Capítulo 18: Revelación de Devi

Creo que estaba más concentrado en mi celular de lo que debería, porque ni si quiera me di cuenta cuando mamá entró y se posicionó delante mío. Ella siempre ha tenido mucho trabajo, por lo que sale a trabajar temprano y no regresa hasta muy tarde, mas aprovecha los fines de semana para hablar con Flor y conmigo. Hoy sé qué viene a decirme, no puede querer hablar de otra cosas que no sea el examen que me anularon.

—¿Podés dejar ese teléfono?—cuestionó cruzándose de brazos.

—De acuerdo, dime todo lo que tengas que decirme—acepté dejando aquel dispositivo sobre la mesa. Esperaba que reaccionara mal, pues pienso que cada vez le resulta más difícil ser comprensiva.

—¿Tenés algunas dificultades con anatomía?—interrogó entonces. Quizás todavía tenga un poco de paciencia.

—Te juro que hago el esfuerzo, pero no entiendo nada. Y plagiar era la única manera de aprobar ese maldito curso—indiqué intentando excusarme, sin embargo mamá negó y suspiró. Seguro está cansándose de mí.

—Podés decirle a Federico que te ayude, Thiago también puede ayudarte—sugirió y tomó asiento frente a mí, evitando mirarla mi vista cayó sobre unos cupcakes. Esta cocina no es buen lugar para tener estas conversaciones—. Y no vengas con eso se que les estorbás—agregó, sabiendo ya lo que planeaba decirle.

—No quiere hacer que pierdan su tiempo—respondí, recordando las palabras de ciertos profesores. Dicen que soy un inútil y que mis padres están desperdiciando en mí—. ¿Puedo comer uno?—inquirí señalándolos.

—No, Flor los necesita para su proyecto de inglés, tendrá que explicar la receta mañana—rechazó, a lo cual asentí. Agradecí que no me haya hecho aquella pregunta que detesto escuchar.

—Trataré de mejorar, ¿sí?

—Sé que es difícil, y estoy orgullosa de vos por ello—afirmó mamá. Admiro que sea así conmigo, yo no me tendría tanta paciencia y hubiese explotado hace muchísimo.

—Gracias, mami—sonreí satisfecho. Y volví a observar mi celular.

He estado escribiéndole a Violeta desde que accedió a darme su número de teléfono, a pesar de que no hayamos vuelto a encontrarnos. Anoche me envió un video suyo cantando y no pude dejar de verlo. Juraría que escuché esa voz antes.

—¿Milán?—preguntó, justo cuando estaba a punto de volver a reproducirlo.

—¿Qué hice?

—¿Por qué de pronto estás tan pendiente del celular?—indagó alzando una ceja. No voy a decirle la verdad todavía, sonaría extraño que le dijera que estoy hablando con una chica que acabo de conocer así sin más.

—Estoy viendo memes muy interesantes—mentí, aquello fue lo primero que se me ocurrió.

—Iré a preguntarle a Flor si podemos comernos aunque sea uno—señaló los pastecillos y salió del lugar. Parece que funcionó, ¿habré sonado convincente? Espero que sí.

Ojalá Florencia deje que coma esos cupcakes, si no jamás volveré a comprarle toallas higiénicas por más que quiera ir a esa farmacia de nuevo.

"Deberías cantar seguido, lo haces muy bien" escribí tras escucharla por quinta vez.

"Ya quisiera poder hacerlo" contestó ella segundos después.

"¿Por qué dices eso?"

"Larga historia" respondió esquivando mi pregunta y causándome mayor curiosidad.

"No te gusta hablar de ti, ¿verdad?"

Observé cómo las dos flechas ubicadas debajo del mensaje enviado se pusieron azules, a pesar de aquello, no hubo respuesta. Esperaba no estarla agobiando.

Mis manos yacían sobre las teclas del piano, parada frente a mí estaba ella mirándome fijamente, atenta a cada movimiento que hacía. Esta vez no canto, sólo toco una melodía para pasar esta tarde y hacerla menos aburrida, ya que no había nadie más en casa que nosotros tres.

Jazmín escribía mientras movía la cabeza a ambos lados al compás de aquella música. Supuse que resolvía algunos problemas de matemáticas y se relajaba escuchándome.

—¿Terminaste?—consultó Jaz, apenas dejé de tocar.

—No es una pieza muy larga—le contesté, cerrando el instrumento y poniéndome de pie. Debería ver si tenemos comida para ofrecerle a Jazmín.

—Podrías haber tocado algo que no fuera música clásica, me da sueño—se quejó Federico, quien después bostezó.

—¿Tienes algo mejor?—cuestioné cruzándome de brazos, Fede asintió sonriendo y tomó asiento donde yo lo hice minutos previos.

—Linda camisa—expuso Jazmín echándole un vistazo, hecho que causó que Federico ensanchara su sonrisa.

