Capítulo 15
- Si no es una maldita noticia sobre las chicas ni se le ocurra pasar al que sea que está detrás de la puerta. – reí un poco al escuchar esa contestación.
- Parece que está de mal humor. – dijo Yesie riendo un poco y yo le seguí.
- Creo que puedes pasar Alan, imagino que se refiere a nosotras.
- Definitivamente jefa.
Alan abrió la puerta cautelosamente, solamente se podía ver él, nosotras no podíamos ver hacia dentro y los que estaban adentro no podían ver quiénes estaban fuera. No me moví y Yesie tampoco, nos miramos por un momento, podía ver lo nerviosa que estaba al igual que yo. Le estiré la mano y ella la aguanto dándome un pequeño apretón. Nos estábamos apoyando, nos teníamos una a la otra en ese momento y no podíamos contar con nadie más, así había sido hasta donde podía recordar.
- Señores Schaucer tienen visita y creo que van a querer atenderlas. – se escuchó un suspiro desde el otro lado de la puerta. – Señores las haré pasar, yo me retiro.
- Muy bien, haz pasar a estas personas si es tan importante.
Alan abrió más la puerta y se hizo a un lado, dejándonos pasar. Nos soltamos las manos y caminamos dentro con completa seguridad. Una vez dentro Alan cerró la puerta suavemente dejándonos solo a nosotros cuatro dentro de la habitación. Era grande, completamente blanca y definitivamente habían estado practicando esgrima. Uno de los gemelos estaba sentado con la cabeza hacia atrás y mirando al techo en una mesa. Estaba usando la vestimenta de esgrima, pero se había quitado algunas cosas. El otro estaba de espaldas con el pantalón de esgrima puesto y sin camisa.
- Discúlpennos por no estar presentables, pero no esperábamos a nadie. – habló el que estaba de espaldas. Me estaba empezando a molestar con la actitud de estos dos, ni si quiera se dignaban en mirar quiénes eran.
- ¡Maldición! Es una maldita falta de respeto que ni si quiera se volteen para ver quién está aquí, eso es muy descortés. – les dije tajantemente. La ira me estaba empezando a explotar. Cuando terminé de hablar el que estaba de espaldas se giró con los ojos sumamente abiertos por sorpresa y el otro saltó de la mesa quedando de pie como una estatua.
- ¿Y bien? ¿El ratón les comió la lengua? – dijo Yesie irritada.
Me crucé de brazos demostrando mi frustración y enojo. Esto definitivamente no era lo que estaba esperando. Los miré detenidamente para saber cuál era cual. El de los ojos azules, Georg era el que estaba en la mesa. El de los ojos grisáceos, Dank es el que no tiene la camisa puesta y supuestamente mi novio. Estaba enojada pero por algún motivo no podía quitarle los ojos de encima a Dank. Se veía sumamente atractivo, debería ser ilegal que use camisa, debería andar todo el tiempo así. "No es hora de distraerse Azleen." me regañé mentalmente. Dank comenzó a caminar a paso lento sin quitar su vista de mi rostro. Entrecerré mis ojos hacia él advirtiéndole que no se acercara mucho pero a él no le importó.
- Azleen y Yesie realmente están aquí. – habló Georg desde el sitio en el que estaba parado.
- No me digas. – dijo Yesie. Estaba irritada, sumamente irritada.
Dank se detuvo y seguía sin apartar la vista de mí. Georg comenzó a caminar a paso rápido dirigiéndose a Yesie. Pude notar lo rápido que Yesie se puso tensa, estaba preparada para atacarlo si se acercaba demasiado. Cuando llegó hasta donde estaba parado Dank este lo aguantó del brazo. Dank se había percatado de nuestra hostilidad.
- Están aquí, pero no es porque hayan recuperado la memoria. – dijo Dank, dirigiéndose a su hermano.
- ¿No recuerdan nada? – preguntó Georg notándose preocupado.
- Estamos aquí porque estamos huyendo de algo que no sabemos. Además ya estamos cansadas de ser perseguidas por todas partes. Ustedes son los que están detrás de nosotras, queremos saber por qué. – dije.
