45
Algunas semanas después
--Aleluya -gritó Talía cayendo en su cama con estruendo.
--No exageres, realmente no fue tan complicado. -le dijo Nayan entrando en la habitación.
--Para ti no es complicado. A mí me sobreexplotan. -refutó ella quitándose los zapatos.
--Jerez quiere afinar tu habilidad al máximo. -dijo él haciendo lo mismo.
--No es mi culpa que sea una habilidad inútil.
--Sabes que no es inútil. -atajó él mirándole la cara.
--Te digo un secreto -se acercó a él --Yo no creo que eso sea mi habilidad.
--¿De qué hablas? -Talía jugaba con sus manos en tono nervioso.
--Nayan... -ella lo miró a los ojos, pero al instante, volvió la vista a otra parte.
--Dime. -no podía decir que estaba cansado de tanto misterio, pero en verdad era que sacarle lo que pensaba a Talia era una tarea difícil.
--No creo que los cambios físicos sean un don Lycan. –en la cabeza de Talia había cansancio, tenía varios días sin poder dormir como un oso panda. Todos los días tenia sueños muy extraños, como si películas llenas de hechos que ella no vivió pasaran por su mente sin dejarla descansar con tranquilidad
La miró sin creer en sus palabras, que dijera algo como eso era una locura ¿Cómo cambiar su cuerpo a su voluntad con tan solo imaginarlo no es un don Lycan? Llevaban varias semanas investigando cada detalle acerca de habilidades excepcionales que Talía pudiera experimentar, y hasta ahora los cambios físicos era lo único que había.
--No se siente especial. Además, siento que....
--Es simplemente otro rasgo Lycan. –terminó él con un poco de molestia. Intentaba no parecer muy frustrado con la situación, estaba muy consciente de que Talía estaba mucho más frustrado que él, era obvio, a ella era la que la investigaban cada día sin parar para averiguar como proseguir.
--Exactamente. –escuchar que Nayan le comprendía sin reclamarle o decirle que era mentira le quitaba un gran peso de los hombros. Él la escuchaba, sin importar lo que tuviera que decir, y se lo agradecería por siempre.
--Como la barrera mágica. -Talia volvió a asentir. Nayan se golpeó la cabeza con el respaldar de la cama.
Se habían dado cuenta que Talia era casi inmune a cualquier hechizo en su contra que fuera de invocación o embrujos, alrededor de ella había una barrera que los repelía y enviaba lejos. Se habían enterado de ello cuando Viveka intentó paralizarla con un embrujo de estática, en vez de caer en Talia fue disparado a Jerez, quien no pudo moverse por al menos dos horas.
--Lo siento... –era su culpa, ella sentía que a pesar de que se esforzara al máximo y la exprimieran hasta caer inconsciente, cosa que sucedía de vez en cuando, no lograba alcanzar las metas que habían sido impuestas para ella, no lograba ser lo que todos esperaban, y eso solo significaba que ella seguiría arrancándole más tiempo a su novio en esa vida tan dolorosa.
--No es tu culpa. Solo son cosas que pasan. -ambos suspiraron.
--¿Quieres ir a nadar? –inquirió él intentando desviar el tema de la conversación, estas cosas le deprimían.
--No. –contestó ella de inmediato.
--¿Estás nerviosa? -Talia no contestó y se lanzó una sábana encima. Nayan se acostó sobre aquel deforme bulto.
--¿Quieres dormir? -ella asintió aún debajo de la sábana.
--¿Te vas a cambiar? -no tuvo respuesta.
Nayan fue hasta el baño para darse una ducha y luego ponerse el pijama. Cuando regresó lo primero que notó fue una cabellera tan roja como la sangre, excepto en las puntas, las cuales tenían tonalidades naranjas.
--Está interesante ¿No? -Nayan frunció el ceño. Estaba más tranquila de lo que esperaba, y esa pregunta lo sacó de sus pensamientos.
Sin moverse de su sitio Nayan miró por la ventana, no se había percatado de que ya debía ser otro día, era la madrugada.
--Son las 12:25 am. -dijo mirando el reloj.
--Lo sé. Se activó solo después que te fuiste. -Talia había sentido un subidón de energía que le indicó que en ese preciso instante era la media noche.
--¿Te importa?
--No -Nayan creyó que ella continuaría, pero no lo hizo, en cambio se dio la vuelta y lo miró, sonreía, sonreía con sinceridad.
--Me alegro. –le dijo él. Si ella estaba bien y alegre él podía estarlo también.
--Gracias.
Nayan se metió a la cama mientras ella salía al pequeño balcón para mirar el cielo, la luna estaba casi llena, brillante y enorme. Talía suspiró y luego saltó por la ventana.
***
Viveka caminaba por Samkirche, estaba a punto de cerrar e irse.
