— ¡Hijo de...!

—Tranquilo, JiMin, está provocándote a propósito —intervino SeokJin antes de que JiMin estallara—. No entiendo por qué quieres que hagamos esto, Kook, es absurdo y arriesgado.

—No me digas que no te gustaría ir a aventurarte solo por ahí, hyung —sonrió maliciosamente—. Simplemente pienso que sería divertido hacerlo así. He escuchado que viajar solo es bueno, te ayuda a encontrarte contigo mismo y encontrar paz interior. Pero lo del sexo y competir lo hace más interesante. ¿Qué tengo que hacer para convencerlos? ¡De igual manera vamos a pasarla bien cuando lleguemos a la playa todos juntos! Y en el camino de regreso a Seúl, podemos pasar un par de noches haciendo camping juntos en la playa o en alguna reserva natural.

     SeokJin y JiMin se miraron mutuamente, sintiéndose incómodos. JiMin le insinuó con sus cejas un "di algo, eres el líder", así que SeokJin, una vez más, se hizo cargo del problema.

—Para que podamos hacer esto, los tres tenemos que estar de acuerdo o no se hará nada —alzó el rostro y miró a JiMin—. Pondré algunas condiciones para esa locura que quieres hacer, pero si alguien está en desacuerdo, simplemente viajaremos juntos o, en el peor de los casos, no lo haremos.

— ¿Qué condiciones? —Rodó los ojos y se cruzó de brazos, frustrado porque no le gustaba cuando SeokJin se ponía en plan de mamá regañona.

—De ninguna manera vas a follarte a alguien extraño sin condón, esa es la condición principal si quieres que se haga como tú quieres —le apuntó con el dedo a su impulsivo amigo, mientras JiMin solo miraba asombrado cómo SeokJin tomaba el control y arreglaba todo como siempre—. También nos mantendremos en contacto todo el tiempo, van a mandar sus ubicaciones en tiempo real junto con fotografías del lugar donde están y con señales claras del lugar, como letreros, gasolineras, placas de autos, o lo que sea. Eso es como medida de precaución por si a alguno llegara a pasarle algo. Y tercero... evidencia. Si quieres hacer tu ridícula apuesta, tienes que traer evidencia de que en verdad te acostaste con alguien.

— ¿Qué tipo de evidencia?

—Una foto o un video, tan simple como pedírselo y siendo absolutamente sincero sobre por qué te lo estás follando. Estás obligado a ser sincero con ese tema si quieres hacer esto.

—Ush, está bien —rodó los ojos—. ¿Estás de acuerdo, JiMin?

—Bueno... —dudó, realmente la idea no terminaba de convencerle, pero sentía que debía acceder en nombre de su orgullo—. Estoy de acuerdo, pero quisiera poner mi propia condición al respecto.

— ¿Estás seguro, JiMin? —Preguntó SeokJin—. No tienes que estar de acuerdo si no quieres, eres completamente libre de decidir.

—Y decido que quiero hacerlo —enfatizó, entrando en esa máscara de absoluta seguridad que se había hecho para mostrar a sus amigos—. Pero JungKook no es el único que jugará sucio, yo también quiero agregar un par de cosas a la apuesta tan pendeja de nuestro amiguito.

— ¿Y qué es?

—Si JungKook no consigue follar, se queda de soporte para siempre.

— ¡Oye, eso es injusto! ¡Los puestos de KyungSoo y YugYeom quedarán disponibles!

—Pues si tanto quieres apostar, entonces acepta esto —rió JiMin con malicia—. Si consigues follar y traes evidencia clara, entonces puedes pasarte a uno de los puestos que estén disponibles, pero si no, te quedarás de soporte por siempre.

—Me parece algo justo, ya que estás poniendo en juego nuestros puestos también —agregó SeokJin y guiñó un ojo para JiMin.

— ¡De acuerdo! —Alzó sus brazos y bufó, algo fastidiado porque ellos no hacían lo que él quería—. ¿Algo más?

—Yo elegiré el destino, si a Jin hyung le parece —propuso JiMin con una sonrisa—. Quiero ir a la playa de Gwangalli, está en Busan, a pocos minutos de la ciudad.

—No me jodan. ¡De ninguna manera iremos a Busan! —Espetó agresivamente JungKook.

