Capítulo 65 La pena no llamó a la muerte
Capítulo dedicado a:
Unicapripandacornio
Ririka jamás esperó que algún día volvería allí, ahora tenía esa pequeña casa frente a sus ojos y varios sentimientos se arremolinaron en su interior, algunos de alegría, otros de tristeza, siendo en su mayoría estos, pues desde la muerte de sus queridos padres los momentos en que se sintió viva fueron disminuyendo hasta ya parecer tan solo un lejano recuerdo. Esa misma casa iba a marcar el final de su dolor y castigo, era el momento de avanzar y no estaba sola
La puerta chirrió levemente al deslizarse y los tres enseguida se internaron en el lugar que se encontraba bastante oscuro, Tōjuro trato de observar todo con la linterna de su celular y se sorprendió de las condiciones en que se encontraba y como lo habían dejado tan descuidado a la partida de la persona que creció allí. Su corazón se sintió pesado al pensar en todas las veces en que Ririka dejó caer sus lágrimas en silencio y ocultó las heridas que dejaban sobre su cuerpo ¿por qué tuvo que llegar a ella tan tarde?
Sin darse cuenta había estado apretando sus manos en forma de puño y frunciendo su ceño hasta que sintió una cálida mano posarse en la suya, al alzar su mirada se topó con aquellos verdes ojos que parecían brillar gracias a la suave luz de la luna. Solo ese gesto fue suficiente para hacer que relajara su expresión y suspirara de amor al no ser capaz de controlar todo lo que su corazón sentía con solo verla. Tan hermosa y única, valiente y justa, ella era sin duda el loto más hermoso que ojos humanos pudieran contemplar
— ¿Te parece mejor si le tomas una foto? —habló alguien a su lado cortando aquel momento— pero ni creas que te saldrá gratis, sin duda te cobraré y el doble por ella
— ¡Yoshi-nii! —le reprendió Ririka al ver como su hermano miraba a su novio
— ¿Qué? Los negocios son muy importantes y no pienso dejarle nada fácil a este mocoso
— Ese mocoso ya fue tu cuñado hace una vida
— Gracias al cielo no viví para verlo, no estaba, así que no cuenta —se excusó el peliverde en son de broma, sin embargo pronto se arrepintió de ello— lo siento, no era mi intención que sonara mal...
— Yo lo hubiera dado todo porque hubieras estado allí, todo con tal de que pudiéramos compartir lo que conocemos como la felicidad —habló la peliverde cabizbaja— ¿crees que realmente todo quedó bien con tu partida? Te equivocas porque al morir te llevaste una parte de mi alma y con el pasar de los años aprendí a vivir con ese dolor por ti, por tu deseo, por la persona que amé y amo hoy y por mis hijos, quienes fueron la prueba de que la paz había llegado, por eso nunca vuelvas a decir algo así
"Cada vez que lo haces, mi corazón sangra y mi pecho duele"
— No lo dije para lastimarte, nunca pienses que esa es mi intención —la mirada en Kazuyoshi refleja su tristeza y arrepentimiento en sus palabras— sabes que eres mi hermana y también lo más preciado para mi, por eso sería capaz de morir mil veces si con eso puedo asegurar que vivas esas mil veces en paz, eso es lo que siente un hermano mayor, pero ahora es mi deseo permanecer contigo y verte crecer, así que no nos rindamos y luchemos hasta el final ¿Si?
