No puedo quitar mis ojos de ti

Autora: Tabris-XX

Resumen: Shinji Ikari jamás habría puesto sus ojos en un chico como Kaworu Nagisa de no haber sido por la fastidiosa insistencia de su compañera, quien parecía empeñada en presumirlo delante de él y de todo el mundo cada vez que tenía oportunidad.

Género: Drama, romance, lemon.

AU escolar normal.

Advertencias: Esta historia cuenta con contenido explícito. Los personajes tienen +16 años y los actos son completamente consensuados.

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Nadie en su salón de clases entendía la razón por la que Shinji Ikari se empeñaba en seguir utilizando ese viejo walkman para escuchar sus canciones favoritas; aún cuando tenía un celular de alta gama, él prefería esa tecnología obsoleta. Todo lo que había dicho a sus amigos al respecto, fue que aquel SDAT era un recuerdo de su difunto padre y siempre lo llevaba con él a todas partes junto con algunos cassettes.

Shinji era uno de esos chicos que fácilmente pasaba desapercibido. Era tímido y de pocos amigos, relacionarse con los demás le costaba bastante y por esa razón, algunos de sus compañeros lo tenían en concepto de raro, de amargado e incluso, de antisocial. Si bien era verdad que la mayor parte del tiempo Ikari prefería estar solo, ocasionalmente se lo veía charlando con Kensuke Aida y Touji Suzuhara, quienes parecían los más cercanos a él en la escuela.

En una ocasión, los tres chicos se encontraban en el patio durante el horario de almuerzo cuando notaron que  una pareja de alumnos paseaban juntos a cierta distancia y parecían encaminarse hacia donde ellos estaban. Shinji y sus amigos sabían muy bien de quiénes se trataba y se miraron entre sí con cierto recelo.

Lidiar con una pareja de novios como esos dentro de la escuela era algo en verdad molesto, más aún porque tenían que soportarlos tanto fuera como dentro del aula, pues eran sus compañeros. Y tratándose de una presumida como Asuka Langley Sohryu, quien ostentaba orgullosa el hecho de estar saliendo en un plan formal con el muchacho más atractivo y admirado de toda la escuela, solo hacía que la antipatía en general creciera en torno a esa relación.

—¡Ufff! Ahí vienen de nuevo esos dos. Prepárense para los alardeos del día -inquirió Suzuhara con total fastidio, rodando los ojos y cruzándose de brazos mientras aguardaban la llegada de la pareja-

Y como era de esperarse, en menos de un minuto los susodichos pasaron frente al grupo de amigos que estaban sentados en un banco. De inmediato, Touji y Kensuke sacaron sus celulares, fingiendo así ignorarlos por completo, ya que tenían los ojos puestos en sus respectivas pantallas.

—¡Mira nada más! -la soberbia e irritante voz de Asuka resonó de pronto- Pero si son los tres chiflados de la escuela. Hubiéramos ido por el otro camino, ¿no? Al parecer, este el sendero de los tontos.

Las burlonas palabras de la muchacha provocaron la molestia de Suzuhara y de Aida. Aún así, ambos siguieron con lo suyo, intentando no caer en las provocaciones ajenas. Era sabido que Asuka tendía a ser conflictiva y a menospreciar a sus compañeros, siempre se veía envuelta en discusiones con la gente y la mayoría de las veces, era ella quien iniciaba las riñas a causa de sus impertinencias.

Sin embargo, Shinji no prestó atención a la pelirroja, ya que -sin querer- hizo contacto visual directo con el albino que caminaba tomando la mano de su novia. En ese instante, el chico llamado Kaworu Nagisa también se percató de que estaba siendo observado, por lo que le sonrió y luego le saludó con un tono amable.

—Hola, Shinji.

—Ho...hola -respondió nervioso, sonrojándose por completo y bajando la mirada-

—¡Oye! ¿Por qué saludas a ese tonto? -la altiva adolescente recriminó a su pareja en voz alta y aceleró sus pasos, llevándoselo de allí tan pronto como pudo- ¡Es demasiado insignificante como para merecer tu saludo!

Ninguno de los otros chicos alcanzó a escuchar la respuesta que dio Kaworu al reclamo de su novia, pero a juzgar por la reacción de la chica, fue evidente que iniciaron una discusión. Asuka parecía alterada e irritada, era por demás obvio que ella quería que Kaworu le siguiera la corriente en todo, deseaba monopolizarlo y apartarlo de sus compañeros; tampoco le gustaba que tuviera amigos y estaba todo el tiempo a su lado como si tratara de su guardaespaldas para impedir que otra chica se le acercara a hablarle.