— ¿Y por qué no, Kook? —Cuestionó SeokJin, fastidiado por la resistencia del menor, ya suficiente tenía con sus ocurrencias extrañas. Aunque, pensándolo bien, a SeokJin empezaba a agradarle la idea de viajar solo, aunque la idea del sexo no terminaba de convencerle.

—Sabes muy bien por qué no quiero ir a Busan —agachó la mirada y se puso a juguetear con el cable de sus auriculares.

—Ya, pero estaremos los tres juntos al llegar ahí —intervino JiMin, esta vez con voz más amable—. Los malos recuerdos que tengas de ahí, los borraremos para formar uno nuevo de nosotros tres. ¿Te gustaría intentarlo? Yo también voy a intentar volver a mis aventuras, tú también deberías atreverte a hacer algo nuevo, como ir a la cuna de tus traumas infantiles, por ejemplo.

—Bueno... —balbuceó JungKook, aún con la mirada baja—. Lo haré siempre y cuando no vayamos a otro lado, solamente a Gwangalli. Nada de ir a la ciudad a tomar un helado o a hacer compras.

—Es una promesa —intervino JiMin con una sonrisa—. Sólo Gwangalli y no más.

—Y entonces... —JungKook levantó la mirada y miró a sus amigos de forma insinuante, retomando su ánimo competitivo—. ¿La apuesta es oficial?

—Lo es —suspiró SeokJin—. No puedo creer que nos convencieras de hacer algo tan estúpido y arriesgado, si algo sale mal, te haré responsable por todo.

— ¡Todo saldrá bien, chicos! Verán que la pasaremos genial y luego me reiré en sus caras cuando lleguemos a Gwangalli y yo sea el único que logró conseguir a alguien para follar —rió, ahora estaba más animado, se olvidó rápido de la desagradable idea de poner un pie en Busan.

—Eso está por verse —JiMin le dio un empujón—. Prepárate para quedarte en Soporte para siempre, porque seguro ningún chico te hará caso.

—Tan solo espera y verás de lo que soy capaz.

—Bueno, par de machitos, si ya terminaron de atacarse con sus bombas de testosterona, mejor veamos el mapa para ver qué ruta tomará cada uno. No debemos toparnos durante el viaje si queremos que de verdad sea una experiencia diferente.

—Hablas como un hippie, hyung —se burló JiMin—. Pero me parece una buena idea.

      Los tres se amontonaron en la computadora de SeokJin mientras él agrandaba el mapa para señalar las ciudades por donde era más viable empezar.

—Yo iré por Yangpyeong, Kook por Songtan y JiMin por Ansan. ¿Están de acuerdo?

—Completamente —afirmó JungKook, hablando también por JiMin, quien permanecía callado, ocultando su inconformismo porque aquella idea ya se estaba haciendo real y seguía inconforme. Pero estar de acuerdo con esa idea era la única manera de mantener su secreto a salvo. Y SeokJin se sentía igual...

— ¿Y cuándo salimos? —Preguntó JiMin.

—El domingo —confirmó SeokJin—, tienen tres días para juntar dinero y todas sus cosas. Si alguien no tiene suficiente dinero, yo se lo completo, no tengo problema con eso. Nos veremos en la autopista a las diez para partir.

—Hyung, ¿ya has hecho esto antes? —Preguntó JiMin, al ver lo seguro que se veía SeokJin al hacer esos planes.

—Claro que lo he hecho —afirmó con una sonrisa ególatra—, y siempre me ha ido bien, pero de igual manera debemos tener precaución porque no sabemos qué clase de gente encontraremos en el camino. Así que no se confíen.

—Está hecho, entonces —sonrió JungKook—, nos veremos en tres días.

—Una cosa más —intervino SeokJin—, será obligatorio que cada uno lleve un diario escrito, además de la evidencia gráfica. Cuando lleguemos a Gwangalli, lo leeremos entre todos. Si pueden grabar videos de los lugares donde están y contar alguna estupidez, estaría bien. Pero debemos llevar un diario.

—Eres un cursi —se burló JiMin—, pero está bien, luego nos servirá para hacer un álbum.