— Si no lo cumples, te golpearé
— ¡Guau, el guisante salvaje ha regresado! —bromeó esta vez dandole unas palmaditas en la cabeza hasta despeinarla— soy un hombre de palabra
— Confiaré en esa palabra entonces
Una sonrisa se dibujó en los rostros de ambos antes de que Ririka volviera a abrazarle, esta vez con más fuerza, permitiéndose sentir su calidez, estaba vez él era una persona y su cuerpo no estaba frío, su corazón latía demostrándole que había vida, Kazuyoshi no desaparecería, no como en el pasado. Ese pensamiento era doloroso, pero al mismo tiempo reconfortante, volverían a luchar juntos y esta vez no se permitirían perder a nadie, sino que vivirían para ver un nuevo futuro abrirse a sus ojos
Siguieron avanzando y recorriendo el pequeño lugar y Tōjuro se esforzó en visualizar todo ese entorno en donde creció su amada y aunque agradecía haber crecido rodeado de protección y amor, una parte de él sentía que no se hubiera resentido si hubiera podido crecer cerca de ella y tenderle su mano para que se levante o secar sus lágrimas para que cese su llanto. Se preguntaba si era posible que en algún mundo o futuro diferente ellos podrían crecer juntos y pasar por la inocencia de la infancia, la curiosidad de la adolescencia hasta el camino de la adultez ¿aún aún serían capaces de amarse?
El amor podía presentarse en diferentes formas como en la familia, en la amistad, en una pareja, sin embargo el joven Rengoku pronto negó ante sus pensamientos, ya que su ardiente corazón le decía que sin importar la forma que tomaran, la edad que tuvieran o su origen, si algo nunca cambiaría serían sus almas, almas que viajarían por el distante tiempo para volver a encontrarse y justo en ese momento era la prueba de su pensamiento, por eso en cada vida le amaría como un inocente niño, un curioso y enérgico adolescente o un maduro y derecho adulto
"Nuestras almas son una, mi flama"
— Esperaremos aquí —habló Ririka y Tōjuro negó apenado por sentir su corazón acelerarse con solo escuchar su suave voz
— ¿Estás segura? —inquirió Kazuyoshi deslizando la puerta y viendo ante sus ojos una amplia sala
Aquel era el "salón" en daba al pequeño patio en donde Ririka se solía sentar por las noches para observar las flores de su modesto jardín, incluso Kazuyoshi muchas veces había ido para ayudarle a plantar y también manchar su cara con tierra, ese recuerdo de ambos persiguiendo con la manguera para mojarse trajo una sonrisa a su rostro. En cambio ahora ya no quedaba rastro alguno de las flores, ni de la pequeña calidez que percibía en ese lugar que por tantos años trató de considerar como su hogar
Tiempos buenos y tiempos malos se suscitaron en ese espacio descuidado, sin embargo ella no se desanimaría e intentaría borrar esos recuerdos porque todo forma parte de ella y de su corazón, ahora y sin miedo abrazaría a su yo pequeña del pasado, diciendo que todo estaría bien y que realmente la felicidad no es algo imposible, no si perseveras y te levantes sin importar cuantas veces caigas, ya que gracias a esas caídas, se levantó y luchó con más fuerza
"Ahora todo está bien, yo estoy bien"
Pronto la calma llegaría a su fin y como si de una tormenta repentina se tratara, Ririka percibió que la brisa se volvió más fría y el ambiente sombrío, mientras escuchaban como la puerta principal se abría y los pasos sonaban pesados en la vieja madera, todos se quedaron junto a las dos lamparas de aceite que Kazuyoshi se encargó de encender y podían ver como sus sombras se proyectaban juntas en el suelo hasta su llegada
Cuando esa persona llegó, la primera sombra se vio pisoteada por la suya y ambos hermanos pudieron ver como una mirada glacial y desaprobadora se fijaba en ellos. Su rostro llenos de arrugas por el pasado de los años lucia cansado, sin embargo todo eso pasaba a un lado cuando esa misma mirada recaía en ella y solo la decepción e ira se hacían presentes, si la mirada pudiera matar, no dudaba en que hubiera caído fulminada al suelo, pero no era así como esa persona llevaría las cosas
— ¿Están satisfechos? —inquirió sarcástica mientras tomaba el vacío florero que reposaba al pie de la puerta y lo tiraba al suelo, el ruido de los vidrios rostros perforó sus oídos, pero no causó miedo— ¡que vergüenza! ¡¿Cómo pudieron hacer esto?!
— ¿Hacer que cosa? —cuestionó inocente Kazuyoshi, solo le faltaban las alas y aureola
— ¡No vas a engañarme, Kazuyoshi! —le cortó la anciana— ¡aunque no me sorprendería si fuiste manipulado por esa sucia!
