Capítulo 9

— ¡Lo lamento mucho, Bakugou-kun!

No todos los días se veía una escena como esa. Ashido y Kaminari estaban lo bastante molestos como para mirar a Iida de brazos cruzados y con expresiones de disgusto. Sin importar el cansancio de sus cuerpos y mentes, eran lo bastante concientes como para saber que aunque el representante de la clase A se pusiera de rodillas delante de Bakugou no bastaría para que fuera perdonado.

Es decir, toda la clase A sabía que tenían un compañero que parecía del tipo matón pero de ahí a exponer sus dudas delante de un tercero —creyendo erróneamente que era una posible víctima— había un abismo de diferencias. E incluso que Midoriya gritara lo que sucedió no ayudaba a que dejarán a el de lentes tranquilo. Yaoyorazou, Todoroki y Asui que escucharon de Uraraka lo que sucedió, también le dieron cierto regaño y le aconsejaron que si quería tener una consciencia tranquila, se disculpara con el de quirk explosivo.

Kirishima y Sero que estaban detrás del cenizo observaban su reacción, la cual consistió en ponerse los zapatos y pasar del presidente de la clase como si no lo hubiera escuchado. Cuando pensaron que no le iba responder, escucharon su voz casi al final del pasillo.

—Que no sea el maldito estereotipo de héroe que sigues no significa que sea una mierda de persona, cuatro ojos. Tenlo presente.

El de lentes apretó los puños y con la cabeza todavía baja, respondió.

—Lo tendré presente. Realmente lamento mi comportamiento, Bakugou-kun.

La de cabello rosado quería decir que más le valía lamentarlo porque fue realmente grosero pero el azabache y el pelirrojo la detuvieron. También al rubio antes de que cometiera una estupidez. Los arrastraron lejos de la entrada y siguieron al cenizo camino al salón de clases.

—Eso salió bien, Iida-chan.

Tsuyu y Ochako estaban esperando a Tenya a un lado el pasillo, tenían miradas amables y comprensivas hacia el chico que todavía no parecía satisfecho consigo mismo. Para él, una sola disculpa hacia Katsuki no bastaba para compensar su falta, pero tampoco podía hacer más sin hacer enojar al cenizo antes. Si se excedía, lo haría volverse violento.

—Era lo que tenía que hacer. Espero que Bakugou-kun me perdone —comentó sin ánimos —Ahora me falta hablar con Midoriya-kun.

— ¿Estás seguro de eso, Iida-kun? —le preguntó la castaña con duda y el más alto asintió —Te puedo acompañar. A mí me gustaría volver a hablar con él.

—Esta bien —acepto el de lentes —Vayamos a clase.

Las femeninas acompañaron a su desanimado amigo e inicio su día escolar dentro de lo normal.

— ¡¿Vas a participar?!

El golpe en la mesa junto con el volumen de la voz de Mei hicieron que parte del curso les vieran con intriga y curiosidad. Estaban en su hora libre diaria, momento que aprovechaban para ponerse al día con algunas tareas o relajarse. El curso de primer año de Soporte Técnico consistía en viente estudiantes, con una mayoría de chicos. Todos tenían un grupo con el cuál estar, con la excepción de la Genio Loca y el Sin Quirk.

En un salón de sillas juntas y risas, los pupitres de Izuku y la femenina juntos destacaban en una esquina solitaria. Por ese motivo la atención era tan fácil de llamar cuando se hacía un escándalo.

Los susurros empezaron en menos de dos segundos. El de pecas ni se molestó en escucharlos, miro a su compañera que tenía una sonrisa de disculpa que no demostraba el menor arrepentimiento y cuyos ojos amarillos brillaban con entusiasmo. Hasta ahora, en cinco años, era la primera estudiante del departamento de Soporte Técnico que decidía participar en el Festival Deportivo. Si él se unia a ella, serían los dos estudiantes en cinco años en romper con la idea de que ese departamento solo trabajaba para los héroes y que no podían ser héroes por su propia cuenta.

