ii. el funeral
CAPÍTULO DOS — el funeral
( el fantasma de la casa creel, parte ii )
( A/N: holaa!!! ya empiezo con los avisos
perdón. este capítulo contiene dos menciones
de arcadas/acto de vomitar (pero no de ello en
sí), de culpa, de muerte y en general tópicos
chungos y pensamientos tristes. si veis que no
podéis seguir leyendo pero queréis saber qué
pasa no dudéis en mandarme un mensajito para
que os lo resuma de la forma menos triggering
posible <3 estoy aquí para todo. si
necesitáis hablar o cualquier cosita. besotes !! )
ENID
Apenas consigo llegar a tiempo al funeral porque me he pasado toda la mañana organizando las pistas que ya tengo. Son pocas y no tienen consistencia, pero por el momento es lo único a lo que puedo aferrarme, ya que solo cuento con la información que he ido recogiendo de los periódicos y el Archivo. Aún me queda la parte más importante: la presencial.
He vivido por esto muchas veces, así que me sé el proceso de memoria: el silencio, el duelo, la añoranza. Recuerdo mi primer funeral. No pude alzar la vista más de dos minutos seguidos porque ver a la gente llorar me daba arcadas; arcadas de las malas. Estuve a punto de vomitar delante de una familia que ni siquiera me conocía y que solo quería despedir a su hijo de doce años porque se me metió en la cabeza que necesitaba sentir el dolor que nunca había sentido por mi madre.
Howard me encontró acurrucada contra un árbol, bajo la lluvia, con los pies calados de agua y los labios quemados. Me dijo que no podía hacerlo, que no podía irme de casa y colarme en funerales como si fuesen de puertas abiertas. Me dijo que no podía seguir siendo así.
¿Así cómo? Me pregunté de camino a casa. Una niña rara, un monstruito obsesionado con la Muerte. Había tantas posibilidades que era incapaz de encontrar una que se adecuara a lo que había hecho ese día.
Porque no tenía nombre.
Tengo que decir que aquí hay más gente de la que esperaba teniendo en cuenta lo que piensan sobre Eddie. Personas que juraría que no se saltan ningún día de misa y que están replanteándose la posibilidad de marcharse y no mirar atrás. Total. Es un funeral para un satánico asesino, ¿verdad? ¿Qué razón tienen para quedarse? Consigo hacerme un hueco entre una pareja que murmura sobre el club de Eddie, Hellfire, y sus seguras afiliaciones con el diablo dado el dibujo de su camiseta, hasta colocarme junto a alguien que parece medianamente normal. Ella me mira de soslayo y aprieta los labios antes de volver a enfocar la vista al frente.
❝¿Le conocías?❞ pregunto, y ella tarda en darse cuenta de que le estoy hablando.
Se encoge de hombros. ❝Algo así,❞ contesta. No se molesta en volverse a mí cuando replica ❝¿Tú?❞
Conozco el nombre de sus padres, el de su tío, la dirección de su antigua casa, su altura, su número de pie y creo haber leído que era alérgico al tomate. Eso tiene que contar como que le conozco, aunque haya adquirido la información de forma ilegal.
No puedo evitar sonreír. ❝Algo así.❞
Como investigadora me encantaría saber más cosas sobre él. Más allá de su muerte escondida y la relación que pueda tener con la de mi madre, creo que era alguien simpático, aunque si hablamos de amistad, no sé si nos habríamos llevado del todo bien. De hecho, estoy segura de que no lo habría aguantado durante mucho tiempo sin mandarlo a la mierda.
❝¿También ha escondido tu existencia a todos sus conocidos y familiares? Parece que nadie ha escuchado una palabra sobre mí,❞ suspira a la vez que baja los hombros. Vaya, esto es aún más deprimente que el funeral en sí. ❝Me llamo Beth.❞
❝Enid,❞ respondo, y cuando voy a extender la mano para saludarla me da la espalda, a lo que frunzo el ceño. ❝Y no. No ha escondido mi existencia a todos sus conocidos, pero lo siento mucho por ti.❞
Tiene el pelo recogido con una pinza que no cumple su único trabajo, y los mechones le tapan los ojos de forma que tiene que echarse el flequillo hacia atrás para poder ver con claridad. No sé qué quiere ver. ¿El ataúd? ¿Al grupo de personas que hay junto a Wayne Munson? Beth me mira por encima del hombro y resopla.
