59.

Cherokee llegó junto a Viveka a las 4:30 am. Jerez y Rea lo esperaban en el pórtico.

--¿Están despiertos? -preguntó Cherokee con preocupación.

--No creo que ninguno haya podido dormir, están ansiosos. -contestó Rea impaciente.

--Amigo, perdón por... -Jerez se sentía impotente, él había sido incapaz de protegerlos, incapaz de cumplir su tarea.

--No es tu culpa. Nunca debí dejarlos solos, aún son demasiado inmaduros y no consideran la gravedad de la situación. -Cherokee golpeó la espalda de Jerez, pero éste hizo un mueca de dolor, aún le dolía el cuerpo.

--¿Los enviamos a casa? -preguntó Rea.

--No podemos, tanto en Durstain como Chest Wood hay revueltas constantes, además, la joven Cartter y el joven Gen son buscados por alta traición. -Cherokee hablaba con lentitud, los demás le miraban inquietos.

--Que vida. Todos ellos apenas y son unos jóvenes, el único que se puede considerar adulto es Gucci. -dijo Jerez con lástima.

--Y eso que últimamente se ve decaído. Lo noté en los entrenamientos. -agregó Viveka.

Los cuatro hablaban mientras analizaban la situación en la que estaban. Algunos no se sentían tan encerrados como otros.

--Llamemos los a todos, es hora de irnos, no podemos perder el tiempo, en cualquier momento otro grupo de cazadores podría llegar y empeorar el asunto. -se apresuró a decir Viveka cuando todos se habían quedado en silencio.

--A estas alturas no son los cazadores los que me preocupan, tuvimos un encuentro con Asmodeus en el bar. -todos miraron a Rea, ésta se encogió de hombros mientras miraba a otra parte.

--¿Me estás hablando enserio Reanea? -Viveka se había acercado a ella con el propósito de amenazarla, Rea levantó la cabeza y una mano, Viveka se quedó en su sitio.

--No me mires así, agradezcan que la traje a salvo. No podemos seguir ocultandonos como cucarachas. -Rea se encogió de brazos. Viveka le lanzaba miradas amenazantes.

--¿Qué propones? -preguntó Cherokee sintiendo que ella proponía algo.

--Independientemente de la decisión que tome Talia debemos enseñarla al mundo.

--Talia no va a decidir nada -Rea abrió los ojos como platos ante las palabras de Cherokee, eso no lo esperaba --La fuente de Samael no va a funcionar en ella.

--¿Por qué no? -ella necesitaba una explicación mejor que esa. ¿Qué sabía Cherokee que ella no?

--Talia tiene un destino que cumplir, y no hay magia en este mundo capaz de revocar lo que le fue asignado. -Rea sentía que todo lo que había hablado con la chica esa misma noche había sido en vano.

--No te entiendo Cherokee, explicate. -dijo esta vez Jerez.

--Todos aquí sabemos que lady Kluvazy....

--¿Qué? Yo no sabía que había regresado -la severidad de los ojos de Rea te dejaba ver que estaba asustada --Ella... No... No... -Rea puso sus manos en su cabeza y empezó a caminar en círculos.

--Tranquilizate Rea.

--¡No puedo! Como voy a estar tranquila sabiendo que esa 'cosa' ha vuelto. Y... -Rea dudó si continuar o no --Oh, pobre Talía, ella no parecía ser...

--Rea basta. -la nombrada paró en seco y miró a los demás.

--Continuando. -Cherokee hablaba con lentitud, vocalizando cada sonido --A pesar de ese detalle no sabemos si Vazy continúa con su mentalidad de volver al cielo.

--Por Jesucristo. Obvio que sigue queriendo regresar al cielo, es la comandante de los angeles, tiene que estar en el cielo.

--Rea...

---¡No!

Cherokee congeló el cuerpo de Rea, solo veía como sus ojos se movían de un lado al otro.

--Cherokee, sea como sea Rea tiene razón, el punto de vista de Ella no va a cambiar. -opinó Jerez. Viveka seguía callada, pensando en lo que había hecho su hermana el día de hoy.

--Pero no debemos olvidar que sigue siendo el cuerpo de Talía. -razonó Viveka en un tono neutral. Necesitaba volver a la realidad.

