Mírame
Movió su pierna inquieta al mismo tiempo que tecleaba un documento que debía entregar en un par de horas. Intuitivamente tomó su móvil que estaba en la mesa, revisando si tenía alguna notificación que no hubiera escuchado. Pero no había nada, lo cual lo tenía realmente inquieto.
Entró a chat de Nejire, de cada uno de los mensajes que Hitoshi le había dejado desde hace unos días, pero no habían sido vistos. Lo cual dejaba bastante en claro que estaba ignorando cualquier interacción que podrían tener. Le timbró escuchando el sonido del marcado pero no respondió y aquella indiferencia.
Cuando pensó que había ganado esa guerra contra Tamaki, de la forma más baja e inteligente...todo se fue a la mierda tan rápido. No sabía de que forma, ya que ella solo le había dicho que se encontró con Tamaki en el buzón donde se enviaban las cartas. No sabía ni siquiera que había sucedido con Tamaki, pero esperaba que las cosas con él estuvieran peor.
Lanzó el teléfono a la mesa frustrado, maldiciendo interiormente. Un día atrás todo había estado perfecto. Él se había encargado de que fuera así, jugando a su mejor forma. Actuando con inteligencia para asegurar su lugar junto a Nejire. Él... había confiado en que Tamaki no sería capaz de hablar, de decir la verdad. Porque a pesar de que lo hiciera, ninguno de los dos quedaría bien parado y mucho menos Tamaki. Sin embargo, algo que no estaba contemplado sucedió, contrario a cualquier cosa...
Tamaki los había hundido a ambos.
Sonrió de forma irónica, porque al estar en ese punto tan desastroso, necesitaba evaluar los daños. Saber que tanto había dicho e intentar salvar lo que quedaba. Con un poco de suerte aún era posible... o quería aferrarse a esa idea. Si tan solo Nejire respondiera a su teléfono...
Cerró la computadora, incapaz de concentrarse. Necesitaba hablar con ella y arreglarlo. Salió de su oficina, hacia la casa de Nejire, con un poco de suerte la encontraría.... Pero ella no abrió la puerta en ningún momento. Lo cual significaba que no quería hacerlo o que no estaba en casa. Se subió a su auto, dirigiéndose a Royaume Inn, ahí podrían darle informe sobre sus horarios. Con ese conocimiento solo debía elegir el lugar correcto.
Aparcó a un par de calles y de dirigió hacia la recepción. Justo cuando estaba por entrar un cabello azul llamó su atención. Nejire salía del hotel, su uniforme gris cernido a su cuerpo y su cabello de balanceaba, terminó caminando hacia él hasta que lo reconoció. Nejire se detuvo e intentó retroceder, pero eso significaba que terminaría entrando al hotel de nuevo y lo que menos quería era hacer un espectáculo. Caminó esquivando al hombre que estaba de frente.
—Nejire
—Déjame en paz.
—Necesitamos hablar — La siguió por la acera hacia el paradero de autobús más cercano. — Puedo llevarte a casa, solo déjame hablar.
La fémina siguió caminando y él la siguió de cerca, sin señales de que fuera a detenerse o a quedarse quieto. Así fue por la larga avenida que la llevaba a la parada de autobús, hasta que Hado se cansó, por lo que se detuvo y giró.
—Bien, ¿Qué es lo que tienes que decir?— Indagó con brusquedad
—¿Qué es lo que has escuchado?—Shinso se había detenido a pensar como debería abordar el tema, no quería hablar de más o arruinar las cosas sin posibilidades de salir de eso.
Debía actuar, pensar y hablar adecuadamente si quería terminar bien parado o lo mejor que podría. Considerando que no tenía información sobre lo que había pasado con Tamaki y la razón de la llamada de Nejire días atrás. Nejire levantó una ceja ¿Estaba intentando saber que tanto sabía y así actuar? Ver esa faceta sigilosa de Shinso era completamente nuevo para ella.
—Lo sé todo.
Shinso presionó su mandíbula ofuscado por la situación. Realmente estaba hundido, en el hoyo.
—Esta no fue idea mía, yo solo...—Intentó irse por las ramas, limpiar su imagen lo mejor posible, pero era difícil encontrar las palabras correctas. —Él me buscó meses atrás, desesperado por que fuera a encontrarme contigo, yo me negué por supuesto, el hacer algo así no iba conmigo—Aún no sabía porque a fin de cuentas había asistido a la editorial, considerando que eso no iba consigo pero sintió que debería ir. —Habló de un evento donde debería asistir y aquel día...aquel día en la editorial, fui por si Tamaki no se presentaba. Y cuando llegué...lo vi salir huyendo de ahí, incapaz de encontrarte. —Dejó en claro. —Y llegando a ese punto, si, lo hice, me hice pasar por Suneater, pero solamente quería ayudarte en ese día tan importante...