❝Pensaba que éramos amigos. Nos conocimos en un campamento de metal.❞
❝Pero si pareces recién sacada de un colegio concertado.❞ Y solo cuando lo suelto me doy cuenta de lo que he dicho. Por suerte, Beth rueda los ojos, pero no hace más. Me gustan las reacciones que no involucran ni muerte o a mis dientes clavados en el pavimento.
Por muy contrario que parezca, ahora no se calla; si sigue hablando mientras Wayne Munson dice unas palabras sobre su sobrino todo el mundo girará a vernos y mi plan de pasar desapercibida se irá a la mierda, lo que me llevaría a tener que cambiarme de sitio y a no poder parar a algún amigo de Eddie para sonsacarle información sobre sus últimos momentos.
No puedo evitar volver a mi primer funeral, cuando todos mis órganos se acumulaban contra mi garganta y sentía el suelo temblar bajo mis pies, como si el chico que había muerto, unos meses mayor que yo, quisiera que me fuera de allí. Lo sentía en el suelo y en el aire, soplando con fuerza contra mí, obligándome a cubrirme con las manos y a tener que hacer esfuerzos por permanecer en pie. Largo, podría haber dicho. Ni siquiera me conoces.
Una mujer estaba a mi lado, de vez en cuando, mirándome de soslayo para comprobar que no me pasara nada. ❝No te preocupes,❞ me dijo. ❝Está en un lugar mejor, y te mira desde arriba. Siempre te está mirando.❞
Tenía unos ojos azules muy parecidos a los de Beth que desgarraban los míos para hacerse un hueco en mi mente. No quería que me mirase, ni que me sintiera. No quería nada de eso.
❝Su amigo Dustin es muy simpático,❞ sigue contándome Beth, sacándome del trance y disimulando para que nadie se dé cuenta. ❝El chico del pelo rizado que está allí, junto a Wayne. ¿Le ves?❞ Asiento. ❝Y sus mejores amigos también están por allí. Ellos tampoco me conocen, así que estoy sola en Hawkins. En un hotel. No es muy bonito, pero es lo que hay. Lo hubiese hecho todo por Eddie. Sé que aunque no le haya hablado de mí a nadie, me está mirando desde arriba.❞
Mi cuerpo gira lentamente hacia ella. ❝¿Perdón?❞
❝¿No crees en el Cielo?❞ me pregunta, sus ojos grandes y muy claros cubiertos de una capa de lágrimas. ❝Yo... Yo estoy empezando a creer. Sé que hay alguien superior que nos ha creado y nos ha dado un propósito.❞
¿Cuál es el tuyo?, quiero preguntarle. Porque mi propósito se extinguió cuando nací.
Doy un paso hacia la izquierda con ánimo de alejarme. Beth me imita. ❝Pero no un único propósito, ¿sabes? Creo que tenemos varios, que a medida que avanzamos se nos da una nueva misión; una nueva meta. Mi meta ahora mismo es estar aquí, en este cementerio, hablando contigo y esperando a que bajen ese ataúd. Sé que Eddie lo habría querido así. Era una persona extraordinaria.❞
Beth sigue mirando al frente; solo puedo ver que curva los labios hacia abajo. Mis labios se mueven solos; la voz que surge de lo más profundo de mi garganta no es la mía, sino la de mi subconsciente.
❝¿Y crees que se hubiera sacrificado por el pueblo?❞
Ella no me responde. Aún no alcanzo a ver su expresión, porque los mechones de cabello vuelven a taparle el rostro, pero veo que baja la cabeza y tensa el cuerpo.
