Capítulo 3

Un sueño, una alucinación, un espacio de deslumbramiento donde la realidad era remota. Eso era para Taehyung todo lo que él estaba observando, no tenía claro qué le estaba ocurriendo. Esperaba en cualquier momento abrir los ojos y volver a su común existencia, patrullar horas enteras junto a su compañero, ir a la casa , dormir y pagar las interminables cuentas. Su divina soledad que aunque triste, era también su espacio de felicidad.

Todo parecía moverse en cámara lenta desde el momento que fue rescatado por esos señores que lo aclamaron como a su hijo. Seriamente no comprendía la situación en la que se encontraba pero no hacía falta ser muy listo para darse cuenta que estaría mucho mejor en cualquier sitio a donde ellos lo llevasen que en aquellos calabozos con esos oficiales inhumanos. No los había mirado directamente y estos parecían respetar su espacio. El señor permanecía sentado el silencio sosteniendo lo que para él era una especie de bastón con forma de cetro en un lado del carruaje mientras que frente a él se encontraba la señora que abanicaba con elegancia y él, mirando los paisajes por la ventana.

Los paisajes eran de cierta forma oscuros, el evidente mal tiempo que se aproximaba junto a la ausencia del sol. Al parecer, como como desde que abrió los ojos, estaría lloviendo a cántaros. Lo único que pedía era poder calmar los rugidos de su estómago a diferencia del día anterior, echar una revitalizan siesta que le permitiera recargar energías y buscar la forma de escapar de allí. Lo único que no tenía claro era hacia dónde si dirigiría una vez que consiguiera huir, no es como si hubiese un túnel que lo conectara con su época. Ni siquiera sabía en qué año estaba ambientado ese extraño sueño. Porque sí, aunque supiera muy en el fondo de que todo lo que estaba viviendo era real, necesitaba tener una pequeña esperanza certera.

El fango húmedo se levantaba con cada galope de los caballos y las ruedas de ese carruaje. Podía observar las gotas que aún escurrían de los árboles, los charcos creados por la lluvia. El aire que aspiraba era tan puro que parecía asfixiarlo y purificarlo a la misma vez, no quería asegurar nada pero para él que sus pulmones estaban disfrutando de un ambiente libre de contaminación. Parecían ser ellos los únicos que andaban por esos lares, era un solo camino que transitaba en esos momento un solo carruaje, no habían personas caminando, otros jinetes, absolutamente nada, ni siquiera animales veía.

Según sus cálculos mentales, había transcurrido aproximadamente una hora cuando dejaron el bosque atrás y se vio al final del camino un castillo que reconocía. Pues en su mundo o en la realidad, el cuartel general de las fuerzas policiales de Bumer, se encontraba en un antiguo castillo remodelado que lucía exactamente igual. Si había tenido modificaciones fueron algunas muy leves pues al menos el exterior, permanecía intacto. No pudo ocultar su cara de sorpresa y la señora que aclamaba ser su madre, rió ante esto acariciando su cabello con ternura.

— ¡Bienvenido a tu hogar nuestro pequeño marqués! — Exclamó con alegría contenida para no crear gran algarabía.

Lentamente la velocidad fue mermando, pudo escuchar como el llamado señor Esir le indicaba a los mamíferos que se detuvieran y pocos segundos después, se encontraban detenidos frente a ese castillo que ahora lucía gigantesco ante él. Iba a bajarse pero el quien decía ser su padre le dio una mirada reprobatoria.

— Un señorito de nuestra familia debe siempre mantener su clase y comportarse de acuerdo a su posición social, esperar a que le abran las puertas es uno de los comportamientos que debes tener en mente, muestra su lugar y respeto en esta sociedad. Sin embargo, no puedes jamás hacer deliberadamente menos a aquello que no tuvieron el fortunio de pertenecer una buena familia como la tuya. Debes ser amable y respetuoso, ellos no tienen culpa de nada. Mantener tu posición y humillar son dos cosas muy diferente, pequeño lord. ¿Comprendes lo que acabo de explicarte? Sé que eres un jovencito pero nunca es demasiado temprano para aprender los buenos modales y mantener las buenas costumbres.

Claro que lo comprendía perfectamente, lo único que no comprendía era el motivo por el cuál ante ellos lucía como un niño cuando él ya era un hombre hecho y derecho que había labrado su futuro. Si bien en la actualidad él ni de cerca se acercaba a una familia de buena posición, se había emancipado a temprana edad. Nunca tuvo esos sermones de padre o conoció a su madre su vida era muy diferente de ese ensueño pero era la suya y la quería de regreso. Esas personas parecían estar muy seguros de tener un lazo sanguíneo con él, uno afectivo y en algún lado de su subconsciente sabía que no ganaría nada si volvía a contar a misma historia. Lo tacharían de loco o mucho peor.