A estas alturas, dudo que mi amiga siga sin darse cuenta de que él siente cosas por ella. Incluso mamá lo sabe y adoramos fastidiarlo a veces.

—Gracias—masculló nervioso. Nomás faltaría que se equivocara tocando, aunque eso no pasa seguido. Federico jamás ha cometido errores en presentaciones y tampoco suele equivocarse cuando ensayamos.

Entonces comenzó a sonar Shape of you, la cual era dedicada a una persona específicamente, pese a que Fede no hubiese dicho nada. Noté sus emociones durante todo ese tema, no dejaba de mirarla ni sonreírle y Jazmín, de igual manera. Conectan bastante bien, a pesar de quizás no lo vean, y si Jaz correspondiera los sentimientos de Federico sería perfecto, porque además de ser novios, serían mejores amigos.

No creo algún día encontrar a un chico que me mire de esa forma.

—Deberías dedicarme más canciones—sugirió Jazmín, apuntándolo con su lápiz. Fede guardó silencio, desconociendo qué responderle, por ello decidí intervenir.

—Voy a ver si hay comida—indiqué dispuesta a dejarlos solos e irme a la cocina.

—No, vos quedate acá, iré yo. No quiero que vuelvas a comerte casi todas las galletas que trae tu papá—ordenó frunciendo el ceño. Tenía razón, la última vez aproveche para dejarles sólo dos.

Terminé quedándome sola junto a Federico, mas no por mucho tiempo. Oímos cerrarse nuestra puerta de entrada, anunciando que alguien llegaba y a jurar por esta hora, debe tratarse de papá.

Supe que no me equivocaba cuando lo vi entrar, cargando aquel maletín médico y sonriéndonos. No obstante, dicha sonrisa se borró al recaer en Federico, que tras saludarlo acariciaba las teclas del órgano.

—¿Desde cuándo tenés camisas así?—inquirió papá, al ver que Federico vestía una color blanco que poseía además flores rosadas.

—Fui a comprarla la semana pasada con mamá y nos gustó, ¿por qué?—preguntó extrañado. Habíamos visto muy poco esta faceta de él, normalmente no se mostraba así.

—¿Maia te compra camisas rosadas de flores? Quitate eso, parecés gay—criticó alejándose unos pasos. Yo permanecía callada, no quería ni podía hablar, porque por alguna razón sentía un dolor en el pecho—. Y yo tuve un hijo hombre, no sos mujer para estarte vistiendo así.

—Iré a cambiarme ahora...—accedió luego de escucharlo. Sonaba molesto y enojado, ¿tanto le molestaba? Los colores no definen orientación sexual y mucho menos la vestimenta.

Jazmín escuchó cada palabra, estoy segura. Apuesto a que está enfadada.

Escribía en su cuaderno concentrada sin percatarse de que la observaba desde el mostrador. Hoy llegó más temprano de lo normal, aunque no antes que yo. Parecía estar ocupada, por lo que no quería molestarla, así que permanecía callado. Necesitaba hablar con alguien, es aburrido cuando estoy solo y no vienen clientes.

—¿No tenés otra cosa que hacer además de mirarme creyendo que no me doy cuenta?—cuestionó volteándose hacia mí. Llevaba gafas, no sabía que usaba anteojos. De todas formas seguía viéndose linda.

—Pensaba hablarte, pero estás ocupada—argumenté conteniendo una risa. Estaba sentada al lado de la ventana, por ello los rayos de sol hacían que sus ojos verdes desprendieran cierto brillo que llamaba mi atención.

—No, ya terminé con esto—negó de inmediato, soltando aquel lápiz y quitándose esas gafas color negro—. ¿Y tu guitarra?—interrogó, al reparar en que su ausencia.

—Olvidé traerla—contesté, lo que ella negó y suspiró. Parecía cansada, quizás haya estado resolviendo algunos problemas de matemáticas difíciles.

—Justo cuando necesito distraerme, gracias.

—¿Qué estabas haciendo?—consulté sonriéndole y caminando hacia su sitio. Como pensé, resolvía ejercicios de álgebra muy complicados a simple vista.

—Problemas extra, necesito mantener mi buen promedio—sonrió volviendo a colocarse esos anteojos.

Observar aquellas fórmulas sobre el papel, hizo que recordara todas esas veces que ahudaba a Lidia a realizar sus tareas, o mejor dicho, las hacía por ella. Violeta siempre dijo que estaba utilizándome, tal vez tenía razón y hasta ahora me niego a aceptarlo. No puede haber jugado conmigo, no sería capaz de hacer algo así, ¿verdad? A pesar de que no contesta ningumo de mis mensajes ni llamadas.

—¿Cómo te va en la escuela?—quise saber, buscando también distraerme y olvidar a Lidia unos momentos. Todavía sigo recordándola.

