[ 𝟐 ]

Nota: Escuchen la canción cuando la mencioné. Es parte de la narración.

Killua corría lo más rápido que podía, ¿cómo pudo ser tan descuidado?, ahora como le iba a explicar a Retz sobre Gon.

No quería que más gente supiera sobre aquello. Cuando llegó a su departamento escucho la música algo fuerte.

Al entrar vio a Gon y a Retz imitando el baile que veían en la pantalla con risas por todos lados. Killua poso sus ojos en Gon, le gustaba verlo sonreír, saber que aún estaba bien, debía agradecerle a Retz por sacarle una sonrisa.

— ¿Interrumpo? —dijo el chico dejando su mochila en el sillón.

El moreno lo vio con una sonrisa, ya no llevaba su sudadera, y traía puesto un pantalón.

— Para nada —hablo la rubia —. ¿Por qué no me habías presentado a este chico?, es súper lindo —

La chica se acercó a él y lo abrazo, la rubia era muy cariñosa se sorprendió cuando Gon no se alejo.

— Ahora vuelvo —dijo el adolescente yendo a la habitación, fue ahí cuando la sonrisa amable de Retz cambio y vio mal al albino.

— ¿Por qué carajos tu mejor amiga no sabía que tenías novio? —preguntó frunciendo el ceño.

— No es mi novio —dijo el albino.

— Y aún tienes el descaro de mentirme a la cara —hablo con una mano en el pecho dramáticamente —. Lo ví salir de tu habitación, semi desnudo y con tu sudadera favorita.

— ¿Semi desnudo? —de todo lo que su amiga había dicho fue lo único que su mente pudo tomar.

— ¡Dios mío Killua!, ¡concéntrate! —la chica le dió un golpe en el brazo. 

— Es que no somos novios —el chico hablo.

Vieron que el moreno volvía, así que la rubia volvió a esa sonrisa amable acercándose al chico.

— Mira que me cae muy bien este chico, no importaría que fuera él quien me acompañará a comer, ¿no es así? —

La puerta se abrió, dejando ver a otra rubia, viendo a todos ahí.

— ¿Por qué está todo el circo aquí? —preguntó al ver a los tres chicos mirarla.

— ¡Bisky! —y como niños chiquitos que buscan la aprobación de su madre el moreno y la otra rubia se acercaron a ella.

— Ay mira, me aman más que a ti Killua —hablo con una sonrisa saludando a los dos chicos y viendo al albino con una sonrisa burlona.

— Definitivamente esto es... algo muy extraño —dijo el albino sentandose, para luego mirar el reloj —. ¿Cuántas horas libres tienes Retz?

— 2 —contesto.

— Bien —el chico suspiro.

— Oye Killua, ¿hoy no es tu cita con Yamato? —preguntó la rubia menor.

— Mierda —dijo el albino.

— ¿Cómo pudiste aceptar esa cita si tienes novio? —preguntó la chica con el ceño fruncido —. ¿No eres celoso?

El moreno se sorprendió ante la pregunta, ¿novios?, ¿él y Killua?

— No somos novios —hablo el moreno.

Y por alguna razón a ambos les dolió esa afirmación. La chica los miro mal a ambos y con toda la calma del mundo se dirigió a Bisky.

— Bueno, Bisky déjame salir de tu cama semi desnuda y con, no sé, tal vez tú ropa favorita, ¿te parece? —preguntó la chica con una sonrisa sarcástica.

— ¿Cómo que semi desnudo? —la de ojos rosas miro a Killua —. ¿Killua que carajo le estás haciendo al niño?

— ¿Yo?, nada —vio a un sonrojado Gon, y no puedo evitar también sonrojarse.

— ¡Estás rojo! —las chicas gritaron —. ¿Por qué corrompes está pobre alma pura? —la rubia mayor abrazo a Gon maternalmente.

— Yo no le hice nada —se excuso el chico —. Yo también estoy sorprendido de que ella lo viera semi desnudo.

— No estaba semi desnudo —el pobre moreno dijo con las mejillas rojas.