— ¡Deténgase ahí mismo, no permitiré que denigre de esa forma a mi hermana nunca!
— ¡¿Crees que eso importa ahora?! ¡Lo único que no vas a poder cambiar esta noche es que me has traicionado! ¡¿Cómo pudiste venderme de esta forma?! —su voz reflejaba el dolor y la impotencia que estaba sintiendo, sin embargo los ojos verdes no se inmutaron ante esto
— Lo mismo le pregunto a usted... "abuela" —soltó como si solo decir esa palabra le diera náuseas— ¿cómo puede usted venir a hablar de traición cuando fue usted la primera en hacerlo?
— ¿Qué?
— ¿Acaso no pensó que me estaba traicionando, no solo a mi, sino también a nuestro padre, su hijo al matar tan cruelmente a su esposa y nuestra madre? —esta vez si había resentimiento y dolor en la voz del joven heredero, aquello solo pudo indignar a la anciana
— ...¿Dices que yo maté a esa mujer?
— No solo lo digo, lo creo
— ¿Cómo? ¿Con que pruebas...?
— Las pruebas que dejó mi padre antes de fallecer son suficientes, usted se esforzó por destruirla física y emocionalmente para luego emplear un sucio veneno... ¿acaso no tiene vergüenza? ¿No pensó que al hacer eso ensuciaría la larga tradición de nuestra familia? El té del que tanto nos enorgullecemos está manchado de sangre inocente, de vidas que no merecían el final que tuvieron
— ¡¡Es mentira!! ¡Todo eso es una vil mentira! —gritó la mujer desesperada, tanto que su voz y respiración sonaban pesadas— ¡¿cómo puedes acusarme de algo tan grave?! ¿Quién te dijo todo esto? ¡¿Acaso esa niñata que aún te esfuerzas por decirle "hermana"?"
— Yo...
— ¡Callate! ¡¡No digas ni una sucia palabra!! —bramó la anciana con sus ojos llenos de ira— ¡tú eres la maldición de esta familia! ¡¡Maldita seas, Ririka!! ¡¡Tanto tu madre como tu son la desgracia de esta familia, lo que destruyó nuestro hogar!! ¡Por eso murió!
— ¡Mi madre amaba a mi padre con toda su alma! —exclamó de igual forma la joven dejando estupefacta a la contraria— ¡ella aguantó sus palabras duras, burlas, odio, todo porque quería ser parte de esta familia! ¡Porque quería protegernos! Durante todos estos años, usted nos miró a los ojos con la sangre de nuestra madre en sus manos y se esforzó tanto por destruirme, pero no lo logró y no lo logrará nunca
— Eres tan descarada... —masculló— ¡una maldita mentira, una sucia perra que fue a revolcarse con cualquiera!
— ¡¿Cómo puede hablarle así a su nieta?! —inquirió esta vez Tōjuro molesto ante el insulto a su amada— Ririka jamás mentiría para dañar a alguien, ni mucho menos merece palabras tan bajas como las que han abandonado sus labios. Así como su hijo amó a una mujer, yo amo a su nieta y veré por ella el resto de mi vida, por eso no diga que soy un cualquiera porque soy Rengoku Tōjuro y jamás perdonaré que alguien lastime a quienes amo y valoro, mejor mida sus palabras ¡señora!
— Muy lindo ¿no? Ririka, debo decir que ambos son perfectos juntos —rió entre dientes mientras se acercaba— ambos son el mismo tipo de gente que me provoca una sola cosa y eso es... lástima
— Puedo decir lo mismo —respondió la peliverde sosteniéndole la mirada— ahora mismo, solo puedo sentir lástima por ver en que ha terminado
Aquellas palabras se dirigieron como un puñal hacia la mujer, quien sintió deseos de golpear hasta la muerte a la muchacha que tenía enfrente, con solo su presencia era suficiente para revolverle el estómago y querer escupirle, ya que ese tipo de belleza que poseía era como un veneno que se metía en tu mente para luego manipularte hasta volverte loco, por eso debía morir, desaparecer tal y como su madre lo hizo, solo así podría dormir en paz por las noches, solo así...