—No entiendo cómo es que Nagisa siendo tan amable y gentil con todos pudo fijarse en una tipa tan desagradable como Asuka -se quejó Touji, en verdad estaba muy molesto por la actitud de su compañera-

—Debió haberse fijado en ella porque es bonita -replicó Kensuke- Es una lástima que también sea una arpía.

Shinji no decía nada al respecto. Solo se limitaba a escuchar con atención a sus amigos, quienes probablemente tenían toda la razón y motivos de sobra para no desearle un buen porvenir a esa relación.

—Ojalá que un día Nagisa abra los ojos y la mande al infierno. Nada me daría más gusto que él se fijara en otra persona. Así veríamos a esa bruja caer de su nube.

—Mmm...eso sí que lo veo difícil, Touji -aseveró Kensuke acomodándose sus anteojos- Asuka anda diciendo que se comprometerá en matrimonio con Nagisa en cuanto se gradúen de la escuela. Sus familias son adineradas, así que es muy probable que ellos terminen casados.

—¿En serio? Ya siento lástima por él -contestó Suzuhara- No quiero imaginar lo que sería tener una esposa así.

Ikari se puso súbitamente de pie ante la mirada de sus amigos y sin mediar palabras, se marchó ignorando los llamados de estos.

—¿Shinji? -Touji quedó confundido ante el proceder del castaño-

—¿Qué le pasa? -se preguntó Aida- ¿Se molestó por algo que dijimos?

—No lo creo. Así todo tímido y retraído como lo vemos, pienso que Shinji tiene un lado que probablemente no conocemos y que un día podría llegar a sorprendernos.

—¿A qué te refieres, Touji?

—No sabría decírtelo muy bien pero tengo esa ligera impresión.

Sin que él mismo notara lo que estaba haciendo, Ikari fue detrás de sus compañeros, pero quería observarlos mejor por alguna razón que desconocía. Algo en él se removió al verlos juntos y tomados de la mano, no conseguía entender muy bien qué era eso aunque sí sabía que no le gustaba.

Shinji conocía a Asuka hacía ya muchos años, fue su compañera desde la primaria y siempre tuvo ese carácter horrible que ya parecía era su sello personal. En muchas ocasiones, él mismo fue víctima de las humillaciones y los malos tratos de la temperamental pelirroja.

Pero ella parecía haberse vuelto el doble de insoportable poco después de haber iniciado su noviazgo con Kaworu Nagisa. Todos conocían al albino por su carácter tranquilo y apacible, por su sonrisa suave y genuina y por el trato cordial hacia sus compañeros, lo que lo hacía aún más bello y atractivo a los ojos de todos. Claramente ellos eran como agua y aceite.

—Ella no lo merece -murmuró Shinji algo molesto-

A lo lejos, Ikari volvió a verlos antes de que ingresaran al salón al clases y prefirió mantener la distancia. Todo parecía indicar que Asuka se había tranquilizado luego de estar discutiendo con Kaworu. El castaño pudo ver muy bien cómo Nagisa depositaba un beso en la frente de la chica y luego la abrazaba, confortándola y haciéndola sonrojar.

Shinji lanzó un suspiro y comenzó a sentir una repentina molestia en el estómago. De no haber sido porque no comió nada antes, habría pensado que el almuerzo le cayó mal. Entendió que lo que le generaba ese malestar era estar el hecho de estar viendo a esos dos y sus demostraciones de afecto.

Pero las cosas solo empeoraron cuando tuvieron que ingresar al aula. Shinji se sentaba casi al fondo del salón, por lo que podía ver claramente a Asuka y Kaworu desde su lugar. Ellos estaban unos puestos más adelante y como era de esperarse, sus asientos estaban uno al lado del otro. Durante las clases y desde donde estaba, el castaño podía observar que ella volvía a tomar la mano ajena o incluso cuando los profesores no lo notaban, recostaba su cabeza en el hombro del albino.

—¡Qué molesta! -bufó Shinji e intentó concentrarse en la clase que estaba siendo desarrollada, pero le estaba costando de sobremanera ya que estaba más atento a cierta pareja que le causaba cada vez más fastidio-

En cuanto las clases del día terminaron, la pelirroja estaba como siempre hablando en voz alta, contando a sus amigas sobre sus planes. Era como si quisiera que todos supieran que su novio le hizo una invitación. Shinji a lo lejos, escuchaba todo eso aunque lo disimulaba mientras guardaba sus cosas en su mochila.

—¡Kaworu me invitó a cenar esta noche! Hace tiempo queríamos ir al nuevo restaurante que abrió sobre la avenida principal -presumía ella- Si no respondo los mensajes del grupo, ya saben que es porque mi novio me tiene ocupada.