Aunque, claro, Hatsune lo hacía más por motivos de patrocinio —habría muchísimos magnates viendo el evento y podrían interesarse en sus babys— que de ideología y orgullo.

Midoriya también lo haría por lo mismo pero, aparte, para demostrar lo capaz que era por sí mismo. Bakugou tenía razón en que era mejor intentarlo para no tener nada de lo que arrepentirse en el futuro. No importaba si hacia el ridículo o si perdía en la primera parte. Sería bueno para él, para que ganará más confianza y pudiera ser más fuerte.

—Sí, voy a participar —le respondió a la de cabello rosado que sonrió enormemente —No sé si llegaré lejos...pero quiero intentarlo de todas formas. Hablé un poco con Bakugou-kun sobre esto y eso me dió valor, creo.

—Entonces, tendré que darle las gracias. Me ha conseguido un aliado —se rió la femenina — ¡Podremos mostrar nuestros babys al mundo, Midoriya! ¡Será increíble! ¿Ya sabes que vas usar? ¿Que tipo de máquina? ¿O el arma de defensa? ¿Tienes alguna idea de que manera te vas a proteger?

El Festival Deportivo estaba bastante cerca. La de cabello rosado ya tenía más o menos preparado lo que usaría para ese día, le faltaban algunos detalles y que los profesores lo aprobaran pero estaba segura que estaría bien. Por otro lado, debido a que recién ahora lo considero, el de pecas debía trabajar rápidamente en su propio equipamiento. Tenía una idea de lo que quería, el problema sería fabricarlo en ese corto periodo de tiempo. No podría hacerle pruebas sufrientes y tendría que omitir muchos detalles. Haría todo lo que estuviera a su alcance. Así que como la femenina quería realmente que estuvieran juntos en el festival, prometió ayudarlo con algunas cosas.

El de pecas acepto solo cuando acordaron que supervisaría su trabajo. No usaría nada que pudiera explotar sin su consentimiento.

La tercer campana del día hizo que Midoriya dejara de lado sus apuntes. Era el primer receso del día y ayer le había dicho a Bakugou que iría a verlo, guardo sus cosas rápidamente y le dijo a Hatsune que se iría al departamento de Heroísmo. No estaba tan lejos, así que, no tenía que correr pero aún así salió con bastante prisa.

El salón de la clase A de primer año quedaba cerca de las escaleras principales, antes del salón de la clase B y por los ruidos, el de pecas intuyó que los alumnos seguían adentro. Tímidamente, se asomo por la puerta entre abierta y alguien lo observó, era un chico grande con la cara cubierta, de cabello blanco y varios brazos. De uno de ellos apareció una boca que le preguntó si buscaba alguien. En voz baja, le dijo el nombre del de quirk explosivo.

Shoji Menzo, que era el chico que lo había visto, paso el mensaje.

—Bakugou, te vinieron a buscar.

Esa simple frase basto para que la cansada y dormida clase A se enfocará en la persona en la puerta. Debido al entrenamiento intensivo de Aizawa en las tardes, estaban usando los cortos recesos para hacer sus tareas y así estar al día. Nadie sacaba los ojos de sus cuadernos a no ser que fuera absolutamente necesario o se hubiera dado por vencido para dormir la siesta como Kaminari, Ashido y Hagakure.

Los ojos puestos en su persona hizo que el de pecas tuviera la piel de gallina por un segundo. Luego, fingiendo estar tranquilo, sonrió y dió un paso dentro del aula, vio a Bakugou que estaba con un papel enrollado en la mano y una expresión de molestia y cansancio que se suavizó un poco al verlo.

—Buenos días, Bakugou-kun —lo saludo.

—Serán buenos para ti —bufó el cenizo golpeando a Kirishima en la cabeza con el papel y gruñendo —A mí me toca matar a estos idiotas que no entienden unas simples matemáticas.

— ¡Son difíciles! —se quejo el pelirrojo — ¿Por qué tienen que cambiar los números por letras, Bakugou?

—Apenas podemos con los números —comento Sero, que tenía parte de la cara pegada a su libro y estaba tentado en darse por vencido para irse a dormir.