"Le habré dado un futuro lleno de esplendor a mi hijo, mi Kazuyoshi"
No debía alterarse, no cuando los hilos ya habían sido dispuestos trazando su muerte, no, no, más bien debería deleitarse de que pronto su objetivo estaría cumplido y esa mirada esmeralda y desafiante se apagaría hasta ser solo un cadáver que se pudriría bajo tierra, ya que ni siquiera los perros desearían tocar tal carne sucia. Aunque lo mejor sería asegurarse de deshacerse de todo eso, ni siquiera era digna de recibir sepultura o un nombre escrito en un trozo de madera vieja
— Ya no importa lo que digas, Ririka-san —habló la mujer con una sonrisa mientras observaba el viejo y polvoriento reloj de la pared— mi único deseo es que todo termine esta noche y es por eso que morirás, todo sea por la felicidad de mi familia
Al pronunciar aquella último palabra todos percibieron un ligero tintineo que poco a poco fue tomando fuerza hasta que fuera molesto de escuchar, por lo que se apresuraron en cubrir sus oídos con sus manos y bajo la atenta mirada de todos las puertas que conectaban con el pasillo y el jardín comenzaron a desvanecerse hasta sumergirlos en una profunda oscuridad, siendo aquellos dos lamparas de aceite la única luz que podían apreciar, finalmente el sonido se desvaneció como si de un eco se tratara
— ¿Qué es lo que ha hecho? —inquirió Kazuyoshi visiblemente desconfiado y situándose delante de Ririka para protegerla
— Kazuyoshi, mi querido y único nieto —habló la mujer suavemente— es inútil que intentes protegerla porque yo ya he firmado su sentencia de muerte, mejor ríndete y déjala ir
— ¡¿Cómo puede decir eso?! —exclamó furioso— ¡Ririka no es cualquier cosa, es mi hermana, mi único motor para seguir! ¡Ni la riqueza de la familia o la posición de heredero pueden compararse con ella! ¡Desearle la muerte es como ya enterrarme a mi!
— Mi pequeño, fui demasiado indulgente ¿sabes? No debí dejar que te relacionaras con ella, debí haberte protegido mejor, pero ahora todo estará bien ¿si?
— ¡No, no lo estará! ¡Detén esta maldita farsa ahora! —respondió yendo en dirección a la mujer, sin embargo una extraña presión comenzó a ejercer sobre su cuerpo
Cada paso que daba se volvía más pesado, sin embargo eso no disminuyó ni un poco su resentimiento y decepción hacia ella, la anciana pudo verlo y con dolor ejerció aún más fuerza logrando que Kazuyoshi comenzara a sentir dolor por todo su cuerpo. ¿Qué es lo que le había hecho? El dolor era inconmensurable y por más que intentó soportarlo, un grito de dolor resonó por todo el lugar mientras caía al suelo, Ririka parpadeó sorprendida y corrió en ayuda de su hermano mayor
— ¡¿Qué le está haciendo?! ¡¡Deténgase ahora!! —exclamó estupefacta, simplemente no podía creer que se hubiera atrevido a lastimar a Kazuyoshi
— ¡R...Ririka...!
— Kazuyoshi no puede intervenir en tu destino, Ririka. No pienso permitirlo y es por eso que cada vez que se atreva a ir en mi contra, será dominado por ese dolor
— No tiene corazón ¿siquiera tiene alma? —inquirió mientras observaba preocupada al ojiverde
El dolor comenzó a disminuir y Kazuyoshi suspiró aliviado, sin embargo ahora era claro que si hacia algo ese sufrimiento volvería. Tōjuro aprovechando el momento se acercó para ayudarle a levantarse, pero su tez pálida le preocupaba y más el hecho de que una mujer no dudó en atar a su nieto de esa forma y lastimarlo para evitar que intervenga, eso le daba vuelta a la situación y ponía en un gran riesgo a Ririka, por lo que debía asegurarse de protegerla sin importar que
— Ahora entiendo porque mi padre sufrió tanto, usted cada día con solo su presencia le recordaba que mató a la única mujer que amó y ahora no dudó en atacar a su nieto, todo por querer asesinarme a mi. ¿Sabe que si sigue así, perderá incluso lo que siempre juró amar? Definitivamente eso no es amor, es una obsesión y esa misma obsesión lastimará a quien dice desea proteger, después de todo ya lo hizo con su hijo
— ¿Mi hijo dices? —cuestionó la anciana burlona— ¡yo no tuve a ese hijo, él murió desde el día en que decidió desafiarme al casarse con esa mujerzuela y luego traicionarme! ¡Kiyoshi murió por ser débil de corazón!