Escucharon un ruido de pasos bajando las escaleras, todos callaron y esperaron a ver qué hacían los pasos. El hotel era a prueba de sonido, nada de lo que sucedía afuera se podía escuchar adentro. No escucharon más pasos.

--Debemos entrar. -Cherokee suspiró con pesadez.

Pasaron por el marco donde antes había una puerta de cristal.

--Adolescentes inútiles, bajen ya. Nos vamos. -gritó Viveka con voz fuerte y pesada.
Jerez y Cherokee la miraron impactados.

--No me miren así, ésta es la única forma de poner orden.

--Yo considero que te pasas un poco. -espetó Cherokee, ahora entendía lo que Talía le había dicho esa misma mañana.

Poco a poco los chicos empezaron a bajar, Talía fue la última en bajar junto a Andrew, quien la cargaba en sus brazos, ella tenía la cara escondida en el hombro de él.

--¿Y tus cosas? -le preguntó Viveka. Talía no la miró a ella, sino que miró a Cherokee con los ojos hinchados.

--No te preocupes, yo me encargo. -con un movimiento rápido de mano, seis maletas negras aparecieron bajo sus pies.

--Gracias. -le susurro Talía antes de volver a esconder su rostro; vio el rostro de Nayan de reojo, pero su tristeza volvió cuando lo vio junto a Zoé, esto le amargó más la cabeza. Nayan también le volvió el rostro para que sus miradas no se encontraran.
Todos los demás estaban en silencio.

--Siento que la conscientes demasiado. -opinó Viveka con voz ruda.

--Eso no te incumbe, solo haz tu trabajo.

***

--¿Sigues enojada?

--¿Debería?

--Talia no te enojes conmigo. -Ketai le rogaba a Talía mientras estaban en un parque viendo a las personas pasar. Estaban esperando que Cherokee volviera con la dirección del nuevo lugar donde se irían a hospedar.

--Tengo derecho a hacerlo. -dijo Talía cruzando sus piernas.

--No creí que tú... Bueno...

Talía sonrió de lado. Miraba una niña jugando con un ave.

--Te transformaste en mi novio ¿Qué esperabas que hiciera? -Ketai empezó a ponerse rojo, recordar ese momento le provocaba un ardor en su cuerpo.

--Bueno... Sí, no lo pensé muy bien. Es solo que...

--Dilo sin miedo, no esperabas que Talía tomara la iniciativa -Hilary mantenía la mirada fría mientras rodaba los ojos --Sin ofender Tal.

--Pues, normalmente era Nayan quien buscaba muestras de amor. -susurró Jane, aunque al parecer no era su intención decirlo de esa manera.

Talía se sentía ofendida ante las palabras de sus amigos. ¿Enserio ellos los miraban de esa forma?
Bueno, la verdad es que tenía muchas cosas en que pensar, todo pasaba tan rápido que le era casi imposible asimilarlo todo. El tiempo pasaba tan veloz que de un momento a otro, ya faltaba solo una semana para la próxima luna llena.

--Mira, te perdono si me invitas un helado de ese lugar, desde hace rato veo que está lleno. -Talia señaló un puesto andante de helados.

--Excelente. -Ketai extendió su mano para que la tomara --Vamos. -Talia entrelazó sus manos.

--¿Y nosotras? -Ketai arrugó la cara.

--Vamos, yo las invito. -Hilary le dio un beso en la mejilla a Andrew.

--Gracias colocho.

Los cinco se acercaron al puesto de helados donde un hombre grande y redondo los miraba con ternura, la apariencia del hombre te llenaba de amor.

--Soy Gustav. Vendo helados para enamorados. -todos frenaron en seco y lo miraron con los ojos muy abiertos.

--Nosotros no... -empezó Ketai, pero Gustav movió su mano para decir algo.

--Vendo helados para enamorados, todos tenemos amor en nuestro corazón.

Sin siquiera preguntar, empezó a sacar bolas de helado y las puso en una copita de cono azucarado.

--De arándanos y limón para la señorita de pantalón cielo. -le extendió el cono a Hilary, ella lo tomó sin decir nada, todos querían ver qué sucedía.