Cuando ya estaba todo listo y estaba por entrar al túnel que conducía a la jaula, apareció una mujer, llevaba el cabello cubierto por un suéter y llevaba unos pantalones cafés un poco gastados.
--¿Estás segura de ello? -dijo una voz silbante.
--Definitivamente. -contestó Viveka con severidad, esta única palabra salió con determinación.
--Espero que tengas razón. -respondió la voz melódica.
--¿Eso es seguro? -una tercera voz apareció en la conversación sin haber sido invitada.
--¿Talia? -Viveka quedó petrificada al escuchar su voz.
Talia se acercó a ellas sin disimulo y miró lo que mujer le ofrecía a Viveka.
--¿Un Lycan? Para ella fueron las cadenas de plata y paladio. –la dueña de la voz silbante se notaba sorprendida de su descubrimiento.
--¿Cadenas! -exclamó Talía horrorizada.
Viveka estaba callada en su sitio sin saber que decir, no esperaba tener esta conversación con ellas en estos momentos.
--Si, Rea. Ella es -señaló a Talia con la mano --Talía, mi nueva aprendiz, y ella -ahora señaló a la mujer encapuchada --Es Reanea, una bruja negra, y mi hermana menor.
Las ganas de empezar a gritar de Talía fueron solo contenidas por la intensidad y frialdad del momento. Ninguna de las dos hermanas le quitaban la miraba de encima.
Hubo unos momentos de silencio hasta que Rea empezó:
--¿Por qué no estás en París con los otros? –los ojos de Talia se abrieron como platos.
--¿Qué? -balbuceó Talia.
--Tú familia. Los demás Lycans. ¿Por qué te encuentras aquí con Viveka? -prosiguió Rea sin notar la real confusión de la chica Lycan.
--¿Tú conoces a los Lycans?
--Claro que sí, yo... -empezó Reanea, pero Viveka la cortó abruptamente con un golpe al aire.
--Eso no tiene importancia. Ella está aquí porque así lo quiere y nada más. -dijo colocando sus manos frente a ellas de una manera formal y delicada, luego estas quedaron posadas un poco más abajo de su estómago con los dedos entrelazados.
Talía jugueteaba con su cabello multicolor mientras ambas hermanas se miraban como expertas asesinas segundos antes de cometer un crimen.
--Rea... -dijo Talia apenas en un susurro cuando ambas hermanas pusieron toda su atención en ella. Talia se espantó cuando miró a Viveka y notó cómo serpenteaban líneas negras por su piel, Viveka lo notó y como quien entiende que no tiene otra opción, le da una tierna mirada a su aprendiz para que continúe.
--¿Puedes decirme en dónde se encuentra el templo Lycan?
--¿Templo Lycan? Qué fascinante, jamás había escuchado de tal lugar -Rea de solo un movimiento se quitó la capucha del suéter y dejó ver con claridad su rostro --Pero no te preocupes, por ti buscaré tal lugar y te indicaré el camino a seguir.
--Si ¿Y cuan alto será el precio a pagar? -escupió de mala gana Viveka.
--Su simple presencia, eternamente maravillosa, es la deuda más gigante que tengo -al principio Talia no comprendió a lo que se refería, por lo que Rea continuó --Me has dejado ver lo que ningún otro ser a podido, un ángel antes de su transformación a bestia salvaje e irracional. Un espectáculo de una vez en la vida. Por lo cual pequeña Talia -hizo una leve reverencia --Te has ganado un aliado incondicional.
--Gracias. -dijo Talía imitando su acto y no entendiendo del todo sus palabras.
--Ahora, referente a su petición le digo que no se preocupe, encontraré la ubicación lo más precisa que pueda. Solo tome esto y sabrá cuando lo haya conseguido.
Viveka tomó el talismán que Rea sostenía en su mano y se lo guardó en el bolsillo.
--Yo lo guardaré, no te preocupes. -Talia se encogió de hombros y Rea se rió como una niña.
--Como digas hermana. Nos vemos joven Talia. -Rea se despidió de ambas con un movimiento de mano y empezó a caminar por donde había llegado.
--¿Me vas a explicar por qué necesitabas unas cadenas? ¿O qué es esa cosa negra? -Viveka miró a Talía y empezó a caminar.
Viveka sostenía en sus manos un frasco transparente con un líquido negro espeso en su interior.
--Dime una cosa. ¿En dónde supones que vas a pasar mañana? -aclaró Viveka con voz amenazante, como indicándole a Talía que ella sabía lo que hacía.
