-Nuevo Creyente-
-T-Tú...- el joven dios sonrió al ver la expresión de sorpresa. De inmediato sintió la esencia de su reliquia a sus espaldas.
-Con que aquí estabas...- lo tomó con sumo cuidado. Esta comenzó a emanar una leve luz al ponerse tacto con su propietario, una extraña descarga eléctrica recorrió por el cuerpo del dios. De nuevo sus poderes iban fortaleciéndose más, sin embargo aún era muy débil en comparación a sus tiempos mosos. Si sus hermanos tenían razón, el joven que yacía en el suelo sería su nueva fuente de vitalidad y poder.- ¿Tú me has llamado?
-Ah...si...pero...¿Estoy soñando verdad?- Marco se acercó a él tomando su mejilla derecha con algo de fuerza.- ¡Auch!
-No, no lo estás.
-¡Mi señor!- el joven de inmediato comenzó a hacer reverencias haciendo que Marco se sorprendiera de golpe. Las oraciones en náhuatl podían escucharse en susurros, el moreno nunca había imaginado que alguien con apariencia ruda doblará ante su crisis de fe. No sabía que hacer, respiró profundamente para pensar un poco, ya había olvidado estar en contacto con los humanos. Se agachó y lo tomó para levantarse.
-Oye...entiendo tus reverencias. Pero, ¿Porqué me has llamado? ¿En qué puedo ayudarte?
-Mi señor mi familia ha sido fiel a usted desde varias generaciones. Sin embargo, mi abuelo fue el último que creía fielmente. Me enseñó que debía siempre seguir con los rituales para hacerlo llamar...pero, desde que murió, nunca creía que lo vería con mis propios ojos.
-Ahh...ahora entiendo porqué escuchaba sus voces todo el tiempo...
-¿Dijo algo?
-¡No! Ejem. He venido a tu llamado pero mi reliquia debe estar ahora a mi lado. Espero que no ...
-No, es suya. Mi abuelo siempre mencionó que al fin cumplido el ritual debía entregarlo.
-Hijo de la chingada...siempre querían devolverlo...- dijo el moreno dándose un manotazo en la frente.
- Aunque, no creí que fuera tan...
-¿Fuerte, guapo y poderoso?
-Mocoso- Marco lo miró con algo de molestia, pero este solo sonrió desinteresado. El mayor se levantó y dio una pequeña reverencia frente a él.- mi señor, mi nombre es Kyle Myers. El ultimo de los descendientes de sus fieles seguidores desde que estuvo en este mundo del hombre.
-Bueno, yo tenía claro que tu familia había adquirido mi reliquia por un grupo de españoles.-lo miró con seriedad al asiático, pero este solo agachó su mirada ante el moreno. Marco no estaba deseoso de descargar su furia en él, pues no tenía una buena referencia de aquellos intrusos. Sin embargo, el joven Kyle suspiró y lo miró con determinación.
-Eso fue lo que hicimos creer a los soldados.
-¿Qué es lo que me quieres decir?
-Mi abuelo siempre nos mencionaba que nuestros ancestros mantuvieron un perfil bajo ante ellos. Mi familia de parte de mi padre eran provenientes de otras tierras, pero de parte de mi madre mantuvieron su palabra de encontrar la reliquia de su señor. Así que ambas partes se unieron para poder encontrarla, y fue así, un grupo de soldados estaban apostándola como una simple basura. Hasta que llegó un día en que un famoso señor feudal lo otorgo sin problema a mi familia. La tradición fue pasando en generación a otra hasta llegar conmigo, muchos se habían rendido en seguir llamándole, pero mi abuelo me daba esperanzas desde que tengo memoria.
El jaguar se sintió de la manera tan culpable de no haber atendido los últimos llamados de sus fieles, pero dentro de él sentía un gran alivio de tener una fuente de poder. Se acercó hacía él tomando su brazo derecho, levantó la manga de su chaqueta dejando descubierta su muñeca. El dios con su dedo indice comenzó a marcar en ella, Kyle estaba extrañado al ver que "dibujaba" mientras en susurros recitaba una especie de oración nahuatl, de pronto un ardor hizo reaccionar de inmediato. Una marca de inmediato estaba siendo presente, pareciera impregnarse permanentemente en su piel.
-Desde ahora, esto me mantendrá conectado contigo. Cada vez que me llames o pidas para tus peticiones. Solo clama mi nombre y vendré hacía ti.
-Eso quiere decir...
-Así es, eres mi siervo de por vida. Servirás a este mocoso, mi rey.
