🌺 Capitulo 10🌺
(13 años después)
Moana estaba en su isla, haciéndose cargo de sus responsabilidades, se había vuelto una chica bastante ocupada, no tenía tiempo para si misma... O más bien no quería tenerlo. Se había vuelto un poco fría con sus sentimientos, pero por dentro era un torbellino de tristeza y culpas. Renunció al amor de su vida pero a cambio recibió una nueva oportunidad para poder vivir miles de años cumpliendo sus responsabilidades.
Se sentía extraña al ver a sus familia y amigos crecer y ella quedarse con la misma edad por siempre, pero sabía que pronto se acostumbraría, aunque también le causaba mucha tristeza especialmente cuando veía a su hermana ya de 16 años, justo la edad cuando ella conoció lo que es ser una navegante. Simea también se había convertido en una amante de la navegación y se sentía bien tener a Moana como su maestra.
Moana trataba de cuidar a su hermana lo mejor que podía ya que era demaciado impulsiva y aventurera, le recordaba mucho a ella.
Una tarde en particular, Moana y Simea estaban en la playa mientras reparaban el bote.
— Y bien hermanota, ¿Has sabido algo de Maui?
Se tensó al oír el nombre después de mucho tiempo — No y no quiero saber nada
— Se que lo extrañas
— Aún si lo extraño lo nuestro llegó a su fin hace mucho y es mejor así
— ¿Y no has pensarlo en buscarlo?
— No y deja de insistir con eso
— Aún no entiendo porque no le pediste a los dioses que te dejaran estar con él
— Lo nuestro era imposible, mi vida dependía de estar separados y tenían razón con decir que aún sin mi inmortalidad no habríamos podido estar juntos. Fin de la discusión. Ahora tengo asuntos que atender y por favor no salgas a navegar sola
Resopló — Ya he ido sola a navegar, no exageres
— Eres mi hermana y no quiero que te pase nada
— Descuida, no lo haré si es lo que quieres
— Gracias, por favor te lo digo encerio
Moana se despidió de su hermana y fue a resolver asuntos sobre el pueblo.
...
Cuando la noche cayó la madre de las chicas se preocupó cuando Simea no aparecía, se acercó a Moana muy preocupada.
— Hija ¿No has visto a tu hermana?
— No la he visto desde la tarde mamá... — Se dió cuenta de lo que estaba pasando — Ay no, le dije que no fuera a navegar sola
De repente apareció su padre con una expresión seria y de malas noticias.
— Papá... ¿Dónde está Simea? — No recibió respuesta — Papá... Dinos dónde está Simea
Él suspiró con dolor — Su bote... Se volcó poco después de querer atravesar el arresife de regreso... No tuvo salvación
Eso fue un shock para ella, casi pierde el equilibrio ante la noticia, era su mayor temor y ahora era un hecho. Corrió hasta la costa y vió como sacaban el cuerpo de su hermana del agua, se acercó y lloró desconsolada mientras le acariciaba el rostro e hiperventilaba.
— No... No, no, no, todo es mi culpa, mi culpa
Miró hacia el océano y mientras lo veía apretó con fuerza su remo, no podía creer que él océano no había hecho algo para salvar a su hermana, se suponía que siempre la ayudaba y a sus seres queridos y demás. Desde ese momento le tomaría rencor al mar y a sus poderes de semidiosa. Aquello se había vuelto en una condena horrible.
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