--Corrección. -dijo la joven de ojos violetas poniéndose frente a Viveka con superioridad, no le había gustado la forma en la que la mujer le había hablado --Hoy. Y, además, Cherokee llegará en unas horas para llevarme con él. Al igual que ha Nayan. -Talia tenía los labios apretados, reteniendo unos fuertes sentimientos de enojo, esa cosa negra que ahora se volvía plateada, no le daba buena espina, se sentía amenazada ante ella.
--¿Él va a regresar? -el rostro de Talía estaba serio, pero asintió lentamente.
--Así que no te preocupes, no tendrás problemas esta noche, estaré lo suficientemente lejos. -dijo antes de marcharse corriendo hasta su habitación.
...
--¿Cómo te fue en tu salida nocturna? -preguntó Nayan saliendo del baño, traía una sudadera y un pantalón deportivo negros.
--Creí que estarías dormido. -admitió ella con asombro.
--Lo estaba. -le aseguró él sin mucho ánimo.
--¿Estás...?
--No te seguí por lo que sucedió la otra vez, además de que ya puedes cuidarte sola. -había sido una mala idea haberla seguido sin su consentimiento, un error que esperaba nunca volver a cometer.
--Gracias. -dijo ella estirando su cuello y acercando su rostro hasta el de él.
--Otra cosa. -Talia paró en seco, iba a besarlo, pero él empezó a hablar y la dejó pensativa. Pensativa con deseos de dejar de convesnar y hacer otras cosas.
--¿Si? -inquirió ella notando que él no continuaba y creyendo que de esa forma acabarían más rápido.
--Cherokee llamó, vendrá en seis horas -Nayan titubeó antes de seguir hablando --Me dijo que debíamos llevar todo esto -dijo haciendo aparecer unas letras con fuego que quedaron impregnadas en una libreta.
--Son muchas cosas. -Talia repasaba cada una de las cosas escritas en la libreta.
--Lo sé, pero todo es tuyo. -ella asintió distraída.
--Si... ¿Para qué querrá diez cambios de ropa? -puso un dedo en la libreta para señalarlo.
--Ni idea. -admitió él pensando en lo mismo.
--Oye... -Nayan frotó la espalda de Talia, y ésta se estremeció ante su contacto --Te ves ansiosa.
--Es que lo estoy -ella abría y cerraba las manos mientras disfrutaba de los mini masajes de Nayan en su espalda --Me siento inquieta, ansiosa e incómoda -Talía se quedó pensando mientras se veía al espejo --Me siento igual que el primer día.
--¿Qué...?
--Cuando me encontré con Andrew, antes de cambiar por primera vez me sentía ansiosa, inquieta. Al igual que ahora.
Talia fue hasta el baño y regresó en apenas unos segundos con unas tijeras en las manos, las mismas que había estado utilizando para cortar su cabello todos los días.
--¿Qué vas a hacer?
--Ese día mi cabello también había cambiado de color, al igual que ahora, igual que los ojos, pero faltaba más que un día para la luna llena. ¿Por qué cambié?
--Cherokee dijo que por que ingeriste sangre Lycan.
--Nayan. Debo confesarte algo. -Nayan no la miró, pero ella continuó --Aquel día estuve con Harry...él y yo...
Talía espera una reacción completamente diferente por parte de él, jamás creyó que Nayan se iría de la habitación y buscara algo en sus maletas. Cuando le extendió un dibujo y se lo puso directamente en la cara.
--¿Tú no se lo diste verdad? Tú no le diste el amuleto, él lo robó, él te lo quitó, nunca le hablaste en el colegio. ¿Por qué mentiste?
--¿Ya lo sabías? -Nayan asintió con la cabeza, tenía los ojos muy abiertos y su cabeza parecía no encontrar la solución a algo muy simple.
--Cuando nos mostró el amuleto noté que era idéntico al que colgaba del teléfono indestructible de Keitlyn, la única diferencia que ambos tienen es que el de Keitlyn tiene una 'T' y el que Harry tenía era una 'K' -Nayan se sentó en uno de los sillones de la sala --Talia y Keitlyn, son dijes de amigas. En ese momento entendí que algo no tenía sentido. ¿Por qué obsequiarías un recuerdo de tu mejor amiga?
Nayan hablaba y hablaba sin parar, explicando cada detalle que había notado sobre Harry y su misterioso ser, cualquiera pensaría que eran simples celos por parte suya, pero si le ponías atención a sus palabras podías notar que Nayan había descubierto algo y quizá tenía razón. ¿Cómo Harry sabía de los Lycans? ¿Cómo averiguó la ubicación de la casa de Cherokee? O mejor ¿Cómo supo que ella se iba y necesitaba de una salida del mundo Lycan?
--Y ahora solo me quedo en un punto que no logro descifrar, fue el detonante y el inicio de todo. ¿Por qué mentiste?
Talía le había puesto suma atención a todas sus palabras, pero no lograba dejarlas pasar, se quedaba estancada en cada una de ellas, creando nuevos mundos que la falta de información de Nayan, y los conocimientos que Talia tenía lograban crear.