Ikari resopló y rodó los ojos sin que aparentemente nadie lo notase. No quería seguirla escuchando más, por lo que terminó con lo suyo y salió del aula sin siquiera aguardar a sus amigos, con quienes siempre iba al regresar a su casa. Nuevamente Touji y Kensuke quedaron extrañados al ver al castaño escapándose sin dar explicaciones.

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Conforme pasaban los días, Shinji seguía observando a la pareja en cuestión. Se dio cuenta que desarrolló una suerte de obsesión y antipatía hacia ellos, aunque en realidad lo segundo era más bien hacia Asuka. Llegó a dar la razón a Touji y Kensuke cuando estos decían que Kaworu debería fijarse en alguien más y terminar esa relación tóxica.

Durante las clases de educación física, Shinji se sentía un poco aliviado, ya que en esos momentos los chicos y las chicas tenían diferentes actividades, por lo que eran separados por grupos. En aquella ocasión, a los chicos les tocó atletismo y el profesor estaba dando instrucciones hasta que notó que el castaño se hallaba alejado de los demás y permanecía sentado en las gradas.

—¿Qué pasa contigo, Ikari? ¿Por qué no vienes aquí? -cuestionó su profesor y con eso, todos los chicos voltearon a verlo-

—Disculpe. No me siento muy bien este día.

—¿Qué tienes?

—Un poco de malestar estomacal.

—Debe ser el embarazo -dijo Touji en voz alta provocando que todos los demás se echaran a reír a carcajadas-

—¡Suzuhara, basta! -reprochó el maestro y las risas cesaron aunque Ikari quedó un tanto avergonzado, había visto que Kaworu también rió al escuchar la tontería que Touji había dicho- De acuerdo, Ikari. No es necesario que participes ahora pero si te sigues sintiendo mal, será mejor que vayas a la enfermería.

—Está bien.

—Ok, todos ya saben que hacer. ¡Primer grupo a sus posiciones! -mientras el profesor daba las indicaciones, Shinji tomó su walkman y desenrolló los audífonos, iba a estar por demás aburrido el resto de esa hora, así que prefirió ponerse a escuchar música para pasar el rato-

—Disculpa, Shinji. Ya que te quedarás aquí, ¿podrías guardármelo durante mi turno?

En cuanto el chico levantó la mirada, se encontró frente a frente con aquellos extraños y hermosos ojos de color carmín que lo veían con total fijeza. Le tomó unos segundos reaccionar y darse por enterado que Kaworu le estaba pidiendo sostenerle el celular. No pudo evitar ruborizarse antes de asentir pero tampoco fue capaz de pronunciar una miserable palabra. Tomó el teléfono y el albino le dio las gracias junto con una sonrisa antes de ir a la pista de carreras.

Ikari exhaló con fuerza y maldijo para sus adentros ante su torpeza, por no haber podido decirle nada. Eso sí, llegó a entender que su compañero le atraía y que provocaba en él algo que lo ponía por demás nervioso. Intentó tranquilizarse un poco y se colocó los auriculares, presionó el botón play  y una canción que finalizaba sonó en sus oídos. Dejó el cassette seguir, la noche anterior había grabado en él unas canciones clásicas de los años 60, algunas de las cuales gustaban mucho a su padre y que según sabía, había dedicado a su madre cuando estos eran novios. Y justo allí, inició una nueva pista.

"Eres demasiado bueno para ser verdad. No puedo quitar mis ojos de ti. Te sientes como el cielo para tocar. Quiero abrazarte tanto..."

—¡Qué canción tan cursi! -musitó Shinji pero aún así, la dejó continuar y sus ojos se fijaron directamente en aquel chico que despertaba en él unos sentimientos extraños y desconocidos-

Una tímida sonrisa se dibujó en su rostro cuando la carrera dio inicio y lo vio corriendo, adelantándose ligeramente a sus otros compañeros. En verdad Nagisa era bueno, tanto que algunos de los chicos que esperaban su turno en el siguiente grupo se pusieron a alentarlo.

"Perdón por la forma en que miro. No hay nada más para comparar. Verte me hace débil. No me quedan palabras para hablar. Pero si sientes lo que siento, por favor, hazme saber que es real..."

Shinji ponía suficiente atención a la letra de la canción mientras observaba al albino, pensando que quizás la misma hacía una cierta referencia al modo en que se sentía en esos momentos. Tal vez Kaworu no solo le gustaba por lo atractivo y amable que era, tal vez había algo más profundo.

—¿Cómo puedo ser tan patético? Un chico como él nunca se fijaría en mí de ese modo.