—Pero seguiste, jugando este absurdo juego y te aprovechaste de la situación. — Sacudió la cabeza totalmente enojada. —¿Fue divertido hacerme creer todo este tiempo que eras Suneater?
Casi pudo recordar el como, tiempo atrás, Tamaki le había dicho que todo lo que tenía con Nejire era gracias a él.Dejando en claro que todo le resultó sencillo por aprovecharse de lo que Tamaki hizo en su adolescencia.
—No fue así, nunca he jugado contigo, hice lo que hice porque Tamaki no tuvo el valor de presentarse aquella noche—Lanzó el comentario de la forma más mezquina, esa había sido la verdad a fin de cuentas, si Tamaki se hubiera presentado ese día, nada de eso estaría pasando. —No podía con la idea de dejarte sola...al inicio solo fue por ayudar pero cuando te conocí..el pensamiento de no dejarte sola perduró.
Se acercó un paso hacia ella, pensó en tomarle la mano, pero al ver el rostro de Nejire contraído en la más profundo enojo, se contuvo.
—Yo..solo quería estar contigo.
—¿Dispuesto a ser lo que fuera necesario para lograrlo? ¿De mentir sobre quien eras y mentir sobre quien era Tamaki, al grado de hacerme creer que él era un acosador? ¿jugando de una forma tan sucia? —Su voz se perdió. Pero cuando se tragó el enojo, logró encontrar las palabras necesarias para remarcar lo que quería. —Eres realmente despreciable.
Shinso se quedó callado, observando el rostro femenino y con las palabras atoradas a su garganta al recibir el puñetazo directo de las palabras femeninas, porque la realidad es que si. Él había estado dispuesto a hacer lo que fuera para estar con Nejire. Lo había hecho y no se arrepentía, pero sabía que decirlo sería peor.
—Yo te quiero, —Mencionó, una vez que consideró que era lo mejor que podría decir en ese momento, siempre calculando las palabras correctas.
Había llegado hasta ahí porque había sabido decir justo lo necesario.
—¿Y temías que no pudiera quererte por quien eras en realidad? ¿Necesitabas utilizar el nombre de Suneater?— Él intentó acercarse de nuevo y tocarla, pero ella retrocedió. — ¡Mantente alejado de mi!
Aún recordaba aquel día en su casa cuando él quiso ir más allá que los simples besos y ella se había negado. Agradecía no haber hecho nada, porque pudo haberse arrepentido de entregarse a alguien como él. Siempre consideró a Shinso un buen chico, cordial, amable y diciendo cosas que ella siempre quería decir. Pero su verdadera cara había salido.
Shinso hubiera reído si no se hubiera controlado. Porque ambos ahí presente, mirándose sabían la realidad. Que Nejire había fijado los ojos en Hitoshi por que pensaba que era Suneater y que pasara lo que pasara...Nejire amaba intensamente a Suneater. Aunque no lo hubiera conocido en persona, a pesar de que no conocía su voz, si era real y a pesar de que la había dejado diez años sola sin responder su carta, a pesar de todo eso, ella lo seguia amando como hace diez años. Y siempre sería un fantasma de haber estado juntos. Cuando él se había comportado de forma normal, actuando a su criterio, Nejire jamás mostró ni una señal que le gustara. Siempre que estaban juntos buscaba relacionarlo con Suneater, con momentos o cosas que habían dicho, solo las cartas, todo eran aquellos trozos de papel, jamás se interesó en conocerlo a él...
Aunque...Nejire se había interesado en Tamaki, siendo él Suneater.
Era una maldita broma, pero era evidentemente relacionado. Como si el destino se hubiera esforzado en juntarlos y eso era lo que más le molestaba. SI no estuviera Tamaki, él hubiera tenido una oportunidad...ella podría fijarse solo en él sin tener que lidiar con un recuerdo. Aunque sin Tamaki jamás la hubiera conocido.
Todo era una maldita ironía.
—Dejame intentarlo...dame una oportunidad para conocerme como soy, sin nada de por medio. —Habló con la voz baja, en un intento de aferrarse a ella, a lo que habían tenido.