— Solo llevabas esa sudadera que por cierto apenas tapaba algo —dijo la chica —. Yo siendo tan pura de mente y llegan ustedes dos a corromperme.

La rubia lloro dramáticamente.

— Por dios cállate de pura solo tienes la cara, o ¿quieres que te empiece a enumerar todos los fanfics, animes, manhwas bl que has visto? —el albino preguntó con una ceja alzada.

— Oh, bueno no estaba semi desnudo, solo exagero un poquito —la chica rió mientras pasaba un mechón de su cabello tras la oreja —. Pero ya en serio, vamos a comer después de clases, así conozco a este maravilloso chico que obviamente no es tu novio.

Killua y Bisky se vieron, ¿cómo le decían a Retz que no podrían hacer eso?

Leorio no entendía. No entendía nada.

Kurapika un día estaba bien, al siguiente se la pasaba con dolores abdominales, con dolores de cabeza y calentura.

En verdad le preocupaba que fuera otra cosa, hoy veía al rubio ver una serie, estaba tranquilo por lo que hoy iría a la universidad de forma tranquila.

— Nos vemos, pide algo de comer —hablo el chico.

— Bye bye —escucho el grito del rubio, tomo su mochila y salió de la habitación.

En estos meses había hablado con Kurapika, se conocían más, al rubio le gustaba que le contará historias del pasado o que le explicará sobre su carrera. Fue así que supo lo que le hicieron, parecía una historia de ciencia ficción, una que sinceramente no estaba preparado para terminar.

Pensó en todas las posibilidades pero sinceramente no se le venía nada a la cabeza.

¿Experimentos?, ¿para que?

Iba tan sumergido en sus pensamientos cuando un hombre lo tomo del brazo.

— Disculpe la interrupción —hablo el hombre sacando una fotografía —. ¿No ha visto a mi hijo?

Vio la imagen, era de un chico de tes morena, cabellos negros y revueltos y ojos avellana.

— Hace poco escapó de la casa y no lo podemos encontrar —hablo el hombre, después saco otra fotografía y se la mostró, Leorio casi jadea al ver quién era la persona en ella —. O tal vez haya visto a este chico, es su amigo. He preguntado y me dijeron que habían visto a alguien así por aquí.

— Yo, lo siento, no he visto a alguien así —dijo el alto guardando la calma.

— Oh, gracias —dijo el hombre guardando ambas fotos y siguiendo con su camino.

El azabache comenzó a caminar, aunque aún volteba al lugar donde ese hombre estaba hablando con varias personas hasta que una de ellas la dueña de una tienda señaló a los departamentos donde vivía.

¡Mierda!

Comenzó a caminar hacia los departamentos con tranquilidad, se metió a otra calle para llegar más rápido. Cosa que hizo se metió al edificio y comenzó a subir las escaleras y que el elevador estaba descompuesto.

Cuando ya estaba más arriba volteo a abajo viendo que en efecto ese hombre subía las escaleras tocaba la puerta de la gente y estos salían, fue hasta su departamento, Kurapika se sorprendió de verlo agitado.

— ¿Paso algo? —preguntó el chico preocupado.

— Si, te están buscando —el alto dijo sentandose, el rubio lo miro con los ojos abiertos .

— ¿A mí? —preguntó.

— A ti, y a un chico, supongo que es Gon —el castaño fue por un vaso de agua.

— ¿Me entregaras? —el rubio preguntó con la mirada perdida.

— Por supuesto que no, elegí creerte a ti Kurapika —el alto no entendí de dónde había llegado esto. No sabía como era que estaba literalmente jugandose la vida, no sabía si era verdad pero de solo pensarlo le dolía.

— G-gracias —el rubio le sonrió, esas sonrisas que eran las más lindas que alguna vez vio, esas que no salían siempre pero cuando lo hacían podían maravillar a todos los que la vieran.

— Solo ve a mi habitación y no abras, yo estaré aquí, ¿okey? —preguntó.

— Pero, Leorio tu escuela —dijo el chico.

— Eso no importa ahora, solo ve y haz lo que digo, no hables —el rubio asintió y fue a encerrarse.