— ¿Cómo no morir de pena al perder a su amor y luego enterarse que su madre, la persona que le crió y debería preocuparle su felicidad por encima de todo, fue la misma que decidió arrebatársela? —le devolvió la joven con una mirada dura y distante— mi padre fue siempre un hombre amable y justo, es usted que no supo aceptar su felicidad
La odiaba, definitivamente lo hacia, ya que cada palabra que salía de esa sucia boca tocaba la herida que le había dejado su amado hijo, el mismo en quien desde temprana edad puso todas sus esperanzas para seguir con el negocio familiar, pero lo perdió por esa mujer desalmada. Kiyoshi era la luz de sus ojos, su orgullo y al perderlo también perdió ese orgullo y luz, ya no importaba si había sangre en sus manos, nada
"Mi amado Kiyoshi... ¡¿por qué me dejaste?!"
Las palabras se atoraron en su garganta y el recuerdo de aquella caja en donde su hijo dormiría por siempre se hizo presente, Kiyoshi había muerto, su esperanza se había desvanecido y el mundo ya no tenía colores o sonidos hermosos. No, no era así, no podía ser siempre así, algo como la esperanza no podía desaparecer, ni tampoco los colores de las bellas obras o el olor de los perfumes más exclusivos y finos
— Kiyoshi no está muerto... —susurró en baja y levantando su mirada para ver a Kazuyoshi, quien le observaba serio y dolido
"Esa expresión, ese dolor que veo en tus ojos..."
— ¡Por favor, digame... abuela!
"¡Por favor, digame... madre!"
— ¿Por qué lo hizo? ¡¿Por qué mató de esa forma a mi madre?!
"¿Por qué lo hizo? ¡¿Por qué mató de esa forma a mi esposa?!"
— No puedo perdonarla, no puedo olvidarlo
"No puedo perdonarla, no puedo olvidarlo, madre"
— ¡Usted destruyó una parte de mi mundo y eso es...!
"¡...Una traición muy grande!"
— ¡No, Kiyoshi! ¡No lo hice por eso!
Ririka y Kazuyoshi se quedaron fríos al escuchar el nombre de su difunto padre de los labios de esa mujer, incluso ella se mostró sorprendida por esto e intentó ocultar ese pesar en lo profundo de su ser. No podía anhelar a Kiyoshi cuando hizo lo que hizo, ya no era necesario, pues tenía a Kazuyoshi, quien era su viva imagen, tenía su porte, su inteligencia, su todo, por eso él debía obtenerlo todo, ser el único en no cometer el mismo error que su abuelo, tío y padre habían cometido, jamás lo permitiría
— Usted no está bien, por su propio bien debería detener esto... —soltó Ririka sin rodeos
— Claro que no estoy bien, no mientras tú respires —negó con un sonrisa torcida— fui bondadosa con Kiyoshi, pero él mismo escogió terminar así...
— ¿Por qué dice esas cosas?
— ¡Porque es la verdad, él solo se cerró y terminó de esta forma!
