[ 𝟏 ]

Gon escuchaba de nuevo aquella canción que le había gustado, mientras esperaba a que el albino volviera.

— Bien Gon, vas a comer despacio, sé que tienes hambre pero si comes de forma apresurada te dolerá el estómago después, ¿entendido? —el albino traía una bandeja con comida, su boca se hizo agua moría de hambre, esperaba que Kurapika ya estuviera despierto también.

Con aquel pensamiento comenzó a comer despacio como el albino le había dicho.

Aún así, el sabor de la comida invadiendo su boca era simplemente deliciosa, estaba hambriento. Se sentía bien que una persona buena los hubiera encontrado, Killua estaba sentado frente a él en una silla de madera, Gon se limpio la boca con una servilleta que estaba en la bandeja.

— ¿D-dónde está Kurapika? —preguntó el chico, no le gustaba tartamudear pero ahora mismo su boca no conectaba las palabras correctamente.

— ¿Kurapika? —preguntó el albino desconcertado.

— E-el chico rubio, él estaba conmigo, debió estar ahí conmigo —el chico decía las palabras de forma atropellada.

Killua hizo un gesto de tristeza, él fue al lugar para ver si había algo más, pero no había nada. ¿Cómo le decía eso a un chico que a penas despertaba?

— Gon, no había nada ahí —el chico trato de hablar de forma suave, sin embargo el moreno comenzó a negar con la cabeza repetidamente, las lágrimas salían de sus ojos y dejo la comida intacta. Killua no sabía que hacer, parecía que el chico estaba entrando en una crisis de pánico, con nervios colocó una mano en su espalda comenzando a moverla de abajo a arriba.

Gon sollozaba apretando las sábanas, ¿Kurapika estaba muerto?, no, no, no quería. La poca felicidad que había obtenido se fue, haciendo que en su corazón solo haya tristeza. No tenía tantas fuerzas por lo que al poco tiempo y al haber parado de llorar sus ojos se cerraron.

Killua lo miro con lastima, no sabía quién era, ni porque tenía tantas marcas en su cuerpo, mucho menos sabía que significaba ese número detrás de su cuello, en la nuca.

023

No sabía que significaba, tampoco sabía porque parecía que estaba huyendo, todas esas marcas, esas raspaduras eran de una persona que huía en medio del bosque. Y sinceramente no podía dejar de pensar en ello.

Tapo al chico y salió de la habitación, su celular sonó y con pereza contesto la llamada.

— ¿Despertó? —la voz de su amiga fue lo que escucho.

— Hace unos pocos minutos, pero, parece ser que no estaba solo, había alguien más con él —la voz del albino sonaba cansada.

— ¿Si estaban huyendo? —preguntó la rubia.

— Tal parece —hablo el albino tomando una taza con café.

— ¿Qué harás? —

— Por ahora tenerlo aquí, saber, ¿por qué huía?, ¿de quién?, hay algo que no me cuadra —el chico dió un sorbo a su taza.

— Bien, solo recuerda que en cualquier caso, debes llamar a la policía. Tal vez está desaparecido y lo estén buscando —la voz en casi un susurro de su amiga le hizo saber que no estaba sola.

— Lo sé, te informaré de lo que pase, gracias Bisky —hablo el chico colgando el celular.

El albino dejo el celular en la mesa, se sentía extraño como el personaje principal de un libro, así se sentía; irónico porque él era escritor. Tomo el frasco que tenía chocolates y se llevó uno a su boca.

2 días desde que cuido al chico, él había regresado a ese lugar en busca de algo pero no había nada, tampoco había otro cuerpo, llegó a ir más de dos veces a recorrer toda esa orilla del río, sin encontrar nada. Le dolía ver al pobre moreno llorar por un amigo, no sabía lo que ocurría pero le dolía.

También estaba aquella... Cosa, el número en su cuello, 023, tenía muchas dudas, que no sabía que significaba, no sabía que hacer, pero algo en si mismo le decía que no tenía que reportarlo.

Y no lo haría.