—Supongo que bien, aunque no entiendo mucho geometría, ¿vos?—interrogó ladeando su cabeza. No me había detenido a mirarla así antes, era realmente bonita y aquellos ojos verdes seguían atrayéndome.

—Adaptándome como puedo, voy mal en inglés—lamenté acordándome de que debía presentar un proyecto el otro lunes. Creo que volveré a sufrir con esa asignatura, nunca he sido bueno hablando otro idioma—. ¿Vas a querer tus alfajores?—pregunté cambiándole de tema a nuestra plática.

—Cinco, por favor—pidió ella. Podría asegurar que cada día que viene aquí compra más y acabará llevándose todos—. Esperá, no te vayas aún, podés dármelos después—indicó apenas di unos pasos hacia el mostrador.

—¿Quieres que sigamos hablando?

—Es que estoy aburrida—contestó riendo. Cerró ese cuaderno que yacía abierto encima de la mesa y se volteó a observarme—. Hubieras traído tu guitarra.

—Lo siento, prometo ser menos descuidado la próxima vez—aseguré excusándome. Lleva viniendo dos jueves, así que voy a traerla esta semana entrante.

—¿Nadie ha vuelto a tratarte mal?—indagó minutos luego. Sé por qué lo dice, seguro recuerda cómo nos conocimos y siente lástima por mí.

—Algunas veces nomás, no te preocupes—confesé, pues tampoco deseaba mentirle. En ocasiones los clientes me ven de cierta forma despectiva y con aires de superioridad, hacen comentarios que prefiero no recordar.

—Vos no merecés que te traten así.

"Por algo debió abandonarme mi mamá" pensé dolido, se supone que debió ser la primera mujer en amarme y jamás estuvo. Debo haberle dado razones, al menos eso decía Lidia.

—Voy a traerte lo que pediste—informé alejándome. No quería ponerme mal delante suyo, porque más que mi ex novia me duele que mamá haya pasado de mí, que decidiera dejarme tirado cual escoria que estorba y no sirve de nada.

Atendíamos en el Vivero Bar como de costumbre, hasta que cayó la noche y llegó la hora de cerrar. Le dije a Devi que entrara al hotel mientras yo terminaba de limpiar, a lo que accedió pues estaba muy cansada. Esta mañana recibimos una llamada de los investigadores que llevan el caso de Bruno, aunque no alcanzamos a responder y cuando volvimos a llamar, no obtuvimos repuesta, aquello ha dejado a Devi intranquila.

Intento aparentar que lo llevo mejor que ella, porque debo ser fuerte por los dos, que esperamos esperanzados cierta noticia de que han encontrado a nuestro hijo y regresará a casa pronto. Daría todos mis ahorros por que sucediera. Esa sensación de mirar a través de tu ventana dándote cuenta de que sos demasiado diminuto y el mundo es tan grande, es indescriptible. Observo muchas calles, avenidas y no tengo idea de dónde puede estar Bruno.

—Siguen sin contestarme, pero volveré a insistir—informé adentrándome a la cocina del hotel. Ella no contestó, permanecía en silencio, inmóvil y observando a un punto fijo—. ¿Devi? ¿Te sentís bien?—consulté confundido. Hacía años que no ocurría ese tipo de cosas.

—El alma gemela no está hecha polvo, una luz cambiará la oscuridad elevándose a los cielos, y el final del laberinto se acerca después de años sin respuestas—confesó entre lágrimas. Estuvo a punto de caerse, mas la sostuve antes y evité saliese lastimada.

—¿Qué acabo de ver?—interrogó parpadeando, aunque no dejaba de llorar. Seguro le dolió observar lo que pasó frente a sus ojos. Detestaba verla así, lucía frágil y vulnerable.

Siempre trata de mostrarse fuerte, sin embargo, esta situación nos sobrepasa. A veces siento que resulta muchísimo para mí y no podré más, justo ahora debería tener a mi hijo conmigo.

Odio cada cartel con el título de "se busca" que, realmente no sé si nos acerca o aleja de Bruno. Podría estar donde sea, lejos o cerca. Y yo buscándolo a más no poder.

—Tuviste una revelación.

***
¡Hola!

Espero que les haya gustado este capítulo ❤ y que desde donde quiera que me lean se encuentren bien junto a sus faniliares :3

¿Qué creen que esté pasando entre Violeta y Milán? ¿Por qué ella ya no canta? ¿Qué piensan de la actitud de Joaquín? ¿Jazmín y Federico harían buena pareja? ¿Qué opinan de la relación que tienen Celeste y Nicolás? ¿Qué querrá decir la revelación de Devi? ¿Se lo dirán a Daimon?

Gracias por leer hasta acá 💕

¡Nos leemos pronto, adiós! 👋🏻

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