Dieciocho.

🥅

La manera en que Neymar resumía todo lo que quería decir en frases simples, expresiones y ademanes fluidos al hablar español nunca fallaba en sacar una sonrisa. Memo no tardó en desechar la mala primera impresión que tenía de él cuando, luego de conversar un rato y de que lo hayan convencido de quedarse un poco más, Ochoa pudo entender el porqué de la fama de coqueto y mujeriego del brasileño. Neymar era sumamente amigable, divertido y simpático. Sonreía mucho y tenía una mirada que, aunque intensa, era amable. Y por supuesto que no negaría lo innegable: Era atractivo, mucho. Pero aún así, Memo ya no percibió como una amenaza su presencia, no después de ver la dinámica de intenso respeto, cariño y compañerismo entre Messi y Ney. En palabras de Messi, de verdad se notaba que eran amigos hace mucho.

—Cuando su cachorro tenga edad —hablaba Ney con un entusiasmo ansioso, cuidando de que su lengua no se trabe luego de que el whisky de la nevera fuera descubierto—, yo lo voy a entrenar.

Apenas iba a preguntar "¿cachorro de quién?" cuando Messi, sabiendo perfectamente a qué se refería su compañero, se le adelantó para decir—. A mi cachorro lo entreno yo, eh, que a vos seguro te lesiona apenas salga de Memo —bromeó risueño, recibiendo un golpe en el brazo de parte de Ney.

La promesa implícita de Memo dando a luz a un cachorro de Messi le llenó el rostro de rubor. Evitó mirar a cualquiera de los dos, que aún hablaban de la futura estrella del Barça, cuando directamente Neymar le preguntó—: ¿Te parece justo que Mateo Guillermo Messi Ochoa juegue con la selección Argentina? —preguntó lo más rápido y fuerte que pudo evitando que Leo hable por sobre su voz. Memo miró a Leo sin entender nada, preguntándose cómo tenían ya el nombre que le pondrían al cachorro— ¡A que no! —le gritó ahora a Leo sin esperar respuesta—. ¿Qué crees que va a querer comer cuando haya bebé en él, ¡eh!? —Leo se hizo pequeño bajo el ataque de Ney, riendo y simulando una barrera con sus manos, recibiendo el ataque—. ¡Tacos, tequila, torta de jamón!

—¡Tequila no! —soltó débilmente Messi entre gritos y una gigante sonrisa, pero Neymar lo ignoró para seguir regañándolo.

—¡México, México, Leo, México! Bebé mexicano —soltó carcajeándose y lanzándole manotazos con cada México para luego volver a sentarse. Miró a Memo y, recuperando el aliento, dijo—. ¿A que sí?

Sabía que si Ney se daba cuenta de que detrás de sus manos el rostro de Memo estaba tan colorado como una fresa, no lo dejaría en paz, así que simplemente asintió, respiró hondo y, aunque nostálgico, dijo con una sonrisa—. No sé si vaya a... —hizo una pausa larga, inseguro de decirlo, pero al final lo hizo—, no creo que vaya a tener hijos, Ney. Mis años fértiles ya casi se acaban, pero yo todavía no me quiero retirar —admitió bajando la mirada.

Sabía perfectamente lo mal visto que era eso. No había alfa que no quisiera marcar y llenar de hijos a su omega. Al fin y al cabo, para eso son. Era consciente de que con un plan así, de priorizar su carrera y el deporte antes que enlazarse con un alfa y darle una familia, no muchos lo aceptarían. Sabía lo criticado que era por eso (y por muchas otras cosas) en México, pero aunque lo llamaran "solterona" o "quedado", siempre se priorizaría a él mismo y no debía avergonzarse por eso.

—Claro que no —habló Leo, tan firme y certero que a Memo le dio un vuelco el corazón y se le anudó la garganta. «Bueno, fue bueno mientras duró»—. Sería un desperdicio si te retirás ahora, Guillermo, claro que no te vas a ninguna parte —declaró—. Ni yo ni un pibito te vamos a sacar del arco por otro par de años.