—Eso es porque son unos jodidos idiotas. Estoy dejando de lado mi puto informe de ciencias para explicarles esto —se sentó en su pupitre el de quirk explosivo —Podrían hacerme el jodido favor de poner atención y entender algo.

— ¿Puedo ver eso, Bakugou-kun? —pidió el de ojos esmeralda.

Katsuki le pasó al de pecas las hojas con los problemas matemáticos que hizo para sus amigos. Eran, realmente, bastante sencillos pero para Hanta y Eijirou era como pedirles que leyeran en un idioma antiguo e hicieran una traducción. No entendían nada sin importar que el cenizo lo hubiera explicado miles de veces y era un verdadero milagro que todavía no hubiera explotado a alguno. Sin embargo, para Izuku las matemáticas eran tan fáciles como hablar en su lengua materna. Se sentó a un lado del cenizo y se puso a hacer un ejercicio, explico paso por paso a ambos chicos y lo hizo dos veces más con los problemas distintos. Al terminar, el pelirrojo y el azabache le miraron con admiración.

— ¡Eres genial, Midoriya! ¡Gracias! —agradeció entusiasta el de dientes puntiagudos.

—Es más sencillo entenderte a ti que a Bakugou —agrego el de ojos onix recibiendo una mirada de enojo del mencionado —Muchas gracias.

—De nada, puedo explicarle otras cosas más antes de irme —ofreció el de pecas y miro hacia el cenizo que estaba a su lado — ¿También quieres que te ayude con la tarea de ciencias, Bakugou-kun?

—Puedo hacer mi maldita tarea solo, idiota —le dió un golpecito en la nariz al de ojos esmeralda —Ayuda a estos dos. Así no tengo que escuchar sus putos lloriqueos.

—Sabemos que en el fondo nos adora —susurro el azabache aunque el de pecas pudo escucharlo perfectamente —Adora vernos sufrir.

Sero recibió una patada que le hizo chillar de dolor y Kirishima se puso a hacer los demás ejercicios bajo la tutela de Midoriya. Bakugou se pudo acomodar para hacer su tarea de ciencias y, de vez en cuando, miraba de reojo al de pecas. Parecía que le gustaba explicarle a los otros dos, su sonrisa era bastante comprensiva con sus dudas y usaba términos mucho más simples que los suyos para que los otros dos pudieran entender. Sin ser conciente de lo que hacia, apoyo el codo sobre la mesa y se le quedó viendo hasta que él finalmente lo noto.

— ¿Pasa algo? —le preguntó en un murmullo bajo para no interrumpir al azabache y el pelirrojo que estaban haciendo sus ejercicios con aterradora concentración.

—Te vez a gusto —dió su observación el de ojos rojos.

—...Lo estoy. Me gusta ser útil —admitió el de pecas con timidez —Me hace sentir bien.

— ¿Vendrás en el siguiente receso? —quiso saber el de quirk explosivo.

—Sí, vendré —confirmó.

Pudo haber sido incómodo al inicio, al entrar y ser visto, pero se sintió bastante bien estar ahí con ellos. Midoriya nunca había experimentado algo así. Estar en un grupo de amigos explicando algo tan sencillo y mundano como una tarea de matemáticas. Pese a que pensó que estaría solamente con Bakugou —porque era a quien fue a ver— disfrutó bastante el pasar tiempo con Kirishima y Sero.

—Parece que a nadie le molesta que esté aquí. Así que, me gustaría volver —agrego despacito, rascando parte de su mejilla y riendo en voz baja —Claro que, si llego a ser una molestia...

—No eres una puta molestia, estúpido. Ven las veces que quieras.

La declaración del cenizo tomó al de pecas por sorpresa. Sus ojos esmeralda brillaron intensamente y sonrió de una manera tan amplia que el de quirk explosivo pensó que solo alguien verdaderamente estúpido no apreciaría su compañía. Por otro lado, el azabache y el pelirrojo que escuchaban su conservación —en su defensa, aún entendiendo los problemas matemáticos y pudiendo resolverlos, preferían escuchar las conservaciones ajenas que hacerlos— tenían también un par de sonrisas en sus caras. Parecía que todo estaba yendo viento en popa para esos dos y no podían estar más felices por eso.

