OO4 ▬ bye bye Terminus


🧬 RIDE OR DIE !
four; adiós adiós Terminus

—¡Sáquennos de aquí! No somos una gran idea de menú. No nos hemos bañado en semanas y si no quieren morir intoxicados no nos coman. ¡No es recomendable! —grité mientras golpeaba la puerta con la esperanza de que alguien de allí tuviera humanidad y misericordia para sacarnos de ahí.

—Haces todo ese esfuerzo en vano —gruño Abe y yo me senté rendida en el suelo.

—Soy muy joven y muy bonita para morir —chillé mientras me recostaba en las piernas de Rosita.

—Ya no seas dramática —golpeó levemente mi mejilla provocando que me levantara de golpe de sus piernas.

Toqué mi mejilla. —Auch.

Rodó los ojos burlescamente y yo me puse de pie.

Caminaba de un lado a otro por horas. Literalmente parecía un hámster en una rueda.

Hice un puchero al recordar a mi hámster. Te extraño señor Pancho.

Dejé de caminar para sentarme en una de las cuatro esquinas del vagón. Abracé mis rodillas y hundí mi rostro en ellas mientras recordaba mi vida antes de que el mundo se fuera al carajo.

Alguien se sentó a mi lado. —Hey —alcé mi vista encontrándome con los ojos rasgados de Glenn.

Lo miré y sólo me limité a saludarlo con mi cabeza.

Pensar en mi pasado me ponía mal. Realmente mal.

—¿Qué pasa? —acarició mi espalda.

Alcé nuevamente mi mirada. —¿Extrañas a tu familia?

El coreano frunció el ceño. —Sí pero sé que pronto llegaran y...

Lo interrumpí al darme cuenta de que hablaba de su grupo. —Esa familia no.

Frunció el ceño. —¿Entonces cuál?

Suspiré. —A tus padres, abuelos...

Él asintió. —Los extraño... Y mucho, pero ahora están en un lugar mejor —sonrió —¿Tú? ¿Extrañas a tu familia?

—Sí. Extraño a mis padres, a mi hermano y a mis abuelos —limpié con la manga de mi suéter mis lágrimas. Nunca me ha gustado que la gente me vea llorar.

—¿Dónde están ahora?

—Muertos.

—DC es mejor que Marvel —abrí la boca indignada tras aquella confesión de Bob.

—¿Cómo te atreves a decir eso? —me llevé una de mis manos a mi pecho.

Él se encogió de hombros. —Prefiero a Batman antes que a Iron man.

Enarqué una ceja. —Tony Stark es más rico que Bruce Wayne —el moreno iba a reprochar pero siseé —. Aunque lo niegues sabes que es verdad.

—Tal vez tengas razón —murmuró —. Pero Bruce Wayne es superior.

—Quisieras —lo empujé levemente y él rió.

Bob pensó en algo por unos segundos y habló: —¿Wonder woman o Black Widow?

Antes de que respondiera Sasha se sentó a un lado de Bob y le dio un tierno beso en los labios. —Black Widow —miró de manera burlona a su pareja y el moreno bufó.

Reí al ver la cara de indignación de Bob al escuchar que su novia es Team Marvel. Me miró con el semblante serio y sonreí de manera ganadora.

Acéptalo amigo, Marvel es mejor que DC.

—¿Son disparos? —pegué mi oído a la pared metálica tratando de escuchar mejor pero fue en vano porque todo se escuchaba distorsionado.

Resoplé molesta.

Llevábamos un día encerrados. Sin comer ni beber nada. Eso es peligroso para mí, en realidad para todos, porque si mi estómago no tiene comida me pongo de mal humor, ¿y qué pasa cuando estoy de mal humor? sí, estoy molesta con todo el mundo.

Alejé mis pensamientos al escuchar que la puerta del vagón se abrió, quise mirar pero la luz del sol nos deslumbró a todos. Pobre de mis ojitos, me voy a quedar ciega.

Cuando mi vista se agudizo la silueta de dos hombres, una mujer y un niño llegaron a mi perímetro visual.

Glenn fue el primero en acercarse. —¿Rick?

Esperen... ¿acaso acaba de decir Rick? ¿Rick? ¿El Rick? ¿Su Rick? ¿Su líder?

—Están aquí —me acerqué al escuchar la voz del hombre —. Están aquí.

Reconocí al hombre de cabello rizado como Rick, el otro hombre que parecía no ser un tipo no muy agradable lo reconocí como Daryl al ver su chaleco de cuero, la mujer de rastas la reconocí de inmediato como Michonne y por último miré al niño... wow, sus brillantes ojos azules llamaron mi atención, traté de recordar su nombre pero no funcionó porque Glenn no me lo había dicho.

Rick nos miraba con curiosidad. Si, su mirada intimidaba.

Maggie al ver que no nos quitaba la mirada habló: —Ellos son nuestros amigos.

Mi pobre corazón saltaba de alegría. Maggie te aprecio.

—Nos ayudaron a salvarnos —continuó hablando.

Me sentí importante.