Trató de concentrar su atención en la manera en que Lionel le acariciaba la pierna en vez de en cómo se le formaba rápidamente un nudo en la garganta. Memo no podía dejar de verlo y no podía creer lo feliz que se sentía al escucharlo hablar de esa manera. Incluso Ney se quedó quieto al sentir la pesada tensión entre la atónita mirada de Memo a Leo, que distraído y ocupado acariciando sus piernas se perdía de todo lo que ambos pensaban:

—Eres un alfa muy raro —señaló Neymar lo que Ochoa pensó. Solo entre omegas se podía entender lo particular que era encontrarse con un alfa como Leo. Que, apenas se dió cuenta, podía entablar una conversación completamente normal estando sólo y encerrado en su habitación de hotel con dos omegas que lo quieren y lo admiran tanto y no intentar o siquiera imaginar nada de lo que a cualquier otra persona naturalmente se le pasaría por la mente apenas saberse en la misma situación.

Contuvo un nudo de emoción al mirar la inocente cara del alfa que aún estaba ocupado masajeándole un pie. Neymar pudo contener una risa, pero su sonrisa al saber exactamente todo lo que pasaba por la mente de Ochoa, no dejó de crecer.

Memo sabía que sus instintos lo estaban traicionando, que escuchar a su alfa decir que no quería cachorros por apoyarlo a priorizar su carrera lo impulsaba aún más a querer dárselos. «¿Quieres darle cachorros o solo quieres que te marque y te los haga?» le repetía su mente.

—Bueno —habló rápidamente, levantándose de la cama con prisa de alejarse del toque de Lionel y de sus pensamientos impuros—. Ya ahora sí me tengo que ir, oigan, mañana juego.

Apesar de las quejas, Ney y Leo no intentaron retenerlo más. No era tan tarde aún, pero ambos sabían la importancia de descansar bien la noche antes de un partido para llegar frescos al entrenamiento previo al juego. Neymar también se despidió con un abrazo fraternal a Messi y uno de esos coquetos guiños para Ochoa antes de tomar camino hacia su habitación dejando atrás el desmadre que sabía bien que causó en las mentes hormonales de ambos al llegar e interrumpir así. Seguro que se llevaría una regañada de Messi otro día, pero por hoy se fue triunfador.

⚽️

Los tres salieron de la habitación de Messi. Neymar tomó un ascensor hacia arriba mientras que Messi y Ochoa fueron hacia bajo. Messi había insistido en llevarlo él mismo a su hotel, sabía que la seguridad en Qatar —en especial para los mismos jugadores ahora que estaban en pleno mundial— era buena, pero no estaba dispuesto a dejar a su omega andar solo por la noche. Uno podía salir de Latinoamérica pero Latinoamérica jamás saldría de uno. Pidió un coche y manejó por el camino largo usando los semáforos en rojo como excusa para posar su mano en la pierna del omega. Memo sólo reía y tomaba su mano por encima, evitando verlo para no sonrojarse más de lo que sabía que ya estaba.

Hubo más de ese silencio que calmaba, una canción lenta en el radio adornaba las luces de la ciudad y el tranquilo trayecto. Al llegar a la entrada del hotel de Memo, Lionel simplemente aparcó y se volteó hacia él, devolviendo su mano a tocarlo. No era capaz de dejar de buscar su calor.

—Quiero estar otro rato contigo —confesó Ochoa en un susurro dolido. Quería estar más tiempo con su alfa, pero ambos sabían que no podía—. Pinche Neymar, me la estaba pasando muy... bien, Leo.

Lionel no supo qué responder al no poder eliminar esa imagen mental de su cabeza de qué estaba pasando antes de que llegara Neymar. De los suaves rulos húmedos por el sudor, los gemidos necesitados, esos ojos expectantes y sus ruegos...

—Memo —soltó pesadamente—. Si Neymar no hubiera llegado... Dios mío, Guillermo, perdoname. No sé qué te hubiera hecho de no haberme detenido.

