O66 ▬ you're not alone
🧬 RIDE OR DIE !
sixty—six; no estás solo
—Carl y tú algún día estarán juntos. Yo lo sé —fruncí mi entrecejo confundida, mirando a Ron quién se encontraba plácidamente acostado boca abajo jugando con un pequeño dado entre sus dedos y una sonrisa burlona en sus labios.
—¿Por qué lo dices? —pregunté con curiosidad, abrazando la almohada.
Enarcó una de sus cejas. —¡Tienes que estar bromeando! Es más que obvio que el pequeño Sheriff está enamorado de ti —negué de inmediato con confusión —. Por Merlín. Debería darte unos lentes para que puedas ver un poquito mejor.
—Exageras demasiado, Ron.
—Cuando tú y la copia barata de Woody...
Lo interrumpí con un pequeño golpe en su cabeza. —Sólo yo puedo decirle Woody barato.
—Bueno, cuando tú y Carl estén casados, con tres perros y un hijo. Te diré "te lo dije". ¿Te imaginas a un niño parecido a Carl corriendo por todos lados? El tío Ron le dará dulces cada vez que los moleste.
Reí por lo bajo, abrazando con más fuerza la almohada. —Me preocupa tu imaginación.
—Sí, yo también te quiero.
—¡Mamá ayuda! —reí al ver a Carl y Henry batallando para cambiarle el pañal a Max.
Negué con una sonrisa burlona al ver la cara de confusión de mi hijo al no saber ni como empezar a poner el pañal. Mi esposo solo me veía con una pequeña sonrisa. —Pensé que tu padre podría ayudarte a cambiar a Maxi, pero veo que empeoró todo.
—Sí... papá no tiene ni la menor idea de como cambiar a mi hermanita.
—¡Oye! Es solo que Max es más inquieta que Judith, ella si me quería y cooperaba para cambiarla —habló, haciendo un pequeño puchero y sentándose en la silla mecedora de la habitación de nuestra hija.
Lo miré con incredulidad. —Vamos, Carl. Max te adora, además de que es tu clon. ¡Mírala! Tiene el mismo color de ojos que tú, y esas pecas, y esa nariz tan pequeñita y finita... Yo sufrí catorce horas de parto y te pareces a tu padre —bufé, cargando a mi pequeña de cinco meses.
Mi esposo se puso de pie, extendiendo sus brazos hacia nuestra hija, ella al ver su padre de inmediato se abalanzó hacia él para agarrar y estrujar las mejillas de su padre. Max es tan parecida a Carl, por lo tanto también a Rick.
Sonreí, extendiendo mi mano hacia mi hijo, Henry la tomó con rapidez. —¿Qué quieres cenar, cariño? —pregunté, acariciando su cabello con delicadeza.
Él frunció los labios, pensando por algunos segundos su respuesta. —¡Waffles! —exclamó con una sonrisa, dando pequeños saltitos.
—Waffles serán —dije, tomando la mano de mi hijo.
Carl nos miraba con una sonrisa mientras cargaba a nuestra bebita y la mecía de un lado a otro para que no se aburriera.
La voz de Max hizo que volviera al presente y saliera de esos recuerdos, suspiré dejando el cubierto que tenía entre mis manos. —¿Mamá, estás bien? —mi pequeña pelirroja preguntó con preocupación.
Asentí de inmediato, colocando mi mano encima de la de mi hija. —Estoy bien, cielo. No te preocupes —traté de sonreír para no preocuparla —. Sólo estoy cansada... Iré a dormir.
Me levanté de mi asiento para acercarme a Maxi y dejar un beso sobre su frente. Tomé a Glenny entre mis brazos y me dirigí hacia las escaleras. —No tarden mucho en subir —murmuré, viendo a mi hija y esposo.
Ambos se miraron entre sí para después posar sus miradas sobre mí y asentir a la vez.
Subí las escaleras con cuidado pues mi bebé comenzaba a jalar mi cabello por lo que me quejaba en voz baja. —Dios, Glenn, eres medio salvaje —mi pequeño ojiazul rió ante mi comentario y comenzó a gatear una vez que lo dejé sobre la cama.
Resoplé, sentándome en la orilla de la cama vigilando que mi bebé no se cayera. Desde que Alpha mencionó lo que dijo Henry antes de... ya saben... Mi mente no ha parado de pensar en como mi hijo esperaba a que llegaramos a salvarlo, no pudimos hacerlo. Imaginar que tenía la esperanza de que aparecieramos. Todos estos días he estado recordando los lindos momentos que tuvimos.
Salí de mis pensamientos al escuchar un pequeño ronquido, sonreí con ternura al ver a Glenny dormido boca abajo en medio de la cama. Me acerqué a él para cubrirlo con su mantita, dejé un besito en su mejilla regordeta y salí de mi habitación para dirigirme hacia la de mi hija para arroparla.
Me detuve en la puerta de su habitación al escuchar a mi esposo contándole historias.