Ririka y Kazuyoshi se miraron confundidos ante aquellas palabras, pero la mujer no dio señales de querer revelarles nada más, no había nada que hacer si era de esa formas, sin embargo la profunda oscuridad que les rodeaba comenzó a reflejar destellos de luz, similar a un trueno, sin embargo grata fue la sorpresa de todos cuando aquellas luces se acercaban y parecían reflejar a alguien, como si de un video corto se tratara
La peliverde terminó por acallar una exclamación de sorpresa al reconocer a la persona que se reflejaba en ellos, su hermano mayor también se mostró abatido por esto y comenzó a mirar de un lado a otro en busca de esos pequeños fragmentos que le permitían ver aquel rostro que creyó haber casi olvidado. Fue entonces cuando el sonido de un trueno llegó a sus oídos y Tōjuro volteó por inercia solo para toparse con la imagen de una mirada amable y rostro sabio
"Esta persona me parece familiar..."
— Papá... —susurró la joven a su lado y entonces Rengoku comprendió todo, la persona que estaban viendo en esos momentos no era otra que el padre de Kazuyoshi y Ririka
— ¡No, no, no! ¡Para ya! ¡No quiero verlo! —gritó la anciana desesperada mientras se clavaba sus uñas en el rostro y dejaba caer al suelo— ¡no vengas! ¡¡Tu no eres ya mi hijo!!
"No importa el tiempo que pase, ya que al igual que el sol sale cada mañana, la verdad naturalmente también saldrá"
Sus corazones se sentían pesados, pero esa suave voz les susurraba brindándoles un poco de fuerza, ambos fueron siempre conscientes que no todo lo que los ojos ven a simple vista es la única verdad, al contrario puede ser solo una red de mentiras perfectas para cubrir los ruegos de un inocente. Ahora ellos escucharían la triste historia que se hiló en los registros del tiempo, una historia que no debió ocurrir, pero la ambición humana terminó por destruir hasta no dejar nada más que las lágrimas y lamentos
Las imágenes eran claras y casi parecía como si estuvieran allí, en el mismo salón en donde ambos se reunían por las noches para charlar y recordar los días felices, ya que aquella casa no siempre fue tan sucia y descuidada, no. Ese pequeño y acogedor lugar fue un regalo de Kiyoshi para su amada esposa, era su forma de decirle que allí no entraría nadie que le trajera tristezas, sino que más bien las flores admirarían su belleza y se sentirían celosas de su presencia
Su hermosa Tsubasa no buscaba lujos, ni joyas hermosas, ella solo quería la calidez de una familia, por eso allí podrían escapar de todo por unas horas y respirar tranquilos, sin embargo el odio no se detuvo, sino que creció y amenazó en acabar con todo. La enfermedad vino a ella y al momento de su fallecimiento, las rosas también escribieron su sentencia de muerte, que lamentable fue, que dolor soportó, que lágrimas enterró, ya ni siquiera podía saberlo con certeza
Su madre, la mujer que le dio la vida y crió estuvo a su lado susurrándole que todo estaría bien, pero ¿cómo puedes estar bien cuándo has perdido tu otra mitad? Ya nada funciona igual, sin embargo la desesperación en los ojos de su amada y el susurro de sus labios siempre se mantuvieron en su mente y le visitaban en sueños llenos de tristeza. Finalmente tomó la decisión de investigar y luego de casi dos años, Toshiro, quien ya poseía la verdad en sus manos se sintió devastado
El veneno siempre fue su progenitora, ella fue la daga que se clavó en el pecho de su esposa, Tsubasa no murió por un enfermedad, sino por el té de azaleas que le regaló. ¿Cómo podría mirarla ahora? ¿Cómo podría considerarla aún su madre? ¡Era una asesina! No solo arrebató una vida inocente, sino que manchó el trabajo que por generaciones su familia se esforzó en mantener, ya no podía encontrar cálidez o esperanza dentro de aquellas paredes, no podía permanecer más allí
"¡Kazuyoshi y Ririka, debo alejarlos de ellos!"
— ¿Crees que puedes irte solo así? —inquirió una voz conocida para los espectadores— ¡eres el líder de esta familia! ¡¿Cómo puedes siquiera pensar en marcharte?! ¡¿Acaso piensas traicionar a tu madre?!
— ¿Madre? ¿Realmente usted tiene el corazón de una madre? —le devolvió seco— ¡ni siquiera ha preguntado el porque de mis acciones, solo piensa en la compañía!
