O59 ▬ whisperers


🧬 RIDE OR DIE !
fifty—nine; susurradores

El nudo en mi garganta apareció cuando vimos entrar al grupo que fue detrás de Eugene, junto a los nuevos y Michonne. Sentí mis latidos acelerarse de una manera increíblemente rápida al ver el cuerpo inerte de Jesús que yacía sobre el lomo de un caballo. Además de una chica con los ojos vendados, montada sobre el caballo que Michonne guiaba.

Abracé a Eugene una vez que logré divisarlo, escondiendo mi rostro en su cuello. Él me abrazó con fuerza, sintiendo su respiración agitada y mi hombro mojado debido a las lágrimas que dejó caer.

Tara se acercó al cuerpo de Jesús, colocando su mano en la espalda con dolor, sollozando por lo bajo. Carl me abrazó por los hombros al saber el déjà vu que tuve.

Aparté la mirada de ellos cuando Daryl y Michonne tomaron con fuerza a la chica de ojos vendados y prácticamente la arrastraron hacia el sótano donde se encuentran las celdas.

—¿Ella lo mató? —una mujer preguntó en el trayecto.

—No. Fue uno de los suyos.

Daryl tomó a la chica, empujándola fuertemente para que entrara. Mi esposo y yo entramos junto a ellos, al igual que Tara, por obvias razones.

Henry nos miraba a todos con confusión. —¿Qué pasa?

Dixon lo miró unos segundos para después fijar su vista en nosotros con confusión, buscando respuestas del por qué nuestro hijo está en una celda. Ladeé levemente mi cabeza como respuesta y él volvió a ver a Henry. —Mataron a Jesús.

La expresión seria de mi hijo cambió a una de confusión. —¿Qué?

Antes de poder responder a las preguntas que Henry comenzaba a balbucear me giré con brusquedad al escuchar el ruido de la silla metálica arrastrarse. Michonne sentó de golpe a la de ojos vendados para quitar la pañoleta que le prohibía la vista con brusquedad. —¡Basta de mentiras!

Ella comenzó a entrar en pánico, respirando agitadamente y al borde del llanto. Relamí mis labios, sintiendo lástima por ella. Es solo una niña que no pasa de los quince años y es entendible que este asustada.

—¿Cuántos más de ustedes hay? —Michonne preguntó en un grito.

—Están todos muertos. Mi familia está muerta. Por favor, basta —respondió entre lloriqueos.

—No hasta que respondas nuestras preguntas.

—Comienza por decirnos tu nombre.

Ella negó, sollozando cabizbaja. —Ya les dije que no tengo. Ninguno tiene nombre. Ninguno tenía. No nos manejábamos así. 

Fruncí el ceño, acercándome hacia Tara y Michonne para comenzar a preguntas. —¿Y cómo se manejaban?

—¿Por qué usan esas pieles? —Daryl cuestionó con dureza, haciendo que Carl frunciera el ceño y la nariz con confusión. Él ver que la chica no respondía gritó. —¡Contesta!

—Eran... Eran buenas personas. Éramos buenos. Así sobrevivíamos. Sólo eso queríamos, sobrevivir —aparté la vista de ella para mirar a mi esposo que se recargaba en los barrotes de la celda junto a Henry.

—¿Quieres decir que lo tenían que hacer? 

La chica cambió drásticamente su rostro a uno de seriedad. —No lo van a entender.

—Entonces, explícate. ¿Qué diablos hacían?

—Solo... queríamos saber si ellos eran buenos también. Pero ustedes nos atacaron y los mataron. Están todos muertos y yo me quedé sin nada —sollozó, negando con la cabeza mientras jugaba con sus dedos con nerviosismo.

Mi esposo caminó hacia ella, tomándola bruscamente del cuello de la camisa y por primera vez en este tiempo preguntó algo. —¿Qué sabía tu gente sobre nosotros? ¿Sabían de este lugar?

Negó todo con su voz temblorosa debido al llanto. —No sé. ¡No sé nada! A mí no me decían nada. Por favor, dejen de preguntar. Déjenme en paz, por favor.

La puerta se abrió, interrumpiendo a todos y abrí los ojos con sorpresa al ver a mi hermano bajando las escaleras. Me acerqué a él, impidiendo el paso. —Vete de aquí, Aren —ordené con firmeza, tomando su brazo con algo de fuerza, empujándolo hacia la salida.

—¿Aren... ?

Todos se miraron confundidos en busca de respuestas cuando la chica dijo el nombre de mi hermano, al principio también me confundí pero fue cuestión de un par de segundos para caer en cuenta que ella es Lydia, la niña que Aren cuidó.

Mi hermano se escabulló por debajo de los brazos de Daryl para poder pasar con más facilidad, hizo lo mismo con Michonne y Tara y cuando finalmente estuvo frente a ella tomó sus mejillas analizandola para abrazarla con fuerza, los sollozos de la chica se ahogaban en el pecho de mi hermano mientras él apoyaba su mentón en su cabeza, cerrando los ojos con fuerza para evitar llorar.