Si estaban buscando a Gon, eso significaba que estaba bien... Él estaba bien, lo sabía. Pasaron unos minutos, Leorio estaba realmente asustado, escucho algunas llaves sonando, la vecina había llegado.

— Buenos días —hablo ese hombre, se escuchó que la mujer dejaba algo en el suelo —. Disculpe estoy buscando a mi hijo y a su amigo, hace poco se escaparon de casa y me dijeron que vieron a alguien parecido por aquí.

— Este chico —mierda, mierda, mierda —. Se parece a alguien que ví hace unos meses.

— ¿Dónde señorita? —el corazón de Leorio palpitaba con rapidez y fuerza, no recordaba que ella lo viera, era imposible. A pesar de que ambos salieron a comer se aseguró de que nadie viera a Kurapika.

— En la tienda, pero tiene tal vez un mes y medio que lo ví —menciono.

— Muchas gracias —dijo el hombre, escucho los pasos que iban hacia su puerta incluso la sombra se veía detrás.

— Oh ni lo intente señor —dijo la mujer —. El chico que vive ahí es un estudiante, llega hasta pasadas las tres de la tarde y no vive con nadie, no pierda el tiempo —se escucharon varias bolsas y Leorio de verdad que se sintió aliviado.

— Gracias por la información, tenga un lindo día —una respuesta se escuchó y las pisadas se alejaba cada vez más.

Por fin pudo suspirar tranquilamente.

— ¿Puedo salir? —el susurro de Kurapika le hizo regresar a este mundo.

— Si, sal —contesto. Como un niño pequeño salió y corrió hacia el estudiante de medicina, lo abrazo con fuerza. Jamás se sintió protegido, siempre tuvo que proteger o al menos así fue hasta que Zushi murió. Pero con Leorio se sentía protegido e incluso algo mimado, cuando se iba le gustaba leer, tener su espacio pero cuando ya sabía que era hora de la llegada de su salvador veía el reloj con emoción.

Sus brazos lo rodeaban bien, su tamaño le hacía sentirse pequeño pero protegido, definitivamente Gon debería probar un abrazo de este chico.

— Encontraremos a Gon, lo prometo pero, —escuchaba las palabras del alto y no pudo evitar sentirse triste —. Quiero hacerte unos estudios, no dolerán, jamás te lastimaría, solo estoy preocupado no es normal tu estado de salud, ¿aceptas?

Kurapika lo pensó, si eso hacía que buscarán a Gon más rápido, aguantaría.

— Acepto —

— Entonces te, ¿obligaron? —preguntó Retz.

— En efecto —dijo el albino.

— Sabes que no me meto en eso, no me gusta Yamato como tú pareja, pero si al final se enamoran o quieres que pase algo por mi no debes preocuparte —

— ¿Eres tonta? —preguntó el albino.

— No lo soy, solo soy una buena amiga, los problemas que tuve con él no deberían afectarte —

— Claro que deberían, te dijo mentiras, te dijo cosas que nunca voy a perdonar Retz, dios, hizo todo eso para que te dejará de hablar y para que tú lo hicieras. No supe que demonios pasaba y por eso te deje sola cuando más me necesitabas —el albino la miro con el ceño fruncido.

— No fue tu culpa, yo también no hable, estaba estresada —dijo la chica sobándose el brazo derecho, siempre que ese tema salía se ponía sensible. 

— Por eso mismo, no pasará nada, no pienso tener nada más con él, te lastimo y eso jamás lo voy a perdonar —hablo el chico.

— Ay Killua, de verdad, ¿por qué?, es decir tu me has ayudado demasiado, eres el hombre que más me ha ayudado —la chica sintió ganas de llorar.

— Eres mi mejor amiga —respondió con simpleza.

Retz amaba a Killua, era el amigo que jamás imagino tener. Aún así quería indagar sobre algo.

— Y, ¿Gon?, ¿es un simple amigo? —preguntó la chica alzando las cejas con sugerencia. Viendo que su amigo sonreía como un tonto.

Oh, ¿si le gustaba?

— Si, es un amigo —vió su rostro triste ante tal afirmación.