Wayne Munson termina su discurso, gira hacia Dustin Henderson y apoya una mano en su hombro. El niño está temblando, cojea. No abre la boca hasta que mira hacia atrás por una milésima de segundo. Tiene que ser conmovedor, porque, aunque no escucho una sola palabra de lo que dice, la gente a su alrededor trata de contener las lágrimas, se abrazan e incluso apartan la vista. Este es el duelo del que hablo. Esta es la sensación de culpa que me ha llegado en cada funeral al que he ido. Siempre hay alguien que se echa encima todo lo malo que ha pasado, y aquí y ahora. Hoy, treinta de marzo de mil novecientos ochenta y seis, un niño de quince años está gritando que él es la razón por la que hoy estamos aquí.
Se clava las uñas de las manos en las palmas. La culpa refleja en sus ojos, en los sonidos que emite al intentar hablar, en los titubeos y los gestos involuntarios.
Mi mente está con él. Creo que puedo oír lo que piensa. Creo que puedo verlo. Una sombra, el único rayo de sol del día siendo tapado.
Pero es una ilusión. Lo único que veo; lo que creía que era la culpa es en realidad Beth, que ha levantado los pies del suelo.
DUSTIN
Sin cadáver, el ataúd está vacío.
Ahora estoy entre Steve y Robin, mirando a un ataúd insignificante lleno de camisetas de Hellfire y cintas que a Eddie le habría gustado conservar, esté donde esté.
Nunca me he parado a pensar en lo que hay después de la muerte. Puede que una vida mejor, o puede que no haya nada y le tenga a mi lado riéndose de estos pensamientos tan tristes que estoy teniendo en vez de disfrutar de esta farsa de funeral que están haciendo sobre la marcha porque Wayne les ha exigido que lo hicieran.
❝Henderson,❞ murmura Steve. ❝Te toca.❞
Me zarandea por los hombros en señal de apoyo y Robin se inclina para abrazarme.
Bien. Vale. Me toca.
Tengo que subir ahí y decir todo lo bueno que recuerdo sobre Eddie aun sabiendo que nadie me va a hacer caso porque sus convenciones sociales son mucho más reales que nada de lo que yo piense. Powell vino a casa ayer para suplicarme que le dijera la verdad y hasta me preguntó si Eddie me había lavado el cerebro con su magia satánica. Hawkins me da miedo ahora mismo. Vecna sigue por ahí, lo sabemos. Ambos mundos están conectados y ahora más que nunca, pero si todas las personas del pueblo piensan que esto es cosa del satanismo en vez de escucharnos, estaremos muertos en menos de lo que se puede imaginar.
Y no quiero eso. Acabamos de recuperar a Max tras dos días en coma, y se la ve bien, dentro de lo que cabe; estamos todos juntos de nuevo... ¿De verdad podría pasar? Que nos separemos para siempre. Al cerrar los ojos sigo viendo el cuerpo de Eddie en el suelo; la forma en la que se ahogaba con su propia sangre. Si tengo que ver a otro de mis mejores amigos morir, no creo que lo soporte. Incluso ahora, me cuesta respirar y caminar (más allá de mi pierna fastidiada). No puedo pensar con claridad, pero mi cerebro hace el esfuerzo de concentrarse en posibles futuros catastróficos en los que morimos y Vecna gana. Es lo único que ocupa mi mente.
Avanzo hacia la tarima sobre la que se encuentra Wayne y subo el escalón con su ayuda. Aún me duele la pierna de mi encontronazo con Beth, y por puro instinto alzo el cuello para buscarla. ¿Sigue aquí? Mis ojos se mueven de un lado a otro enfocando en caras conocidas, como mi madre, que al final ha decidido venir, aunque sé que no le agrada la idea, o Nancy, o el agente Powell, que espera junto a Callahan a que esta especie de homenaje al «asesino» de Hawkins termine antes de empezar; al mirar a mi derecha encuentro a Beth, que tiene la cabeza gacha, como si estuviera rezando.
❝Gracias por venir, hijo,❞ dice Wayne apoyando una mano en mi hombro. ❝Y por todo lo que has hecho estos días.❞
No sé qué responderle.
Baja de la tarima y siento que todos los pares de ojos juzgantes me atraviesan como una bala. Mierda, voy a vomitar.
