Capítulo 2: Los futuros campeones de Japón
NARRA SORIMACHI
Le pedí a mamá prestado el auto para ir a lo de Hyuga. Kenny condujo hasta allá mientras yo jugaba a que mis dedos mayor e índice de una mano eran piernas que corrían por los cables de electricidad de la calle. Soy un niño todavía, jaja. Oyuki leía un libro de deportes. Es apasionada por la lectura.
─¿Está interesante la lectura, cariño?─ preguntó Kenny, a través del espejo de arriba.
─Sí. Es de un niño que quiere ganar un torneo entre varias de sus escuelas─ respondió sin apartar la vista del libro.
─¿Sabes? Papá Kenny y yo fuimos campeones nacionales hace cinco años─ le dije─. Empatamos ante el muy poderoso equipo Nankatsu, cuatro a cuatro, y nos quedamos con la bandera del campeonato los primeros seis meses del año, luego se la dimos al Nankatsu.
─Ya me comentaron. Cómo me hubiese gustado verlos. Me encantan los deportes, ya que aprendes a superar tus propios límites en esas situaciones de estrés, como cuando estás rodeado de tres jugadores marcándote, saber si el penal que estás por ejecutar entrará en la red, hallar la manera de anotar en los cinco minutos adicionales que te dieron... Y es una muy buena forma de aprender a trabajar en equipo con tus compañeros.
¡Ay, me encanta cómo habla! ¡Sabe tantas palabras técnicas teniendo tan sólo cuatro años!
─¿Te gustaría ser jugadora profesional cuando seas grande?─ le preguntó Kenny.
─Me encanta el fútbol, pero no estoy segura de si ser eso o elegir otra carrera.
─Está bien. Tú puedes ser lo que tu corazón desee, mientras no desees ser asesina cereal─ rió.
─Tenlo por seguro que no, papi─ rió también─. Además, me gustaría entrenar utilizando tu karate.
─¿Dijiste karate?
─Síp. Parece divertido. Sirve como una buena defensa, y puede que me sea muy útil para evitar los tiros de Hisao─ volvió a reír.
─Oh, pues en ese caso, la tía Jenru estaba pensando en abrir un dojo de karate para niños.
─¿Enserio?─ pregunté asombrado─¿No se quería dedicar a ser arquera?
─Cambió de opinión. Le sigue gustando el fútbol, pero quiere enseñarle karate a los pequeños. Dijo que era más divertido, y además le da ternura ver a los niños entrenando. Aunque existe la posibilidad de que retome el fútbol luego, pero para comenzar, quiere seguir entrenando karate para fortalecerse.
─Suena interesante. ¿Te gustaría hacer karate con la tía Jenru, Oyuki?─ le pregunté.
Ella asintió.
─Quiero fortalecer mis defensas.
─Me parece bien─ dijo Kenny─. Uh, ya llegamos a los de Hisao.
Tocamos bocina. Hyuga abrió la puerta de su casa, y al vernos dentro del auto, llamó a Hisao, y él, al ver a Oyuki, corrió hacia nosotros, con una gran sonrisa. Oyuki abrió la puerta, se bajó y abrazó a su mejor amigo.
─¡HYUGAAAA!─ yo también me bajé del auto, y fui a darle el abrazo más grande que jamás le di.
─Pero si sigues igual de amoroso que siempre─ me dio unos golpecitos en la cabeza como si fuera un perrito.
Saqué la lengua e hice: "¡Guau!".
─Buenas tardes, capitán─ dijo Kenny, saludando con la mano.
─Buenas tardes. ¿Vinieron a traer a la criatura a jugar con mi pequeño tigresillo?
─¿No molestamos?
─¡Para nada! Mamá está trabajando, los pequeños fueron a salir con los otros, Hoshiko está adentro limpiando la cocina...
─¿Me llamaron?─ mi mejor amiga salió afuera. Vestía unos jeans blancos y una blusa sin mangas rosa pastel. Mis mejillas se incendiaron.
─¿Soy yo, o Hoshiko cada año es más sexy?─ pregunté.
─Ni se te ocurra propasarte con mi mujer, ¡¿oíste?!─ me gritó Kojiro. Cuando grita da mucho miedo.
Yo tragué saliva y asentí, muy asustado.
Hoshiko rió.
─No seas así, Kojiro. Estoy acostumbrada.
─Es capaz de cualquier cosa.
─¡¿Perdón?!─ abrí mis ojos como platos.
─Papá, ¿podemos ir a la cancha que está aquí cerca a jugar fútbol?─ le preguntó Hisao.
─Por supuesto que sí, pero no regresen muy tarde, ¿oyeron?─ le acarició su cabeza.
─De haber sabido hubieran ido solos los dos, y nos ahorrábamos el viaje─ dijo Kenny.
─Pero es muy divertido viajar en auto─ le dije.
─A ti lo que te divierte es jugar a que corres sobre los cables usando los dedos─ me dijo.
─¿Todavía haces esas cosas de niños?─ me preguntó Hoshiko.
─¡Es muy divertido!
Hisao fue adentro a buscar su balón de fútbol, y salió afuera de nueva cuenta.
─Nos vamos, papá, mamá─ saludaron, y se fueron corriendo a la cancha. Casi siempre van a jugar ahí por las tardes, y cuando Oyuki vuelve a casa, la recibimos con un buen taiyaki (¡que de milagro no me lo como todo yo, jaja!).
Suspiré.
─Allá van: los futuros campeones de Japón.
─Bueno, Oyuki no está muy segura de si será jugadora profesional cuando sea grande. Le encanta el fútbol, y el karate, pero no está segura si llevar a cabo una carrera en base a eso─ me dijo Kenny.
─Tiene cuatro años apenas. Cuando termine la secundaria tendrá más en claro lo que querrá hacer─ dijo Hoshiko.
─Hisao quiere ser el heredero del Tigre Kojiro Hyuga─ dijo el capitán─. Juega conmigo todos los días para algún día aprender el Tiro del Tigre. Ese niño jamás se cansa de jugar fútbol, es como Tsubasa Ozora. Falta que diga: "El balón es mi amigo", y ahí sí sabremos que es Tsubasa─ rió.
─Oyuki quiere que la lleve al dojo de karate de Jenru─ le dije.
─¿Oyuki también? ¡Hisao quiere hacer karate también!
─¡Qué bien! ¡Así estarán juntos todo el tiempo!
─Jenru dijo que había que pagar doscientos yenes al mes, pero por ser familia de ella, iremos gratis─ dijo Kenny.
─Qué alivio─ dijo Hyuga─, porque prefiero invertir en el estudio de Hisao─ rió─, hasta que no mejore sus habilidades en el fútbol, no le darán la beca, y no podrá entrar al equipo de fútbol.
─Estoy seguro de que lo hará. Se trata de Hisao Hyuga, el hijo del mejor capitán del mundo─ dije─. Será fuerte en poco tiempo.
─Supongo que Sorimachi nunca dejará de ser ese chico tierno que siempre fue─ me dio un abrazo.
─Ellos serán grandes personas en el mundo, tal vez jugadores de fútbol, tal vez karatecas, pero lo que sea que sean, serán grandes personas, algún día del mañana─ dijo Kenny, y el viento sopló su cabello.
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