La ayuda
Gary aparcó en la calle de cualquier forma sin importarle si terminaban por llevarse su coche. Todo lo que quería era llegar con su mujer, y comprobar con sus propios ojos que tanto ella como Mason estaban bien.
Malcom abrió la puerta antes de darle tiempo a llamar y se hizo a un lado para dejarle pasar.
—Mason está con mis hijos jugando. Parece que no se ha percatado de nada, así que puedes estar tranquilo por ese lado. Denise está en la cocina con Eva.
Apresuró el paso hacia la estancia y llegó justo a tiempo para escuchar las palabras de su padre.
¿Cómo se atrevía a decir esas cosas en público? ¿Qué pretendía?
—Escucha, quizá no es asunto mío, pero si realmente quieres desenmascararle, conozco a alguien que puede ayudarte. Mi cuñado tiene una agencia de seguridad con unos amigos, y son realmente buenos en su trabajo, Todos están perfectamente cualificados y todo lo que tienes que hacer es llamarles. Te considero un buen amigo, Gary. Si necesitas ayuda, pídela.
Asintió agradecido antes de dar un paso hacia Denise.
Eva le vio primero, asintió hacia él y se marchó con Malcom dejándoles a solas.
—Lo siento mucho, cariño.
—¿Por qué nos hace esto? ¿Qué le hemos hecho? No me importa que la pague conmigo, pero no debería involucrar a Mason. Es su nieto.
—No conozco sus motivos, pero puedo prometerte que esto no se va a quedar así. Malcom me ha ofrecido ayuda y voy a tomarla. Hay demasiadas cosas que ignoro acerca de mi padre y no quiero que vuelva a cogernos desprevenidos. Él ha querido jugar sucio y ese no suele ser mi estilo pero creo que no merece menos. No entiendo a qué está jugando. Me llamó para decirme que quiere conocerle y ahora actúa por la espalda.
—Me dijiste que te negaste. Quizá por eso. No lo quiero cerca de nuestro hijo, Gary.
—Yo tampoco y por eso decidí aceptar ayuda. Quiero a todo el que pueda tras los secretos de mi padre.
—¿De verdad piensas que fue el responsable de la muerte de tu madre?
—Sí. Sé que tuvieron una fuerte discusión ese día, pero mi madre gozaba de buena salud. Su médico estaba sorprendido cuando se enteró. Mi padre apresuró todo para enterrarla y nunca se le hizo una autopsia. Necesito saber la verdad.
—De acuerdo, pero no me dejes a oscuras. Quiero saber todo lo que averigüen. Sea lo que sea.
—Por supuesto.
—¿Cómo lo haremos para volver a casa? Fui allí antes de venir, y al igual que el colegio, estaba a reventar de periodistas.
—No he pensado mucho en eso. Vine aquí directo en cuanto me llamó Malcom. Todo lo que quería era llegar cuanto antes hasta vosotros.
Denise bajó del taburete en el que estaba sentada, y rodeó con sus brazos a Gary, necesitando su contacto más que nunca.
Se mantuvieron abrazados en silencio simplemente disfrutando del otro.
Se separaron al escuchar unos pasos acercarse.
—Hemos preparado una habitación para vosotros. Mason puede dormir con uno de mis chicos si os parece bien. Mañana veréis las cosas con más claridad.
—Gracias. Y Malcom, te agradecería que me pusieras en contacto con tu cuñado. Quiero solucionar esto lo más pronto posible.
—Hablaré con Troy y le pediré que venga mañana. Suelo amenazarle una o dos veces al mes para asegurarme de que mi hermana y mis sobrinos están definitivamente en buenas manos. Una vez más no le hará ningún daño.
Eso hizo sonreír inevitablemente a Denise, sabiendo sin lugar a dudas, que Mason sería un hermano mayor igual de sobreprotector como demostraba ser Malcom Eddison.
Después de una agradable y animada cena, los niños se acostaron felices de tener a Mason con ellos, mientras los adultos compartían una taza de té y uno de los deliciosos postres de Eva.
—Te juro que voy a engordar veinte quilos si sigues cocinando cosas como esta. Está increíble.
—Un poco de peso no va a hacerte ningún daño, además— susurró Gary en su oído— te necesito con fuerzas para todo lo que tengo intención de hacerte pronto.
Una deliciosa corriente atravesó su cuerpo, llenándolo de calor y necesidad. La humedad se formó entre los pliegues de sus piernas, y Gary, quien tan bien conocía su cuerpo, no dudó ni un momento en la reacción que habían causado sus palabras.
—Nosotros nos retiramos ya. Denise no tardará en despertar y quiero poder dormir un poco antes de su próxima toma. Sentíos como en casa. Hasta mañana.
Asintieron a las palabras de Eva y vieron como Malcom la seguía con la mirada hambrienta.
—Puta cuarentena—. Escucharon que murmuró antes de ponerse en pie y seguir a su mujer hasta su habitación.
La mañana siguiente llegó antes de lo que querían. Apenas habían pegado ojo puesto que su noche se había tornado apasionada. Olvidando sus problemas y próximos enfrentamientos en brazos del otro fue el único modo en que lograron apagar sus mentes.
El desayuno pasó entre risas de nuevo, y ambos compartieron una mirada cargada de significado al observar a su hijo interactuar con los hijos de Malcom y Eva. Era obvio para ellos que una vez regresaran a su casa, las cosas serían distintas.
Pese a que pasaban la mayor parte del tiempo juntos y solían divertirse durante las comidas, no era lo mismo que compartir con otros niños y la idea de un nuevo miembro en la familia sonaba cada vez con más fuerza.
Después del desayuno, cuando Eva y ella compartían un momento a solas mientras esta amamantaba a la pequeña, el cuñado de Malcom llegó.
Poniendo a uno junto al otro, eran como el agua y el aceite.
Malcom era ancho de hombros, al igual que Gary. Su pelo castaño y ojos claros solo lo hacían más atractivo. Incluso su ceño fruncido llamaba la atención cuando no sonreía. Sin embargo, Troy era todo lo opuesto.
Su primera impresión fue impactante.
Delgado, moreno y la piel llena de tatuajes no le hacían a sus ojos una persona que pudiese tomarse en serio un trabajo como el que Gary y ella necesitaban, pero cuando le vio ponerse serio y hacer toda clase de preguntas, la cosa cambió.
Parecía alguien completamente distinto al que vio entrar en el salón y eso le dio una confianza ciega en él y su equipo, incluso cuando no les conocía.
Troy había prometido poner a los suyos en movimiento y estar en constante comunicación con Gary, lo que también tranquilizó a este.
Podía ver en su expresión que él tampoco las había tenido todas con el hombre al primer vistazo.
Supuso que saber que había pertenecido al FBI, cambió también su opinión.
Ahora solo les quedaba esperar. Y rezar para poder volver a casa sin incidentes.
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