Capítulo 51: Buscarte
Gray Fullbuster
Sting forcejaba ahora contra mí intentando que volviera a echarme en la cama ¿Pero como quería que me tumbase cuando Natsu estaba a saber dónde y en qué maldito lío?. El dragón de luz trataba de calmarme pero no podía calmarme... ni podía ni quería, iba a encontrar a Natsu y si era cierto que estaba en un problema lo traería de las mismas orejas si era necesario... ¿Cómo se le ocurría venir a verme y no despertarme? ¿Cómo se le había ocurrido a ese imbécil largarse y desaparecer sin arreglar las cosas conmigo? Aunque fuera lo último que hiciera... se iba a enterar de quien era Gray Fullbuster enfadado.
Sting estaba dispuesto a no dejarme levantarme y sé que esto me iba a doler más a mí que a él, pero tenía que hacerlo, así que activé mi magia y lo congelé automáticamente para poder irme.
Sé que estaba mal lo que había hecho, pero no me iba a dejar irme sino era de este modo y creo... que había utilizado demasiada magia, porque mi vista se nubló unos segundos y caí al suelo de rodillas. Desde luego no estaba aún para utilizar magia y tenía que haberlo visto venir, estaba demasiado débil y no sé si podía encontrar a Natsu en este estado en el que estaba, pero debía intentarlo, no podía rendirme, iba a ir a decirle cuatro cosas bien dichas, porque lo mínimo que tenía que haber hecho si se sentía culpable era haber venido y estar a mi lado, no largarse y se lo iba a decir con todas sus letras, porque estaba harto de que siempre hiciera lo que quisiera sin tenerme en cuenta.
Podía estar muy dolido y sentirse muy culpable, pero era mi novio y me debía una explicación importante para hacerme algo así porque no lo entendía. Iba a encontrarle me costase lo que costase. Me puse en pie como pude, haciendo un gran esfuerzo entre el dolor y las pocas fuerzas que me quedaban tras haber utilizado sólo un poco de magia... desde luego no estaba recuperado, ni siquiera estaba al quince por cien de lo que solía ser mi magia, no llegaría muy lejos de esta forma y lo sabía.
Busqué entre el botiquín algunas vendas y algo de morfina para el dolor. Al menos para poder moverme ahora tuve que inyectarme la primera jeringuilla de morfina y terminé de vendarme las quemaduras de Natsu tras ponerme la pomada para las quemaduras. Ahora que me miraba en el espejo... tenían muy mala pinta, sobre todo las de la espalda porque las otras ya estaban casi cicatrizando, pero en la espalda podía ver la marca de las uñas de Natsu junto a la carne viva por culpa de sus llamas. No era capaz de tocarme la espalda sin sentir un dolor desgarrador pero no tenía tiempo para esperar a que estuviera mejor, así que me marchaba, tendrían que vale unas vendas por el momento.
Me puse en pie y salí del gremio... tenía razón Sting, todo estaba a oscuras y no había prácticamente nadie, todos estaban buscando a mi novio y no tuve más remedio que marcharme cuanto antes no fuera a ser que viniera alguno y al verme despierto me hicieran volver a tumbarme. No tenía tiempo para seguir tumbado, tenía que encontrar a Natsu, así que traté de salir lo más rápido posible y caminé por las calles hacia las afueras para ir a la casa de Natsu.
El olor de la bufanda de Natsu ahora enrollada a mi cuello me calmaba, su olor siempre me tranquilizaba y me hacía sentir protegido, porque aunque él ya no confiase en sí mismo, yo siempre confiaba y confiaría en él, siempre me había cuidado y protegido, así que aunque él ya no pudiera creer en sí mismo, yo lo haría por él si era necesario. Sabía que jamás me fallaría.