-¿Así?-sonrío coquetamente hacía el jaguar. Marco sabía perfectamente que este joven ocultaba algo muy poderoso en él y estaba dispuesto a no perderle.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
-¿Creen que estará bien?- habló el joven de la lluvia que no dejaba de dar vueltas por la habitación.
-Calma hermano. Con ese nerviosismo estas nublando la noche- comentó el joven dios guerrero.
-Lo siento, pero es que es la primera vez de Marco frente a un humano después de tantos siglos. ¿Qué tal si es una broma de esos jóvenes que les gusta arriesgar sus vidas?
-Jajaja se nota mucho más por ti. Ahora no me quiero imaginar cuándo te hagan llamados a ti.
-Aunque no lo creas Héctor, he seguido oyendo oraciones a mis fieles que quedan y no los ignoro como lo hace este bruto.
-Si, si. Para la voz bonita que siempre le cumples sin chistear.-dijo el mayor quién se sentó en el sofá. Miro al joven emplumado con algo de preocupación, no se había separado de mirar por la ventana que dirigía a las habitaciones de donde se encontraba Hiro. No dejaba de jugar con sus manos, su pecho se sentía de alguna forma presionado, algo no estaba bien con él. Desde que le entregó aquel collar al menor, podía sentirse algo conectado a él. Necesitaba asegurarse que todo estuviera bien. Héctor sabía perfectamente sobre los sentimientos profundos que siempre había cargado su hermano desde que lo conoció, nunca estuvo en contra de las ideologías que el dios de la serpiente tenía en su época, pero siempre se mantuvo fiel a sus padres. Como mayor lo protegía de que nada malo les afectara, pero sabía que ese romance implicaba peligro entre todos sus hermanos y demás dioses, en especial Xibalba. Esa mujer era como un venenoso alacrán dejando sus palabras malignos en los demás. Y ahora más que nunca sabía que regresaría pronto al saber el regreso de Miguel.
El joven emplumado iba regresar con sus hermanos cuándo notó algo extraño entre los arbustos del jardín, observó detenidamente entre la oscuridad, sus ojos comenzaron a cambiar como las de una serpiente lista para atacar. Notó que un bulto obscuro iba en dirección a la habitación donde se encontraba Hiro y su familia. Podía sentir la maligna energía que emanaba esa criatura, sin embargo su expresión comenzó a tornarse en sorpresa al sentir que ese poder no se traba de un simple demonio.
-¿Miguel?...-Habló el mayor detrás de él. El moreno solo dio media vuelta y tomó su chaqueta para salir inmediatamente.- ¿A dónde vas ahora?- el dios emplumado no dijo nada y salió disparado de la habitación. Su corazón sabía perfectamente que esto no era parte de su imaginación, pero podía reconocer de inmediato de quien era obra. No pensó que esa mujer supiera de inmediato de su regreso. Corría entre los pasillos para salir hacía a aquel jardín, por suerte ya eran altas horas y no había ningún empleado a la vista si llegara a usar sus pocos poderes que tenía. En ocasiones se detenía para lograr ubicarle de inmediato, sin dudar se dirigió a la habitación de los Hamada, ya se encontraba allí esa criatura. Ahora era más difícil si no tenía su cetro en su mano, pero Héctor le había enseñado a pelear sin armas así que no le le temía en salir herido.
Observó con cuidado de que no hubiera testigos, podía sentir detrás de la puerta como iba aumentando, sus respiraciones estaban acelerándose con tomar una decisión inmediata; colocó su mano en la manija para quitar el seguro de la puerta con su poder. Un pequeño click hizo entender que había logrado abrirla, con lentitud giro la manija para entrar y con delicadeza escabullirse en la habitación ya que dentro yacían la familia Hamada en un profundo sueño, sus ojos se abrieron de golpe al ver a una especie de animal deforme de cuatro patas de pelaje negro, sus dientes podían verse fácilmente a la vista, su hocico brillaba al estar absorbiendo la energía de nada más del menor de los Hamada. Aquella luz parecía dejar escuchar un leve aliento salir del joven, Miguel empuñó sus manos con fuerza haciendo que también comenzarán a emanar luz. Se dedicó a atacar de inmediato pero la criatura se dio cuenta de la acción de su enemigo y este logró esquivarlo, el joven dios evitaba no hacer ningún ruido para no despertar a la familia. Sin embargo, se dio cuenta que la energía de Hiro estaba totalmente débil y si no se apresuraba en derrotarlo moriría silenciosamente. La criatura parecía burlarse de él en una esquina de la habitación, Miguel estaba lleno de ira al ver que estuvieron atentando con la vida de su amado de nuevo; de nuevo su poder se concentro en sus puños listos para su nuevo movimiento pero esta bestia era bastante rápida para el dios emplumado. El dios sabía que se debía a sus poderes que no lograba dejarle un golpe pero debía seguir intentándolo, ambos peleaban por cada rincón del lugar, era algo difícil ya que Miguel evitaba que no cayeran objetos frágiles, hasta parecía que aquel enemigo sabía que estaba enfocándose en ello. Con una maléfica carcajada abrió de golpe la ventana para huir de la habitación, el moreno salió trás de él si no antes de mirar con preocupación al menor, esta vez no se saldrían con la suya. Esta vez sacó su fuerza haciendo un estruendo, lanzaba energía en contra de la criatura que corría por el lugar, invocaba objetos para lograrle golpear pero los resultados solamente eran destrozos en el hotel. De inmediato lo perdió por unos segundos entre los pasillos que llevaban a la explanada, guardó silencio para escuchar sus patas o al menos su aliento en el ambiente.