"Te amo, cariño, y eso está muy bien. Te necesito para calentar las noches solitarias. Te amo, cariño, confía en mí te digo. Oh, cariño, no me decepciones, te pido. Oh, cariño, ahora que te encontré, quédate. Y déjame amarte, cariño, déjame amarte..."

Los ojos azules de Shinji se nublaron de pronto y en un arranque de rabia, arrojó su walkman al piso, haciendo se abriera y el cassette acabara saliéndose de él. Algunos de sus compañeros se percataron de eso pero cuando lo vieron, ya estaba bastante alejado de allí. Lo que pensaron fue que había ido a la enfermería, con eso de que no se sentía muy bien.

—¿Qué le ocurrió a Ikari? -preguntó el profesor mas nadie supo responderle a ciencia cierta-

Cuando la carrera había terminado, Nagisa quedó en segundo lugar. Lo sobrepasaron en cuanto se distrajo por un momento al voltear a ver hacia Shinji, quien se había ido de allí. Quedó algo preocupado y al parecer, fue el único que vio el walkman en el piso por lo que se dirigió hacia ahí para levantarlo junto con el cassette, el cual volvió a colocarlo en la ranura correspondiente. También vio que el castaño dejó allí en una de las gradas, su teléfono celular, el mismo que le había encargado antes.

—Me pregunto qué le estará sucediendo.

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Contrariamente a lo que todos pensaban, Ikari no fue a la enfermería sino al baño. Necesitaba esconderse por un momento para romper en llanto a sus anchas, fuera de la vista de todo el mundo. Sentía una tristeza y una amargura tan grandes que solo le provocaban derramar lágrimas. Lágrimas de impotencia, por sentir cosas que no quería hacia su compañero. Lavó su rostro y lo secó con su camiseta, queriendo borrar los vestigios que pudieran evidenciar que estuvo llorando. Al retirarse de allí, se puso a caminar sin rumbo por los pasillos antes de disponerse a regresar junto a su grupo.

Para su mala suerte, al doblar en uno de los pasillos, se topó de frente con la persona que menos deseaba ver en ese momento. Frunció el ceño, intentó pasar de largo e ignorarla pero no le fue posible. Asuka le cerró el paso y le habló con ese tono de voz pesado y demandante.

—¡Oye, tú! ¿Has visto a mi novio?

—No sé quién es tu novio -contestó Ikari sin siquiera mirarla e intentó avanzar-

—¿Eres idiota o qué? Todos en esta escuela saben que mi novio es Kaworu Nagisa.

—Ah...pues yo no lo sabía.

—Ya te vas enterando, tonto. Muy pronto Kaworu y yo estaremos comprometidos. Así que más vale que no te fijes en mí como tus estúpidos amigos porque ninguno tendrá chance conmigo.

—No te preocupes -replicó el castaño ya harto de ella- Yo no tengo gustos tan malos.

—¿Qué dijiste, gusano?

—Lo que escuchaste. ¡Ahora déjame pasar!

—¿Quién te has creído, imbécil? -la pelirroja lo empujó con fuerza y Shinji cayó estrepitosamente al piso, tras eso, ella se largó refunfuñando maldiciones por lo bajo, en verdad se había sentido ofendida por las palabras del chico, era demasiado vanidosa como aceptar que no a todos le parecía atractiva como pensaba-

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Al otro día, Shinji estaba bastante molesto, no solo por el incidente con Asuka sino porque también dio por perdido su SDAT, que dejó abandonado al marcharse de la clase de educación física. Sin embargo, antes de que iniciaran las actividades del día, vio a Kaworu acercándose hasta su sitio y su corazón se aceleró.

—Buenos días, Shinji -lo saludó con una sonrisa- Mira, olvidaste esto en la última clase de ayer y luego ya no te encontré para devolvértelo.

El castaño no pudo evitar sonreír al ver su walkman allí y comprobar que por suerte no se había perdido.

—¡Muchas gracias, Nagisa! Pensé que lo había perdido y... -calló de golpe al recordar lo que había hecho- Disculpa, dejé tu celular en las gradas. ¡Fue un completo descuido de mi parte!

—No te preocupes. Lo encontré donde lo dejaste. Pero dime, ¿estás mejor hoy? Vi cuando te marchaste así tan de repente y quedé algo preocupado. ¿Te sientes bien ya?

—Sí, sí -asintió desviándole la mirada, no podía verlo a la cara porque volvía a sonrojarse- Ya estoy bien.

—Me alegra saberlo. Por cierto, me tomé el atrevimiento de escuchar tu cassette -comentó- ¿Así que te gustan las canciones románticas de los años 60?

