二十五
二十五
think it twice
El medio tiempo llegó con un imparable kaijo a la cabeza, y aunque el equipo contrario estaba dando todo de sí, bastaba que Ryota los mirara con atención y ya era su fin. Le daba un poco de pena por la otra escuela, pero al mismo tiempo estaba muy feliz porque la suya iba ganando.
Además, no era como si nunca hubiera visto a Kise jugar, pero... tenía algo ese día que lo hacía sumamente hipnotizante.
Cuando la campana que finalizaba el segundo cuarto sonó, el rubio se acercó a la banca junto con el resto de sus senpais y una vez ahí, con todas sus cosas en mano, se volteó y le hizo ciertas señas a Kai con las manos que ella de milagro y entendió, levantándose de las gradas para ir a los vestidores. Cuando llegó y se dio cuenta que Kise la estaba esperando afuera, ya con el cardigan puesto, se preguntó qué tanto había tardado y qué era lo que quería.
Sin embargo, no hubo respuesta, él la tomó de la mano y comenzó a caminar, casi correr, por los pasillos.
— ¿Kise? ¿A dónde vamos?
Esa... era una buena pregunta. No sabía por qué había hecho eso o por qué le había pedido que fuera con él. Bueno... tal vez sí lo sabía, pero estaba muy nervioso para aceptarlo. Lo que de verdad no tenía ni idea, era a dónde iba a llevarla, porque era alérgica al polen e ir al jardín significaba que comenzara a estornudar mil veces, y tampoco podía decirle nada simplemente en los vestidores. Quizá el asunto no era el lugar ni el momento, se trataba más de lo que le dijera. Por lo que, sí, se detuvo en la mitad del pasillo y se volteó para verla de frente.
—Kaicchi, necesito decirte algo muy importante.
El corazón de Kai dio un vuelco y golpeó fuerte contra su pecho. No sabía por qué, pero estaba más nerviosa de lo normal, las acciones de Kise, lo que decía, todo era muy extraño y la hacía poner intranquila.
Pero no podía hacerse ilusiones, ¿verdad?
— ¿Sí? ¿Qué pasa? —hizo lo que pudo para esconder el temblor de su voz, cosa que agradeció porque le salió bastante bien.
El rubio dio una profunda inhalación y se acercó, soltando su mano y tomándola del mentón, acariciando un poco ese sitio con el pulgar. En sus ojos había un brillo particular, pero al mismo tiempo era como si estuvieran decaídos, tristes por alguna razón que no alcanzó a entender. Y la cosa era demasiado rara, lo que hizo que su nerviosismo se disparara al infinito y más allá. Entonces con la otra mano Kise volvió a tomar una de las manos de Kai y la puso sobre su propio pecho, su corazón latía muy fuerte, quizá demasiado, casi tan fuerte como el de ella, y además latía rápido.
Ella enrojeció hasta no poder más, pero Ryota no la dejaba apartar la mirada.
—No sé si es porque fuiste la primera chica que no gritó emocionada al verme, sino que salió huyendo —empezó a decir, y Shibata simplemente sintió que las piernas comenzaban a fallarle—, o tal vez porque estuviste huyendo la semana entera. No sé si es porque eres la primera persona que me niega algo... aunque después lo acepta de todos modos —una sonrisa a medias se instaló en sus labios—. No sé si es porque me has cuidado, o porque incluso cuidaste a Kurokocchi; y no sé si es porque eres la única persona que me pone los pies en la tierra de una forma tan ruda que a veces duele —se aguantó la risita, volviendo luego a esa especie de mueca triste. Ella ya ni siquiera sabía qué pensar o hacer—. Pero Kaicchi, ¿sientes esto? —presionó un poco más la mano contra su pecho—, me pasa cada vez que te veo, cada vez que estoy contigo...
El corazón de Kai se detuvo, latiendo rápido y fuerte al segundo siguiente. ¿Qué debía hacer? ¿Qué debía decir? Era la primera vez en toda su vida que estaba en una situación como esa, y era raro... No sabía si sonreír y asentir, o llorar, o reírse, o irse corriendo. De alguna forma no quería escuchar la siguiente frase, pero una parte de ella quería escucharla con todas sus fuerzas, salir de todas las dudas de una vez por todas.
—Y no sé cuándo empezó a pasar porque de verdad esa no era mi intención, yo solo quería que me prestaras un poco de atención; pero eso no es lo importante ahora. La cosa es... que me gustas, Kaicchi.
Quizá ya se había hecho demasiado evidente su temblor y su sonrojo porque sentía mucho calor, y el agarre de Ryota se volvió un poco más fuerte por un segundo, aunque al segundo siguiente la soltó. Su mente era un remolino de ideas que iban y venían, era incómodo, extraño, quería gritar y saltar de felicidad mientras lloraba al mismo tiempo; pero estaba confundida... estaba tan confundida respecto a cómo serían las cosas de ahí en adelante, y de repente tuvo tanto miedo respecto a todo, tanto miedo que retrocedió un paso y las palabras salieron raudas de su boca, sin un filtro, sin pensarlas, el miedo hablando por ella en lugar de su verdadero yo:
— ¿Kise? ¿Qué estás diciendo? —otro paso atrás, mientras esbozaba una mueca torcida que trataba de ser una sonrisa—. No digas tonterías —casi se le escapa una risa nerviosa, incómoda, pero se contuvo—. Somos amigos, ¿no? No hay necesidad de arruinar eso, ¿verdad?
Idiota.
Idiota, idiota. Esa no era la respuesta. Ni cerca. Porque a ella realmente le gustaba Kise y, rayos, ¿qué no pudo haber pensado un poco más antes de hablar? Su expresión dolida le partió el corazón en más de mil pedazos.
Era una persona horrible.
end of the chapter
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