— ¡Pienso en nuestro bienestar! ¡Sin la compañía no somos nada!
— ¿En serio? Incluso sin la compañía sigo siendo Kiyoshi, soy padre de dos hermosos pequeños y cada noche me remuerde la conciencia permanecer al lado de la asesina de mi esposa —lo había dicho, simplemente ya no podía ocultarlo
— Tomioka-san —habló la anciana con una expresión oscura— por favor, retírese
— Lo siento, mi señora, pero no puedo abandonar a mi señor —respondió el hombre nervioso
— ¡He dicho que te largues! ¡¿O acaso quieres que tu esposa pague por tus errores?!
— ¡Mi señora!
— Tomioka, retírate —soltó Kiyoshi sin rodeos— esto es algo que debo hablar con la anterior cabeza de los Yamamotoyama, no debes cargar con mis problemas. Por favor, ve y cena con tu esposa, bríndale paz a su corazón
— Señor... —susurró el pelinegro al borde de las lágrimas, temía irse y dejarle allí
— Ve, confío en ti
La expresión en Kiyoshi era fuerte, reflejaba su nobleza y buen corazón, pero también se veía cansado como si de repente los años hubieran decidido transcurrir solo en él, Tomioka asintió y se retiró ante el pedido sincero de su señor, quien nunca lo consideró un simple sirviente, sino un amigo, un igual. Ahora solo podía pedir que la mañana llegara y llegara a la compañía para tomar un café con pan mientras se reían de los cómics que venían en el periódico
— Solo lo diré una última vez, madre... —por su tono de voz, era claro que odiaba emplear esa palabra, pero ¿cómo precisamente odiar a tu madre? Kiyoshi no sabía aún la respuesta— usted me quitó lo más preciado, me arrancó la mitad de mi vida ¿cómo pudo? ¿qué mal le hizo Tsubasa? Ella solo deseaba vivir una vida tranquila con nuestros hijos, jamás deseó poder o fama, solo una familia
— ¡Eres igual a tu padre, demasiado ciego! —soltó la anciana temblando de ira— ¡no pude hacer nada por él, pero a ti voy a salvarte!
— Es claro que jamás lo entenderá y yo tampoco entenderé el porque de sus acciones, sin embargo no pienso callarme ante esta injusticia, no cuando ya hay demasiada gente inocente sufriendo —negó dolido y avergonzado— no pienso formar parte de esto, por eso a partir de hoy renuncio a los Yamamotoyama, no necesito ese apellido para ser alguien y por supuesto, mis hijos tampoco lo necesitan. Eso será lo mejor para todo
El silencio se extendió por la habitación y la luz de las velas crisparon ante el viento que entró por una de las puertas que daba al patio y esa misma noche, la cabeza de los Yamamotoyama tomó una decisión con respecto al futuro de su hijo. Las puertas se cerraron y los guardias bajaron su cabeza ante tal orden, su madre, su querida madre le ofreció un tazón de té, podía oler el fuerte aroma a las flores hasta el punto de causarle náuseas y dolerle la cabeza
— Madre ¿esto es..? —inquirió estupefacto al reconocer la esencia— ¡no, no aceptaré esto!
— Lo aceptarás. Kiyoshi tienes dos caminos ante ti ahora mismo, por eso serás tú quien lo beba o mañana mismo estará en la mesa del desayuno de tus hijos —sentenció fulminante y sin misericordia— no te preocupes, son niños y este té está mucho más concentrado, los matará en cuestión de minutos...
— ¡No, no lo permitiré! —exclamó para luego arrodillarse y golpear su cabeza contra la madera— ¡se lo ruego, no toque a mi hijos! ¡No me los quite a ellos!