Asintió con obediencia para tranquilizarlos y la señora acarició nuevamente su cabello desbordando ternura y cariño. Si lo estaban confundiendo con alguien parecido al hijo de ellos, debía admitir que de cierta forma ese niño era afortunado por contar con personas que se preocuparan tanto por él y lo quisieran. Había nacido en el seno de una familia como la que secretamente siempre anheló en su infancia y adolescencia.

Volvió a mirar por la ventana sintiendo el movimiento a su alrededor, confundiéndose al ver una extraña sombra negra, era una figura que simulaba una mujer pero se desvanecía como la pólvora más oscura y el humo más denso. Entrecerró sus ojos tratando de identificarlo pero simplemente negó con la cabeza cuando se dio cuenta que quizás debido al hambre y sueño estaba alucinando el doble.

— Estás en muy malas condiciones hijo mío. Estar fuera de casa por tres días ha hecho estragos en ti, en cuando nos adentremos en casa mandaré a que te den un delicioso baño y preparen una rica cena. — Hablaba la madre mientras descendía del carruaje detrás suyo siendo ayudado por su esposo, quien dejaba ver cuán enamorado estaba.

Su padre nunca le habló de su madre, se le dijo que murió en el parto pero era todo lo que sabía. De vez en cuando se preguntaba si ellos tuvieron una agradable relación, ahora se preguntaba si se amaron tanto como veía a esas dos personas amarse. Un niño normal de ocho años quizás no se percatara de ciertas cosas pero él, quien ya había vivido su vida casi cuatro veces más que la edad del chico que aparentaba ser, sí lo diferenciaba.

— Debido a lo ocurrido, descansarás una semana para que puedas recuperarte señorito. No obstante, cuando estés en perfecto estado retomarás tus entrenamientos. No quiero una rabieta como la de hace tres días, no seré tan condescendiente, créeme que no te dejaré escapar y hacernos atravesar toda esa marejada de incertidumbre otra vez. Lo dejaré porque esta fue la primera vez que desobedeciste nuestras reglas, pero no lo haré nuevamente.

Miró hacia los lados en busca de quien estaba encargado de entrenar a su hijo. Si bien tenían muchos instructores para los hijos de los nobles, él prefería que su hijo aprendiese con los que desde el momento en que nacieron debieron defender su vida, así como su padre hizo con él.

— ¡Esir!

— Mi señor... — Musitó conteniendo su agitación cuando corrió hacia él. — A sus órdenes.

— Cuando termines de guardar el carruaje que no utilizaremos más por el día de hoy, ve adentro para que comas algo y organicemos los próximos entrenamientos.

— Así lo haré, mi señor. — Hizo una reverencia sintiendo como su señor sonreía, le agradaba servir a una familia que lo trataba como persona y no como esclavo por ser parte de la servidumbre.

— ¿Dónde está mi hijo?

Cuestionó una vez que se volteó y no lo vio. La marquesa imitó su movimiento y ambos comenzaron a tensarse preocupados de que pudiera haber vuelto a escapar de la casa. Realmente sus días habían sido un gran tormento con su desaparición.

— Lo vi hace un momento ir a la parte de atrás de la casa, iré por él. — Expresó con rapidez Esir que a pesar de todo no le quitaba los ojos de encima. Todavía no se perdonaba que no hubiese sido capaz de regresarlo a casa o alcanzarlo cuando huyó.

— Iremos los dos. Cariño, tú puedes entrar al castillo, no creo que debas andar caminando con tus trajes por este lodazal creado por las recientes lluvias. — Le habló a su esposa sosteniendo suavemente su codo.

— Es mi hijo y he estado tres días padeciendo de su ausencia, yo también lo buscaré. — El marqués lo miró algo agotado y sin deseos de entablar una conversación, además muy en el fondo rara vez le negaba algo a su señora.

Eran un matrimonio atípico para su época y esto quizás se debía a que contaron con la buena fortuna de ser comprometidos ya estando enamorados y no solo por obligación. Ellos vivieron su tórrido y clandestino romance desde muy jóvenes y gracias a que sus dos familias eran allegadas, cuando llegó el día en el que los comprometieron, no pudieron estar más felices.

Taehyung había permanecido parado en su sitio cuando descendió del carruaje pero al ver nuevamente aquella extraña figura que lo incitaba a seguirla, no pudo contenerse y así lo hizo. En su corazón rezaba porque esta fuera la salida de su sueño y ese lugar, como esa pista que debía descifrar en los videojuegos para pasar de nivel.