—¿Conocerte? — Sonrió de forma irónica. — Yo solo creía que te quería porque me hiciste pensar que eras Suneater — Sacudió su cabello. — Y las veces que tú te comportaste como tú — Nejire recordó cada momento donde Shinso le pareció tan diferente a Suneater, entendiendo que ese en realidad esa personalidad era suya. —Jamás sentí nada, ni aún cuando me besaste...y ¿ahora me pides una oportunidad? ¿Cuando te atreviste a hacerle algo así a tu amigo? — Nejire lo miró directamente a los ojos. —Yo no podría enamorarme de alguien como tú. Así que no vuelvas a acercarte a mi.
Incapaz de poder decir nada al respecto, con el desazón en su estomago vio a Nejire Hado dar media vuelta y alejarse, dejándolo completamente solo.
Contempló su imagen en el espejo profundamente, sus facciones, sus ojos azules y su largo cabello azul que casi llegaba hasta el suelo. De pequeña siempre quiso tenerlo así de largo, y poder peinarse de tantas maneras. No podía reconocerse en el espejo, por más que veía, no se reconocía. Vio el brillo encima de su tocador.
¿Quién era y que era lo que había hecho y que es lo que quería?
Su infancia había sido tan buena...hasta que su madre murió y todo se había derrumbado, como piezas de dominó cayendo hasta que ninguna quedara en pie. Todo lo que más quería se esfumó en un parpadeo, sintiéndose perdida. Sin saber que realmente le pertenecía y que era lo que quería.
Un par de cartas y las palabras escritas ahí le ayudaron a darle una dirección, en encontrar un apoyo que podía entenderla como nadie más. Se aferró a ello como lo único que le quedaba en la vida, a Suneater. Su sol, la esperanza que le quedaba. A pesar de que no había respondido su ultima carta, salió adelante, dispuesta a no dejarse absorber por ese sitio, saliendo al mundo exterior antes de tiempo para buscar su camino. Con la esperanza de encontrarse con él o con el pensamiento que podría estar en cualquier sitio ahí y que esperaba estuviera bien. En ocasiones fantaseaba al respecto sobre si caminando en la calle tal vez se lo hubiera encontrado.
Pero gracias a él había decidido quien era y que era lo que quería.
Sin embargo, en ese momento, el mismo Suneater le había quitado el rumbo. Le había hecho creer que Shinso era el hombre que quería, entregándose a él, sin dudar porque ¿quien podría imaginar que ese hombre no era Suneater? Pero la realidad es que no lo era y que Suneater estuvo enfrente a ella, desde el primer día que entró a aquel hotel, una broma absurda del destino.
No tenía un recuerdo nítido de Tamaki aquel día, solo recordaba verlo quieto, mirando el suelo, sin hablar o poder mirarla. Eso había sido así durante un par de semanas. Y ahora que lo recordaba...ella le había pedido a Mirio que lo contactara con Suneater cuando Tamaki estaba presente. En ese entonces no le importó al no considerar al Tamaki relacionado o relevante con el tema en esa ocasión. Pero...ahí había estado él. Él pudo decir algo, pudo presentarse, pudo hacer tantas cosas...pero no lo hizo.
No tuvo el valor de presentarse ante ella.
Pero si para mandar a Shinso en su lugar, aunque Hitoshi había dicho que Tamaki estuvo ese día del editorial y que simplemente había salido huyendo ¿eso realmente había sido así? ¿Tamaki llegó hasta ahí y...se fue? Ella no lo había visto en aquella ocasión.
Tamaki siempre había estado ahí, tan presente y silencioso.
Lo cual atribuía a su ansiedad social de no poder hablar con nadie pero...después se hicieron amigos y ni aún ahí le confesó la verdad ¿porque no lo había hecho? La única respuesta que había obtenido al respecto era que por miedo ¿miedo a que? No podía entender a que se refería...ella realmente pensaba conocer perfectamente a Suneater pero...no era así. Si realmente hubiera sido de esa forma lo hubiera reconocido en cada momento que estuvieron juntos.
El verdadero problema era que él le había mentido una y otra vez, durante todo ese tiempo y se había quedado sentado viendo como ella salia con Shinso ¿realmente...nunca le importó? Su corazón se comprimió al pensar que ella lo amó tanto y que él...realmente lo único que quería era ayudarla. Y lo que era aun peor, esa primera carta había sido falsa. No la escribió porque le interesó, fue porque Mirio lo impulsó. Todo fue por Mirio, Tamaki simplemente hizo lo que le decían, él jamás quiso encontrarse con ella, conocerla, él nunca la quiso.
Aquello despertó un sentimiento amargo en su interior.
Pero en el baile le dijo que lo hacia aún ahora y la había besado ¿eso fue porque se lo pidió? ¿él realmente no quería hacerlo? Sus ojos picaron al sentir un estremecimiento doloroso en su pecho. Entonces aquel beso en su cuarto realmente...no significó nada. Mordió su labio inferior para reprimir las lagrimas que querían salir de sus ojos.Pero al final terminaron saliendo, junto con un sollozo que era un eco a su dolorido corazón.