—¿Uh? -Shinji no sabía de qué le hablaba su compañero-

—En una ocasión me pidieron tocar "Can't take my eyes off you" en piano para un examen, aunque fue una versión jazz. La verdad me gustó mucho. Ahora que escuché tu cinta la recordé y me parece una canción en verdad muy bella. ¿Acaso estás enamorado, Shinji?

—¡Eh! Bueno, yo...--

—¿¡Otra vez estás hablando con ese idiota!? -el grito de reclamo de Asuka retumbó en todo el salón, los alumnos quedaron en silencio al verla alterada y el ambiente se tornó bastante tenso, de inmediato; la pelirroja se acercó a su novio y lo tomó del brazo con intenciones de llevárselo de ahí-

—¿Qué pasa? ¿Por qué gritas así? -preguntó el albino, un tanto molesto por la actitud que ella estaba tomando-

—Ya te dije que no quiero que hables con el tonto de Shinji. Ayer tuvo el descaro de insultarme, ¿sabes?

—Eso no es verdad -intervino Ikari al ver que la otra quería difamarlo-

—¡Cállate, idiota! -replicó de inmediato- ¡Ya vámonos de aquí, Kaworu!

De inmediato, el joven Nagisa se soltó del agarre ajeno y la observó con un semblante serio.

—¿Podrías dejar de comportarte de esa manera? Dudo mucho que Shinji haga algo como eso. Más bien tú eres la que siempre lo está ofendiendo sin motivo alguno.

—¿Así que ahora te pones de su lado?

—No voy a dejar de hablar con él ni con algún otro compañero solo porque a ti no te caen bien.

Ella parecía más furiosa aún, estaba a punto de gritar un montón de improperios cuando el profesor ingresó al salón y pidió a los estudiantes que ocuparan sus asientos para iniciar las lecciones. Asuka tomó sus cosas y buscó otro lugar, no pensaba sentarse al lado de Kaworu luego de lo que había sucedido. Sin embargo, el albino no hizo caso, pensó que aquel era otro de los acostumbrados berrinches de su novia y no pudo importarle menos.

Shinji se sintió un poco mal con eso. Vio a ambos muy disgustados y pensó que él tuvo la culpa de que ahora estuvieran peleados. Sin embargo, también en el fondo le dio gusto que Kaworu se mostrara decidido, poniéndola en su lugar por una vez.

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Todos fueron testigos de aquel distanciamiento de la pareja. Las reacciones generadas fueron dispares, algunos se alegraron porque ya no veían a Asuka presumiendo sobre su relación, ostentado a los cuatro vientos que tenía al novio más guapo y atento del mundo, que la colmaba de obsequios y afecto. Otros, sin embargo, sentían pena al verlos así y se preguntaban si habían terminado. También habían algunos chicos que lanzaban comentarios en voz alta, dirigidos a Kaworu, insinuándole que debía buscar la reconciliación con su novia.

Así fue toda esa semana y Shinji no estaba ajeno a lo que pasaba. Kaworu no daba indicios de querer arreglar las cosas con Asuka y ella mucho menos, de hecho, todos sabían que no lo haría pues era demasiado orgullosa y esperaba que el chico diera el primer paso.

—¡Oye, Nagisa! -Hikari Horaki, la delegada de la clase y mejor amiga de Asuka se acercó a Kaworu, como era de esperarse, ella era de ese grupo que esperaba ver a la pareja reconciliada- Disculpa que te diga esto pero...deberías hablar con Asuka. Ella está muy dolida con todo lo ocurrido y tu indiferencia la afecta mucho. ¿Cómo puedes ser tan insensible?

—Delegada, no intentes chantajear a Nagisa a pedido de tu amiga -intervino Touji a lo lejos-

—¡Cierra la boca que nadie está hablando contigo! -Hikari fue hasta Touji para recriminarle personalmente por meterse en su conversación-

En tanto, Kaworu solo suspiró y volvió la vista a sus apuntes. Estaba un poco harto de que le estuvieran diciendo lo mismo, tratando de influir en sus decisiones. No era como si quisiera buscar un acercamiento con Asuka, después de todo ella fue la que estuvo mal y debía ofrecer una disculpa.

—Nagisa, habla con tu novia y deja de hacerte de rogar. No te arriesgues a perderla por una tontería -le dijo otro compañero que pasaba a su lado- Habla con ella luego de la clase de educación física. Todos queremos verlos juntos otra vez.

—¿Por qué no dejan de meterse en la vida de los demás? -murmuró Shinji al ver lo que pasaba-

—¿Tú no quieres verlos reconciliados, Ikari?

