El Séptimo Sentido

  Chicos, siempre discutiendo por quien es el mejor entre ellos, por esa manera es la que prefiero ser una mujer.

  Después de que Hyōga siguiera a Seiya rápidamente, decido por al menos intentar seguir su paso, ya que no me iba a quedar atrás de ellos.

  Para cuando había llegado a la casa de Tauro, me percate de que Saori junto con Seiya se encontraban tirados en el suelo, me entraron las ganas de reírme pero lamentablemente este no era el momento, así que me coloque alado de el rubio, en caso de algo.

— Asi que Mū los dejo pasar. — pronunció el caballero dorado, parecía que este se encontraba cenando, ya que enfrente de él se encontraba un gran banquete.

— Oye, cuanto lujo, ¿no te importa sinos unimos a la fiesta?. — cuestiono Seiya.

— Que grosero caballero de bronce, sabes que esta es la casa de Tauro, aquí no permito insolentes. — manifestó el caballero. — adelante van a encontrar más caballeros dorados, es inútil que avancen pues no ganarán, pero quizás puedan lograrlo si utilizan el séptimo sentido...

— ¿Septimo sentido?. — cuestionó sin entender, según lo que sabía solo existen cinco sentidos.

— Si, eso dije, los humanos poseen cinco sentidos, el cosmos de un caballero es como el sexto sentido, el séptimo sentido es como un poder mayor, casi como el de un dios. — explico el caballero de Tauro.

— Pues, la verdad no te entiendo nada.— admitió Seiya, mientras tomaba una manzana de aquella mesa. — solo se que si un toro come mucha carne, le dará dolor de estómago.

— Creo que no debistes de decir eso. — genero mientras me acerco a Seiya.

— ¡Insolente!. — espeto un poco molesto, el caballero dorado.

— Di nos, ¿de que lado estas? eres ¿amigo o enemigo?. — cuestiona Hyōga mientras se cruza de brazos.

  Solo pude observar como es que se levanto rápidamente de su mesa para después ofrecer un gran pisotón en la esquina de esta, para después aparecer frente a nosotros.

— ¿Acaso son estúpidos?. — cuestionó el mayor.

  De la nada todo aquello que había sido alzado en aquella mesa cae a el suelo sin romperse o moverse de su lugar parecido.

— No los dejaré atravesar esta casa, soy Aldebarán el caballero dorado de Tauro. — coloco su puño cerca de su pecho como si se tratara de un saludo.

— Seiya... — susurro mientras mientras ladeó un poco la cabeza en su dirección.

— Puedo encargarme de él. — pronuncio decidido.

— Gracias amigo, pero yo quisiera hacerlo. — expongo, mientras este rápidamente dirige una mirada hacia mi.

— ¿Que?. — cuestionó de una manera desentendida.

— Lo que has oído. — comento mientras me acercó hacia el caballero dorado.

— ¿Cuales son las condiciones?. — el mayor alza una ceja. — ¿cuales son las condiciones?, para que nos dejes pasar a la siguiente casa.

— Un golpe, me conformo con que tan solo logres golpearme al menos, aunque lo dudo mucho. — aquellas últimas palabras me molestaron.

— No hay problema. — pronuncio un poco molesta.

— Que arrogancia. — se frota la barbilla. — entonces porque no inicias.

— Con gusto. — pronunció por último para después acercarme a el tipo, consiguiendo que la armadura que poseía se generé completamente.

  Me había acercado lo suficiente a este pero solo pude observar como fue que sonrió de manera superior para después me golpeara por el costado, vaya me había tomado desprevenida.

— ¿Que sucede?. — cuestionó burlón. — te había dicho que nuestras habilidades no son iguales.

  Me había levantado como si nada de aquello, aún estaba lista, siempre había querido luchar contra un caballero dorado pero no como la situación de él caballero de Leo.

— Aún no sabes nada. — exclamo lo último para que después empezará a terminar a correr sobre la gran pared de aquella casa.

  Ese era algún poder que podía utilizar o solo un don, ya que el poder caminar sobre las paredes no era un don que tenia cualquiera.

  Se podía decir que era como una estratégia, esta constaba sobre el poder correr rápidamente para así lanzar un gran poder contra el tal vez fusionaría o quizás no.