A pesar de que sus pensamientos se movían a ese lado negativo donde no había nada más que presión social para que Tamaki hiciera las cosas, ella sabía que no era de esa forma. Tamaki podría ser una persona bastante insegura de todo o casi todo, pero en lo que a ella respectaba, no podías obligarlo a hacer algo si no quería hacerlo. Él había decidido mandarle aquella carta por decisión propia. Él le había decidido ayudar a pesar de no presentarse y enviando a Shinso, solo para que ella tuviera un apoyo.
Y se negaba a aceptar que todo lo que había sucedido entre ellos antes de que ella encontrara las cartas en su habitación fue cosa de ella. Había algo entre ellos, desde aquel día en la feria, cuando se habían quedado en el auto bastante cerca...él se había acercado a ella y la había tocado, algo que la despertó. Él mismo había confesado que un beso debería ser especial, con una persona importante, si él no lo hubiera sentido así con ella, no lo hubiera hecho.
Y la manera en que la miraba, a pesar de que no solía mirarla directamente a los ojos con frecuencia, su forma de mirarla detenía su corazón de tal forma...la hacía sentir tanto. No podría estar fingiendo sobre eso o imaginando que no él no sentía nada por ella, que él había hecho todo eso por obligación.Si realmente lo hubiera hecho por obligación, cuando se enteró no le hubiera insistido por mensajes y de frente. Él tenía sus propias razones para insistir, por eso mismo gran parte del enojo inicio se había ido aunque...
Un desazón se formó en su estomago al recordar su discusión con Shinso días atrás, donde había dicho que Tamaki no tuvo el valor de encontrarla en la editorial y que por eso él se había presentado. Y eso vino de la mano a la ultima conversación con Tamaki, sobre que se había salido del hotel porque estaba huyendo, huyendo de todo eso. Y sobre todo, de ella. Y eso era lo que más le dolía. Que se había quedado sin hacer nada mientras veía a alguien que ella estaba con alguien más y que eso no fue suficiente para motivarlo a decir la verdad. Él la había dejado ir tan fácilmente...
Y aquellos pensamientos solo despertaban tantas cosas en su cabeza ¿qué de todo lo que había sucedido entre ellos había sido verdad? Ella intentaba pensar que existía algo entre ellos ¿realmente lo había? ¿O acaso solo ella lo había imaginado? La idea de que todo eso hubiera sido un acto, un juego, algo irreal la sacudió, había sido tan tonta. Ella había sentido y creído tantas cosas...pero la realidad es que todo eso fue un juego, un juego de los dos. Y más específicamente, un juego para Tamaki.
Tomó el objeto brillante en su tocador y cortó, una y otra vez, viendo los mechones azules caer en el suelo. Ella hubiera estado dispuesta a hacer cualquier cosa por él, dispuesta a esperarlo tanto tiempo y Tamaki...torció la boca, metiéndose al baño, debía entrar dentro de poco. Una vez que estuvo lista, se dirigió al hotel con el menor de los ánimos ¿ella debería hacer lo mismo? ¿Dejar atrás todo eso de lo cual se había aferrado todo ese tiempo? Ella parecía ser la única que estuviera interesada en eso y eso era claro porque después de aquel día en el parque, Tamaki no la había buscado.
Dejó sus cosas en el casillero y fue hacia el mostrador, encontrándose a Kaina y Nemuri quien la observaron sorprendidas.
—Nejire ¿todo bien? —Se animó a hablar Kaina luego de unos minutos.
—Si, todo bien. —Sonrió ligeramente.
—¿Pero entonces porque...?—El teléfono sonó interrumpiendo a Nemuri en plena oración, pero una vez que terminó se acercó a Hado. — ¿Por que te has cortado tu cabello?
Nejire observó su reflejo en el jarrón que estaba en el mostrador, su largo y abundante cabello había desaparecido. Ahora lo tenía hasta los hombros, dándole una apariencia muy distinta.
—Solo necesitaba...un cambio. —Indicó antes de sumergirse en su trabajo.
Las dos recepcionistas no dijeron nada más, determinando que era algo de lo que Nejire no quería hablar. Por lo que luego de una hora Kaina desapareció una vez terminó su turno y Nemuri se quedó junto a Nejire recibiendo clientes, contestando llamadas y llenando los registros. Todo parecía tan normal...pero Nejire se sentía tan perdida, como si no perteneciera ahí. Ese sentimiento no se iba.
