⭐ Donnie x Fem T/N
⭐ Donnie edad: 19 años
⭐ 🔞 NSFW | Smut

⚠️ Advertencia: fetiche de disfraz, felación, masturbación, lenguaje vulgar.

Semanas atrás navegando por internet te encontraste con el disfraz de Chica Atómica y no dudaste en comprarlo. Normalmente te disfrazabas de tu personaje favorito, sin embargo, esta vez querías probar algo nuevo.

Quedaste con las tortugas para ir a una convención y esta era tu oportunidad para vestir tu nuevo disfraz y, por qué no, sorprender a tu novio.

Te dirigiste a la guarida y Michelangelo te recibió con una gran sonrisa.

—Woow, te ves muy bien —dijo el más pequeño de los hermanos.

—Gracias —sonreíste—. ¿Están listos?

—Ya casi, Leo está con Rapha ayudándolo con su disfraz.

—¿Y Donnie?

—Creo que está en su habitación.

Asentiste y te dirigiste a su cuarto.

—¿Puedo pasar? —avisaste antes de correr la cortina. Donatello respondió con un «pasa».

Cerraste la cortina detrás de ti. Tu novio se encontraba buscando algo en sus cajones.

—Ya casi estoy... listo.

Al girarse se quedó mudo, levantó sus gafas y notaste como sus ojos se abrieron más de lo normal y su boca se mantenía entreabierta tratando de pronunciar alguna palabra sin lograrlo... era el efecto que buscabas provocar.

—E-estás vest-tida c-como...

—¿Chica Atómica? Sí —reíste un poco—. ¿Te gusta?

Él se limitó a asentir con la cabeza sin quitarte la mirada de encima. Sentías que analizaba cada centímetro de tu cuerpo, desde tus zapatos hasta tu peluca y de regreso, pero siempre deteniéndose en tus muslos. Las mallas apretadas del traje te favorecían y el leotardo se ceñía a tu busto, resaltando la sensualidad de tus pechos.

Notaste un ligero sonrojo en su piel verduzca y un bulto que comenzaba a crecer debajo de sus shorts. Él notó lo mismo, lo que hizo enrojecer más sus mejillas. De forma rápida, se colocó detrás de su silla, ocultando su erección.

—¿Todo bien? —preguntaste en un tono tierno pero juguetón. No podías negar que te gustaba poner nervioso a tu novio.

—Sí, todo bien, no es como que te hayas vestido como mi ídolo de la infancia —habló con rapidez, síntoma de su nerviosismo.

No era un secreto que Chica Atómica fue el amor platónico de Donatello cuando era niño. Por la reacción que tuvo, dedujiste que en su adolescencia fantaseó con ella, y no solo una, sino varias veces.

—¿Me das un momento? —dijo tratando de mantener la calma.

Ignoraste su petición y te acercaste a él, seguía escondiéndose detrás de la silla así que la hiciste a un lado. Sin dejarlo replicar, lo tomaste del rostro y lo besaste. Este correspondió en seguida pero tardó un poco en tomarte de la cintura y acercar más tu cuerpo al suyo.

Te parecía tierna su reacción, era contrastante con su personalidad sobrada, y sobre todo, con la seguridad que tenía en sí mismo. Notaste un tipo de sumisión por su parte, como si se sintiera intimidado por ti solo por estar disfrazada... y eso te encantó.

Mientras sus lenguas luchaban en aquel beso, bajaste tu mano hasta su bulto y lo apretaste con gentileza. Frotaste tu palma sobre este, causando que gimiera en tu boca.

—Déjame ayudarte con eso —sugeriste contra sus labios.

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Ordenaste que se sentara y este obedeció sin protestar. Su mirada seguía clavada en ti, atento a cada uno de tus movimientos. Te colocaste de rodillas entre sus piernas, tus palabras sumadas a tu actitud dominante te dieron control sobre Donatello, dejando su cuerpo a tu disposición.

Deslizaste tus dedos hasta su entrepierna y con un ritmo lento –pero provocador– acariciaste con tu índice todo el largo que se marcaba debajo de la tela. Mordiste tu labio deseosa por comerte aquello, y sin esperar más, bajaste poco a poco sus shorts, dejando expuesto su pene erecto.

Tragó profundo cuando sintió que envolvías su verga con la mano. Moviste la muñeca de arriba a abajo con lentitud mientras que tu pulgar masajeaba su glande, provocando que sus piernas se tensaran un poco.