De pronto un golpe sordo en su mejilla hizo lanzarlo contra un muro, jadeante y con inmenso dolor se levantó para darse cuenta de que aquella bestia ahora estaba de pie en sus patas traseras. Ahora estaba teniendo en conclusión que era un espíritu traga almas que algún dios debió invocar, estos devoraban poco a poco tu esencia para dejar de ser un animal y convertirse en un híbrido humano. ¿Pero de que servía que esta criatura fuera en busca del asiático? Como pudo de nuevo fue en contra de él pero este logro pararle con una sola mano, el moreno sabía que su energía estaba perdiendo fuerza, pues el único creyente que tenía era Hiro en su forma de interés por la historia de México y en especial en él. La bestia con su sonrisa amplia de orilla a orilla lo miraba con victoria, con su otra mano lo tomó del cuello haciéndole que su respiración fuera imposible de llegar a sus pulmones. Los colmillos del moreno sobresalían de sus labios, sus ojos estaban tornándose como los de una serpiente, era su única opción desde ahora, al menos tomando su forma podría ayudarle pero eso también implicaba en delatar su identidad.
Sentía de nuevo su energía volver pero cuando ya estaba a unos escasos segundos de transformarse, una nueva silueta salio de la nada golpeando en la cabeza de la bestia, Miguel cayó al suelo tosiendo mientras recuperaba el aliento, una mano lo tomó de su brazo haciéndolo levantarse. Era su hermano Leo quien había llegado a su ayuda, aquella silueta que se había unido a la pelea era su hermano Héctor preparado para seguir peleando.
-¿Qué están haciendo ...aquí?....-jadeo el joven emplumado.
-Tuvimos que seguirte, sentimos tu poder debilitarse...jamás nos habíamos percatado de este demonio.
-¡Y que nos vas a dejar en quiebra con tus destrozos aquí!- gritó antes de ir de nuevo a pelear contra la bestia. Leo de inmediato comenzó a curar a Miguel para que recobrara fuerza, sin embargo aun siendo Héctor un dios de la guerra, sus poderes seguían débiles así que debían de apurarse y quitarle la vida de Hiro. Cuando se sintió recuperado, se unió a su hermano mayor, Leo tampoco dudó en unirseles para derrotarlo, los minutos parecían avanzar de manera lenta, pues no parecía haber algún avance a su favor. Los jóvenes dioses agitados y jadeantes sin fuerza, miraban como su enemigo iba transformándose más a un humano con rasgos de un animal, Miguel estaba volviendo a sentir esa incertidumbre de no salvar a su amado de nuevo, pero mantenía la fe en que terminarían con él aunque sea lo ultimo que se proponía. Pero, sus últimos alientos fueron escuchados por alguien, pies descalzos se acercaban a la zona de batalla, un humo oscuro comenzó a invadir el lugar, el sonido de un jaguar hacía el llamado de su entrada a la pelea. Miguel al ver de quién se trataba y sentir de nuevo aquél poder de la verdad, una sonrisa nostálgica la tranquilidad había llegado de nuevo.
-Preparen el escenario mis reyes, que aquí su papacito le dará en la madre a todo aquél que se mete con mis hermanos. ¡He nacido de nuevo!
"El espejo de nuevo humeando está"
Continuará.......
Al fin de años pude terminar este cap :D lamento tardar pero ya estamos aquí de vuelta!!
¿Qué creen que pase? ¿Salvaran a Hiro? ¿Teorías?
Nos vemos en la siguiente!!! los amo!!!
Beka-san~
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top