Intentó adentrarse en su trabajo, para olvidarse de lo que la perturbaba, sin demasiadas ganas de atender clientes y dándoselos a Nemuri si no era necesario que ella atendiera. Vio un cliente aproximarse de reojo, por lo que se entretuvo con las hojas que tenía en la mano. Debía llevar unos papeles al administrador sobre un evento que se llevaría a cabo pronto.
—Que sorpresa verte por aquí,
—He venido por mi ultimo cheque.
Aquella voz provocó que Nejire subiera la mirada, encontrando a Amajiki de pie enfrente a la recepción. Sus miradas se encontraron un instante antes de que él desviara la suya.
—Ha sido una gran sorpresa saber que has renunciado después de casi cinco años aquí.
Tamaki presionó sus labios de forma nerviosa como solía hacer. Nejire regresó su atención a las hojas en sus manos sintiéndose algo nerviosa, no esperaba encontrarlo de nuevo. Al menos no de esa forma. Alzaba el rostro de vez en cuando para verlo, se veía exactamente como siempre, con aquella camisa azul de botones, el azul le quedaba tan bien.
—No he renunciado, me han despedido. —Susurró lo suficiente fuerte para ser escuchado.
—¿Despedido? ¿Pero por qué? —Nemuri estaba realmente sorprendida.
—No ha sido mi mejor momento. —Hizo una mueca. —¿Esta Aizawa? —Preguntó Tamaki por el administrador del hotel, quien le había llamado para pasar por su ultimo pago ese día.
—Si, le informaré que estas aquí— Tomó el teléfono y marcó una extensión. —Ya sabes el camino.
Tamaki asintió mientras se atrevió a dar una última mirada la Hado que fingía terminar sus hojas, que estaban listas desde antes que llegara el antiguo chef. Amajiki se aproximó hacia el elevador, acto que Nejire siguió con la mirada. Tomó los papeles.
—Le llevaré esto a Aizawa —Antes de obtener una respuesta de su compañera de trabajo, salió de la recepción, caminando hacia los elevadores.
Metió la carpeta antes de que las puertas se cerraran e ingresó al elevador, sorprendiendo a Tamaki, que estaba dentro. Se paró a su lado y miró la pantalla que indicaba el piso donde estaban. No sabía si había sido por un simple impulso o por que no había esperado verlo de nuevo, su cuerpo se movió hacía él. Y estando los dos en el elevador, el silencio flotó entre ambos, sin mirarse y solo observar el número de los pisos aumentar.
Nejire abrió los labios con la intención de decir algo cuando el ascensor tembló bruscamente y la luz parpadeó. Instintivamente Tamaki pasó el brazo por la cintura femenina, para sostenerla mientras esperaban. El elevador se detuvo, las luces se apagaron, dejando solo las luces de emergencia que eran tenues.
—¿Qué sucedió? —Preguntó Nejire un poco inquieta.
—Tal vez un fallo en el elevador o se ha ido la luz. —En sus cinco años en el hotel solo había habido dos apagones, pero él jamás se había quedado atorado en el elevador. —No creo demoren en restablecerlo.— Tocó el botón de emergencia en el elevador, mantenimiento vendría pronto.
Tamaki alejó el brazo de Nejire y se quedó de pie, observando la pared. Nejire se sentía algo nerviosa aún por la forma en que se detuvo el elevador, pero Amajiki tenía razón, solo podían esperar. Por lo que estuvieron ahí unos minutos de pie, perdidos ambos en sus pensamientos. Hasta que él sacó un pañuelo de su bolsa y lo colocó en el piso del elevador.
—Puede demorar un poco, si quieres sentarte.
Nejire contempló el pañuelo unos instantes antes de sentarse encima, sintiéndose nerviosa de estar en aquel lugar encerrada con él. De recordar la última vez que habían hablado y como no había terminado de la mejor manera. Unos segundos más el tomó asiento en el suelo, el silencio era asfixiante entre ambos. Ella tenía tanto que decir y hablar.
—Otra mentira ¿eh? —Fue lo primero que dijo, a la defensiva, sin saber que más decir, pero queriendo aclarar eso. —No renunciaste, te despidieron.
—No creí relevante aclararlo.— Tamaki habló después de unos segundos, mirando sus manos.
Nejire lo observó de perfil, su rostro tan reservado, sus manos moviéndose nerviosas y sus propios labios delatando que no estaba del todo cómodo ahí. No sabía si era por la situación o por estar con ella ahí. Esperaba fuera la primera, ella misma se sentía algo extraña, sin saber como sentirse o como actuar.
