O65 ▬ leader by leader


🧬 RIDE OR DIE !
sixty—five; líder por líder

50 horas seguidas sin descanso al estar en las puertas de Alexandria re-matando a las hordas de caminantes que venían por cortesía de Alpha. Recargué mi cabeza en la pared, sintiendo el cansancio por todo mi cuerpo. Debía estar aquí por mis hijos para que ellos no corran por su vida.

Cerré los ojos, tratando de "descansar" un poco pero era imposible con los gruñidos de los muertos, refunfuñé para ponerme nuevamente de pie y apretar el mango del hacha que traía entre mis manos. Al primer errante que vi le incrusté con fuerza el hacha en su putrefacto cráneo y como pude lo quité tratando de no perder el equilibrio pero antes de caer de espaldas al suelo sentí como alguien me agarró de la cintura e hizo que con mi brazo rodeara su cuello para apoyarme, mi mirada se encontró con la mirada azul celeste de mi hermano.

—Ve a descansar. Nosotros nos encargamos —murmuró, comenzando a caminar alejándome de allí.

Negué para separarme levemente de él. —Aren... —dije su nombre en reproche para tratar de convencerlo pero fue inútil.

—Tú y Carl deben descansar.

—Al igual que ustedes, no podemos dejarlos aquí con hordas llegando cada hora. Todos estamos cansandos, Aren, no puedo ser egoísta he irme.

Mamá llegó a nuestro lado, poniendo su mano en mi brazo comenzando a dejar suaves caricias en este. —Tu hermano tiene razón, Nydia. Ustedes han hecho mucho por Alexandria durante años. Vayan a descansar y vienen más tarde.

—Dos horas y después ustedes se van a descansar.

—Ve con tus niños.

—¿Nydia? —me levanté de golpe al escuchar la voz de Judy en la puerta de mi habitación.

—¿Ocurrió algo? —pregunté en un susurro para no despertar a mi esposo quién dormía plácidamente a mi lado.

Mi pequeña Grimes negó levemente, caminó hasta quedar frente a mí y se sentó sobre sus rodillas. —Ellos no nos dejarán en paz, ¿verdad?

Me quedé en silencio, tratando de encontrar las palabras adecuadas para explicarle. —Judy, estar aquí es un riesgo para todos. Salir del régimen de Alpha va a ser complicado, pero no imposible. Te prometo que haré lo posible para que crezcas sin miedo —murmuré, acariciando la mejilla de mi pequeña.

Ella sonrió para abrazarme con fuerza mientras yo acariciaba su cabello con cariño. —Tengo recuerdos borrosos de la guerra con Negan —susurró entre dientes.

La miré con sorpresa. —Pensé que ya no recordabas lo que había sucedido.

Judy se encogió de hombros, trazando círculos en la sabana con nerviosismo. —Tú me cuidabas, junto a Carl, ambos se preocupaban más por mí que por ustedes... Siempre ha sido así.

—Rick también se preocupaba demasiado por ti. Él hizo todo para protegerte... Proteger a todos.

—Nydia, ya olvidé la voz de mi papá.

—Frontera norte. Ahora —ordenó la mujer que se atrevió a estar enfrente de las puertas de Alexandria con la máscara puesta.

Me acerqué a ella con los brazos cruzados. —Vete de aquí, y llévate a tus caminantes.

—No somos nosotros. Vayan a la frontera, dejen sus armas y esperen —habló con tranquilidad, haciendo que me molestara.

Mi esposo llegó a mi lado, tomando con delicadeza mi hombro. —¿Esperar qué?

—A ella —fue lo último que dijo antes de darse la vuelta e incorporarse en el bosque.

Tallé mi rostro con mis manos con desesperación, soltando un suspiro pesado. —Quiero a todos reunidos. Discutiremos la situación —Daryl y los demás asintieron y de inmediato comenzaron a separarse para buscar a todos y llevarlos al lugar donde se hacen las reuniones.

Mi cabeza está a nada de explotar del estrés que hemos tenido estos últimos días. Los caminantes no paraban de llegar y no podemos dejar que se junten con las próximas oleadas, sino nuestra situación será peor, y nadie quiere volver a estar en medio de un mar de caminantes como después de la caída de la torre del reloj, hace años que no pensaba tanto en eso.