—¿Eh? -el castaño se alarmó y volteó a ver a quien le había hablado-

Se trataba de Rei Ayanami, una compañera que se sentaba detrás de él y estaba callada la mayor parte del tiempo, ya que tampoco era de integrarse demasiado con los demás. Shinji quedó todo ruborizado cuando la escuchó y no supo qué decirle.

—A ti te gusta Nagisa, ¿cierto?

—¿¡Qué!? ¿De dónde sacas eso, Ayanami?

—Es demasiado evidente. La manera en que lo miras todo el tiempo te delata. No puedes quitar tus ojos de él un solo rato.

—¡Claro que no! ¡Eso no es verdad!

—A decir verdad, a mí tampoco me gustan ellos dos como pareja. Creo que Nagisa es un buen chico y merece alguien diferente.

—En eso estamos de acuerdo -admitió el castaño-

—Sería una lástima que se dejara influenciar por los demás y vaya a buscarla cuando fue ella quien actuó mal. ¿Por qué no haces algo y lo impides?

—¿Yo? ¿Impedirlo? ¿Pero cómo?

—Escapa de la clase de educación física y llévate a Nagisa por ahí. De lo contrario, al regreso, tendremos que soportar de nuevo las majaderías de Asuka.

—¿Y a dónde se supone me lo voy a llevar?

—No lo sé, Ikari. Eso ya dependerá de ti.

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Los estudiantes fueron a los vestidores a cambiarse el uniforme para la clase de educación física. El que usaban para esa clase consistía en unos shorts de color celeste junto con una camiseta blanca con bordes rojos y zapatillas deportivas. A Shinji le incomodaba vestir esos shorts en ocasiones porque le parecían muy cortos e incómodos.

El preocupado chico se la pasó todo el tiempo pensando en las palabras de Ayanami y todavía no sabía qué iría a hacer para saltarse la clase junto con el albino. No se le ocurría nada en absoluto y sus compañeros ya estaban saliendo para dirigirse al gimnasio de la escuela.

Ikari permaneció expectante a las acciones de Nagisa y vio que este estaba terminando de amarrarse las zapatillas. Eran los dos únicos que quedaban allí para entonces, pues los demás ya se habían marchado.

Shinji caminó hacia la puerta y estuvo un rato en el pasillo, aguardando a que el otro saliera también. En cuanto vio que así lo hizo, se volvió hacia él, fingiendo que se sentía mal para solicitar su ayuda.

—¿Qué tienes, Shinji? ¿Otra vez te sientes mal?

—S-sí -respondió sonrojándose al verlo acercándose más-

—¿Quieres que te lleve a la enfermería?

Ikari asintió de nuevo y el otro lo observó con preocupación, lo notaba pálido y nervioso que incluso llegó pensar que su compañero iría a desmayarse.

—Está bien. Vamos por aquí entonces.

Caminaron uno al lado del otro en silencio por unos cuantos metros. La enfermería estaba en el otro pabellón, por lo que aún tenían un trayecto que recorrer. Eso sí, los pasillos estaban completamente vacíos para entonces.

—Shinji, ¿te estás alimentando bien? Posiblemente estés con un cuadro de anemia o algo parecido. Debes cuidar tu salud y...--

Kaworu no pudo terminar lo que estaba diciendo, ya que Shinji lo tomó de un brazo y con un ágil y rápido movimiento lo hizo ingresar con él a un pequeño cuarto destinado al depósito de limpieza. El lugar estaba casi a oscuras y apenas cabían los dos ahí adentro. Estaban rodeados de escobas, trapeadores, cubetas y demás utensilios y productos para limpiar.

Nagisa estaba desconcertado con el actuar de su compañero, quien lo había acorralado en el reducido espacio usando su delgado cuerpo, logrando una cercanía bastante peligrosa. El albino sintió la respiración ajena muy cerca de su barbilla y al bajar la mirada se encontró con el rostro de Shinji. Tragó saliva y no pudo pensar con claridad.

—¿Qué hacemos aquí, Shinji?

—¿Piensas disculparte con ella solo porque los demás te están presionando para que lo hagas?

—¿Qué cosa?

—¡No lo hagas!

—Shinji, ¿acaso tú...--?

Y una vez más, Kaworu no consiguió acabar lo que quería decir. Sintió una de las manos de su compañero ciñéndose a su ropa y la otra tomándolo por detrás de su cuello. Quedó anonadado al notar que los labios ajenos estaban unidos a los suyos. Fueron apenas unos segundos pero los suficientes para tomarle el gusto y darse el entero gusto de corresponder.