Ella...había sido tan dura con él, le había dicho cosas tan malas al pensar que era un acosador, y él no parecía odiarla por eso. Se sentía culpable por esa situación, sin embargo, aún estaba ese sentimiento amargo de la mañana. Y de alguna manera...quería darle un poco de apoyo. Sabía lo mucho que Tamaki amaba el ser cocinero y perder su empleo, debió se un golpe duro para él. De alguna manera sentía que tenía parte de la culpa.
—¿Y no harás nada al respecto?—Tal vez podría hablar para recuperar su trabajo, quizá...
Tamaki alzó el rostro hacia la puerta del elevador que seguía sin moverse e hizo una mueca.
—No hay nada que hacer, arruiné un evento de Sasaki, no puede arreglarse.—Si tan solo hubiera sido un error sencillo, pero eso que él había hecho en frente de otros chef y de gente tan importante, no tenía cara para pedir su trabajo de nuevo con ese error.
Ver el rostro decaído del Amajiki, la manera en que se daba por vencido tan rápido, le hacia enfadar. Por que parecía que dejaba ir lo que más le importaba con tanta facilidad.
—Si quieres algo o te importa, debes luchar por eso, sin importar nada. —Habló fuertemente, con tono de reprenda, sin dejar de mirarlo.
El miró en su dirección un instante, como si pensara en lo que acababa de escuchar y finalmente asintió más que nada para aquello que estuviera pensando en ese momento. El silencio volvió a llenar el lugar, siendo un poco incomodo. Nejire lo miraba de vez en cuando, sin saber que decir.
—Te has cortado el cabello. —Indicó Tamaki más que una pregunta, como una afirmación.
Nejire tocó con los dedos los mechones cortos de su cabello, en un gesto de inercia. Antes jugaba mucho con su cabello y ahora el llegar a la punta tan rápido le dejó un vacío. Siempre lo había tenido largo o al menos hasta donde tenía memoria, ese era un cambio drástico.
—Si, quería probar un cambio pero...tal vez no se ve bien.
Tamaki susurró algo tan bajo que ella no pudo escucharlo, solo ver sus labios moverse, mientras miraba el suelo. Aquella costumbre de siempre mirar al suelo, huir de las miradas, ocultar lo que su rostro podría estar intentando decir. Las dudas aún seguían presentes en la mente de Nejire. Una parte de su mente le decía que él posiblemente hizo todo eso por Mirio. En lado contrario, una gran parte de su interior le decía que debía eso no era así que todo lo que sucedió entre ellos era real.
Nejire necesitaba comprobar que eso era así, que él la quería como ella a él.
Por lo que se inclinó hacía él, que estaba sentado a su lado, colocó sus dedos en su mejilla y lo obligó a mirarla, algo que no había hecho desde que entraron en ese elevador. Sus ojos se encontraron y ella pudo ver sus mejillas colorearse intensamente, sus ojos índigos tan transparentes, cálidos y abrumadores.
—Repitelo y mirame...—Susurró, por sus posturas, estaban tan cerca y Nejire sintió su interior suplicar por acortar la distancia. —Solo mírame.
Él abrió los labios temblorosos y su corazón latiendo desesperado, siendo envuelto por la presencia luminosa de Nejire y sin poder evitarlo miró los labios femeninos. Sus ojos se fijaron en su rostro en totalidad.
—Es imposible que tú te veas mal...—Susurró, con la voz ligeramente temblando.
Nejire sintió un golpe fuerte en su pecho ante esas palabras, la mirada envolvente de Tamaki. Su respiración se atoró en su garganta al considerar la distancia en la que estaban, casi nula. Y aún así no podía alejarse, estaba tan cerca y su corazón brincaba enloquecido.
Ambos corazones latiendo a la par, sus respiraciones entremezclándose.
Ella se inclinó en su sitio, solo un poco en aquel espacio que ya era nulo. Siendo guiada más que nada por lo que su propio cuerpo le suplicaba. Él, quería un poco de la luminosidad de Tamaki, de aquel calor que solo él le había brindado, a pesar de que él mismo se había encargado de dañarla. Lo amaba tanto aunque sabía que estaba mal, su parte racional le decía que se alejara. Pero su corazón esperaba comprender aquello que tanto la estaba torturando.
—¿Tú me quieres?
A Tamaki le costaba tanto en concentrarse en lo que ella estaba diciendo considerando la mínima distancia entre ellos. En lo cerca que estaban sus labios. Por lo que en vez de decir algo o responder...dejando de lado cualquier actitud tímida se acercó más. Sus labios se rozaron en un agonizante deleite. Reencontrándose de nuevo y sintiéndose completos. Un dulce y corto beso que desató las terminaciones nerviosas de ambos.