Se sentó en la silla, la laptop estaba encendida en una de las páginas de Word, comenzó a escribir un poco, sin embargo el tema de Gon acaparaba toda su mente. Así que salió de la aplicación, y se metió a Google. En el buscador colocó hospitales o psiquiátricos cerca, pero no había ninguno... No había nada cerca, nada que le diera una explicación del porque este chico llevaba una bata de hospital.

Suspiro pesadamente, dejo caer su cabeza hacia atrás, cerro los ojos y pensó en alguna posibilidad. Sin embargo, la única... Que le llegaba era una que no quería fuera verdad.

Se sentó recto de nuevo, y comenzó a escribir en el buscador. Era una idea loca pero la haría.

En el buscador puso el nombre que le dió el chico en la habitación de invitados.

No había nada, busco en los carteles de desaparecidos de cerca del lugar.

No había nada.

Busco por todos lados cercanos al bosque, muchas veces cuando era secuestro se hacía cerca del lugar donde la víctima vivía. Pero no había ningún Gon, o al menos un Gon que se parezca al que tenía durmiendo en aquella cama.

Estaba estresado, le preocupaban esas marcas. Las recientes no, aquellas que ya eran cicatrices, aquellas que tenía en su muñecas o las que tenía en la parte interior del codo, tenía moretones que parecían haber sido hechos hace poco, pero que estaba seguro que no eran por las caídas que seguramente se dió, además tenía una cicatriz en el abdomen bajo.

Sinceramente estaba aterrado y no sabía porque no quería dejar que alguien más se ocupará de esto. No podría.

Apagó su laptop, se levantó apagando todas las luces, la televisión. Abrió la puerta del cuarto en dónde Gon se encontraba viendo que estuviera bien, cambio el suero, lo tapo bien y volvió a salir de la habitación; fue a la de él, acostándose boca abajo abrazando la almohada, estaba muy cansado mentalmente.

Vio su celular, viendo algunos mensajes en el. Rodó los ojos, no quería hablar con él, ¿por qué no solo se declaraba?, así lo podía rechazar y listo, no tendría que aguantar cosas incómodas y vergonzosas. Era más sencillo, suspiro con fuerza, en un mes volverían a empezar las clases.

No quería ver a sus compañeros.

Preferiría mil veces verse todos los días con Bisky, ser regañado por ella lucía más interesante que escuchar las tonterías de sus compañeros.

Poco a poco sus ojos se cerraron, entregándose totalmente al cansancio.

Desde pequeño le gustaba la naturaleza, le gustaba despertarse con el canto de diferentes pájaros, con el sonido de los árboles moviéndose al compás del viento, con la cálida luz del sol y si tenía suerte y uno de sus audífonos no había caído de su oído. Entonces despertar con cualquier canción era bueno.

Yellow de Coldplay, se escuchaba en ellos y su humor subió totalmente.

Le gustaba esa banda, y que mejor que despertar escuchando una canción tan hermosa. Sin embargo, a su mente llegó un chico de unos 17 años, con marcas en su cuerpo, y que a penas se puede mover. Todo el buen humor se fue. Se levantó perezoso, fue al baño, se vistió, fue a la cocina para empezar a hacer un desayuno doble.

Coloco música, porque sin música él no vivía. Era algo que venía de su madre, ella siempre poniendo discos mientras trabaja en casa, o cuando hacía de comer, o simplemente cuando descansaba la casa jamás estaba en silencio, siempre se podía escuchar música.

Ya sea jazz, clásica, pop, k-pop, j-pop, su madre siempre cambiaba de género de un día a otro, no pudo evitar que sus hijos comenzarán a amar la música, así como a ella. A diferencia de su padre que a pesar de que conocía demasiado en este tema gracias a su esposa no solía escuchar. Jamás le había dicho algo a su madre, nunca vieron una discusión dónde el problema sea la música, de hecho cuando su padre llegaba a la casa y no escuchaba música le preguntaba a sus hermanos y a él si algo había hecho enojar a mamá.

Obviamente no, a veces su madre cambiaba la música por las películas o series, o simplemente quería leer en total silencio.