— Ya, ¿y tú crees que te creo?, por dios se ve en tus ojos que tú no quieres ser su amigo —dijo la chica.

— Es complicado —lo sabía pero, había algo que no le gustaba y aso era el pensar que Gon se fuera.

Killua y Bisky buscaban el nombre y apellido de Gon para encontrar a su familia y cuando eso pasara... Se tendrían que separar. No quería eso, pero tal vez era lo mejor para ambos.

— ¿Killua? —preguntó la chica al ver el semblante triste de su amigo.

— Él se irá, cuando encontremos su familia él querrá irse y yo... No —era abrumador, porque esto que sentía en su pecho era algo que jamás había experimentado.

Pero era algo que le gustaba también, verlo todos los días con esa sonrisa, o con esos ojos brillosos cuando pedía algo. Era hermoso, Gon lo era. Había decidió ayudarlo más no imagino que caería por él, era una persona que había sufrido, que tenía sus secretos, que a veces no sabía como relacionarse, pero aún así lo intentaba. Intentaba mejorar, intentaba aprender, superarse.

Su presencia en su departamento era tan necesaria que no sabía por dónde empezar, el sonido de su risa, de la música, de los juegos, el brillo en sus ojos cuando le pedía que hablara de sus hermanos, cuando veía a Bisky, cuando aprendía algo nuevo.

Gon era como esa pieza de rompecabezas que faltaba en su vida, esa que no quería que se perdiera o deteriorara con el tiempo. Imaginar su partida dolía.

¿En verdad podía sentirse así con tan poco tiempo?

— Killua, si ambos se quieren sea la forma que sea y él decide irse aún así te seguirá queriendo, aún así seguirías en su corazón y tal vez ni siquiera se vaya lejos de ti —hablo la rubia, no entendía de dónde había salido el moreno, pero si a su amigo le hacía bien ella ayudaría con lo poco que podía hacer —. Así que sea lo que sea que tienen disfrútalo.

El albino miro a su amiga y le sonrió, cuando las clases terminaron y cada uno iba a su casa, el albino pensaba en esas palabras.

Lo sentía mucho pero estar todo los días con él, comenzarlo a conocer y tratar de ayudarlo había hecho que algo ahí en su corazón se plantara y con cada día fuera creciendo.

Todo cambio cuando recordó su cita obligada, demonios, no debió pedirle ayuda a la tonta alcahueta de Rui, al llegar de nueva cuenta a su departamento, vio a Gon en la cocina, últimamente el chico se había interesado por la cocina, no le daba miedo porque Bisky estaba con él, así que el miedo a que la cocina explotara se había esfumado.

— Llegué —grito dejando su mochila en el sillón, viendo a Gon cocinar algo que olía muy bien. Bisky no estaba por el lugar —. ¿Y Bisky?

— Dijo que tenía que irse, se fue hace poco —contesto el moreno aún sin verlo.

Y ahí, Killua viéndolo se preguntó muchas cosas. Claro, sus sentimientos cada vez estaban más claros, pero, ¿Gon que sentía?

Mierda, todo es tan raro. Es que no podía pensar que Gon no sentía nada más, no se hacía a la idea que el moreno no sintiera nada por él.

Pero tenía tanto miedo de que lo rechace. Vio que el moreno se volteo se apoyo en la barra de la mesa y lo miro.

— ¿Te encuentras bien? —preguntó el moreno.

— Si, estoy bien —fue una respuesta automática, no estaba bien, tenía unas inmensas ganas de probar sus labios.

Eran 3 meses que conocía a esta hermosa persona, con la que pensaba que encajaba tan bien. Se levantó del sillón y camino hacia el moreno que lo seguía con la mirada. Gon se volteo a verlo, su espalda estaba recargada en la barra y lo veía curioso.

— ¿Pasa algo? —preguntó sintiéndose nervioso de repente por tenerlo tan de cerca.

— No —

"Si, pasa que me estoy volviendo loco por besarte"

Aquel pensamiento estaba en su cabeza dando vueltas, tan tentador pero a la vez tan estúpido.

— ¿De verdad? —preguntó con una ceja alzada.

