XXI

Bajé los ojos sintiéndome culpable, pero él levantó mi vista.

- No es tu culpa...- negó con la cabeza.- No es nuestra culpa...- negó.- Ellos son los que tienen el problema... Especialmente porque hirieron a un vampiro que les reclamó por haberse adentrado en el territorio sin permiso...

Abrí los ojos con exageración.

- E-Eso es una...

- Declaración de guerra, sí...- finalizó él mis palabras.- Lo sé...- dijo con un tono pesado y cansado.- Por eso me había ido...- susurró.- Pienso renunciar a participar en la guerra porque pienso protegerte con mi vida si es necesario...- mis ojos se abrieron exageradamente una vez más.

- No digas cosas suicidas, por favor...

- ¿Ni siquiera por amor?

- No seas estúpido, llop...

- ¿Qué?

- Calla, estoy todavía buscando motes...- aparté los ojos.- Pero ahora en serio... No digas ese tipo de cosas tan a la ligera...- él sonrió un poco y besó mi frente.

- Descuida...- ronroneó sonriendo.

Lo abracé con fuerza, algo inquieto en el fondo, sobre todo al pensar en el tema de ver una guerra estallar después de haber pasado solo tres años desde la guerra anterior... Y solo porque a Craig y a mí nos escucharon aullar... Craig me ayudó para calmarme y no sentirme culpable, la guerra que estaba por estallar no era por mí, no era porque estuviera en el territorio vampírico, no era porque alguien hubiera intentado entrar porque me hubiera escuchado aullar junto a Craig, que sí, habían entrado por eso en el fondo y no había forma de negarlo, sino que la guerra había empezado, no por un detonante como una persecución dirigida a mi persona, sino porque Gregory fue brutalmente herido por reclamarles el haber entrado sin permiso.

No quiero, ni puedo imaginarme el estado en el que Gregory quedó después de enfrentarse a Stanley, pues lo más seguro es que fueran Randy y Stanley los que accedieron al territorio vampírico para buscarme.

- Craig, tenemos que hab. . . ¡Ostia puta! ¡Lo siento!- mi rostro se enrojeció hasta el máximo cuando un chico de cabellos castaños cortos, piel clara y ojos morados que salía de la habitación tan rápido como había entrado.- No pensé que lo decías en serio cuando decías que ibas a follar con él.- volvió a asomarse.

- ¡Clyde!- gritó el azabache con el ceño ligeramente fruncido.

- Sí, sí. Lo siento... Pero tenemos que hablar.- salió de la habitación una vez más.

Craig me miró y deslizó sus dedos con gentileza por mis cabellos rubios en un intento de peinarlos, sonrió un poco.

- En seguida vuelvo...- besó mi frente y se levantó de la cama.- Relájate... ¿Okay? No hay ningún problema...

- Ya, ya...- sonreí un poco- Te espero aquí...- susurré relajando mi cuerpo al acomodándome y quedar bien sentado en el colchón, cubriendo mi cuerpo con la sábana hasta los hombros.

- No tardo...- aseguró sonriendo.

Salió de la habitación con una expresión seria y firme. Por mi lado, solté un suspiro, escuchando los murmullos de su conversación. Aparté la cabeza hacia la ventana para no entrometerme auditivamente en la conversación que tenían los dos. Simplemente esperé a que Craig volviera, no tenía curiosidad por lo que estaban hablando, simplemente quería que la situación se arreglara y que hubieran llamado a Craig no me hacía pensar en otra cosa que no fuera: "necesitamos que pelees", lo cual haría que tuviera que dejarme solo o con otros vampiros que no pudieran pelear, ya sea por su falta de fuerza o porque estuvieran heridos; para atender los compromisos del clan vampírico, que eran la prioridad de Craig...

El azabache regresó después de varios minutos y noté su cuerpo tenso, esa misma tensión que perdió progresivamente cuando sus ojos verde cactus se encontraron los míos. Se sentó en la cama de costado, cerca de mí.

- ¿Tienes que ir a pelear?

- No...- sentí un gran alivio, pero al mismo tiempo estaba tenso, porque aquella negación no había sonado muy convincente.- Pero debo estar presente atendiendo a los heridos y si la pelea se vuelve muy cruenta, debo participar...- encarné las cejas con preocupación, Craig no parecía verse del todo afectado, solo tenso aunque intentara fingir que no le pasaba nada.

- ¿Puedo ayudar con las heridas...?- Craig me miró, no supe descifrar su expresión.- ¿Qué pasa?- pregunté.

- ¿Estarás bien con eso? Las heridas serán causadas por antiguos amigos tuyos...

- Mi único amigo en la manada es impotente... Jamás participaría en la pelea... Bueno, no se lo permiten, pero aunque pudiera, no lo haría...- Craig asintió con la cabeza lentamente.

- Está bien...- sonreí un poco al ver su expresión bastante más relajada.- Y respecto a eso de la impotencia, no me lo creo... Los lobos no son impotentes por no poder transformarse como los demás... Y tú tampoco...

Me reí un poco por la sonrisa socarrona que apareció en sus labios, después de eso se frotó contra mí, casi como si fuese un beso esquimal o similar. Pasé mis brazos a su alrededor y lo pegué a mi cuerpo con fuerza, el moreno se rio entre dientes y devolvió el abrazo soltando algunos ronroneos contra mi cuello y hombro. Al final terminamos recostados sobre la cama, su cuerpo encima del mío, a horcajadas, y con la única separación de una fina sábana beige. Una quemazón recorrió mi cuerpo, una quemazón insistente y abrumadora, tanto que no pude evitar emitir un jadeo cuando sus labios y sus dientes dejaron una marca en mi cuello. Escuché su risa en mi oído y aquello me calmó considerablemente, pero el calor ardiente en mi cuello tras la maca seguía presente, tanto que me hizo querer mirarlo mal, pero me contuve y simplemente me lo quedé mirando, observando la belleza de aquellos ojos verde cactus... La gentileza y la amabilidad que estos desprendían y lo fieros que podían volverse con solo un parpadeo...

- Te quiero...- emití por lo bajinis haciendo que una sonrisa apareciera en los labios del moreno.

- Yo también te quiero, honey...

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La línea defensiva estaba bien marcada en un plano tan próximo a la frontera que me dolía el pecho por la adrenalina de que cualquiera de los lobos me viera aplicar tratamientos en los vampiros y ayudarlos con los brazos y hombros dislocados o incluso ayudarlos a sellar adecuadamente los huesos rotos que en menos de tres segundos se curaban a partir del momento en que se colocaran adecuadamente en su sitio... En el caso de las heridas grandes, el olor a ponzoña, muy similar al olor a de la sangre, llenaba el ambiente, pero no de forma preocupante, únicamente asfixiante, al menos para mí, al menos para el resto de personas presentes que se encontraban allí con nosotros atendiendo a los heridos...

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Dramaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

Guerraaaaaaaaaaaaaaaaaa >:D

Perdón XD

Ya paro

Ya me voy xD

Aquí las opiniones del capítulo -------------->

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye~

By Silvia Line

[1148 Palabras]

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