Las manos del albino rodearon la cintura de Shinji, haciendo que sus cuerpos se acercaran por completo. Si bien al principio, el beso era suave y lento, solo involucrando sus labios, al cabo de un rato, Shinji entreabrió su boca esperando que el otro entendiera sus intenciones. Por fortuna, Kaworu sí lo supo interpretar y su lengua invadió la cavidad ajena, haciendo que el beso se tornara apasionado e intenso, al igual que los constantes roces entre sus cuerpos, en especial entre sus intimidades que de poco iban despertando a causa de la fricción.

—¡Me gustas! -murmuró Ikari, separándose un momento de la boca ajena, bastante agitado- Por favor, no regreses con ella.

—No lo haré -replicó el albino antes de volverlo a besar- ¿Me dejas seguir?

—Sí, sigue.

Nagisa condujo sus manos hasta las nalgas de su contrario, las apretó y se deleitó con ellas por un momento. Estuvieron de ese modo, besándose y frotándose por sobre sus ropas durantes unos instantes más hasta que el calor se hizo más insoportable y la excitación les obligó a buscar mayor contacto.

Se deshicieron de sus camisetas y luego cambiaron de sitio. Ahora era Kaworu quien tenía a Shinji acorralado contra la puerta y lo seguía besando sin parar, pero ya no se limitaba a sus labios, también su boca se deleitaba con el cuello y el torso ajeno. Así fue descendiendo por su abdomen hasta quedar de rodillas en el piso, a la par que Shinji sentía que sus piernas temblar.

—N-Nagisa... -murmuró el castaño al notar con claridad las intenciones del otro-

—¿Acaso no puedes llamarme por mi nombre aún cuando estamos haciendo algo como esto? -cuestionó el albino con un tono bromista- Mmm...no hagas tanto ruido que nos pueden descubrir.

—Espera.

—Me diste permiso de seguir, ¿recuerdas?

—Sí, pero...--

Las manos de Kaworu tomaron el elástico de los shorts de Shinji y los bajó junto con la ropa interior, los deslizó por las delgadas y torneadas piernas ajenas para así dejar al descubierto aquel excitado miembro ya bastante humedecido.

—¡Cuánta ansiedad, Shinji!

—Kaworu... -murmuró-

—¡Shhh! Si nos descubren estaremos en problemas.

Antes que Ikari pudiera decir alguna otra cosa, vio cómo el albino se engulló por completo su pene, tomándo con facilidad en su boca, rodeándolo con sus labios y adentrándolo hasta sentirlo golpear su garganta. Sin esperar más, Kaworu se puso a succionarlo una y otra vez. De repente, lo sacaba de su boca para lamerlo pero al parecer, le gustaba más tenerlo en el interior de su cavidad bucal.

Las caderas de Shinji se movían en un vaivén lento y hacía todo lo posible por no gemir y gritar. Nunca en su vida había experimentado algo como eso y aún en medio de su éxtasis, se preguntaba cómo es que Kaworu podía hacer algo así con total normalidad sin sentir el mínimo asco y rechazo. ¿Acasoa él  también le gustaban los chicos?

El albino siguió con lo suyo, tomando en su boca aquel falo mientras sus manos separaban las nalgas desnudas de Ikari, hurgando con sus largos dedos en el orificio del castaño sin que a este pareciera molestarle o protestara por ello. Para entonces, Nagisa también sentía mucha incomodidad en sus shorts por lo que rápidamente liberó su intimidad para poder masturbarse con una de sus manos.

A pesar de que las condiciones lumínicas no eran del todo buenas, Shinji volvió a bajar la vista hacia el otro chico y lo observó. Le resultaba en verdad muy excitante y erótico verlo de ese modo, y con eso se le dificultaba mucho contener sus quejidos. Definitivamente no podía quitarle los ojos de encima, sus miradas se encontraron en un momento dado y fue entonces que el otro se detuvo.

—¡¡¡Aaahhh...ngh!!! -cierta frustración invadió a Shinji en ese momento y vio a su compañero ponerse de pie nuevamente-

Ambos se encontraban totalmente traspirados pero las ganas de continuar no se habían desvanecido para nada. Volvieron a besarse con pasión, parecían hambrientos y ansiosos por demás.

—¿Has hecho esto antes? -preguntó el albino-

—No.

—Entonces, será mejor que nos detengamos aquí -Kaworu se sintió preocupado, pensando que quizás no era justo que tomara la primera vez de Shinji de ese modo-

—¡Pero yo quiero seguir! -el castaño estaba completamente seguro de sus acciones-

—¿En verdad? -preguntó el otro sin poder ocultar su sonrisa-

—Sí. Quizás no podremos estar juntos pero al menos déjame llevarme este recuerdo de ti -y entonces fue el mismo Shinji quien se volteó para que el otro prosiguiera- Te quiero en mí.