Memo no ocultó la confusión que por un segundo no lo dejó pronunciar palabra. Pero luego de un instante de ver a Lionel apenado por lo que le acababa de decir, se rió en su cara—. ¿Te refieres a coger, Leo? —soltó entre risas—. ¿A tener sexo? —repitió al recordar las diferencias lingüísticas y estiró una mano consolándolo con caricias en su pierna y sonrisas sinceras—. Quizá no fui claro pero, oye, sí quería. No lo digas como si hubieras podido lastimarme.

Ahora fue Leo el que bajó la mirada en busca de ocultar sus mejillas coloradas—. Sos un montón, Memo —susurró derrotado, acariciando las manos del omega—. Estabas tan hermoso y yo no podía... no podía... —se esforzó para encontrar una palabra que describiera aunque sea un poco de lo que estaba sintiendo al poseer de esa manera a Memo—. Estoy seguro que de haberte tomado, te habría marcado.

Soltó con la mirada baja, apenado por la confesión. Guillermo tragó saliva como si eso fuera a llevarse el repentino nudo que se formó en su garganta y, lentamente, apartó sus manos de las del alfa. El silencio que gobernó en el interior del carro se sintió pesado durante los segundos que Memo se tomó para formular su respuesta, pues, aquella confesión le aplastó el corazón como si se lo sacaran del pecho para hundirlo en la presión del mar. No supo tampoco cómo sentirse con ello, porque aunque muy, muy en su interior se imaginó a él mismo despertando en la mañana con la marca de Leo en su cuello y un respingo traicionero en su vientre le hizo notar lo emocionado que estaba con la idea.

Hasta que rápidamente su lógica volvió cuando se imaginó dándole la noticia al Tata para que escoja a alguien para reemplazarlo en el partido de ese día, el siguiente y el resto de lo que, ahora sí, definitivamente habría sido su último mundial. Se imaginó dejando México, el Azteca y sus poderosísimas Águilas del América, su amada carrera en el fútbol y su estilo de vida completo para acompañar a Lionel a donde sea que se lo llevara.

Ni la Liga MX, ni ninguna otra Liga o Serie de primera división ficharía a un omega recién enlazado. La FIFA no lo permitía y, de todas formas, no sabía si siquiera se podría. Era un hecho que, al enlazarse, el alfa se vuelve más territorial y el omega más... carente. Demandante. No habría oportunidad de separarlos por un par de días, mucho menos por una temporada completa.

Estaba claro: en cuanto Guillermo apareciera luciendo la marca de un alfa en su cuello, su carrera se habrá acabado.

—Pues... —dudó. Aún tenía las ideas en una licuadora, ni siquiera sabía cómo reaccionar. Suspiró retomando su compostura y miró a Lionel, quien se veía tan avergonzado, retraído lo más posible en su lado del auto—. Puedo tomarme un inhibidor de olor —sugirió—, y usar un collar anti-marca —le sonrió, diciéndole suave, intentando recomponer la confianza en Messi y hacerle saber que no estaba enojado con él—. Para cuando... bueno, la próxima vez que... nos agarremos a besos y así...

—¡Guillermo! —lo molestó Leo, con un tono de fingida sorpresa, riéndose en alto de la inesperada timidez del omega—. Un omega tan bonito como vos se tiene que respetar mejor, ¿eh?

—¡Cállate, cabrón! —exclamó al darle un golpe en el hombro y riendo con él. Cuando sus risas se iban apaciguando, Memo admiró a Leo un segundo y, luego, como si no pudiera evitarlo más, lo tomó del brazo y lo acercó a él, recargando su cabeza en su hombro, sus chinos cayendo por el cuello de Lio—. Buenas noches.

Sin querer dejarlo ir, pero sin otra opción, Leo dijo—: Buenas noches, corazón. ¿Te veo mañana para tu beso de felicitaciones por pasar a octavos?

—Ya estás.

~
Fanfic en colaboración con viajeestelar , quien dice que ya se va a poner las pilas para escribir esto 😈

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top