— ¡Puño meteoro!. — exclamo para que después el ataque se haga presente y fuese lanzado hacia el caballero de Tauro.

— ¡¿Acaso no entiendes?!. — cuestiono mientras se quitaba aquella capa roja.

Creó que ya valí.

— ¡Gran cuerno!. — exclamo mientras que su ataque se hacia presente o mejor dicho presentes.

  Estos se dirigían contra el ataque que estaba por lanzar, así que en ese momento, me di cuenta de que el ataque en verdad era mas poderoso que el mío.

  En ese instante me había puesto alerta y comencé a intentar salir de el lugar, pero con un poco de mala suerte uno de los cuernos se había impactado en mi, provocando que terminara por caer a el suelo, escuchando una exclamación por parte de Seiya.

— Fue ingenioso de su parte pensar que podrían atravesar el santuario con facilidad, no con ese cosmos. — pronunció el mayor.

  Ese si que ya me estaba empezando a fastidiar.  Me levante de el suelo como lo había hecho la primera vez pero ahora con un poco de dificultad impregnada.

— Ya entiendo, tienes un espíritu fuerte, lo reconozco. — comentó al respecto el mayor. — parece que en fin de cuentas esa insolencia que cargas impide que puedas caminar, ahora.

— Callate, parece que eres tú el que esta presumiendo, anciano. — en ese momento en el que mi paciencia explota.

— Infeliz, ¡No soy un anciano!. — exclamo mientras nuevamente lanzaba su ataque contra mi.

  Lo que había hecho ahora era correr hacia el ataque había lanzado el caballero de Tauro, ya estaba arta con que siempre acostumbren a juzgar a que por ser una chica no tenga la misma fuera que un hombre.

  Cuando estaba cerca de el ataque comencé a generar el "Puño Meteoro", nuevamente para que después ambos ataques terminaran por chocar, di un gran salto para después bajar en dirección hacia el caballero de Tauro.

— ¡No puedes contra mi!. — exclamó el caballero.

  Pero lo que el no sabia era que mi misión no era golpearlo sino cuando nuestros puños estaban por chocar coloque varios dedos en el suyo (su puño) para después volver a saltar, pero esta vez más alto.

  Cuando estaba cayendo ese solo miraba en donde me encontraba de una manera atónita, aproveché aquello para después terminar por cortarle uno de sus cuernos.

— Nunca juzgues a alguien sin conocer su fuerza, caballero. — pronuncio ya estando detrás de este.

— Ya fue suficiente. — al parecer alguien nos había interrumpido.

  Cuando dirijo mi mirada hacia el culpable me encuentro con Mū el caballero que anteriormente nos había dejado pasar.

— Logró cortarte un cuerno, ¿ya comprendiste lo que te dije, Aldebarán?. — cuestionó Mū a el caballero de Tauro.

  El mencionado empezó a reír como si se tratara de un chiste, mientras que Seiya se acercó a el y empezó a observar la parte que anteriormente había roto.

— Estuviste genial. — pronunció mientras me alzo el puño.

— Gracias, Seiya. — golpeó mi puño en la dirección de este para así ofrecer nuestro saludo.

— Si, la verdad es que no creí que lograría siquiera tocarme. — explicó Aldebarán mientras se disponía a sentarse en el suelo con las piernas cruzadas. — tu ganas, Águila.

— ¿Alguien puede explicarme todo esto?. — cuestiono mientras observo a los dos caballeros.

  Se suponía que Aldebarán ¿era o no un enemigo?.

— Aldebarán quiere decir que no es tu enemigo. — explico Mū, como si leyera mi mente.

— Solo quería conocerlos. — explicó el mencionado. — llamemoslo una "prueba". — comento. — Mū me hablo de ustedes pero solo permito el paso a los de espíritu indomable. — pronuncio Aldebarán. — así que permitiré que pasen de esta.

— Gracias. — genero una pequeña reverencia.

— (T/N), ¿no es así?. — cuestionó a lo cual asiento. — tienes un cosmos como nunca había visto. — golpeo mi espalda a lo cual me dedique a retroceder un poco. — sin embargo, si quieren pasar por las siguientes casas deberán de despertar su séptimo sentido. — pronuncio observando a los demás caballeros además de mi.

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