Miro hacia atrás en busca de algo de apoyo; en busca de Steve, que no ha dejado de prestarme atención desde que nos hemos vuelto a reunir. Sé que estos días no he sido yo mismo, y creo que mis amigos merecen una pequeña victoria después de todo lo que han pasado. Sé que no existe victoria alguna si no ganamos todos, pero ellos lo necesitan. Piensa que esto también es por Wayne, resuenan las palabras de Steve en mi cabeza. Sí. Por Wayne, por Gareth, Jeff y Grant. Por Chrissy Cunningham, Fred Benson y Patrick McKinney, que también ha sido víctimas.
Dios, soy un idiota. Si él hubiera trepado primero me habría asegurado de tapar el portal y dejar a los murciélagos atrapados en el Mundo del Revés. Y si hubiese caído bien al bajar podría haberle ayudado contra ellos y haber ganado tiempo hasta que cayeran.
Mi pecho sube y baja. Me duelen las manos y me tiemblan los labios. No voy a poder hacerlo. No voy a poder mirar a estas personas y decirles que Eddie era una persona a la que admiraba porque no me creerían. No lo harían aunque lo vieran con sus propios ojos, aunque supieran la verdad.
Creo que mis cuerdas vocales se han roto, porque cuando quiero hablar solo sale un graznido. Se me encoge el corazón. No sirvo para esto, ni para nada. Quiero ver a Vecna muerto, que deje de atormentarnos a mis amigos y a mí. Quiero que esta pesadilla se termine de una vez.
❝Yo...❞
Yo admiro a Eddie. Dilo, Dustin. Dilo, joder.
Oigo tantas voces en mi cabeza que no soy capaz de pedirles que paren. No sé quién habla: si soy yo, si es la culpa o si es alguien más, pero no para de chillarme, no para de gritar.
Vamos, Dustin.
❝Yo admiro a Eddie,❞ digo por fin. Escucho que Wayne toma aire; tengo que luchar para contener las lágrimas. ❝Cuando le conocí— y nos dio la oportunidad a Mike y a mí de ser parte del club, pensé que me estaba viendo a mí mismo en un espejo. Siempre he querido ser como él: alguien dedicado, seguro de quién era. Orgulloso. Siempre me han acosado por lo que me gusta o por mi forma de hablar, así que solo podía contar con mis tres amigos, pero poco a poco he ido conociendo a gente maravillosa, y Eddie era uno de ellos. Señor Munson,❞ llamo a Wayne. Él me mira. ❝Le mentí. Eddie estaba enfadado todo el tiempo. Chillaba, montaba pollos por todo y aun así era increíble. Un amigo de verdad. Un...❞
Un hermano, quiero decir, pero no puedo evitar fijarme en Beth, y por un momento creo que sus ojos se entornan y se vuelven completamente blancos; la chica a su lado la mira de reojo y se lleva las manos a la boca antes de retroceder y maldecir en voz baja.
Trago saliva. ❝¿Beth?❞ digo, en la voz más alta que puedo.
❝Dustin, ¿qué...?❞
Lucas no puede terminar de hablar porque creo que ve lo que yo.
En este mismo momento, Beth empieza a flotar.
ENID
Los fantasmas no existen.
Eso me dijo Howard de camino a casa mientras yo sentía las gotas de lluvia colarse por mi camiseta y bajar por mi espalda. Él me miraba por el espejo retrovisor del coche con cierta molestia, pero también con cariño.
❝Son invenciones de la gente. No debes tener miedo de ellos, ¿vale?❞ Esperaba que asintiera, que, por arte de magia, todas mis preocupaciones se fueran como el agua en un río.
Yo solo contesté, ❝Entonces, ¿por qué he oído una voz en mi cabeza diciéndome que me marchara?❞
Si no hubo respuesta entonces, ahora tampoco la hay.