--Limon y vanilla para el joven de cabello chocolate. -ahora era el turno de Ketai.

--Caramelo y pistacho para la joven con mirada triste. -Jane levantó la cabeza y forzó una sonrisa --No te preocupes, los problemas no duran por siempre. -dijo el hombre redondo mientras Jane tomaba su helado.

--Diganme loco pero creo que estos dos ya deben haber encontrado a sus enamorados. -la mirada del hombre brilló con fascinación, un color rojo se extendió desde sus mejillas.

Andrew y Talía se separaron de golpe y empezaron a negar a todo, pero en un segundo, como sincronizados, se miraron entre ellos y luego al hombre. Quien en ese momento tenía dos helados, uno en cada una de sus manos. El izquierdo era de arándano y chocolate, el otro de almendras y menta.
Cada uno tomó uno.

--Muchas gracias. -dijeron todos después de pagar los helados.

--No hay de que, siempre es un placer conocer caras nuevas.

Cuando se disponían a volver a sus asientos en el parque, un muy alegre Edi seguido por Nayan y Zoé los esperaban.

--Cherokee aceptó, y Calel dice que nos puede recibir. -comentó Nayan mientras miraba su teléfono, Zoe lo sujetaba del brazo.

--¿Calel? -preguntó Ketai mientras metía una cucharada de helado en su boca.

--Es mi primo, vive en París. -contestó Nayan.

--Ciudad del amor. -todos ignoraron a Ketai.

--¿Y nos puede recibir a todos? -preguntó Andrew.

--Al parecer ahora vive a las fueras, y tiene una gran casa. -Nayan apartó la vista de su teléfono sin mirar a Talía, no lo hacía desde ayer.

--Excelente,  siempre quise vivir en París. -comentó Andrew imaginando la torre Eiffel.

--La... -Hilary puso una mano en el hombro de Ketai.

--Vuelves a decir lo mismo y te quedarás de color azul por el resto de tu vida.

--¿Azul? -preguntó Jane extrañada.

--La piel real de Ketai es azul, y si lo golpeo en alguna parte delicada -Hilary alargó una sonrisa malévola --No podrá volver a usar su habilidad de camaleón.

--Oh.

--Tranquila Hila, sabes que Ketai solo bromea. -Talia puso una mano en el hombro de Hilary e intentó con su otra mano, quitar la de ella del cuerpo de Ketai, apenas este último fue soltado, corrió detrás de Nayan.

--Veo que compraron helados. -mencionó Zoé.

--Si, y mira -Talia se acercó a ella, Nayan y el asustado Ketai, sin quitar una sonrisa gigantesca en el rostro --Les traje uno para ustedes, sé que es su sabor favorito.

--Arándanos y chocolate, tienes razón, es mi favorito -Zoé tomó el tazón con gratitud y se dirigió a Talía, quien se había dispuesto a darse la vuelta --¿Cómo lo supiste?

--Nayan y tú tienen gustos muy parecidos. -contestó ella sin mucho interés.

La sonrisa de Zoé se apagó, miró el helado con disgusto y luego levantó la mirada, pero Talía ya no se encontraba ahí.

--¿Talía? -todos empezaron a mirar por todas partes, su amiga había desaparecido en un instante.

--¿Qué carajos, a donde se ha ido? -gritó Andrew nervioso.

--Está allá. -todos miraron a Nayan, luego todas las cabezas giraron en dirección a dónde apuntaba su dedo.

--Yo no la veo. -aclaró Jane.

--¡Ahí está! ¿Acaso no la ven sentada en el puente?

Todos miraron con susto a Nayan, sus ojos se iban a salir de sus cuencas, miraba un punto fijo en el horizonte, parecía ver una escena terrorífica.

--Amigo, nosotros no vemos nada.

Nayan cayó al suelo, Zoé dejó caer el helado para atraparlo en el aire.

--Hey, hey. -todos hicieron un círculo alrededor de él, intentaron hacerlo volver, pero no fue hasta que Cherokee apareció entre la multitud que se había creado, que Nayan abrió los ojos.

--¿Qué viste? -preguntó él sin vacilar.