Llegué hasta su casa y la puerta estaba completamente cerrada, no había forma de abrirla y él no respondía... era raro que no respondiese si estaba en casa, sobre todo tras los gritos e insultos que le lancé para cabrearle y que abriese la maldita puerta, pero no estaba en casa, eso lo tenía claro... con todo lo que le dije tenía que haber abierto la puerta ya. Por suerte... sabía donde guardaba este cabezón las llaves de su casa y me metí por su jardín buscando una de las macetas más alejadas donde tenía plantado un bonsái extraño, bajo su maceta apareció la llave.
Volví a la puerta principal y abrí entrando en su casa descubriendo que en algo tenían razón todos los que habían hablado conmigo en estas horas, este chico estaba fatal, esto era un basurero, no había recogido absolutamente nada y contrastaba mucho con la forma en que habitualmente tenía de recogida su casa, porque no dejaba nada fuera de su sitio.
La cama era lo único que estaba hecho y yo creo... que era porque ni siquiera se había molestado estos días en meterse dentro, se habría tirado encima de ella porque aún veía las mantas y la colcha arrugada por su peso, así que la había utilizado y por el olor tan fuerte que tenía... la había utilizado mucho. Sí que debía sentirse culpable pero yo iba a hablar seriamente con él.
Miré por su casa intentando descubrir dónde narices se había metido y tenía que darme prisa antes de que ese dragón blanco se descongelase... porque dudaba que fuera a tardar mucho con su fuerza y mi debilidad en estos momentos. Al final algo apareció ante mí tirado en la chimenea medio quemado. Lo saqué de entre las cenizas y pude ver que era un trozo de tela negra con el emblema de Phantom Lord.
Entendí todo de golpe... un maldito gremio oscuro estaba tras Natsu y sé que esto pasaría en algún momento, él era realmente fuerte, sabía desde que era pequeño que en algún momento lo desearían y creo que el momento había llegado. Maldije a Phantom Lord... ya tuvimos problemas con ellos y los destrozamos pero creo que no les había quedado suficientemente claro de que Natsu era de Fairy Tail, Natsu era mío y nadie iba a arrebatármelo sin pelear. Apreté en mis manos el trozo de tela y lo congelé casi sin darme cuenta y es que creo... que mi poder estaba aumentando. Sentía el poder de mi padre fluir por mis venas como la última vez y estaba empezando a saber cómo utilizar esta nueva fuerza, ahora tenía mucho más control y supuse que a medida que mi cuerpo empezase a recuperarse y estuviera más fuerte, me sería más fácil controlarlo.
Phantom Lord... Terminé de congelar el trozo de papel enfadado como estaba y aunque odiaba a ese maldito gremio que ahora se había vuelto oscuro... yo iba a ir a por mí chico, estos no sabían con quien se acababan de meter y por lo menos tenía algo a favor, sabía dónde estaba su base y me iba hacia allí de inmediato.
Revisé mis vendajes antes de salir de casa de Natsu y me dirigí hacia la estación del tren porque es muy probable que Natsu se marchase a pie... pero yo no pensaba irme a pie, yo no tenía su problema con los transportes, así que llegaría antes y esperaba... que al menos pudiera llegar antes que él, aunque lo dudaba, Natsu ya me llevaba algo de ventaja en todo esto. Maldije todo el camino a Phantom Lord y estuve pensando mil maneras de entrar en su fortaleza tal y como estaba con tal de sacar a mi chico de allí, pero necesitaría ayuda de Natsu si quería salir con vida, porque en mi estado no podía utilizar tanta magia como me gustaría.
Quizá haber congelado a Sting no era una buena idea, en primer lugar porque podía haberle pedido ayuda y sé que ofreciéndole algo que no pudiera rechazar habría aceptado y sé cuál era el punto débil de Sting... yo. Si le hubiera puesto ojillos de cordero degollado y le hubiera ofrecido algo de sexo o incluso algún beso, él habría hecho lo que yo quisiera, pero supongo que no podía retroceder y tratar de convencerlo ahora. En segunda opción... Sting iba a matarme en cuanto se descongelase por lo que le había hecho. El dragón blanco tenía muy malas pulgas y sé que se enfadaría conmigo, de eso estaba seguro, le había dejado inmovilizado para poder largarme sin que me persiguiera, estaría demasiado ofendido con mi comportamiento después de que le pidiese ayuda con Natsu en la base de los dragones, pero es que no me habría dejado ir a por Natsu, tuve que congelarle.