—Sí —la voz raposa de Daryl se hizo presente —. Ahora también son amigos nuestros —sonreí con ternura. Al parecer no tenía el corazón de hielo como pensé que lo tendría.

—Por el poco tiempo que sea eso —masculló Abe.

—Cállate arruinas el momento —susurré mientras le daba un codazo en las costillas.

La mirada del niño del sombrero estaba sobre mí y debo admitir, es intimidante.

Rick habló provocando que el niño dejara de verme.

—Se sentirán muy estúpidos cuando se den cuenta —miró a través de la abertura de la puerta.

Fruncí el ceño confundida. —¿De qué?

La tensión estaba en el aire.

—De que se metieron con la gente equivocada —su voz se volvió más grave.

—Eso fue dramático... Me caes bien —sonreí y todos me miraron —. Perdón, mal momento.

La voz del ojiazul me obligó a que dejara de tallar el trozo de madera y lo mirara con detenimiento. —¿Cómo te llamas?

Vaya, es directo.

—Nydia —digo confundida —. Creí que ya me había presentado —enarqué una ceja —¿Tú eres Carl, no? ¿Carl Grimes?

Él asintió con nerviosismo y sonreí burlonamente. —Bueno, ¿con qué te vas a defender? —pregunté con curiosidad al ver como Carl me miraba atentamente tallar el pedazo de madera.

—Con esto —me enseñó un trozo de madera que tenía forma de cuchillo.

—Es buena, pero le hace falta filo —él frunció el ceño —¿Me la prestas un momento?

El ojiazul me tendió el "cuchillo". Lo tomé y comencé a darle filo con la argolla de mi cinturón.

—¿Dónde aprendiste sobre cuchillos? —se sentó a mi lado.

Alcé mi vista para mirarlo y sus ojos azules se posaron en los míos. Desvié mi mirada con algo de nerviosismo y respondí a su pregunta: —Con mi tío.

La voz rasposa de Daryl retumbó por todo el vagón. —Cuatro de los desgraciados vienen hacia acá.

—Todos saben qué hacer —informó Rick —. Primero a los ojos. Luego a la garganta.

Le entregué el trozo de madera con cuidado para que no se cortara con el filo. Sonreí orgullosa de mi trabajo.

Caminé hacia mi grupo y me posicioné en medio de Rosita y Abraham.

Las voces se intensificaban y todos estábamos preparados para atacar, pero ¡oh sorpresa!, abrieron una especie de puerta en el techo y lanzaron una lata.

—¡Fuera! —gritó el pelirrojo y se lanzó encima de mí para protegerme.

Segundos después la lata explotó soltando una gran nube de humo.

Comencé a toser y de ahí vi todo negro.

—¿Qué diablos está pasando? —Abe golpeó la pared de metal con sus puños.

—Alguien los atacó —respondió la latina con obviedad.

Contexto: Cuando todos caímos inconscientes se llevaron a Rick, Glenn, Bob y Daryl. Ahora se escuchó una explosión acompañada de disparos.

¿Mala señal? obviamente sí. ¿Vamos a morir? puede ser.

—Quizá los nuestros se liberaron —Sasha habló esperanzada.

—No creo que cuatro personas hagan explotar una comunidad con trozos de madera —me crucé de brazos.

Eugene comenzó hacer cosas raras en la puerta del vagón.

Fruncí el ceño. —¿Qué diablos haces, nerd?

—Con este casquillo, tal vez pueda forzar la puerta. Por lo que oímos, quizá no quede nadie para abrirla.

—¡Genial! —exclamé con sarcasmo.

Eugene siguió hablando pero Tara lo interrumpió. —Eugene, perdona, pero cállate.

Gracias Tara. Te amamos.

Carl habló llamando la atención de todos. —Mi papá volverá. Todos volverán.

—Sí. Y cuando lleguen, deberemos abrirnos camino con ellos.

Abraham se acercó a mi oído y susurró: —¿Entendiste algo de lo que dijo?

Yo negué y ambos reímos.

Nadie dijo nada más y comenzamos a crear más armas. Rosita, creo, que trataba de hacer una copia de Wolverine ya que tenía su cinturón como si fueran garras. Tal vez yo ya estaba pensando cosas que no eran verdad. Maldita hambre, me estás matando.

Carl seguía mirándome. Dios, parecía que me veía como si fuera un trozo de comida. No, eso sonó mal, muy mal diría yo.

—¿Cuál es la cura, Eugene?

—Es secreto —le respondió a la morena.

Bufé con cansancio.

—No sabemos qué sucederá —dijo Michonne.

—Déjenlo en paz —refunfuño Abraham.

Maggie me tendió un trozo de madera con la intención de que lo afilara. Debería hacer un negocio y cobrarles con comida, sería una gran inversión. —Debemos seguir trabajando —habló la de cabello corto.

Sasha asintió. —Pero es hora de que nos diga. Porque no sabemos que nos espera —punto para Sasha.

—Lo que nos espera es salir de aquí —intervino Tara.

—Aunque les dijera todo, aunque les diera instrucciones ilustradas paso por paso, y respuestas a las preguntas frecuentes, si yo me infectara, la cura igual moriría conmigo.

