O63 ▬ lines we cross


🧬 RIDE OR DIE !
sixty—three; límites que cruzamos

—¡Mamá! ¡Papá! —los gritos de Max hicieron que todos corramos hacia la arena donde los niños jugaban. Cada uno de los niños fue a los brazos de sus padres, Judith corrió hacia Carl y Max hacia mí, me agaché a la altura de ambas para asegurarme de que se encuentran bien y al no ver rastro de heridas, mi vista se fijó en la arena dónde yacía una de las pieles de los susurradores.

Sentí mi cuerpo tensarse junto a los escalofríos que recorrían una y otra vez. Desde la ausencia de Henry, Max ha tenido pesadillas. Pesadillas dónde ve como los susurradores van trás ella, algo que por obvias razones nos preocupa a Carl y a mí. La primera vez que nos contó respecto a eso fue como si un balde de agua helada nos cayera encima. Max extraña a Henry más que nadie en este mundo.

Siseé, acariciendo el cabello de mi pelirroja cuando sollozó por lo bajo. Alcé mi vista encontrándome con la de mi esposo que me veía con preocupación mientras abrazaba a su hermana con la misma fuerza con la que yo abrazaba a nuestra hija.

Los niños comienzan a entender que tan peligrosos son ellos.

—Y el hombre valiente cabalgó muy lejos, intentando alejar a la horda gigante. Pero, después de un rato, el caballo se asustó y escapó, y dejó al hombre valiente solo. Entonces, el hombre valiente caminó hacia el puente. ¿Recuerdan cómo construyó el puente para sus amigos? —los niños asintieron ante la pregunta de Judy —Los millones de caminantes siguieron al valiente al puente y, del otro lado, esperaban todos sus amigos. El hombre valiente no podía dejar que los caminantes lastimaran a sus amigos, así que voló el puente y los caminantes cayeron al agua. Y así salvó a todos sus amigos. Fin.

El sentimiento de nostalgia nos invadió a Carl y a mí que nos encontrábamos viendo detrás de un árbol como Judith le contaba a R.J y a Max aquella historia que le contamos cuando ella tenía siete años, y ver como ella hace lo mismo con ellos es algo lindo. Aunque ese dolorcito en el pecho siempre estará presente, la explosión en el puente es algo que nunca se va a superar.

—¿El valiente fue a casa con sus amigos después? —tomé la mano de mi esposo cuando R.J preguntó eso.

—No. Murió y fue al cielo.

—¿Regresará algún día? ¿Como los caminantes? —un nudo en mi pecho apareció cuando la voz de Max se hizo presente con esas preguntas, mi Carl se tensó un poco así que comencé a acariciar suavemente el dorso de su mano con mi pulgar.

Estaba más que claro que nuestra hija sabía quién era Rick Grimes, y nosotros como sus padres tenemos esa responsabilidad de que ella sepa quién fue su abuelo. La primera vez que hablamos de las personas que ya no estaban aquí con Max fue demasiado duro.

Y más cuando sé cuánto hubieran amado a mi hija. Como mis padres y mi papá le contarían sus historias. A Glenn jugando con ella junto a Hershel. Paseos por Alexandria junto a Ron, y Noah enseñándole un poco de arquitectura. Todas esas posibilidades que alguna vez soñé terminaron hace años cuando ellos murieron.

Judy negó. —No de ese modo. Pero la gente como el hombre valiente nunca se va del todo. Él vive en nuestros corazones y nos hacen valientes también.

—Como mi abuelo Abe y el tío Glenn... Y ahora mi hermanito Henry.

Mi esposo y yo salimos de nuestro escondite para acercarnos a nuestros niños. —Hola, ¿Alguno va a saludarnos? —preguntó mi ojiazul de manera irónica y no pasó mucho tiempo para que los niños nos abrazaran con fuerza.

—Carl, no me gustó que el hombre valiente muriera. ¿Por qué lo hizo? —dijo R.J, mirando a su hermano con un pequeño puchero en sus labios.

—Hay personas a las que amamos tanto que haríamos cualquier cosa por ellas, como yo haría cualquier cosa por ustedes.

—¿Y por papá?