Sus ojos brillaban más de lo normal, sus mejillas estaban adquiriendo esa tonalidad rosa que le encantaba que  pintara su rostro.

En la televisión se escuchó perfect de Es Sheeran, Killua no sabía que hacer, si reír por la ironía o llorar por su cobardía. Su mano pálida tomo la cálida de Gon, lo jalo y lo llevo hacia la sala.

— ¿Killua? —preguntó nervioso, curioso y expectantes. Sintió una de sus grandes manos del albino en su cadera, la otra dirigió las suyas hacia sus hombros.

— Te enseño a bailar —dijo el albino con una sonrisa, comenzando a mover a Gon de un lado a otro, el moreno estaba nervioso, pero no quería que acabará.

Ambos se movieron, aunque de repente Gon le daba algunos pistones que le hacían reír y morirse de ternura al escuchar sus disculpas.

— Soy pésimo en esto —contesto.

— Me tendrás como maestro, te ayudaré —respondió el albino, cuando la canción acabo.

Se miraron, no sabían que hacer, sus corazones palpitaban en sincronía, sus ojos brillaban al verse y todo su ser les gritaba que dieran un paso adelante. Fue cuando la puerta fue tocada, ambos se separaron como si sus cuerpos quemarán.

— Y-yo iré a ver la cocina —el moreno hablo rápidamente, yendo a la cocina con rapidez.

— Si, yo ire a a-brir —contesto el albino caminando a la puerta.

— Hola Killua —un chico azabache de piel pálida y con sonrisa preciosa hablo.

— ¿No nos veríamos en el parque? —preguntó el albino con una ceja alzada.

— Si, pero, decidí venir yo primero así podemos caminar juntos como antes, ¿estuvo mal? —el chico hablo.

Antes de que pudiera contestar, vio que Retz llegaba acompañada de Bisky.

— Vamos a ir por Gon —hablo la chica de mirada rosada viendo a ambos chicos.

— Está en la cocina —dijo Killua dejando que ambas chicas entrarán.

— ¿Gon? —preguntó Yamato con curiosidad. Antes de que pudiera contestar, los tres chicos salieron, el azabache miro al chico que salió del departamento de Killua con una ceja alzada al ver que llevaba una de las sudaderas del albino.

— Nos vamos Killua, te lo regresamos al rato —la rubia hablo, y Yamato casi rodaba los ojos, odiaba a esa mujer.

El moreno antes de irse se acercó a Killua; en un movimiento inocente y sin segundas intenciones dió un ligero beso en la mejilla pálida de su amigo, quien volteo sorprendido antes aquella acción.

— Cuídate —contesto, las dos rubias habían visto la escena con una sonrisa emocionada, mientras tanto Killua llevaba una mano a su pálida mejilla.

Aunque claro, Yamato tenía una expresión indescifrable. Ambos vieron alejarse a las dos chicos y al moreno.

Al final habían decidido ir al departamento de Bisky, por ahora no podían ir por ahí con un chico al cual seguramente estaban buscando y también decidieron decirle a Retz.

¿Por qué?

Simple, si algo sucedía Retz podría ser de ayuda de mucha ayuda.

Por eso ahora la chica se encontraba en silencio después haber escuchado toda la historia.

— Si es una broma, ya parenle —dijo la chica, sin embargo la mirada de ambos no era para nada una broma, entonces Retz quería llorar —. Dios mío, Gon, dime qué esos desgraciados no te tocaron.

— No lo hicieron —contesto el moreno.

— Cuenten conmigo en lo que sea, de verdad yo... —era mucho para ella el solo pensar en cómo vivían en ese infierno —. ¿No sabes por qué lo hacían?

— Jamás nos dijeron que era lo que buscaban —dijo el moreno mientras bajaba la mirada y se tocaba el abdomen —. Lo único que recuerdo es el dolor, cuando me dormían y despertaba si era que escuchaba algo simplemente lo olvidaba, el dolor era mucho como para poner atención, aunque...

— ¿Aunque? —esta vez Bisky hablo.