—Entonces está hecho —SeokJin cerró el trato con un apretón de manos—, nos vemos en la autopista principal en tres días, a las diez de la mañana con todo lo necesario. Les enviaré una lista detallada de todas las cosas que van a necesitar, deben seguirla al pie de la letra si quieren sobrevivir. También les mandaré listas de algunos hostales por si quieren hacer uso de ellos, pero lo ideal es que acampemos para economizar.

     Ambos chicos asintieron y recogieron sus cosas para irse de la casa de SeokJin, directo a buscar todo lo necesario para el viaje.

     Sus mentes, que siempre estuvieron ocupadas en solamente jugar, al fin iban a centrarse en otra cosa. Y además, iban a darse un descanso de sus vidas, porque para empezar estaban estudiando carreras que les desagradaban, llevaban pésimas calificaciones y la frustración sexual no les ayudaba para nada.

     Sí, era el momento de tomar un pequeño descanso.

     Uno que les cambiaría la vida para siempre.

     Porque el hecho de dejar de prestarle atención a la única cosa que los mantenía distraídos de sus realidades, logrará abrir brechas en su interior por donde sus demonios podrían escapar fácilmente.

     (El clicheeeeeé del viaje que te transformaaaaaa)







— ¿Seguro que ese viaje es seguro, Minnie? —Preguntó su mamá mientras le empacaba la comida.

—Sí, mami —sonrió y abrazó a su mamá por detrás—. Voy con SeokJin y JungKook, sabes que ellos son de fiar. Seremos nosotros tres contra el mundo.

— ¿Pero y si los secuestran? ¿Y si les hacen daño o les roban?

—Tranquila, mami —la abrazó con más fuerza—. Los chicos y yo sabemos defendernos bien, somos hombres fuertes.

—Bueno... solo ten cuidado. ¿Llevas todo lo necesario?

—Sí, mami —se deprendió de su mamá y se sentó frente a su plato recién servido.

—No olvides tus...

—Ya lo sé —le interrumpió antes de que lo mencionara y empezó a comer su desayuno—. No tienes que recordármelo, sé bien lo que tengo que hacer. Es algo que jamás olvido, de otra forma ya me hubieran descubierto.

— ¿Cuándo se los vas a decir?

—Cuando un día me lo lleguen a preguntar, tarde o temprano se darán cuenta y tendré que confesarlo. Realmente no quiero ser yo el que hable primero, me sentiré demasiado expuesto y sabes que no me gusta ser el centro de atención, ma.

—Bueno, cuando tú te sientas listo, entonces, mi dulce JiMinnie —sonrió y cerró la lonchera, luego puso dentro de los compartimientos las bolsas de gel congelado que ayudarían a mantener sanos los alimentos.

—Gracias por dejarme ir, mamá. Serán las mejores vacaciones de mi vida.

—Me duele dejar que te vayas, pero es sano que tú mismo planees tus vacaciones. Me siento orgullosa de ti, has crecido tanto, mucho mejor de lo que yo esperaba para alguien tan especial como tú.

     Y su madre le dio un beso, un fuerte abrazo a su fino cuerpo y finalmente le ayudó a empacar todo lo que le faltaba.

     Realmente JiMin no sabía qué haría sin su mamá. Ella siempre había sido lo más importante en su vida. Nadie lo amaba como ella. Su padre lo rechazó desde el nacimiento y había sufrido bullying de muchas maneras a medida que crecía y la gente se daba cuenta de aquello, pero ella siempre estaba ahí, aceptándolo y dándole las fuerzas que necesitaba para continuar.

     Si ella no lo hubiera aceptado así como vino al mundo, probablemente sería un joven muy miserable.







— ¿Y tú a dónde crees que vas? —Le regañó su madre.

—De viaje, con mis amigos —se ajustó la mochila y giró el picaporte de la entrada principal.

— ¿Y con qué dinero? ¿Te andas prostituyendo acaso?

— ¿Crees que voy a seguir los pasos de tu juventud? —Rió con sarcasmo y abrió la puerta—. Tengo mis ahorros y además no necesitaré mucho dinero. Vamos de autostop.

—Como el vagabundo que eres, JungKook. Lárgate y espero que te atropelle un camión, así no tendré que seguir pagándote esos estudios que seguro ni aprovechas.

—También te quiero, mamá —rodó los ojos y salió de su casa.

     Era miserable, por supuesto que sí.