Pude ver como Carl bajaba un poco su cabeza con nostalgia. —Sí. Y por papá.

Ellos volvieron a abrazarnos pero nos separamos cuando un estruendo retumbó todo el lugar, de inmediato vimos el cielo dónde algo se encontraba cayendo. Por instinto colocamos a los niños detrás de nosotros para protegerlos.

—¿Es una lluvia de meteoritos? —preguntó Judy, acercándose.

—Atrás —ordené, tomando su mano.

Rachel llegó corriendo hacia donde estábamos. —Nydia, Carl. Eugene en la radio. Necesita hablar con ustedes.

—Es raro, ¿no? —dejé de mirar el atardecer y el mar para ver a Vik, quién abrazaba sus rodillas —Antes éramos cuatro... Ahora solo somos tú y yo.

—Extraño esos tiempos. Dónde solo éramos nosotros y la música a todo volumen en la habitación de Enid —ambos soltamos una pequeña risita al recordar todo lo que habíamos hecho cuando teníamos catorce años —. Perder a Ron fue difícil —musité, tomando la mano de Vik, acariciándola suavemente —, y ahora perder a Enid es aún peor. Perdimos a muchas personas en las picas... Pero tú y yo aún seguimos aquí, y espero que así sea por mucho tiempo más.

Él apoyó su cabeza sobre la mía, rodeando mis hombros con su brazo. —La primera vez que conocí a Enid fue algo raro. Ella apenas había llegado, estaba tan asustada... Lo primero que dije fue "¿Comiste a algún animal?" obviamente fue de manera irónica pues tenía el rostro lleno de sangre. Habló por primera vez conmigo después de 3 semanas, y lo que dijo fue "Me comí a una tortuga". Esa fue la primera vez que escuché su voz. Y la última vez que la vi me dijo que jugaríamos cartas... Creo que ese juego se queda pendiente hasta que nos volvamos a ver.

—Vik... —sentí la mirada del ojiverde sobre mí —Quiero a todos los susurradores muertos.

El fuego se expandía con rapidez por todo el bosque, a pesar de que todos tratamos de apagarlo, nada funcionaba. Además, de que tuvimos que cruzar la frontera de los susurradores para tratar de extinguir el fuego. Muchos problemas, pocas soluciones.

—¡Carl! —escuché a Daryl gritar el nombre de mi esposo cuando una horda de caminantes se acercaba hacia nosotros.

Maldecí por lo bajo, dejando la cubeta de agua en el suelo, tomé una pala para comenzar a re-matar a los que se acercaban. Sentir la sangre salpicar por todo mi rostro y ropa no es algo que me importó, había preocupaciones más grandes.

Número uno: Estamos en territorio enemigo.

Número dos: Tratar de apagar el fuego y que no terminemos como pollos asados.

Número tres: Evitar que seamos los pollos asados de los caminantes.

Y bueno, aquí estoy yo, apagando el fuego a la vez que mato a los errantes que se acerquen. Realmente no dormir ni beber nada durante toda la noche ya comienza a hacer efecto, mi cuerpo comienza a cansarse, además, para su triste noticia... Ya no tengo la condición que tenía cuando tenía 15 o 16 años. Dos niños salieron de mi cuerpo y me desvelaron por dos años, nada sano para ninguna persona.

—¡Papá! ¡Mamá! —Carl y yo nos miramos al escuchar la voz de nuestra hija detrás de nosotros, ambos giramos de inmediato y nos quedamos sorprendidos al ver a Max con el cuchillo que le pertenecía a Henry, matando los pocos caminantes que se le acercaban.

Mi esposo fue el primero en dejar el hacha que tenía en su mano para correr hacia nuestra niña y cargarla entre sus brazos. —¡¿Qué haces aquí, Maxine Ford?! —preguntó mi ojiazul, totalmente alterado.

—Vine a ayudar. El tío Aren salió corriendo cuando le dijeron que una horda se acercaba, corrí detrás de él y... No quería que les pasara nada malo, así que aquí estoy —musitó, jugueteando con las mangas de su playera con nerviosismo. Tal vez piensa que será regañada, y bueno, si lo será por qué no debe correr sola por el bosque, mucho menos en territorio de los susurradores. En vez de enojo, estoy preocupada.