—Aren, ¿puedes explicarnos qué estás haciendo? —la voz de Michonne obligó a ambos a separarse de aquel abrazo emocional.

—Abrazando a mi hermana —respondió con simpleza, ganándose una mala mirada por parte de algunos y otros me miraban para explicar.

Aunque quisiera explicar, Aren tiene que hacerlo.

—Muy bien... Encierrenlos a ambos.

Miré atónita a ambas mujeres que dieron la orden y a Daryl quién abrió la celda, para acercarse hacia Aren y Lydia, tomándolos bruscamente del brazo a cada uno y encerrarlos allí.

—Debe ser una broma, no pueden encerrar a mi hermano —me acerqué a ambas con enojo, mirándolas con el ceño fruncido.

—Tú hermano sabe de su existencia, no puede andar suelto después de la muerte de Jesús—murmuró Tara.

Mordí mi mejilla, apartando la mirada de ellas para salir de ese sótano, maldiciendo a todos allí. —Esto es una estupidez.

—Lo último que recuerdo es ver sus cabezas clavadas sobre unas estacas afuera de la casa dónde estábamos —musité, aferrándome más al brazo de mi esposo que me abrazaba por los hombros.

Después de la situación de hace un par de horas prácticamente me arrastraron hacia la oficina de Maggie para cuestionarme el como Aren sabe de la existencia de los susurradores. Así que no tuve otra opción que contar toda la verdad.

—¿Por qué nunca lo dijiste?

—No es una historia muy linda que contar, Michonne —murmuré con obviedad, mirando fijamente a la morena —. Tenía nueve años, fue una situación que me dejó demasiados traumas. Lo último que querría es contarle a cada persona que conozco como murieron mis padres y como me separé de Aren... Es demasiado estúpido que hayan encerrado a mi hermano después de tantos años aquí en Hilltop, junto a ustedes.

Tara lo pensó por unos segundos, haciendo una mueca mientras asentía levemente con la cabeza. Daryl nada más me miraba con lástima y Michonne solo se cruzaba de brazos.

—Aren seguirá encerrado hasta que sepamos su versión.

Todos miramos incrédulos a la morena.

—Michonne, ¿es en serio? ¿en qué estás pensando? Estamos hablando de Aren, el hermano de mi esposa y el tío de mis hijos. No puedo creer que ahora desconfíes de nuestra familia.

Michonne se quedó en silencio. No puedo creer que justo ahora desconfíe de mí después de todo lo que pasamos y realmente no sé que me hace sentir peor... El hecho de que piensen que mi hermano y yo somos traidores o que toda mi familia me mire con lástima.

—No tienes autoridad aquí —ella puso su mano sobre mi hombro, empujándome levemente —. Es una estúpidez lo que estás diciendo —me acerqué más a la morena quedando frente a ella, mirándola de mala gana.

Salí de la habitación dando fuertes pisada, y al salir azoté la puerta con enojo.

 —Maxi, ¿qué pasa, rojita? —tomé los hombros de mi hija con suavidad al ver que no se movía del cementerio de Hilltop, justo como yo lo hice hace diez años cuando ellos murieron.

Mi pelirroja se quedó en silencio, mirando las tumbas por algunos segundos más hasta que giró sobre sus talones, mirándome fijamente. —No recuerdo mucho de Jesús, y ahora él se fue —murmuró cabizbaja con su voz temblorosa.

Abrí repetivamente mis labios en busca de las palabras correctas, pero para ser sincera qué palabras pueden sonar bien para explicar la muerte de las personas que la rodean a una niña de cinco años. —Cariño, lamento mucho que no recuerdes mucho de él, pero déjame decirte que Jesús te quería, y mucho.

Ella me abrazó con fuerza, aferrándose a mí mientras sollozaba y sentía mi playera comenzar a mojarse por sus lágrimas. Me separé levemente de ella para cargarla entre mis brazos, ella apoyó su cabeza en mi hombro, sorbiendo su nariz y abrazándome por el cuello.

Carl me vió caminar con nuestra hija en brazos y corrió hacia mí. —¿Qué pasó? —preguntó con preocupación en un susurro.

—La muerte de Jesús le está afectando demasiado.

—Nydia, Carl, tienen que subir justo ahora —me di cuenta que algo no andaba bien cuando escuchamos la voz temblorosa de Tara y la mirada de incredulidad de Yumiko.

Mi esposo y yo subimos las escaleras de inmediato para subir al puesto de vigilancia. Ahora entendía el por qué nos veían aterrados... Por instinto busqué la mano de mi hombre, apretándola con fuerza a la vez que trataba de controlar mi respiración al ver a los susurradores frente a las puertas de Hilltop. Daryl y Magna subieron junto a nosotros teniendo la misma reacción que tuvimos y a los pocos minutos Kelly también se encontraba allí.