La luz del elevador parpadeó hasta hacerse intensa y el sonido representativo de la puerta abriéndose hizo reaccionar a Nejire quien tomó distancia súbitamente cuando el ascensor comenzó a subir. ¿Qué era lo que estaba haciendo? De alguna manera la cercanía y la situación la llevaron a actuar impulsivamente...pero la idea de que Tamaki no le había respondido resonó en su cabeza.
Una mano se estiró en su dirección, viendo a Tamaki de pie, ofreciéndole la mano para ayudar a levantarse. Ella la tomó, poniéndose de pie. Ambos estaban sonrojados y más que nada él sentía las mariposas aletear ante lo que acaba de pasar ¿eso significaba que...? La esperanza se alzó ante él. Las puertas del ascensor se abrieron y justo cuando Nejire estaba por salir, fue detenida por la mano masculina. Ella giró para ver el rostro de Tamaki consternado.
—Por favor..no te vayas. —Imploró, presionando su mano. —Quedate.
Tamaki había visto la espalda de Nejire alejándose, y en un golpe de agonía de verla irse de nuevo, de jamás volver a encontrarse con ella..como diez años atrás. No podía permitir que se fuera de su vida, no sin intentar una ultima vez. Él la amaba tanto que una vida sin ella, cuando habían hablado tanto, pasado tantas cosas juntos y había probado sus labios...él no podría soportarlo.
Nejire lo observó unos instantes, antes de hablar.
—¿Por que debería hacerlo? — Ella realmente necesitaba escucharlo, pero lo vio dudando, completamente callado a pesar de que él la había detenido.
Amajiki sintió un nudo en su garganta y el miedo paralizando su cuerpo.
—Estando contigo mi vida cobra sentido. —Dejó salir aquellas palabras que tanto había reprimido en todo ese tiempo.
La amaba, la amaba tanto que dolía y sabía que si ella salía de su vida de nuevo, nada tendría sentido. Se perdería en si mismo, él realmente la necesitaba a su lado.
Ahí estaba, lo que Nejire tanto había necesitado escuchar. Todo su pecho se estremeció, derritiendose ante aquellas dulces palabras que jamás pensó escuchar de Tamaki. Su rostro serio pero al mismo tiempo sonrojado... los dos estaban expuestos, sus corazones tan cerca...pero una idea vino a la cabeza de Nejire. Todos esos meses que estuvo con Shinso pensando que era su Suneater y como el verdadero...solo se quedó observando.
—Si eso es así...si realmente me quieres ¿porque me entregaste a alguien más? —Dijo conteniendo su voz, con el dolor impregnando cada silaba. Pero al instante de decirlo se arrepintió, al ver el rostro de Tamaki apagarse.
Tamaki se quedó ahí, hasta que finalmente soltó la mano de Nejire, sin saber que decir. Nejire salió del elevador al fin y la puerta se cerró dejando a Tamaki dentro, con el alma quebrada.
Tamaki contempló el ultimo cheque que Royaume Inn le había dado después de arruinar un evento tan importante al tener la mente en otro sitio. No lo lamentaba porque sabía que había sido su culpa, debió ser más disciplinado, concentrarse mejor, pero su vida era un caos.
Tamaki no esperó encontrarse aquel día con Nejire en el hotel, solo había ido por su cheque, aunque tenía la esperanza de verla una vez más. Grande había sido su sorpresa cuando la vio en la recepción con el cabello mucho más corto ¿cuando se lo había cortado y porque? Aún así, se veía tan hermosa como siempre. Se deleitó con su imagen mientras Nemuri le hacía preguntas, antes de partir hacia la oficina de Aizawa.
Lo que no contaba es que seria seguido y posteriormente el ascensor se quedó estancado. No había estado a solas con ella desde aquel día en su cuarto. Y las preguntas comenzaron a llegar a su mente ¿Lo seguía odiando? ¿A que se refería con que no podían estar bien? ¿esa sería la ultima vez que la vería? ¿Jamás podrían volver a hablar? Y todas esas preguntas lo aturdieron hasta que el elevador se sacudió, rodeando la cintura femenina con su brazo y atrayendola hacia él por si sucedía algo. Pero finalmente terminaron hablando, hasta que de alguna manera la distancia entre ellos desapareció y en lo único que Tamaki podía pensar en que la amaba tanto y quería tanto estar con ella. Se moría de ganas de probar sus labios de nuevo, casi lo había hecho...pero el elevador fusionó de nuevo.
Se contuvo a pesar de que su cuerpo le indicaba que lo hiciera, pero verla salir de ahí, dándole la espalda, fue un grito de agonía de su mente, de aferrarse a ella, mantenerla a su lado.