— ¡Bienvenido de regreso! — La voz se sintió a su espalda y una helada brisa recorrió su cuello. Se volteó rápidamente pero no encontró a nadie y cuando volvió a mirar hacia adelante, se sobresaltó al ver la horripilante figura que poco a poco cobraba forma. — Al lugar y momento donde todo comenzó.

Miraba a su alrededor pero la criatura o persona desaparecía constantemente como si estuviera jugando con su sanidad mental. Su voz era algo distorsionada mas podía saberse que le correspondía a una mujer. Cuando era visible, solamente podía ver de su cintura hacia arriba porque en la otra dirección solamente había un humo que se camuflaba como vestido pero que dejaba ver a través. Parecía estar cubierta de viejos trapos negros pero aunque sentía su roce cuando pasaba a su lado, era extraño.

No se sentía como tela, sino como aire frío que azotaba su piel. Su rostro era confuso, podía notar que era de buena apariencia pero todo estaba oculto bajo una capa de azufre, que posaba como un velo cobertor de la nariz hacia abajo. Sus ojos quedaban abiertos y parecían estar tatuados, su piel sucia y sin cabello o al menos no uno real ya que el humo también adornaba su cabeza como el más coposo cabello en movimiento, algo horripilante que parecía sacado de una vieja historieta.

Cuando volvió a descubrir su boca, pudo ver mejor que la vez anterior, labios carnosos pero cuarteados cubierto de sangre seca casi negra. Tragó seco cuando se le acercó nuevamente quedándose a un escaso milímetro de sus ojos, su nariz que contaba con una especie de aguja múltiple atravesada era también algo rara. Una estruendosa sonrisa se escuchó y él dio un paso atrás algo incómodo.

— No comprendo lo que estás tratando de decir, deberías ser más clara.

— ¿Realmente no sabes lo que quiero decir, Kim Taehyung? — Hizo una mueca de confusión pero no mayor que la del mencionado al percatarse que quien fuera que fuese esa cosa que parecía persona, sabía su nombre. — Hmmm, es algo extraño. — Aceptó confundida. — Estás aquí pero no pareces haber despertado completamente, no tienes todos tus recuerdos contigo y eso me hace preguntarme qué fue lo que ocurrió.

— Habla claro, se más específica. — Pidió una vez más confundido. ¿Tendría que adivinar alguna especie de acertijo para salir de allí? — ¿Qué es extraño, qué es lo que hago yo aquí y no en mi mundo?

— Mismo mundo, diferente tiempo. — Expresó volviendo a tomar un poco más de distancia, dejando ver una ladina sonrisa que hizo que el menor hiciera una mueca de asco al ver sus dientes. Varios negros como el carbón, sarro sobresaliente, otros partidos e incluso parecían llevar letras grabados en ellos. — Solo que ahora estás verdaderamente donde perteneces. Al parecer ya cumpliste tu extenso y angustioso castigo.

— ¿Castigo?

— Así es, has vivido cumpliendo un castigo por centenares de años aunque no creo que hayas llegado al milenio. Me pregunto qué fue lo que te hizo despertar antes, creo que fue algo inconsciente pero no hubiera funcionado si no hubieses vivido la calamidad que un ser acumula solamente después de mil años, al parecer sufriste eso intensamente en menor tiempo.

— ¿Yo? — Sí, había sufrido toda su vida pero no creía tampoco que había sido tan miserable como para haber sufrido lo que una persona sufriría en mil años.

— Así es, no sé si ya se encontraron y en dónde precisamente en todos estos años porque no los pude ver o encontrar. — Rodó sus ojos y Taehyung pudo ver que en realidad aquella mujer parecía ser ciega. — No puedo ver como hacen las personas pero aún así puedo verte perfectamente. Lo ocurrido fue una desgracia pero me las arreglé. — Aclaró adivinando sus pensamientos.

El sonido de los mayores gritando su nombre lo hicieron reaccionar. Estaban acercándose y él no había aún comprendido qué le quería decir, tenía todavía muchas preguntas sopesando en su interior. Se volteó algo agitado y la encaró.

— Sin curvas, acertijos o metáforas, dime todo lo que tengas que decirme.

— Si no tienes todos los recuerdos significa que aún no estás del todo preparado para que yo te revele esa información. Tú solo lo harás cuando el momento correcto llegue. Lo único que puedo hacer por ti es darte un pequeño consejo, ahí decidirás si lo tomas o lo ignoras como sueles hacer cuando las cosas no están explícitamente explicadas a modo que quieres porque, puedes renegar todo lo que quieras de la realidad, pero no puedes huir de ella.

— ¡Habla de una maldita vez!