—En ese momento la puerta del vagón se abrió y el abuelo Rick nos sacó de ahí. Al salir del contenedor todo Terminus era un caos. Caminantes, humo y fuego por todos lados. Toda nuestra familia se unió y comenzamos a atacar a todos los caminantes que se nos acercaban. Tu madre en ese entonces era un tanto rencorosa... —reí por lo bajo negando con la cabeza —Pero aún siendo así me flechó desde que la conocí.
Sonreí como boba, recordando la primera vez que conocí a Carl. Éramos unos niños. El tiempo ha pasado demasiado rápido, realmente parece que fue ayer cuando él se sentó junto a mí con su mirada sobre mis ojos y una pequeña sonrisa por el nerviosismo.
—El tío Glenn y el abuelo Abe eran dos de las personas más valientes y con gran corazón que he conocido. Ambos adoraban a tu madre con locura y siempre me vigilaban al saber que pretendía a mamá —escuché la risita de Max acompañada con la de mi Carl —. En ese tiempo las cosas eran un tanto diferentes.
—¿Diferentes? —pregunta Maxi un tanto confundida.
—Alexandria en ese entonces era más pequeña, y mucha de la gente que nos recibió ya no están con nosotros.
—Papi...
—¿Qué pasa, princesa?
—¿Extrañas al abuelo Rick?
—Todo el tiempo.
—Nunca debieron dejarlo salir —los murmullos rondaban por toda la comunidad ante el incidente en el que Negan se ve metido.
Eché la cabeza hacia atrás soltando un suspiro de cansancio. Realmente no me esperaba que Aaron llegara en medio de la noche tocando mi puerta como loco diciendo que Negan había asesinado a alguien. No fue una grata noticia para despertarme en la madrugada.
—¡Esto es tu culpa! —le gritaban a Lydia con desprecio.
—Fue Negan. Él la mató.
—¡No, él no hizo nada malo! No, no fue, él no hizo nada... —Lydia suplicaba entre lloriqueos.
—¡Sáquenlo! —ordenó mi esposo en un grito.
Lydia era sostenida por Daryl, ella pataleaba para que no se lo llevaran. —¡No hizo nada!¡Por favor! Él no hizo nada malo...
Verla de esa manera me hizo recordar a la noche donde mi papá y Glenn murieron. Recordar como suplicaba por su vida, Negan con una sonrisa mientras golpeaba sus cráneos una y otra vez. Jamás perdonaré eso.
Carl sabía lo que estaba pensando así que me pegó a su pecho, abrazándome con cariño mientras acariciaba mi espalda y repartía besos cálidos por mi frente.
Entré a la enfermería donde Lydia se encontraba en la camilla, abrazando sus rodillas con fuerza mientras temblaba y miraba a un punto fijo.
—Lydia... —susurré, tocando su hombro con delicadeza —Lamento que te haya pasado esto.
—Estaba muy sudado. Nunca le gustó el desodorante. Decía que le hacía picar las axilas. Así que yo me acostumbré... A veces olía a cebolla y ajo. Lo extraño...
Fruncí el ceño confundida. —¿A quién?
—A mi papá —respondió con la voz entre cortada, hundiendo su rostro entre sus rodilla. —Mi papá me hubiera protegido.
Su respuesta fue como si un balde de agua fría cayera sobre mí. Sentí mi pecho encogerse y el nudo en mi garganta apareció.
—Entiendo como te sientes... —comencé a hablar sentándome a su lado —Casi no recuerdo nada de mis padres antes de que todo esto empezara, y a los primeros años de todo esto quedé huérfana... Un hombre me encontró, me cuidó y amó como si fuera su propia hija, él se había convertido en mi papá, en uno muy bueno, y cuando todo iba bien también me lo arrebataron frente a mí... Lydia, ya no estás sola. Me tienes a mí.
Ella sollozó por lo bajo para comenzar a balbucear. —Lamento lo que mi madre te hizo. Aren me contó todo lo que pasó. Realmente lo siento.
—No fue tu culpa —apoyé mi mano sombre su hombro —. Dime qué pasó.
Ella me miró con su rostro empapado en lágrimas. —Negan me salvó la vida.
Me acerqué más a ella para abrazarla por los hombros. Ella solo es una niña, no tiene la culpa de lo que pasó. Ella amaba a Henry.
Recargué mi cabeza en el hombro de mi esposo, respirando con pesadez pues hace una hora comencé a jugar a las traes con Max. Realmente mi condición no es la de antes.
—¿No tiene un botón de apagar nuestra hija? —preguntó mi Carl al ver a nuestra pequeña correr en círculos persiguiendo a Perro.
Le di un golpe en su pecho. —Qué grosero —dije con una pequeña sonrisita divertida.
Ambos mirábamos a nuestros hijos en silencio con una sonrisa. Viendo como acariciaba a Perro y corría por todo el césped mientras que nuestro pequeño Glenny gateaba hacia las piernas de su padre. Carl sonrió, ayudando a nuestro bebé a ponerse de pie.
—Han crecido muy rápido —dijo con nostalgia, dejando un beso mi cabeza —. En unos meses Max cumplirá seis y este pequeño cumplirá el año. El tiempo ha pasado demasiado rápido.
—Debo admitir que me gustaría tener otro pequeño.