--Nos besamos. -Nayan se detuvo de golpe, había estado caminando por todas partes exponiendo sus puntos de vista, incluso no había notado que Talia no lo había seguido y permanencia aún frente al espejo con las tijeras en las manos.
--Espera. ¿Qué? -miró en su dirección.
--Me dio vergüenza confesar que lo besé el día del parque acuático. Ese mismo día -la mente de Talia estaba entrando en corto circuito por hablar en voz alta sobre lo que había sucedido ese mismo día. En su mente y a solas, había repasado cada segundo, cada detalle que recordaba, buscándole algún sentido, y aunque había descubierto, descifrado y desmentido algunas cosas, nunca se lo había dicho a nadie por miedo a que la juzgaran por sus actos.
--Ese mismo día besé a tres chicos, además de ti -la expresión de Nayan era indescifrable. Su mente se había quedado en shock, y no porque su novia hubiera hecho aquello, sino porque no se lo hubiera dicho y lo guardara con tanto miedo y temor.
Nayan la invitó a seguir hablando para él mismo descubrir cuál era el problema, porque sí claro, está mal que su novia hubiera besado a otros, eso nadie se lo iba a negar, pero en circunstancias tan peligrosas y alocadas como en las que estaban, algo tan banal como aquello no tenía importancia, bueno sí la tenía, pero no de la forma que Talia pensaba.
--¿Me estás diciendo que puede que si hayas consumido sangre de Lycan? ¡TALIA! -Nayan le gritó con fuerza mientras su cara se volvía carmesí.
--¿Cómo supones eso? –el cerebro de Talia se estrujaba cada vez más, ya no razonaba como es debido --Digo... ¡NO¡
--Te acabo de explicar que tenía sospechas de que Harry fuera un Lycan. –ambos se miraban sin parpadear, desorientados. Cada uno tenía miles de ideas diferentes e iguales a la vez en sus cabezas, y apenas y podían prestarse atención el uno al otro
--¿Qué! No, eso es imposible, yo misma lo he pensado muy bien, he analizado ese pequeño detalle mil veces -Talia parecía querer explotar de tantos gritos y emociones juntas.
"¿Enserio alguien podía soportar tanto?"
--Eh repasado en mi mente ese mismo día desde que desperté en mi cama con genes Lycan, no fue culpa de Harry. Nunca ingerí su sangre.
--Pero.... -Nayan no creía que eso fuera verdad, cada una de sus locas y dementes teorías apuntaban a que Harry era parte de los Lycans que habían llegado a Durstain, lo que no entendía era porque había dejado que Talía bebiera su sangre ¿Acaso había algo especial en ella? Antes de toda esta tragedia Talía era una simple loba que podía utilizar magia poco avanzada.
--Te lo digo en verdad, ese día sucedieron muchas cosas, demasiadas a mi parecer, pero de algo estoy segura, no ingerí sangre Lycan.
--¿Te gustaría contarme lo que sucedió ese día? -escuchar el relato de Talia era la única forma que tenia de verificar lo que realmente había sucedido y quizá cerrar algunos de sus enigmas.
Nayan tenía una cara de frustración, sus manos le temblaban e intentaba mantener la calma lo más que podía, necesitaba saber todo lo que pasaba, sino iba a explotar.
--No me mal interpretes, no estoy enojado por los besos -movía sus manos con frenesí, apartando ideas que no venían al caso --Estoy completamente seguro de que si hiciste algo así debiste tener tu razón, confío plenamente en ti, además -Nayan se acercó bruscamente hasta Talia y la pegó a su cuerpo --Debo admitir que tengo por novia a una mujer demasiado sexi y perfecta, sé cómo los demás te miran y desean, incluso antes de convertirte en Lycan, reconozco la suerte que tengo de tenerte aquí conmigo.
Los brazos de Nayan bajaban por las caderas de Talia, ella estaba demasiado perpleja, cómo podía cambiar las cosas tan de repente, sus palabras le estaban revolviendo la cabeza, y su contacto le estaban provocando que la perdiera, se remojó los labios varias veces intentando mantener la calma.
--Y por eso no puedo enojarme contigo -le dio un beso en el cachete y se alejó de ella. Talía dio un suspiro que la dejó sin aire.
Nayan tomó las cobijas de la cama y las quitó para sentarse en ella, luego hizo un gesto con la mano para que Talia hiciera lo mismo. Intentando llevar aire a sus pulmones solo se quedó ahí tiesa.
--Ven, no te preocupes por la lista de Cherokee, ya lo tengo todo listo. Ven y cuéntame una historia de fantasías.
***
No corrijas al necio
porque te verá como el enemigo
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