Y Killua, era una copia de ella.

Movía su cabeza de un lado a otro, moviendo la espátula en el sartén.

La música había cambiado, ahora de escuchaba a Sam Smith de fondo, pronto había acomodado los hot cakes en un plato, poniendoles miel y mermelada. Acomodo todo en la bandeja, con un poco de leche y se fue directamente al cuarto donde el chico moreno se encontraba.

La abrió con cuidando, dejando ver al moreno en una pose recta, recargado su espalda en la cabecera de la cama, mientras su cabeza estaba totalmente volteada a la ventana.

— Buenos días am, Gon —el albino no sabía como hablar con alguien seguramente secuestrado o que estaba huyendo. El moreno lo volteo a ver, fue cuando Killua noto sus ojos hinchados, y ojeras debajo de los mismos —. ¿Cómo te sientes?, ¿mejor?

Se veía tan frágil, no le gustaba. No le gustaba ver a una persona así, ¿cuánto daño le había hecho?

El moreno asintió, posando sus ojos en aquel plato. Killua sonrió enternecido, así que se acercó a él colocando la bandeja en la mesa de noche.

La música se escuchaba a algo fuerte, por lo que Gon volteo de nuevo a la salida del lugar. Le gustaba. Mucho.

— ¿Jamás habías escuchado música? —pregunto el albino acercándole las cosas.

Si, había escuchado... Aunque muy poco. No le dejaban hacerlo.

Se encogió de hombros ante la atenta mirada del albino, su cabello le gustaba. Parecía nieve, o al menos a eso le recordaba.

— Bien, no quieres hablar —el albino suspiro, viendo a Gon comer, en el momento en que esos hot cakes a su boca no evito sorprenderse y emocionarse por el sabor dulce, hace mucho que no comía dulce.

El albino lo miro atento, viendo sus ojos brillas. Era lindo.

Es muy rico —hablo por fin, haciendo que el ojiazul sonriera.

— Me alegro que te haya gustado, ahora Gon —el chico se sentó en la silla que había llevado hace días a la habitación. El mencionado lo miro, con la taza en sus labios —. ¿por qué estabas en la orilla del río?, ¿tienes no lo sé, a alguien a quien llamar?

El chico lo miro, ¿tenía que decirle?, ¿no lo llevaría de nuevo ahí?, pero ha sido bueno con él y lo ha cuidado, ya lo hubiera llevado de nuevo a ese lugar, ¿no?

La imagen, del rubio llegó a su mente, sintiéndose mal, sintiéndose triste, quería verlo. Él era al único que podía llamar.

No tenía familia, ¿lo recordarían?

Porque si no es así no tenía nada.

Así que nego con la cabeza.

— No tengo a nadie —contesto con miedo.

— Bien, ¿de dónde vienes?, es decir —vio que el albino hizo una mueca, abrió su boca, para volverla a cerrar, espero pacientemente a que el chico hablara —. ¿Estabas huyendo?

Entendía la palabra huir, a pesar de que lo tenían encerrado la mayor parte del tiempo, en su celda habían libros, que siempre leyó.

Asintió con la cabeza.

Killua lo miro, su corazón palpitaba con fuerza, ¿qué haría?, tal vez si había estado secuestrado.

— ¿Cuántos años tienes? —preguntó

— 19 —contesto.

Su cabeza explotó, ¿19?, se veía más pequeño.

— ¿Tu cuá-cuántos años tienes? —el moreno estaba... ¿emocionado?, no lo sabía, pero estaba haciendo otro amigo, ¿no es así?

— 23 —contesto, el moreno abrió los ojos.

— Gon, tengo que comer, quédate aquí, vendré enseguida —el ojiazul se levantó tenía que llamar a Bisky.

— Ki-killua, ¿puedo salir contigo? —dijo viendo la entrada de la habitación. El ojiazul lo miro, no sería malo sacarlo, el médico le había dicho que podía ya quitar el suero, además de que sería mejor que se moviera.