Después de todo, se notaba cierto cambio en el aura del cenizo cuando el pecoso estaba cerca. Seguía teniendo su carácter habitual pero con un toque más de calma e incluso amabilidad.

Fue una verdadera lastima que el ambiente se rompería cuando unos pasos llegaron hasta sus pupitres y la figura de Iida se hizo presente. La sonrisa se fue del rostro del pecoso y el cenizo chasqueo la lengua con disgusto.

— ¿Qué mierda quieres? —preguntó el de ojos rojos al más alto.

—Quiero hablar con Midoriya-kun —dijo el de lentes.

El mencionado se puso algo nervioso. El día anterior le había gritado a este chico, con bastante enojo e ira. No creía que tuviera que disculparse por eso pero tampoco estaba cómodo al respecto. No quería verlo.

Pero cuando sintió un ligero golpe en su costado y recibió una mirada del cenizo que decía tú mierda, tú te haces cargo, no le quedó otra alternativa que ponerse de pie y seguir al otro chico fuera del salón de clases para poder hablar en privado.

— ¿No vas a ir con él? —cuestiono el de dientes puntiagudos que vio como el cenizo no hacia nada por acompañar al de ojos esmeralda.

— ¿Acaso él necesita una puta niñera o un jodido guardaespaldas? Él se metió en esto, sabrá cómo mierda solucionarlo —bufo el de quirk explosivo —Haga lo que haga, es su problema.

Sabe cuidarse.

En varios sentidos, Katsuki todavía no conocía del todo a Izuku. Pero si estaba seguro de dos cosas eran que era una persona independiente y lo bastante fuerte como para defenderse a sí misma y a los que le importaban. Lo que le dijera Tenya, no tenía nada que ver con él.

Pero podría ser que sí le preguntara después al respecto. Por curiosidad.

—Lamento mucho mis acciones groseras del otro día. Ya me disculpé con Bakugou-kun al respecto también —expreso el más alto con genuino arrepentimiento —Midoriya-kun tenía razón, no debí creer que un compañero de clases sería capaz de hacer tales cosas. Fuí muy grosero.

—Si ya te has disculpado con Bakugou-kun, está todo bien —sentenció el de ojos esmeralda pero al ver que el contrario tenía una expresión dudosa, agrego en voz baja — ¿O querías decirme algo más?

—En realidad...a Uraraka-kun y a mí nos gustaría...b-bueno, uhm, esto...

Las manos de Iida empezaron a moverse de una forma mecánica que hicieron a Midoriya preocuparse, tenía el rostro algo rojo y sudado, parecía estar pasando un verdadero tormento para expresarse. Le pidió que se calmara y el de lentes lo hizo, aunque también ayudo que la castaña llegará al pasillo para salvarlo.

—Queríamos saber si también podíamos ser amigos —explicó mirando hacia el de pecas que estaba bastante confundido —Nos gustaría poder conocerte mejor.

Uraraka pensaba que el de ojos esmeralda era un chico interesante. Podía tener un aspecto lindo y amable a simple vista pero era todo lo contrario. Su personalidad podía ser del tipo suave y, no obstante, tener una gran cantidad de carácter y fuerza. Por eso, quería ser su amiga.

El de lentes quería lo mismo. Valía la pena tener una amistad con alguien que defendía de tal manera a sus amigos.

—Yo...—bajo la cabeza con vergüenza el de pecas sin saber cómo procesar este giro de los acontecimientos —M-Me gustaría intentarlo también. Pero me tomara un tiempo. Lo de Bakugou-kun no me gustó. Y no quiero ser amigo de alguien que trato mal a quien es importante para mí.

—De acuerdo —acepto el de lentes.

— ¡Genial! —celebró la castaña.

El de ojos esmeralda les sonrió una vez más y después, se fue a su salón de clases.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top