— Mi última operación... fue un éxito, eso fue lo que la doctora Suiko dijo, que la operación fue un éxito —el moreno trataba de recordar —. Cuando esa operación sucedió yo... No me sentí mal, ni siquiera sentí dolor, pero las enfermeras estaban felices y yo no sentía dolor.

— ¿Tu última operación? —preguntó Retz.

— Si, a todos nos hacían operaciones, eran cada 4 meses o a veces eran cada 6 meses —dijo el moreno.

— Entonces, ¿no sabes nada? —preguntó de nuevo.

— No, solo pocas cosas —dijo de nuevo.

— Bien, bien —la rubia comenzó a pensar. Aunque después de unas cuantas horas dejaron el tema aparte no querían que Gon se sintiera mal o algo parecido.

— Gon, ¿qué sientes por Killua? —una Retz borracha hablo.

— Lo quiero mucho —contesto el chico de ojos avellana sin dudar.

— Oh, ¿pero de ese querer, no? —preguntó la rubia.

— Retz, ya estás borracha —dijo Bisky negando con la cabeza.

— Es que tú vino es bastante fuerte, ¿qué clase de cosa le ponen? —preguntó la chica.

— Gon, te llevaré en pocos minutos al departamento de Killua —dijo la chica levantándose con una sonrisa y yendo a su habitación.

— Hey, Gon —la rubia tirada en la alfombra negra hablo, el mencionado la miro expectante —. ¿Te gusta Killua?

Gon ya sabía que había muchos tipos de gustar, cómo Killua le había enseñado. Le gustaba Killua.

— ¿Qué tipo de gustar? —preguntó.

— El gustar de besos —se rió y tiro varios besos a la nada —. Ya sabes ese gustar que te hace parecer idiota.

Y Gon se lo cuestiono, cuando está con Killua era diferente, era como si siempre estuviera nervioso pero no era un nerviosismo feo, de hecho le gustaba sentirse así, esperaba con paciencia a que llegara de la escuela, le gustaba que le platicara de su familia.

Simplemente le gustaba estar cerca de él, le gustaba que lo abrazara inconsciente o consciente por las noches, le gustaba despertar con el calor contrario, o sentarse en el sillón a ver cualquier película, cantar juntos, le gustaba estar cerca de él, pero también le gustaba encerrarse en esa habitación y leer solo, pero aún así sabía que si salía Killua estaría en la mesa escribiendo o haciendo tarea.

Le gustaba que aunque no estuvieran hablando todo el tiempo, Killua siempre estaba ahí.

Se sentía tan diferente a lo que sentía cuando recordaba a Kurapika o a Zushi.

— Si te gusta del verbo gustar de amor  ja, ja, —la chica rió —. Yo digo que le comas la boca, solo disfrutenlo, yo sé que no lo abandonarías.

Y eso se quedó en su cabeza, no sabía que era que le comiera la boca pero... quería saber que era lo que Killua pensaba de él.

Las luces estaban prendidas en aquel lugar, aquella mujer de cabellos negros largos y ondulados se encontraba sentada con una sonrisa.

Su vestido estaba impecable como siempre, sus cabellos sueltos como una cascada, sus manos pálidas y perfectas dejaban ver unos dedos largos con uñas ligeramente largas de un color rojo.

— Es un asco lo que hicieron —dijo la mujer enfrente de ella, tan iguales y tan dientes.

— Es un gusto verte hermanita —habló la mujer.

— Cállate, no te atrevas a hablarme con cariño después de todo lo que hiciste —

El tocadisco hacía sonar we'll meet again de Vera Lynn.

— ¿A no? —preguntó la mujer con una sonrisa —. ¿Encontraron a los números?

— No, pero tú gente tampoco —dijo la mujer sentada ahora enfrente a ella.

— ¿Y, que tal el embarazo? —preguntó con una sonrisa burlona.

— Eres una mierda, si me hubieras dicho lo que realmente habías hecho, el como conseguí este embarazo yo... eran niños, ¿cómo pudiste? —hablo con asco, el solo pensarlo era horrible.