¡Dios iba a matarme cuando se descongelase! Tenía que darme prisa y marcharme antes de que eso pasase, porque vendría a por mí enfadado... muy enfadado y no podía permitirme que él impidiese mi marcha en busca de Natsu. Entré deprisa por la estación y busqué la primera taquilla libre para comprar un billete hacia la ciudad donde se encontraba el gremio de Phantom Lord, o al menos donde estaba el anterior gremio, supongo que lo habrían montado en el mismo lugar, José no era de cambiar grandes cosas.
Cuando ya salía, apenas tuve que esperar cinco minutos hasta que vi entrar el tren por la estación. Mucha gente bajó y yo esperé a que todos hubieran bajado para subirme, aunque no esperé chocarme contra alguien nada más girar hacia el vagón donde estaban los asientos... Sting y muy enfadado mirándome. Me asusté y todo de verle allí, había tenido que entrar por el vagón de al lado casi seguro y yo no me había dado cuenta.
- Así que te has atrevido a congelarme... - me gritó - ¿Cómo narices se te ocurre?
Los pasajeros nos miraban extrañados pero al ver la marca de un gremio en el brazo de Sting todos se giraron y volvieron a sus conversaciones entendiendo que era un problema entre magos de un gremio, por lo que no nos dieron importancia.
- Lo siento Sting... - le dije con una voz suave y suplicante como la de un niño que nunca ha roto un plato.
- ¿Lo siento? ¿Crees que con esa simple frase arreglamos todo Gray? – me preguntó enfadado.
- Lo siento Sting de verdad, pero tenía que ir a por Natsu y tú no ibas a dejarme.
- Claro que no iba a dejarte, mira cómo estás, estás que te caes al suelo con un leve soplido.
- Voy a ir a por Natsu y nadie me lo va a impedir – le grité esta vez – me da igual cuántas veces tenga que congelarte.
Traté de volver a hacerlo pero al juntar mis manos y sacar algo de hielo, me mareé y casi caí al suelo, si no llega a ser por Sting que me cogió, estaría medio desmayado.
- De verdad que no tienes remedio – me dijo – voy a ir contigo pedazo de cabezón, ¿Cómo crees que voy a dejarte en este estado? No podrás contra Phantom así.
- ¿Cómo sabes lo de Phantom? – le pregunté.
- Lo he escuchado por la ciudad cuando te buscaba, había rumores de eso. Se lo he comentado a Rogue pero no sé si podrá llegar antes que nosotros. Por cierto... odio los transportes – me dijo en cuanto notó el tren ponerse en movimiento.
Ambos nos sentamos y era idéntico a Natsu, se mareó al momento pero había subido por mí, había venido por mí para que nada me ocurriese mientras Rogue iba a pie a por Natsu tratando de alcanzarle. De verdad que me encantaba haber conocido a Sting.
- Gracias Sting – le agradecí.
- De nada – me dijo.
Llegamos a la ciudad y tuve que ayudar a Sting a bajar del tren porque del mareo que llevaba encima no se sostenía en pie. La ciudad se alzaba sobre nosotros y en lo más alto, vi esa maldita construcción de Phantom Lord. Sting se recuperó enseguida y caminamos hacia allí llegando a la misma puerta. La puerta estaba cerrada pero vi a Natsu asomado a una de las ventanas.
- Natsu – le grité y él me miró extrañado de verme allí – baja aquí ahora mismo pedazo de imbécil ¿Qué narices haces en Phantom Lord? Baja si tienes lo que hay que tener y pelea contra mí porque voy a hacer que entres en razón a golpes si es necesario – Natsu me miró aún más sorprendido.
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