Pero ella había dicho algo realmente cierto, si realmente la amaba ¿porque había dejado que Shinso se quedara con ella? Y aún peor ¿porque cuando lo supo no hizo nada? Él sabía la respuesta, porque había sido un cobarde, siempre había sido de esa forma.
Desde niño se ocultaba de cualquier situación complicada, sin saber que quería, quien era y hundido en la oscuridad. Sin esperar nada de la vida. Hasta que ella llegó a su lado y le dio sentido a su vida por completo, cada carta, cada palabra lo hacían levantarse en la mañana. Ella se había metido a su corazón sin que él lo notara y sin permiso. Y se había quedado ahí todo ese tiempo. Y él la había dejado ir, había tenido tantas oportunidades, diez años atrás cuando ella sugirió que se conociera, si él hubiera aceptado...
Y por ser un cobarde fue que no pudo decirle nada en el elevador. La realidad es que nada de lo que dijera serviría. Porque Nejire estaba diciendo la verdad. Él la había amado durante tantos años, y aún así no se presentó en la editorial, no hizo nada cuando Shinso le confesó que estaban juntos, la dejó en sus brazos mientras se quedaba en silencio. Él mismo la había alejado de su vida, su cobardía le había hecho perderla.
No tenía ni un derecho en pedirle que se quedara a su lado.
Dejó caer el cheque a un lado, ocultando los ojos con su antebrazo, su corazón comprimiéndose al ver en su mente la espalda femenina alejarse. ¿Qué era lo que había hecho? ¿Cuanto le había costado el miedo de lo que ella pensara? Todo estaba realmente perdido... él lo había arruinado.
"Si quieres algo o te importa, debes luchar por eso, sin importar nada."
La voz de Nejire resonó en su cabeza, sabía que cuando dijo eso se refería a su trabajo en el hotel, aquel trabajo que tanto le había costado tener pero que significaba tanto para él, por eso lo había aconsejado. A pesar del daño que le había ocasionado ella había buscado darle un apoyo. ¿Eso significaba que no lo odiaba tanto como creía? Anteriormente, antes de que se encontraran en su buzón secreto, ella lo ignoraba y se mantenía lo más lejos posible. Pero ese día ella lo había seguido y habían hablado, tan normal como de costumbre y ella lo había tocado. Aún podía sentir sus dedos en su mejilla.
Todo su interior se había estremecido al sentir los dedos femeninos y su corazón estaba por salirse y más cuando la vio acercarse. Él debió hacer algo en ese momento, Tamaki...no debió dejar que se fuera. En el parque su resolución había sido huir, escapar de todo ese dolor y una vez que todo estaba perdido, pero Tamaki estaba cansado de esconderse.
Si realmente quería a Nejire,si quería estar a su lado después de todo lo que había hecho, las mentiras, los engaños y su propio silencio debía actuar. Actuar como nunca había hecho. Dejar de bajar la mirada. Aunque eso significara dejar a lado su timidez, ansiedad o su propia cobardía. Había perdido mucho con esa actitud, lo había hecho ya en dos ocasiones ¿esperaría a hacerlo una tercera vez? El propio Mirio se lo había dicho, el rubio siempre había tenido razón. Le había advertido tanto y él lo había ignorado. Shinso había hecho lo que él no pudo, presentarse ante ella sin importar lo que pensaría, si él hubiera acudido a la editorial nada de eso estaría pasando. Si él se hubiera encontrado con ella en el orfanato las cosas serían tan distintas.
Las imágenes de Nejire riendo, sonriendo, tomándole la mano para correr por la fuente, aquel instante en el auto y aquel primer beso como él mismo...todo eso pasaba en su mente. Si el quería recuperarla, conseguir algo diferente al desprecio, a pesar de que ella no lo quisiera...si no quería que Shinso la recuperara de nuevo, debía actuar pronto. No podía retroceder y acobardarse de nuevo, toda su vida había sido así.
"Mírame, solo mírame" Él no volvería a bajar la mirada ante ella y mucho menos ante nadie, si lo volviera a hacer, se arrepentiría el resto de su vida. Por lo que solo quedaba algo que hacer. Algo nuevo y a lo que no se había enfrentado antes, pero estaba dispuesto a hacerlo, como Suneater lo hubiera hecho. Mirio siempre dijo que Suneater vivía en su interior, que no era un alter-ego, que era él mismo y que solo debía dejarlo salir y eso era lo Tamaki Amajiki haría.
Él lucharía por Nejire, estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario, pero no volvería a retroceder.
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