— No vengas con moralidades, el gobierno sabía lo que estábamos haciendo y jamás hicieron algo, además gracias a lo que yo hice ahora puedes quedar embarazada —sonrió.

— Dime que esa niña, dime qué Judith no —la mujer no podía hablar.

— No te preocupes, nadie la toco, yo quería a esa niña como una hija —dijo la mujer con una mirada perdida.

— Y aún así la asesinaste —dijo su hermana.

— Iba a morir de todas formas —la mujer alzó los brazos con desinterés.

— ¿Y los otros niños?, ¿qué les hiciste? —preguntó.

— Experimentos, eso hice —hablo.

La habitación estaba iluminada con luz blanca, el lugar tenía colores naranjas y cafés, los muebles eran todos de madera, la alfombra combinaba con aquella habitación.

En una esquina estaba el tocadiscos que repetía la misma canción.

— Sabes que irás a prisión, ¿verdad? —preguntó aquella mujer con voz dura.

Cuando dijeron que su hermana gemela estaba metida en aquella cosa asquerosa no lo quería creer pero ahora estaba ahí, en la habitación que siempre amaron con dos guardias de fuera y con muchas personas rodeando el lugar.

— Lo sé —contesto.

— ¿No te arrepientes? —preguntó, no podía creer que su hermana fuera un monstruo sin sentimientos.

— No —sonrió —. No lo hago, ¿sabes por qué?, porque lo que yo hice ustedes lo van a ocupar, porque lo que yo hice ustedes lo van a estudiar, me ensucie las manos como muchos otros colegas para que esto se pudiera, la marca que dejamos no la van a poder borrar.

— Nadie sabrá de esto —dijo la chica con dolor.

— Pero ustedes si —sonrio burlona, apretando el arma que tenía sobre su vestido.

— Eres un monstruo —hablo la mujer.

— Lo sé —dijo con una sonrisa —. Antes de que me lleven, solo tengo que decir que tienen que encontrar a esos chicos, ellos son mi trabajo y les serán de mucha ayuda.

— Eres una enferma, ¿acaso no pensaste en la familia? —a pesar de que empezaba a gritar el rostro de su gemela no cambiaba. ¿Cuándo?, ¿cuándo fue que cambio?

— Escucha, encuentren a los números 023, 024, 011, 015, 050 y 020 —la mujer hablo —. Ellos son la prueba de mi trabajo.

Akina negaba con la cabeza, su hermana estaba loca.

— Nos volveremos a encontrar hermanita —dijo la mujer con una sonrisa.

Cuando la canción llegó al coro dónde las voces cantaban en sinfonía, Suiko saco el arma que tenía sobre sus manos. Akina se levantó rápidamente, viendo la sonrisa casi siniestra de su hermana.

No había remordimiento.

Y eso, era lo más enfermo.

La mujer pálida puso el arma sobre su cabeza, lo único que se escuchó aquella noche fue el sonido del arma disparando, los gritos de una mujer embarazada y la sorpresa de los guardias que cuidaban la puerta.

Esa misma noche, aquella canción se escuchaba en el hogar de Killua, Gon aprendía a bailar con el albino mientras reía, sin saber que quien lo había lastimado tanto estaba siendo sacada de una habitación que se había pintado de rojo. Mientras aquella canción terminaba.

Esa misma noche Leorio, no podía creer lo que veía.

Holaaaaa ❤️

Omg la última escena la tenía en la cabeza desde ayer. Y de verdad quería escribirla, ¿estuvo bien realizada?

Me parecía realmente irónico que mientras Gon por fin estaba siendo feliz por otro lado la mujer que lo lastimo se suicidara frente a su hermana.

La canción es muy linda, su letra es verdaderamente linda. Pero, en la historia... Solo puedo decir que la escuchen y lean la traducción.

Oigan una pregunta, el párrafo, ¿si está publicado? es que a mí me aparece que no. Me harían un favorsote si me lo dicen para no preocuparme xd.

Otra pregunta, ¿quieren +18?

Ahora sí, ¿les gustó?

Hoy voy a estar publicando xd

Lxs quieroooo ❤️❤️❤️❤️❤️

Bye bye ❤️.

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