A la par que lo estimulabas manualmente, te acercaste y lamiste su húmeda punta, saboreando el preseminal que salía de esta. Diste unos cuantos lengüetazos más antes de que Donatello se impacientara; presionó con ligereza tu cabeza, indicándote que lo metieras por completo en tu boca.

Deslizaste tus labios por toda su longitud, abrazando la circunferencia de su verga hasta que entró entero en tu cavidad bucal. Tu lengua jugaba y mojaba cada centímetro de piel, la calidez de tu saliva provocó que pronunciara tu nombre en un murmullo.

Lo mantuviste unos segundos dentro y lo sacaste, dejando un hilo de saliva que te conectaba a su virilidad. Obtuviste un quejido de su parte, se estaba desesperando por tus movimientos calmados, pero no se atrevía a darte órdenes.

Nuevamente comiste su polla, tu cabeza se movía adelante y atrás sincronizándose con el vaivén de tu mano, tus labios resbalaban por su tronco y tu lengua acariciaba el contorno de este. Levantaste el rostro encontrándote con su característica mirada fría, sin embargo, sus pupilas estaban dilatadas y su ceño se fruncía cada vez que su punta chocaba contra tu garganta.

Donatello se mantenía serio, soltando suspiros que apenas y podías escuchar. La vista que le brindabas le permitía fantasear que su crush ficticio se encontraba entre sus piernas brindándole una mamada.

—Mmgh~ —gemiste en su polla, estimulándolo con las vibraciones de tu voz.

Quería cerrar los ojos y dejarte hacer lo que quisieras con él, pero debía mantenerse alerta; por debajo de la cortina veía las sombras de sus hermanos pasar y rezaba para que en ese momento no necesitaran de su ayuda, pero sobre todo, que no entraran sorpresivamente.

Tu boca abandonó su polla, pero continuaste masturbándolo. Acercaste tu rostro lo suficiente para que tus labios apenas rozaran su palpitante cabeza. Donatello seguía guardándose sus comentarios, pero su mirada molesta parecía suplicarte que dejaras de jugar con él de esa manera.

Dejaste de torturarlo y retomaste la felación. El interior de tus mejillas apretaba su grosor de forma encantadora. En su mente te empujaba contra su pelvis enterrando su pene con agresividad en tu boca, alcanzando el punto más profundo de tu garganta, provocándote arcadas y haciéndote lagrimear.

Los ruidos que producía tu boca lo calentaban aún más, se asemejaba al sonido de su polla chocando contra tu húmedo coño. A este punto no le importaría arruinar tu disfraz rompiendo tus bonitas mallas para follarte sin piedad, después de todo, podría comprarte otras.

Chupabas y lamías con intensidad devorando cada centímetro de su verga. Succionaste su punta provocando pequeños espasmos placenteros en su entrepierna, este se retorcía ligeramente en su silla luchando por no correrse.

—T/N... —susurró llamando tu atención.

No necesitaba decir más, incrementaste la velocidad con la que movías tu mano causando que echara su cabeza hacia atrás. Sus venas pulsaban contra tu lengua, avisando que tu novio estaba a nada de llegar al clímax.

Tus manos ahora se apoyaban en sus rodillas, dejando el protagonismo a tu boca. Continuaste sacando y metiendo profundamente su longitud una y otra vez. Se aferraba al reposabrazos y respiraba con dificultad conteniendo sus gruñidos. Su polla se ensanchó en tu interior, y sin poder aguantar más, levantó ligeramente sus caderas y descargó un chorro de esperma empapando tu garganta. Mantuviste unos segundos sus cálidos fluidos en tu boca para después tragarlo.

Pasaste tu lengua una vez más por todo su glande, asegurándote de no dejar ni una gota de semen en este, finalmente te separaste de su entrepierna complacida.

Estabas a punto de hablar cuando una voz adelantó a la tuya.

—Chicos, ya es hora de irnos —avisó Raphael desde afuera.

Te pusiste de pie enseguida, limpiaste las comisuras de tus labios mientras Donatello arreglaba el desastre que habías hecho, acomodando con rapidez sus shorts.

—¡Vamos! —dijiste con naturalidad.

Antes de salir de la habitación, Donatello te tomó del brazo y te susurró.

—¿Podemos «hacerlo» cuando regresemos?

—Claro —sonreíste con picardía.

ʕ⁠´⁠•⁠ᴥ⁠•⁠'⁠ʔ Hola, soy la escritora, Mafer. Hoy no tengo nada que avisar, pasemos directo a la publicidad NO engañosa