Nagisa tuvo que usar algo de saliva para lubricar sus dedos y empezar a preparar un poco a Ikari para recibirlo en él. Primero uno, luego dos y finalmente tres de sus dedos los introdujo en el cuerpo ajeno, que temblaba al sentir la intromisión de los mismos, cada vez más profundo.

Enseguida, el mismo Shinji era quien se movía de atrás para adelante en torno a los dedos del albino y gimoteaba ansioso por sentir más, no tuvo reparo ni pudor en pedírselo.

—Ngh...más. ¡Hazlo ya!

—Será como quieras -susurró Nagisa besando uno de los hombros de Ikari mientras tomaba su propia erección con una de sus manos para introducirla en el cuerpo ajeno, increíblemente consiguió meter la punta con rapidez-

Shinji se removió un poco al sentirlo en él y no pudo evitar que unos gemidos escaparan de su boca a la par que el otro continuaba ingresando poco a poco. El lugar en el que se hallaban parecía un sauna ya que cada vez se iba poniendo más caluroso, al igual que ellos mismos.

—Ahhh...ahhh...Kaworu... -las manos de Shinji buscaban tocar el cuerpo que se encontraba detrás de él, era como si lo necesitara aferrarse a él y sentirlo más en su interior-

En cuanto Nagisa lo comprendió, no lo dudó más, empujó tanto como pudo hasta que su cuerpo estaba completamente unido al del otro chico. La sensación dentro de Shinji era placentera y caliente, tanto que Kaworu no pudo evitar gemir ante las contracciones que apretaban su sexo

—Mmm Shinji...aaahhh...

Los movimientos no se hicieron esperar, ambos estaban demasiado extasiados. Kaworu abrazó a Shinji por detrás y sus caderas tomaron un ritmo un tanto violento, que se hacía cada vez más rápido, abriéndose paso en el aquel interior a medida que sus cuerpos impactaban uno con otro. A esas alturas, ya no les importaba que alguien pudiera escucharlos desde afuera. Estaban totalmente compenetrados en esa entrega mutua y excitante.

El albino condujo una de sus manos al pene de Shinji y se puso a masturbarlo mientras continuaba embistiéndolo incesante. Era exactamente lo que el castaño ansiaba, la oportuna mano ajena se deslizaba sobre su extensión, produciéndole así unos exquisitos espasmos que antecedían su clímax.

—Dios, aaahhh...Kaworu...

—¿Me dejas venirme en ti? -le preguntó el albino al oído, sabiendo su estado de vulnerabilidad-

—Sí...sí...ngh...aaahhh...

Antes que cumpliera su cometido, Shinji fue quien empezó a correrse con fuerza, dejando la puerta manchada con su semen, el cual comenzó salpicar y a escurrirse también entre sus piernas. Poco después, Kaworu siguió el mismo camino pero él, como lo anticipó, lo hizo en el interior del castaño.

Quedaron allí por unos instantes, respirando agitados e intentando recobrar el aliento. Cuando Kaworu retiró su miembro del cuerpo ajeno, los restos de su esencia salieron también, cayendo al piso y dejando unas gotas en él. Además, el pequeño lugar quedó impregnado con olor a sudor y sexo.

Enseguida supieron que tenían que salir de allí cuanto antes pues probablemente la hora de educación física estaría por terminar.

—Tenemos que salir de aquí ya mismo e ir a limpiarnos -dijo Shinji y cuando quiso buscar su uniforme, fue detenido por Kaworu, quien se le acercó para volverlo a besar efusivamente-

Aunque al castaño le pareció una verdadera locura lo que habían hecho, sus acciones fueron motivadas porque se sentía realmente enamorado de ese muchacho, ese al que convirtió en su amante de un momento a otro. Correspondió los besos ajenos con muchas ganas y en cuanto se separaron, quedaron viéndose por unos instantes, sonrientes y felices.

Ahora era Kaworu quien no podía quitar sus ojos de Shinji, sentía que lo necesitaba y quería quedarse a su lado. Estaba seguro que no se trataba únicamente del entusiasmo y la pasión del momento.

Tras aquello, la relación entre Kaworu y Asuka terminó indefectiblemente al cabo de unos días. En tanto, la de Shinji y el albino se encontraba viento en popa, sin embargo, ellos optaron por mantenerla en silencio por un tiempo para evitar los chismes y las habladurías. Eso sí, de tanto en tanto, los chicos se saltaban algunas clases y los encuentros clandestinos en el cuarto de limpieza se hicieron una constante.

Fin.


* Inspirada en la canción "Can't take my eyes off you", interpretada por "Frankie Valli and The 4 Seasons" (1967).

* Parcialmente basada en hechos reales.

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