Dejé de caminar al sentir un agarre en mi brazo que me obligó a girar quedando frente a mi Carl quién me veía con preocupación. Él fue el primero que me atrajo hacia su pecho para abrazarme con fuerza, escondiendo su rostro en el hueco de mi cuello y yo hice lo mismo escondiéndome en su pecho. Su corazón latía con rapidez dando a entender que también tiene miedo. Miedo por nuestra gente, miedo por nuestra familia, miedo por nuestros hijos.

Nos separamos, juntando nuestras frentes y cerrando nuestros ojos disfrutando de la compañía del otro. Mi esposo acariciaba mis brazos con suavidad tratando de tranquilizarme, sin embargo, podía sentir como sus manos temblaban ligeramente. —Amor... —musité, agarrando sus manos con delicadeza.

Mi Carl me miró y en su mirada pude notar el miedo que siente. —No quiero volver a fallarles.

Fruncí mi entrecejo con confusión. —Amor, tú nunca nos has fallado.

—Lo he hecho... Henry... Él... Nuestro hijo está muerto y no pude hacer nada para protegerlo. No me perdonaría si algo malo te pasa a ti, o a los niños. 

—No fue tu culpa. No fue nuestra culpa lo que le pasó a nuestro hijo, Carl, estaremos bien... Para serte honesta no tengo ni la mínima idea de como vamos a salir de esto, pero los susurradores caerán, y ambos estaremos ahí para verlo.

Sus manos ya se encontraban en mis mejillas, acariciándolas con dulzura. Él se inclinó hacia mí para besar mis labios con ternura.

—Estaremos bien —susurró cuando nos separamos.

Entrelazamos nuestras manos para dirigirnos hacia la reunión. Entramos juntos y tomamos asiento en medio de todos los del Consejo. La primera en hablar fue Michonne. —¿Es tu madre? —le preguntó a Lydia respecto a los caminantes.

Ella negó de inmediato. —No lo creo.

—¿Por qué quiere hablarnos? —preguntaron a la vez ambos Dixon.

—Se metieron en su territorio. Otra vez. Pagarán por eso.

—No tenemos que hacer nada. Sólo no vamos —habló Aaron con sencillez.

Lydia lo miró con seriedad. —Es una mala idea. 

—Ya nos están atacando —habló alguien y todos afirmaron.

La castaña juraba que no era su madre quién envía a todos esos caminantes. —Si los quisiera muertos, habría enviado una horda. A todos. No a unos pocos por vez.

—Quizá busca agotarnos primero —murmuró Carol.

—O, como lo dije antes, hay razones para creer que el satélite...

Dejó de hablar cuando fue interrumpido . —No quiero oír más del maldito satélite, Eugene. Mis amigos murieron salvándolos, y terminaron con las cabezas en lanzas. ¡Los Highwaymen queremos justicia! Lo único que quiero oír de ustedes es que reuniremos a doce para ir a la frontera y le cortaremos la cabeza a esa perra líder.

—Sí, ¡se la cortaremos! Y la pondremos en una lanza.

Siddiq se puso de pie y salió del lugar de inmediato.

Me puse de pie, apoyando mis manos sobre la mesa. Todos al verme se callaron. —Entiendo que quieras justicia por los Highwaymen, pero estamos en Alexandria, estás en mi comunidad y yo veré que es lo mejor para mi gente... ¿Cuántos caminantes viste en la horda de Alpha? —miré a Daryl.

—Decenas de miles.

—Entonces, ¿cuál es tu plan para vencerlos? —ella se quedó en silencio, mirando hacia el piso —No era una pregunta retórica. 

—No tengo un plan.

Relamí mis labios, inclinando levemente mi cabeza. —¿Alguien más quiere decir algo? —nadie respondió —Si envía esa horda, es el fin. Ahora, lo único que quieres es hablar, y vamos a escucharla. Mientras lo hacemos, todos aquí deben concentrarse en lo que viene del norte y del sur... Estamos cansados, nerviosos y todo va a empeorar antes de mejorar. Pero no lo lograremos si no estamos unidos —caminé hacia la puerta y antes de salir giré a ver a todos —. Créanme que yo también quiero su cabeza clavada en una lanza.

Estar frente a las estacas me hizo recordar el momento que vi todas las cabezas clavadas. Enid, Tara, Henry... Sentir la sofocación de ese día hace que mi pecho doliera. Mi esposo entrelazó nuestras al ver que no despejaba la mirada de la lanza donde la cabeza de nuestro hijo se encontraba.