No podía articular ninguna palabra por la preocupación y el asombro que siento. Sabía que en cualquier momento mi hija tendría que agarrar un arma para poder defenderse y proteger a los que ama, pero... ¿En qué momento aprendió a usar el cuchillo de su hermano? Y lo más importante, ¿por qué me siento tan mal por algo que es "normal" en nuestro mundo?

—Max, ¿podemos hablar? —mi esposo se acercó lentamente a nuestra hija, quién se encontraba sentada en una piedra admirando el atardecer a través de las olas.

—Vine a hacer guardia. Me cansé de recolectar pescados.

Carl relamió sus labios, tensando la mandíbula. Una de sus manos se dirigió a su cinturón que a los pocos segundos comenzó a desabrocharlo para sacar el cuchillo con su respectiva funda. —Quédatelo —murmuró, poniendo su mano libre en el hombro de nuestra hija mientras que con la otra le extendía el arma.

Max nos veía con incredulidad, para después dirigir su mirada hacia mí en busca de aprobación a lo que yo asentí levemente y no tan segura tomó el cuchillo que su padre le extendía.

—Lo que le pasó a Henry... Tú no tienes por qué atormentarte con eso, ¿sí? No tuviste la culpa —mi esposo musitó, mirándola fijamente a sus ojitos.

—Se murió, papá —su voz entre cortada hizo que mi pecho doliera.

Mi ojiazul asintió, ladeando su cabeza levemente. —Últimamente, suele pasar eso. Por eso te necesito. Ójala pudieras tener una niñez normal, pero no es posible... La gente va a morirse. Yo voy a morir. Mamá lo hará... —el pánico en los ojos de Max se reflejaba cuando nos miró, negando lentamente, mi pelirroja se aferraba al cuchillo de entre sus manos —Nunca podrás estar lista para eso.

—Nosotros aún lo intentamos, pero no podemos. A pesar de que nuestros padres murieron hace años —murmuré, tomando la mano de mi hija para comenzar a acariciarla —. Y a veces, lo mejor es evitarlo tanto como podamos, mantenernos alerta. 

—Ojalá tuviéramos algo mejor que decir, algo más profundo. Mi padre era bueno para eso... Max, aún eres pequeña, pero debes aprender a defenderte. Este mundo jamás ha sido seguro para los niños...

Recosté mi cabeza sobre el pecho de mi esposo, aspirando su aroma y sintiendo como él se aferraba con fuerza a mi cintura. Ambos nos encontrábamos observando el techo de la cabaña donde nos hospedamos en nuestra estadía en Oceanside, ninguno lograba dormir con tranquilidad, los recuerdos nos mantienen despiertos. Los buenos recuerdos.

—¿Recuerdas la vez que ambos entramos a ese hueco del árbol? —me pregunta, acariciando mi cadera y parte de mi muslo.

Sonreí con nostalgia. —Como olvidarlo. Teníamos catorce años recién cumplidos y éramos nuevos en Alexandria. Desde que entramos a ese árbol comencé a enamorarme de ti.

Escuché su ronca risa y los latidos de su corazón se aceleraron. —Debo admitir que yo me enamoré de ti desde que me regalaste esa rama en forma de círculo, que por cierto, aún la conservo.

Fruncí mi ceño, entre abriendo mis labios con sorpresa. —Dios mío, esa rama inició nuestra relación —reímos por lo bajo.

Mi marido me abrazó con más fuerza, alcé mi vista para encontrarme con su mirada azulada tan profunda que con el pasar de los años aún me provoca escalofríos por el nerviosismo. Me separé un poco de él para besar sus labios con suavidad, sus dedos se aferraron a mi cadera a la vez que nuestros labios se movían en sincronía.




















































────── (🪐) AUTOR'S NOTE

Tremendo deja vú con Max y Carl. Rick estaría muy orgulloso de su hijo :(

memes time ¡!

otra cosa, no quería llegar a esto pero me esfuerzo haciendo los capítulos y no tienen apoyo :(

+60 votos, +50 comentarios para actualización 💗


diivolved 

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