     Pero pronto dejaría de serlo.

     Su sueño, desde que SeokJin lo introdujo a League of Legends, había quedado más como su destino a cumplir: jugar, entrenar y llegar a las grandes ligas. Ganar el mundial de League of Legends y salir de la pobreza, llevarse a su abuela a vivir lejos de su madre y al fin ser feliz como él quería.

     Por ello es que se había sentido muy frustrado cuando SeokJin decidió tomar vacaciones, pero a fin de cuentas confiaba en él y era lo único que lo mantenía de pie. Sus amigos y su abuela... solo el amor de ellos le impedía suicidarse.







—No sé para qué sigues perdiendo el tiempo con esos niños, SeokJin, tú eres un hombre serio —le reclamó su padre.

—Papá, esos niños tienen nombre, son JiMin y JungKook, y no soy un hombre serio, soy una persona joven que quiere divertirse. E iré quieras o no, me merezco estas vacaciones porque me las he ganado.

— ¡Pero tenía boletos de avión para irnos a Nueva York al congreso internacional de medicina! ¿Cómo me puedes despreciar un viaje así a cambio de irte con esos vagabundos?

—Quiero vivir mi vida por una vez, papá —se cruzó de brazos y caminó por su lujosa sala, rumbo a la puerta principal—. Siempre voy detrás de ti, siempre sigo tus pasos, por una vez quiero dejar de lado eso.

—Siempre contradiciéndome, SeokJin, no sé a dónde vas a parar con esa actitud.

—Mira, si quisiera contradecirte, ya habría dejado la Medicina y mejor me hubiera largado a la escuela de modelaje. Así que confórmate con que sigo en esa carrera y déjame ser, no te pido más.

—Si no regresas en esa semana que prometiste, juro que habrá consecuencias graves.

—Sí, lo que tú digas —sonrió socarrón y abrió la puerta—. Nos vemos, me despides de mamá cuando despierte.

     Y salió por la puerta, sintiendo cómo la opresión al fin se alejaba de su ser.

     Opresión.

     Esa era la palabra exacta para describir la vida de SeokJin.

     Odiaba profundamente estudiar Medicina, tener que acompañar a su padre a los hospitales para enseñarle cómo era la "vida de verdad", odiaba a su madre ausente, siempre demasiado ocupada organizando eventos para otras personas, pero olvidando todos sus cumpleaños. Odiaba tenerlo todo y a la vez, no tener nada. Vivía en una jaula de oro de la que apenas estaba rebelándose.

     Fue por esa opresión que SeokJin optó por hacer todo lo que hizo con sus amigos. Escaparse por las noches a llenar las paredes de grafitti era cien veces mejor que sus días aburridos llenos de estudio, que las largas conferencias que detestaba, que sus siempre formales atuendos que le obligaban a vestir.

     Luego de la etapa del vandalismo, SeokJin decidió que era momento de guiar a sus amigos hacia un mejor camino porque, si bien quería seguir oponiéndose a todo lo que era "correcto", no quería ir a la cárcel y tampoco quería llevarse entre las patas a esos dos adorables chicos que le ofrecieron su amistad incondicional. Así que buscó y buscó, hasta que encontró ese magnífico juego con el que persuadió a sus amigos y a sí mismo.

     Jugar League of Legends en sí era un acto de rebeldía, pues su padre consideraba los videojuegos una pérdida de tiempo y precisamente ello impulsó a SeokJin a seguir ese camino, aunque no era lo que precisamente buscaba, pero lo tomaba como una vía para contradecir y además tener algo más interesante qué hacer.

     Y jugar justamente en su casa era lo que le daba un toque más rebelde. SeokJin reía mucho más fuerte y exageraba todos sus movimientos al jugar cuando su padre estaba cerca. Eso hacía la sangre del viejo hervir, eso hacía a SeokJin sonreír.

     Y entonces, sabiendo que estaba yendo en contra de todo lo que su padre quería, tomó un taxi hasta el punto de encuentro y respiró libre por primera vez en años.







     Todos acudieron con puntualidad y se ubicaron en una intersección muy transitada donde empezaban las carreteras a las afueras de Seúl. Eran las diez y el sol de las vacaciones de verano ya estaba empezando a fastidiar.