Dejamos nuestras armas en el suelo y fue cuestión de minutos para que ella se apareciera frente a nosotros con unos cuántos caminantes atrás que eran dirigidos por su gente y solo caminaban en círculos.

—Había una sola regla entre nosotros. Una ley. "Quédense donde están". Sin embargo, desobedecieron —con cada palabra que daba se acercaba más hacia nuestro lado.

—El fuego habría destruido tus tierras —murmuró Daryl en nuestra defensa.

—La naturaleza del fuego es quemar. No tenemos conflicto con la naturaleza.

—Podría haber destruido una de nuestras comunidades. No íbamos a dejar que sucediera. Puedes entender eso. Cruzamos una vez.

—Tres veces —afirmó Alpha —. Durante el incendio, caminaron por mis tierras. Durante la tormenta de invierno, caminaron por mis tierras. Durante su búsqueda por el río, tú y el hombre de brazo de metal caminaron por mis tierras —mi esposo y yo miramos a Michonne con incredulidad. —Fueron tres veces. Vigilamos siempre... ¿Qué les dije sobre cruzar mi frontera? Deben ser castigados —dicho eso todos los susurradores que se encontraban detrás de ella sacaron sus armas —. Pero... tengo en cuenta del contexto. Esta vez no habrá derramamiento de sangre.

—¿Qué quieres? —pregunté, no tan convencida de que no habrá una represalia.

—Tierras. El arroyo que va por el valle será nuestro nuevo límite sur. Marcaremos la nueva frontera al norte.

—Eso reduce nuestro coto de caza.

—No debemos escuchar a esta...

—¡Nydia! ¡Carl! —Michonne nos alzó la voz para que nos calmemos.

Alpha me miró con seriedad, acercándose a donde estaba parada. —¿"A esta" qué?

—Esta mierda —musité, acercándome más a ella.

Daryl me agarró por los hombros. —Ya está. Terminamos. Andando.

—No terminamos —dijo ella, extendiendo su mirada hacia mí y mi esposo —. No hasta que ellos bajen la mirada hasta mis pies.

Mi esposo sonrió ladinamente con burla. —Eso no va a suceder.

—Deberían temerme —habló con seguridad con sus ojos puestos en nosotros.

—Te he temido por años, Alpha... Ya no lo hago. Te miro y no siento nada.

Mentira. La veo y lo único que puedo ver son las cabezas de ellos e imaginarme la escena cuando fueron decapitados.

Ella arqueó una ceja. —¿De verdad? El joven rubio gritó sus nombres antes de que le cortáramos la cabeza.

No lo pensé dos veces, saqué el cuchillo que llevaba en la manga y lo lancé, sin embargo, Daryl me empujó provocando que se incrustara en una de las lanzas. Miré a mi esposo quién era sujetado por Vik.

Michonne se colocó frente a ambos. —Me disculpo por ellos. No hemos dormido, y sabes lo que ellos perdieron.

Alpha dirigió su mirada hacia mí. —Los perdono, de madre a padres.

—Álejate de mis hijos. Álejate de mi gente.

—Esta es mi tierra ahora. Mejor huyan.

—No lo pensé... Sólo... Me dejé llevar. Cuando ella mencionó a Henry me enojé tanto. Ella no tiene derecho de hablar de él. Carl, lo extraño tanto —balbuceé, sorbiendo mi nariz y apoyándome en el hombro de mi esposo.

Él me envolvió entre sus brazos, recargando su mentón sobre mi cabeza sintiendo mi cabello mojado debido a sus lágrimas. —Yo también lo extraño demasiado, linda. No sé cómo dejar de pensar en eso.

—Alpha debe estar muerta. Ella no debería vivir. Su hija está viviendo entre nuestros muros y sería muy fácil entregarle su cabeza. Hijo por hijo. Pero yo jamás seré como ella. Jamás mataría a un niño. Si ella quiere castigar a alguien que sea un líder por líder. Alpha asesina a toda persona que se atraviese en su camino, incluyendo a los niños —suspiré con pesadez, mirando el cielo nocturno —. Nuestros hijos están en su mira.


















































────── (🪐) AUTOR'S NOTE

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diivolved ♡

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