- ¡Demonios! – dijo Georg. – Yesie es mi prometida y no solo eso, ustedes dos son la mente maestra de una de las fuerzas especiales de una organización especial. Son las heroínas por detener terroristas, que se formen guerras, todos las admiran porque a su corta edad han hecho un sinnúmero de cosas para evitar catástrofes.
- ¿Qué exactamente es lo que recuerdan? – preguntó Dank. Miré por un momento a Yesie, pidiéndole permiso para decirles lo que recordábamos, ella solo afirmó con la cabeza de manera positiva.
- Lo único que recordamos por nuestra cuenta es que somos primas y cuando despertamos en esas camas amarradas, nada más. – pude notar cómo perdían el color y se ponían completamente pálidos sin saber qué decir.
- ¿Nos podrían explicar por qué no recordamos nada? – preguntó Yesie cada vez más irritada.
- Ustedes están en peligro todo el tiempo por su trabajo. Nosotros nos preocupamos cada vez que salen a una misión o batalla, de las cuales a veces han regresado heridas. – Dank dio un suspiro – No con heridas de muerte, pero sí que nos hacen preocupar. Desarrollamos una inyección para mejorar el cuerpo. Para que fueran más rápidas y fuertes. No queríamos inyectarlas a ustedes, pero la realidad es que la creamos pensando en ustedes. – se pasó las manos por la cara mostrando irritación – Hablamos y quedaron de acuerdo en que le pusiéramos la inyección. Nos convencieron y así lo hicimos. Pero salió mal por la parte en que se levantaron sin memoria.
- ¿Y por qué estábamos atadas? – preguntó Yesie.
- Porque sus signos vitales estaban erráticos y nadie sabía de qué manera reaccionarían cuando se despertaran, claro está que nosotros nunca quisimos que las ataran. – dijo Georg.
- No está demás decir que su reacción al despertar fue peor de lo que habían previsto los doctores. – dijo Dank.
Eso último que había dicho me hizo enojar. Miré a Yesie y me acerqué a ella. No me importó acercarme a ella y hablar en voz baja frente a ellos.
- ¿Les crees? – le pregunté en un susurro para que solo ella pudiera escucharme.
- No creo que estén mintiendo.
- Yo tampoco lo creo. – vi que Dank estaba sonriendo. - ¿Se podría saber qué te parece tan gracioso?
- No han perdido la mala costumbre de cuchichear frente a los demás sin importarle. – eso me hizo poner cara de sorpresa.
- ¿Acaso ves la manera en la que ese dios griego no te ha quitado la vista desde que entramos? – me preguntó Yesie. La miré y le puse los ojos en blanco hablando más alto de lo que pretendía.
- ¿Enserio me estás haciendo esa pregunta en este momento? – rayos, eso sí me había hecho enojar.
- ¿Qué es lo que ocurre? – quiso saber Dank.
- Nada. – contestamos al unísono, Dank levantó las manos en forma de rendición.
Me aguanté el tabique de la nariz en signo de enojo. No sabía qué hacer, yo solo quería recuperar mi memoria y regresar a mi vida. ¿Sabrían estos dos cómo funciona eso? ¿Nos podrían ayudar? Mi cabeza daba vueltas con preguntas sin contestar. Pero para ser sincera, Dank no me dejaba concentrar con su torso desnudo. Tenía esta extraña sensación de correr a él y abrazarlo sin soltarlo. Llorar en su hombro porque lo había extrañado tanto. ¿Pero qué está sucediendo conmigo? Debo concentrarme en lo que está sucediendo aquí y ahora. No sé porque di unos pasos hacia Dank, cuando me percaté volví a mi lugar, él había ladeado la cabeza observándome con curiosidad.
- Estamos teniendo una conversación seria aquí, así que ponte una maldita camisa. – no pude evitar decirlo, Dank me dio una sonrisa completa que hizo que mi corazón se derritiera al momento. Georg se estaba riendo.
- Ya entiendo por qué estás del color de un tomate. – me dijo Dank con una sonrisa pícara en su rostro. Lo miré con curiosidad porque no entendía a qué se refería. Yesie se acercó a mí rápidamente.
- Querida tienes la cara sumamente roja, ¿acaso no sientes que te arde? – me dijo con preocupación. Abrí los ojos desmesuradamente por la sorpresa, según ellos tenía mi cara sumamente roja.
Nota: Se acerca el final.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top