—Soy Alpha. Y solo queremos una cosa... A mi hija.

Kelly no apartaba los binoculares de sus ojos pues se mantenía vigilando a Connie quién no logró entrar a tiempo pues las puertas ya se habían cerrado y los susurradores ya estaban prácticamente a pasos de ella.

—No la ven.

—Al menos, no por ahora.

—La chica me dijo lo que le hace su madre —habló Daryl, llamando nuestra atención —. No la haremos volver a eso.

—¿Y si ella tiene a Alden y a Luke? Si se enoja, puede matarlos —murmuré entre cortado, sintiendo la falta de aire en mis pulmones.

Nos quedamos en silencio por algunos segundos hasta que Magno gritó. —¿Mataste a nuestros amigos? Encontramos sus caballos.

Alpha negó. —¿Quién de ustedes es el líder?

—¿Qué diablos importa?

—Entonces, me dirigiré a todos... Su gente se metió en nuestras tierras. Pero no habrá problemas por eso. Los suyos mataron a nuestra gente. Pero no habrá problemas por eso tampoco... Ya terminé de hablar. Tráiganme a mi hija... o sí habrá problemas.

—Nadie toca a la chica —marmulló el Dixon.

Él me miró en busca de mi aprobación, cosa que no tuvo. —Daryl, ella solo quiere a su hija de vuelta, al final de cuenta es su madre. Y si entregarla salvara a las comunidades de problemas con ellos, estoy dispuesta a darle a la niña. A veces hay que hacer sacrificios para mantener a salvo a nuestra gente —le importó un blendo lo que dije pues bajó las escaleras con rapidez. —¡Daryl, detente!

Suspiré rendida cuando las puertas de la comunidad se abrieron dejando salir a Daryl quién se acercó a Alpha para "charlar pacíficamente", pero por los gestos de la mujer se podía notar que no iba del todo bien. Me tensé un poco al escuchar el lloriqueo de un bebé, al principio pensé que era de mi Glenny así que giré levemente mi cabeza en busca de mi hijo pero al no verlo agudicé mi vista hacia los susurradores hasta que me fijé en una mujer que portaba la máscara de caminante meciendo a su bebé de un lado a otro, tratando de calmarlo.

Le quitaron las máscaras a dos de ellos dejando ver a Alden y Luke amordazados, los sujetos que los sostenían colocaron sus cuchillos sobre sus cuellos.

A unos cuantos metros pude ver a una pequeña horda de caminantes reales.

—¡Henry! —grité el nombre de mi hijo para que saliera de la casa abandonada donde los chicos de Hilltop se reunían.

Bueno, justo cuando íbamos a hacer el intercambio nos llevamos la sorpresa de que mi hijo había escapado junto a Lydia. Nadie tenía idea de dónde habían ido hasta que Addy, una chica que está enamorada de él, me ayudó a llegar hasta ellos.

A los pocos minutos el rubio se encontraba frente a mí con su semblante serio y su porte firme. —Váyanse. Díganles que no estábamos aquí. Por favor, mamá —suplicó desesperado —. No quiere regresar. Su madre la lastima.

Él se dio la vuelta dispuesto a volver a entrar a aquela casa pero troté hasta tomar con suavidad su brazo, obligándolo a verme. —Si pudiera hacer algo para ayudarla, lo haría... Nadie quiere esto, pero este no es el lugar de Lydia, pero sí el de Alden y Luke. Su madre los tiene. Los matará si no se la devolvemos.

—No, debe de haber otra forma...

—No la hay. Lo siento.

Negó con incredulidad. —¡No es justo, no está bien!

—Yo sé que no. Pero debemos vivir con eso.

—¿Cómo?

Relamí mis labios, apoyando mis manos en mis caderas, mirando fijamente al rubio. —Cuando tenía diez años, mis padres fueron decapitados por su gente... Luego tuve tu edad y al hombre a quién consideré mi padre también fue asesinado frente a mí... Eso me cambió. De ahí en más... solo me importaba sobrevivir —cerré los ojos, suspirando con pesadez al pensar en ellos —. Mi papá, Abraham, una vez me dijo que solo buscar la supervivencia no es forma de vivir. Me tomó mucho tiempo entender qué me quiso decir... Puedes vivir con eso.

Henry balbuceó, pensando en qué decir y antes de que dijera algo salió Lydia detrás de él. —Henry, está bien. Me iré. Debo hacerlo.

—¿Qué? No, podemos...

—Quiero ir. Ella es mi madre. Ellos son mi gente. Los extraño —se encogió de hombros, con una pequeña mueca en sus labios —. También te extrañaré a ti. Voy a estar bien. Y tú también, ¿sí?

Lydia se acercó a Henry, tomando sus mejillas con delicadeza para ponerse de puntitas, besando sus labios en un corto beso. Sonreí con nostalgia, recordando mi primer beso con Carl.









































────── (🪐) AUTOR'S NOTE

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