—No dejaré que eso ocurra —el pelirrojo lo miró.

Eugene asintió no tan convencido. —En el mejor de los casos, saldremos a un infierno de balas, fuego y caminantes. No soy veloz para correr. No puedo defenderme de un muerto con botones puntiagudos y confianza.

—Pero nosotros sí. Y lo haremos.

—No nos debes nada —habló Sasha irritada —. Aún no. Pero queremos que nos digas.

—No tienes ninguna obligación —la latina le dijo a Eugene como apoyo. No lo sé.

Eugene se puso de pie y nos miró a todos con su semblante serio. —Éramos un equipo de diez personas en el Proyecto Geno Humano. Creábamos armas biológicas para luchar contra armas biológicas. Microorganismo patógenos contra microorganismos patógenos. Fuego contra fuego. Bebí con gente de otros departamentos. Hice relaciones. Recibí información. Conozco a la perfección sistemas de liberación infalibles para matar a toda persona viva en este planeta. Con un ajuste en las terminales de Washington D.C. podemos cambiar la historia. Eliminar hasta el último muerto. Fuego contra fuego —todos nos quedamos procesando la información, ¿saben? no todos tenemos el cerebro de Eugene para procesar así de rápido —. En igualdad de condiciones, es un plan excelente.

—Así que sigamos trabajando —repitió Maggie.

Nos sobresaltamos cuando la puerta se abrió. Respiramos tranquilos al ver que era Rick. —¡Vamos! ¡Abrámonos pasa hasta la valla! —gritó y comenzó a disparar.

Sin pensarlo salté del vagón y comencé a matar a los putrefactos que se me acercaban.

Terminus era un caos. Huecos por todos lados, personas muertas y humo, mucho humo.

Corrimos mientras matábamos a los putrefactos.

—¡Por encima! —gritó Rosita al llegar a la valla.

Abe colocó una manta para que pasemos encima de las púas, él me cargó y literalmente me aventó hasta el otro lado, después pasó Eugene, Rosita, Carl, Michonne y así pasamos uno por uno.

—Fue una completa mierda —suspiré cansada —. Ese lugar me provocó un nuevo trauma.

—Concuerdo contigo —habló Eugene y seguimos caminando detrás de Rick.

Nos adentramos al bosque y nos detuvimos. Daryl y Rick estaban desenterrando algo, ¿acaso hay un tesoro pirata? no, no hay nada, sólo era una mochila. El ruloso abrió la mochila que en su interior había armas, demasiadas armas.

—Vayan junto a las vallas. Usen los rifles. Eliminen a los demás.

—¿Qué?

Nos miró. —No les perdonaremos la vida.

Glenn resopló. —Rick, salimos. Se acabó.

Grimes negó. —Se acaba cuando estén todos muertos.

¿Se había vuelto loco?

—Claro que no. Ese sitio está en llamas. Lleno de caminantes —dice Rosita claramente molesta.

—No perderé el tiempo con esta estupidez —gruño Abe.

—Oye, apenas salimos con vida de ahí. Tenemos suerte de que no nos cocinaran —dije acercándome al líder.

Todos se negaron a volver.

Mi atención se la llevó una señora de cabello corto y canoso que llevaba unas cuantas armas. Daryl corrió hacia ella y la abrazó. Todos la abrazaron excepto nosotros ya que no la conocíamos. Aún así yo le di las gracias por habernos salvado, sí, ella sola hizo explotar la comunidad.

Me coloqué de cuclillas enfrente de la mochila con armas y tomé una pistola.

—¿Qué demonios haces? ¿Acaso nos estabas robando? —Carl Grimes estaba frente a mí, fulminándome con la mirada.

—Si voy a estar aquí afuera necesito con que defenderme —respondí con obviedad. Él iba a reprochar pero lo interrumpí —. Los trozos de madera son útiles pero se van a romper en cualquier momento. Pienso sobrevivir, niño.

Me di la vuelta con la intención de irme pero una mano en mi muñeca me lo impidió.

—Deja el arma —amenazó el ojiazul tratando de sonar rudo

Sonreí con burla. —¿O qué? ¿Me vas a acusar con papi?

Entrecerró los ojos y apretó más su agarre. —Me lastimas —me tironeé para intentar zafarme pero era en vano, él volvía su agarre aún más fuerte —. Carl suéltame, me estás lastimando.

Negó. —Hasta que entregues el arma.

Aventé el arma a sus pies y él me soltó para recoger la pistola.

—Idiota —murmuré molesta y escuché como Grimes gruño molesto.

Sobé mi muñeca que estaba roja y tenía marcados los dedos largos y huesudos del niño.

Troté cuando el grupo comenzó a alejarse. La señora nos guio hacia una cabaña en la cual salieron un hombre grande y fornido cargando a un bebé, Rick y Carl corrieron hacia la bebé y Sasha hacia el hombre que al parecer es su hermano.

Abracé a Rosita y ella acarició mi cabello.

Miré el humo el cual provenía de Terminus. Esa horrible comunidad ya no existe, algo bueno ocurrió después de toda la tragedia.

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