No vi la reacción de Carl pero sé que se sorprendió ante mi comentario. Me separé de él para sentarme enfrente de ambos ojiazul, mi esposo me sonrió para inclinarse y dejar un beso sobre mis labios.
—¡Qué asco! —nos separamos al escuchar los quejidos de nuestra hija.
Ambos reímos al ver como se tapaba sus ojitos con sus manitas y hacía gestos como si fuera a vomitar.
—No dirás lo mismo cuando tengas a tu príncipe azul —mi esposo le dijo con burla a la pequeña pelirroja.
Ella negó con una mueca de asco. —Las princesas me van más, papi.
—Esto aún te pertenece —Lydia volteó a verme sorprendida cuando dejé el bastón de Henry a su lado. Ella lo tomó con delicadeza e hice una mueca de tristeza al ver que sus ojos se empañaron de lágrimas. —Esto ayudará con los moretones —le extendí el pequeño envase de pomada.
Ella negó, agachando la cabeza. —He tenido peores.
—Yo también —deslicé la pomada hasta ella —¿Qué sabes del susurrador?
Detalle que se me olvidó mencionar. Carol y Daryl encontraron uno de ellos rondando por la zona, así que lo trajeron hasta Alexandria y en estos momentos se encuentra encerrado en la celda.
—Solo que no traicionará a mi madre. Los que vigilan la horda son leales. Ella no les da opción.
—Alexandria tampoco lo hará... ¿Qué más?
—Morirá gente, ¿no? —ambas nos quedamos en silencio —Los odio. Pero los conozco también.
—Alpha trazó una línea. Todos esperan a que eligas de qué lado estás... Lydia, yo sé en qué lado estás, pero ellos no lo ven.
Ella se quedó en silencio mirando hacia Alexandria con lágrimas. —Desearía haberme ido con Henry cuando me lo pidió.
Mi respiración se entre cortó sintiendo el horrible nudo en mi garganta. —Yo también.
—Mi mamá trastorna a la gente. Hace que hagan lo que ella quiere. Los hace creer que eso es lo que quieren. Le obedecen porque creen que no tienen opción... Pero si le muestras... lo que tienen aquí, que un lugar como este puede sobrevivir... Una idea así es peligrosa.
—No podemos... Lydia es tu madre pero aquí hay niños, familias. No puedo permitir que mi gente sufra más de lo que ya han sufrido. No puedo poner a mi familia en un riesgo mayor.
—Henry te admiraba por eso, a ti y a Carl... Siempre me hablaba de ustedes y de las grandes personas que son. Ustedes se preocupan por los suyos, incluso si eso quiere decir dar su vida por ellos. Él quería ser como ustedes.
Sin dudarlo me lancé al lago cuando vi a Siddiq hundiéndose, nadé hasta él y lo abracé con uno de mis brazos para comenzar a nadar hacia la orilla. Él solo me veía y se encontraba en un estado de shock.
Ambos llegamos a la orilla y nos sentamos allí. Ninguno decía nada, el silencio rondaba entre nosotros. Desde lo de la feria Siddiq cambió, obviamente no iba a hacer el mismo después de ver a todos morir frente a él. Ver morir a las personas que amas frente a ti es algo que siempre va a marcarte, a pesar de que pasen los años.
—¿Quieres hablar un poco? —pregunté en un susurro, poniendo mi mano sobre la suya dando un leve apretón.
Siddiq se quedó callado por unos segundos y cuando comenzó a hablar lo hizo con los ojos empañados por sus lágrimas. —Siento que aún estoy allí. Todo el tiempo. Cómo si no me hubiero ido. Pero son solo fragmentos. Y están todos mezclados como un rompecabezas. Gritos y... el olor. Sangre, todo... No puedo hacer que se detenga... La gente muere. Cheryl estaba bien...
—Cheryl estaba enferma. Haces lo que puedes. No estás solo.
—Te refieres a Dante... ¿Sabes por qué me molesta tanto? Por Enid... Porque cuando está allí, pienso en cuánto la extraño. Pero luego recuerdo cómo le fallé, entonces...
—No... No es tu culpa. Lo que hizo ella no es tu culpa.
—Tú no estabas allí. ¿Entendiste?
Aparté mi mirada de él después de que me haya gritado eso. Y como si fuera automático el momento cuando mis padres fueron decapitados frente a mí volvió a aparecer.
—Enid, Tara... Henry... Gente que amo murió frente a mí. Y ahora lo veo una y otra vez. ¡Y no hice nada! No hice nada. Solo... No me moví. No ayudé. Solo observé.
Yo solo me mantenía en silencio, no quería decir nada, solo me limitaba a escucharlo mientras se desahogaba conmigo.
—Ahora, por mi culpa, más gente está... Yo solo... No soy muy inteligente.
Negué varias veces. —Tienes que sobreponerte. Aún tienes que luchar por los que amas. Y sé que puedes hacerlo, es difícil, lo sé. Pero lo harás. Porque no estás solo. Y eres de las personas más inteligentes que conozco.
────── (🪐) AUTOR'S NOTE
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diivolved ♡
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