— Oh... Un carácter muy fuerte para alguien que ha vuelto a ser niño, definitivamente conservas gran parte de tu esencia, eres muy interesante. — Hizo un movimiento que Taehyung no comprendió, simplemente dejó de escuchar la voz de los adultos que habían estado gritando sin parar. — Detuve el paso del tiempo por cortos segundos que necesitaré para decirte lo que quiero.

— Ya era hora. — Bufó algo desesperado. Nada de eso le estaba arrojando las pistas que necesitaba para que todo volviera a la normalidad. Un montón de palabrerías sin sentidos que lo estaban sacando de sus casillas, palabrerías como las que en ocasiones su padre solía decirle. Esa mujer quizás sufría del mismo más y era una alcohólica empedernida. — ¿Quién eres?

— Eso no importa, en estos momentos es irrelevantes. Lo que debes pensar es en mis palabras, es tu último chance. Abre los ojos del alma no esos globos oculares que tienes en tu cabeza, puedes ver más con el corazón que con la vista. Ese es un sentido que entorpece y me costó aprenderlo de la forma más cruel, gracias a unas personas muy especiales. — Otro escalofrío recorrió el cuerpo de Taehyung, no sabía cuántos había tenido desde que comenzó a ver a esa mujer.

— ¿Entonces?

— Lo único que debe importarte será el futuro que a partir de hoy logres labrar por tu cuenta. No cometas los mismos errores del pasado porque la próxima vez que nos veamos, no será de forma tan pacífica. Ya has cometido uno, no repitas las mismas estupideces. La vida y yo no damos tantas oportunidades. — Cerró sus ojos en un recuerdo, ella realmente no le había dado esa oportunidad, al menos no de forma consciente pero eso era algo que el chico no necesitaba saber. — Nos veremos en algunos años, solamente espero que las circunstancias no se repitan.

— ¡Espera! No entendí lo que me estás queriendo decir...

Bramó Taehyung corriendo en búsqueda de aquella bola de humo oscura pero no dio con ella, gritó y zapateó en el suelo frustrado. ¿Qué significaba todo aquello? Estaba confundido.

— ¡Taehyung ,hijo! — Gritó el marqués corriendo hacia él para abrazarlo preocupado mirando alrededor. — Te escuchamos gritar, ¿qué ocurrió? ¿Con quién hablabas, por qué te desapareciste de esa manera de nuestro lado?

Preguntaba incesante mientras que emir inspeccionaba toda el área en busca de algún intruso. La señora llegó a los pocos minutos con su vestido convertido casi en un harapo, al parecer se había caído en varias ocaciones con debido a sus zapatos, la tierra húmeda y todos los andariveles que llevaba encima. Ella ciertamente entre su corsé, y demás prendas tenía más cuerdas que cualquier puerto.

— ¡Oh por Dios! — Caminaba apresurada exclamando algo abrumada y preocupada a punto de estallar en lágrimas.

— Habla, por qué viniste hasta aquí, Taehyung.

— Nunca me había fijado realmente en esta parte de la propiedad. — Comenzó hablar, debía decirle a los adultos algo creíble e incluso algo que quisieran escuchar. — No hablaba con nadie, pensé ver una araña pero fue solo una piedra. Lamente haberlos hecho preocupar, no quise importunarles.

— Oh hijo, si deseas explorar puedes hacerlo en los alrededores pero debes siempre informarnos. Necesitamos saber dónde estás y que hace para así no preocuparnos. ¿Entiendes?

— Sí p- — Sopesó algunos segundos en si debía decir esa palabra en voz alta debido a que no la sentía pero terminó haciéndole. — Sí, padre. Lo he entendido.

Como si hubiese escuchado una palabra mágica, toda la tensión y preocupación desapareció en su rostro atrayéndolo hacia si para abrazarlo. Frente a esta imagen la señora también se alegró y calmó. Si una cosa manejaba perfectamente era el hacer lo que se debía hacer y no lo que él quería. Para conseguir sus objetivos, la actualidad le había enseñado cosas que él jamás ponía en práctica pero que no significaba que no las conociera. La mentira, el engaño y la manipulación. Si quería ganarse a los señores para salir huyendo de allí sin muchas trabas, debía ser inteligente.

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Hola por aquí mis pequeños piratas, han pasado 10 días desde mi última actualización, lamento haberme tardado tanto para hacerlo 😩 Sin embargo espero que les haya gustado el capítulo.
Quizás aún es muy pronto para preguntar pero hasta ahora, ¿tienen teorías? 🙈😘 Quiero leerlos.
Espero que se mantengan saludables para vernos en el próximo capítulo.
LORED
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