— Claro —dijo con una sonrisa —. Solo las plantas de tus pies están muy lastimadas, te sacaré pero te quedarás sentado, ¿está bien?

El moreno asintió con la cabeza mucha veces.

— Bien —el albino se acercó a él quitando la aguja de su brazo, Gon pensó que el tendría que caminar, sin embargo, se sorprendió cuando el albino paso uno de sus brazos por detrás de las rodillas y el otro lo colocaba en su espalda, cargandolo sin mucho esfuerzo.

El albino lo saco de la habitación, y lo llevo hasta el sofá, dónde lo sento con cuidado. Gon veía la casa, era... Linda.

Era como esas que describían los libros que leía, vio que Killua se sentaba atrás, en la mesa donde había comida.

Gon escucho la música con más fuerza, emocionandose. Movió su cuerpo de un lado al otro.

— Es Taylor Swift —la voz del albino lo hizo voltear con cuidado —. ¿Te gusta? o... ¿quieres ver la tv?

El chico nego, y con una sonrisa que Killua veía por primera vez y de la cual no apartó su vista el chico siguió balanceándose de un lado a otro.

Le gustaría que Kurapika escuchará, y comiera, le gustaría que estuviera con él. Pero, habían hecho una promesa, y la cumpliría.

Viviría por ambos, así como su amigo lo hubiera hecho si él hubiera muerto en aquella caída. Las promesas eran para cumplirse y él lo haría.

— ¿Vives aquí? —preguntó ignorante al saber que tal vez era una pregunta algo tonta.

— Nop, solo vengo aquí cuando necesito pensar, vivo en la ciudad —dijo el chico dejando los platos en el fregadero.

Antes de que siguiera hablando, su celular sonó. Con rapidez Killua contesto yendo a su cuarto, dejando al moreno curioso, sin embargo el chico se concentro en aquella voz que salía de la bocina.

— ¿Qué pasó? —fue lo primero que escucho a traves de la bocina.

— Estaba huyendo, no sé de quién, tiene 19 años y tal parece no tiene familia —hablo el chico.

— Killua he estado pensando en algo, ¿y si el chico está drogado? o algo parecido —el albino casi se reía, acaso lo pasaba por idiota.

— Fue lo primero que pensé, pero realmente se ve como alguien sano y que ha sufrido, no conoce la música, ¿que clase de drogadicto no conocería alguna canción famosa? —

— Ay Killua, esto está muy raro, investigue por mi cuenta pero no hay nada. Es como si no existiera —dijo la chica.

— Lo sé, yo también lo hice —hablo con cuidado —. Escucha lo tendré aquí, hasta que sepa algo más de él.

— ¿Acaso eres idiota? —la voz enojada de su amiga le hizo reír —. ¡En un mes entras a la escuela! y en definitiva no me has mandado ningún borrador.

— Estoy ocupado —se excuso el chico, aunque su amiga rubia tenía algo de razón —. Entonces lo llevaré conmigo.

— ¿No crees que estás siendo algo... No lo sé, tonto? —el tonito de voz de su amiga no le gustaba.

— No, deberías verlo, debiste haberlo visto cuando le dije que no había nadie más que él —recordo ese rostro y sus ganas de ayudarle incrementaron.

— Killua solo ten cuidado, en realidad no sabemos quién es, si algo raro pasa, llamaré a la policía —fue así que la charla termino, cuando salió de su habitación se encontró con un Gon de ojos cerrados, acostado en el sillón, se había quedado durmiendo.

Killua como buena persona que es, fue por una cobija, la colocó en el cuerpo delicado del chico, viendo cómo este buscaba el calor de la misma, sonrió; el chico era muy tierno.

¿No pasaría nada malo, cierto?

Yellow, que se escuchaba de fondo, termino.

Holaaaaa ❤️

¿Cómo están?, espero que bien ❤️

¿Les gustó?

Quiero que vean esto. Me encantó como me quedo, se ve genial ¿no?

Creo que era todo por hoy, me falta hacer el de Kurapika, pronto lo subiré.

Ahora sí, bye bye ❤️

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