— Ya no hay un espacio en mi corazón para mi, ya no eres mi hijo, por lo tanto no te entregaré nunca a mis nietos
Todo el amor y aprecio que podía quedar en el corazón de Kiyoshi se derrumbó en ese instante, sin embargo ¿de qué servía amargarse cuando la muerte le esperaba en aquel tazón? Una última mirada se dirigió ante su progenitora dándole a entender que él lo bebería, lo haría sin dudarlo ni un segundo por sus hijos. Ellos eran demasiado jóvenes para sufrir por la súbita y "dulce" muerte, pero en cambio quedarían solos y en especial su pequeña Ririka, su guisante curioso, parte de su vida como Kazuyoshi
— Por favor, no lastime a Ririka... —rogó con sus ojos cristalinos mientras alzaba el tazón para acercarlo a sus labios— es solo una niña y jamás me perdonaría, se lo ruego déjela vivir aquí, lejos del odio, de todo...
No obtuvo ni una afirmación o negación en respuesta y sintiendo la amargura de sus lágrimas y el nudo en su garganta bebió de aquel tazón floreado sin demora, ahora solo debía ir por ellos, al menos decirles adiós, no podía solo desaparecer y dejarles sin unas últimas palabras. La mujer finalmente le miró con lástima y con un asentimiento de su cabeza las puertas se abrieron, le estaba permitiendo despedirse, ese sería su último regalo como el hijo que un día fue
— Adiós, madre... —susurró el hombre tambaleante para luego perderse por los pasillos, su respiración se escuchaba pesada y su mirada parecía ya no apreciar los colores o el sentido del tiempo
Una madre había lanzado a su hijo al fuego, ella misma había decidido cortar su destino por encima del poder, después de todo ahora tendría a Kazuyoshi, él de seguro sería tan brillante como su padre, debía educarlo adecuadamente para que fuera obediente. El mundo sería suyo, toda la felicidad sería para su pequeño nieto y definitivamente se encargaría de quitar cualquier piedra que se entrometiera, incluso si se tratara de una pequeña niña huérfana
— Oh, mi querido Kiyoshi —suspiró la anciana— morirás en el lecho de tu cama y todos pensarán que la pena te arrancó la vida, pero al menos he sido clemente y te he permitido morir de la misma forma que aquella mujer, una muerte dulce...
— Señora ¿qué sucederá con los niños? —inquirió un sirviente intentando contener sus lágrimas
— Déjenlos con su padre, es lo mínimo que puedo darles, pero me temo que no podré prometerte cuidar de Ririka —susurró para si misma— ella es también una mujer, será como su madre y es por eso que debo destruirla cuando aún es débil e insignificante
¡No, no, no! ¡¡No quiero verlo!!
Los gritos de la anciana no cesaban y las imágenes se repetían una y otra vez con la escena de su padre marchándose en la oscuridad, Ririka.y Kazuyoshi podían percibir su miedo, su angustia, su deseo de protegerles hasta el final y ahora lo sabía, su amado padre no fue tragado por la pena, no, él fue abandonado por su propia madre, ella misma corto sus lazos de vida y lo aventó al veneno, sin importarle en lo más mínimo ¿cómo podría existir alguien tan duro de corazón?
— Fue usted... —balbuceó la peliverde intentando contener sus lágrimas e ira— ¡usted asesinó a nuestro padre! ¡¿Cómo pudo matar a su propio hijo?!
"Ruri, Kazu, por favor siempre manténganse juntos, igual que los guisante ¿si?"
¡Ay, mi corazón de pollo! ¡Kiyoshi no merecías ese final! TT Este es de los últimos secretos de esta mujer y así mismo a pocos pasos de su fin ¿qué creen que sería justo? Muchas veces podemos tener tantas vendas y no ver la verdad, por eso siempre debemos intentar escuchar y no cerrarnos, este capítulo marca ya la etapa final y como todo irá en picada, pero ¿Adivinen qué? Hoy esta loca escritura suya cumple años ¿loco no? Esperen actualización en el otro fanfic para quienes ya lo siguen y así mismo quería dar un pequeño agradecimiento a Unicapripandacornio este es un pequeño regalito para ti, muchas gracias por el hermoso dibujo de Ruri y Kyojuro con su bendición y si ustedes, queridas lectoras quieren verlo y darle un corazoncito, pueden encontrarla como @_mochi.dango_ en Instagram, nos vemos y muchos besos! :3
Mini spoiler del dibujo hermoso 🥺💖
Att: Andysakurai15
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