--Vi...vi.. -Nayan temblaba, apenas y podía mantener la boca abierta, sudaba frío y tenía la mirada desorbitada --A ella...estaba... -hubo un silencio en el cual el pensamiento de golpear a Nayan para que hablara, pasó por la mente de Hilary, Andrew y Edi.

--Muerta. -terminó diciendo Nayan.

--¿Muerta? ¿Quién estaba muerta? ¡Habla Nayan!

Hilary zarandeaba a Nayan con fuerza, como si de esa forma él fuera a responderle.

--¡Dejalo! -Andrew tomó de los hombros a Hilary y la levantó hasta llevársela lejos de Nayan, quien aún seguía en el piso del parque.

Hilary se sentía impotente, no se había podido quitar de la mente aquella conversación con su amiga, la conversación en la que le había confesado que tenía miedo de su propio poder, y le asustaba saber si en algún momento había creado falsedades en alguna mente ¿Habría sido esto culpa de ella? ¿Habrá sido de forma deliberada, o habrá sido un acto de rebote?

--Talia estaba en el puente de allá -el mismo Nayan se sorprendió cuando vio que no había ningún puente --Bueno...

--Viste un puente si. -Cherokee también había empezado a desesperarse, se decía a si mismo que si ese chico no hablaba rápido él mismo se metería a su cabeza para averiguar lo que había sucedido.

--Ella estaba ahí, con la mirada vacía rodeada de su propia sangre.

--¡Hola! Miren a quienes me encontré.
La reacción de todos fue diferente en ese momento, Cherokee rodeó los ojos con indignación y enojo, Jane y Andrew giraron sus cabezas con miedo, y Zoé casi se cae después de dar un brinco, al igual que Edi. Los demás no le prestaron atención a quien venía hacia ellos.

Talía venía con Keitlyn, Fabián y Jhonny.

--¿A donde demonios te fuiste? -Nayan se había levantado y puesto en frente de Talía, quien lo miraba con los ojos abiertos sin perder la alegría del rostro.

--Fui por otro helado, el día está muy caliente. -las mejillas de Talía tomaron color, miró a otro lado como preguntando que era lo que pasaba, pero Cherokee la miró decepcionada; Talía cerró los ojos con cansancio.

--¿Nos vamos ya? -interrumpió Andrew tomando a Hilary del codo y llevándola con él.
Todos los demás le siguieron hasta donde antes habían quedado los autos, pero Cherokee caminó hasta Talía, quien se había quedado en su sitio mirando como los demás se iban.

--No debiste hacer eso.

--¿De que hablas? -vaciló Talía. Cherokee señaló la comisura de su labio, Talía paso su puño limpiando unas gotas diminutas de sangre.

--Lo que te enseñé no era para que hicieras sufrir a alguien solo por una cosa tonta.

--Yo...no... -Talia cerró los ojos y golpeaba el piso con su pie --No fue intencional -espetó ella con dolor.

--¿Ah, no?

--¡Claro que no! ¡Me quedé atrapada en su mente! Esa fue la única forma en la que pude escapar.

Cherokee la miró sin creerle completamente, pero pasó una mano por sus hombros y la hizo caminar hasta los autos.

--Prométeme que lo usarás solo cuando entrenes conmigo o en caso de que tu vida corra un grave peligro.

--Pero... -Talia iba a decir que las habilidades Lycans a estas alturas estaban para usarse, pero Cherokee habló.

--Al menos hasta que me puedas asegurar que no vuelvan a suceder cosas como la que te acaba de suceder, o incluso que tu cuerpo no salga perjudicado.

--Espero que podamos solucionar eso, no sé cuanto podré aguantar, cada vez el sentimiento de que algo se rompe es peor.
Cherokee ladeó una mueca y no dijo nada más, ya habían llegado hasta los demás.

Talía se montó en el auto en el que iban Hilary, Jane y Andrew como conductor, Cherokee se sentó junto a ella.

--Y bueno ¿Tienes una dirección o algo así? -preguntó Andrew encendiendo el motor.

--No, solo sigue el auto de Nayan, y si nos perdemos debemos marcarle.

--¿Por qué su primo no solo nos envía una dirección de GPS? -dijo Jane con molestía.

--Al parecer es muy quisquilloso en ese asunto. -Jane se escondió en su asiento

***

Estoy sin palabras

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