Tiro de la pierna de Beth, la extraña charlatana, que ha decidido, como cualquier otra persona normal, desafiar las leyes de la gravedad a mitad del funeral de su amigo. Es imposible bajarla. La gente ya ha empezado a gritar y a huir del cementerio, y oigo la voz de los agentes de policía pidiéndome que me aleje de ella, pero sigue ascendiendo. Sigue sosteniéndose en el aire.
Y la voz solo lo empeora todo.
Enid, estoy aquí contigo. Siempre lo he estado, pero necesito que me ayudes a salir.
Me fallan las piernas y dejo ir a Beth antes de caer al suelo sobre mi trasero. Como cuando dormía, sigo escuchándola sollozar en mi cabeza y dar golpes contra las paredes para que le preste atención. Sácame de aquí, Enid, por favor. No lo aguanto más. Estoy atrapada. Estoy sola. Estoy viva.
Alguien me sujeta por los hombros y me arrastra hacia atrás para alejarme de Beth, y aunque habla yo solo la escucho a ella. Enid, ayúdame.
Estoy aquí contigo. Siempre lo he estado. Te he esperado durante años; necesito que me ayudes a salir. Estoy atrapada. Estoy sola. Estoy viva. Estoy viva. Estoy viva.
Estoy viva.
El chico que se coloca delante de mí, tapando la vista de Beth sujeta mi cara entre sus manos. ❝Tienes que irte de aquí. Vamos, ven conmigo. Vámonos.❞
Mis oídos funcionan de nuevo, y la voz de mi madre se ve ahogada por las demás que surgen de la nada.
❝¡Aléjate de la chica, Henderson!❞
Uno de los agentes de policía apunta su pistola contra Dustin mientras el otro sujeta a su madre, que chilla cosas que no puedo entender. El chico vuelve a tirar de mí y esta vez me levanto y arrastro los pies por la hierba del cementerio. Sigo escuchando gritos; al girar, Beth ha dejado de ascender, pero se mantiene flotando en el aire con los ojos entornados.
❝Deja de mirar,❞ me dice. ❝Por favor, deja de mirar.❞
No puedo vocalizar una sola palabra. No puedo hablar.
❝¡Henderson!❞
❝¡Va a morir, agente Powell!❞ responde Dustin en un llanto.
❝¡Henderson, aléjate de la chica!❞
Paro en seco y tiro del chico para que me deje ir de su agarre. Ni siquiera sé quién es, ni qué quiere de mí. Giro para ver a Beth y mi respiración se acelera. ¿Qué...?
❝¿...está pasando?❞
El cuerpo de Beth se yergue y ella estira la cabeza hacia atrás, por lo que el chico detrás de mí maldice en voz baja y vuelve a tirar de mi brazo. No puede conmigo. Podrá ser más alto, pero por su cara tiene la misma edad que Dustin, quien ahora gira hacia Beth de la misma forma en la que lo hacen las otras dos personas a su lado. Había más gente, ¿dónde se han metido? La chica en la silla de ruedas no está; tampoco Wayne Munson, ni los chicos del grupo de Eddie.
❝Por favor, ven conmigo. No quieres ver eso.❞
Una bocanada de aire me hace retroceder al mismo tiempo que Beth cae al suelo, como si la gravedad hubiese vuelto a ella de repente. Dustin mira a su alrededor y luego hacia donde nosotros estamos antes de agacharse y comprobar que la Beth esté bien. Dejan ir a su madre, quien intenta apartarlo.
❝Ha sobrevivido,❞ susurra el chico tras de mí.
Giro para verle, aun luchando porque mis piernas no cedan y caiga al suelo sin más. Mi voz se alza en un susurro. ❝¿No tendría que haberlo hecho?❞
Él curva los labios hacia abajo.
❝Lo... Lo siento. Tengo que...❞
Baja la pequeña colina hacia donde se encuentran los demás, confortando a Beth mientras ella llora y se agarra a Dustin, mirando a todas partes hasta que sus ojos se cruzan con los míos.
Enid. Estoy viva.
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A/N.
holi :)
qué intenso. estoy sudando y honestamente no tengo palabras
espero que os haya gustado !!!! <3
Besitos :)
palabras: 3000
publicado: 19 de agosto de 2022
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