— ¿Traen todo lo necesario? —Preguntó SeokJin al par de somnolientos que cargaban sus pesadas mochilas al igual que él. Ambos chicos asintieron y SeokJin les proporcionó carteles y marcadores para que escribieran el nombre de la ciudad a la que iban y así poder anunciarse e irse.

     Con los letreros en alto y las sonrisas de oreja a oreja, los tres empezaron a anunciarse.

— ¿Seguro que esto va a funcionar, SeokJin? —Preguntó JiMin, con su cartel en alto.

—Claro que sí, no tengas miedo —le guiñó un ojo—. ¿Por qué de pronto tan inseguro? Siento que en realidad no quieres hacer esto.

—Sí quiero hacerlo —titubeó un poco, luego observó a su alrededor para asegurarse de que JungKook estuviera distraído y entonces se acercó a SeokJin—. Lo que pasa es que... yo... yo soy...

— ¡Alguien se paró, alguien se paró! —Gritó JungKook con emoción, acercándose a los chicos para anunciar el gran acontecimiento.

— ¡Maravilloso! —Sonrió SeokJin y se acercó al pequeño auto azul cielo que se detuvo a la orilla de la autopista con las intermitentes prendidas.

— ¿Vi acaso que alguien va a Ansan? —Preguntó la viejecita que conducía el vehículo.

— ¡Sí! —Exclamó SeokJin y atrajo a JiMin—. Él es JiMin y va a Ansan.

— ¡Súbete, dulce jovencito! —Le dijo la señora desde el interior de su auto.

     JiMin estaba muy nervioso, realmente desconfiado y con ganas de salir corriendo. Su oportunidad para confesar lo que era había pasado, era justo la excusa que necesitaba para no ir a ese viaje.

     Pero no quedaba de otra.

     Abrió la puerta del auto, metió su mochila y se giró para despedirse de los chicos.

—Nos vemos en cinco días —les dijo a sus amigos con cierta tristeza.

—Adiós, JiMinnie —le sonrió SeokJin y le apretó las mejillas—. No olvides compartir tu ubicación en tiempo real y avisar cuando llegues, recuerda que debemos estar siempre en contacto y al pendiente de los demás.

—Sí, hyung, gracias —sonrió de vuelta, sintiendo más seguridad esta vez.

—Cuídate, Chim —le deseó JungKook—. Espero que no entre ninguna polla por el ano, porque de verdad quiero verte ser soporte.

—Vete a la mierda —le respondió con enfado y finalmente se subió al pequeño auto azul de la señora. Dijo adiós por última vez, sacando su pequeña mano por la ventana, y así comenzó su viaje.

     Por su parte, JungKook tardó más de una hora en ser recogido. El vehículo que se paró frente a su letrero era un enorme camión que transportaba grandes troncos de pino, conducido por un chico de cabello naranja que portaba una sonrisa luminosa y amplia.

—Súbete, chico, yo voy a Songtan —le dijo el conductor de cabello naranja mientras le abría la puerta del alto camión desde adentro.

—Nos vemos, hyung —se despidió con un abrazo del mayor.

—Adiós, JungKookie, por favor cuídate y recuerda lo de las ubicación y el condón—le respondió SeokJin, apretándolo fuerte contra sí.

—Lo haré, hyung —se separó de SeokJin para darle una última sonrisa, dio media vuelta y se subió torpemente al enorme camión de color verde. Y así comenzó su viaje.

     SeokJin tuvo algo de mala suerte, pues, o nadie se dirigía a Yangpyeong, o simplemente lo ignoraban a propósito. Ya era la una y el sol quemaba sobre su cabeza como el mismísimo infierno. Se cambió al otro lado de la autopista, pesándole cada vez más su mochila cargada de ropa, mantas, comida enlatada, botellas de agua, su tienda de campaña compacta y un par de linternas.

     Su suerte cambió cuando finalmente un pequeño vocho amarillo se paró frente a él. Era conducido por una chica de largo cabello negro y unos ojos grandes y bonitos.

—Me llamo ByulYi, guapo, súbete —le ofreció una amplia sonrisa que SeokJin le correspondió a modo de agradecimiento. Se subió al auto, no sin antes meter en el asiento de atrás su pesada mochila. Y así comenzó su viaje.


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