O58 ▬ danger
🧬 RIDE OR DIE !
fifty—eight; peligro
—¡Maxine! —me acerqué a pasos rápidos hacia mi hija con notable enojo, no con ella, con Negan quién conversaba comodamente con mi niña.
—¡Mamá, no! —la pelirroja trató de que no me acercara cuando vio mi ceño fruncido y el enojo con el que veía a Negan.
Él me miraba con una sonrisa, mirándome a mí y a Max un par de veces. —Sí... Definitivamente es idéntica a su padre —su voz ronca resonó por mis oídos. Hace años que no escuchaba su voz, y para ser sincera, fueron los mejores años de mi vida sin tenerlo ahí.
—Eso no te incumbe —musité con desagrado, tomando la mano de hija para comenzar a caminar lejos de él.
—Es una niña estupenda.
Dejé de caminar cuando oí su voz. —Cariño, espérame aquí.
Giré sobre mis talones, dirigiéndome hacia los barrotes de su celda. Mis manos temblaron de la impotencia, sentí mis músculos tensarse, cerrando mis puños con fuerza hasta que mis nudillos quedaron completamente blancos. —Aléjate de mis hijos, Negan. No te gustaría tener de nuevo una garganta sangrante —fue lo único que dije antes de volver hacia mi hija.
—Mamá, ¿por qué no quieres que me acerque a él? ¡Él es mi amigo! —reprochó mi pelirroja, tratando de zafarse de mi agarre.
Me puse de cuclillas, mirando directamente a los ojos de mi hija. —Maxine, escúchame. No puedes ser amiga de ese hombre —ella iba a reprochar pero me apresuré a hablar —. Él hizo cosas muy feas cariño, él nos quitó muchas cosas importantes... Él es malo, no debes hablar con él, ¿entendido?
—Pero mamá...
—¿Entendiste, Maxine?
Ella suspiró con pesadez. —Está bien.
Se alejó de mí a pasos rápidos hasta que llegó a la esquina donde comenzó a correr directo hacia la casa de Gracie. Suspiré, agarrando el puente de mi nariz. Entiendo su enojo y su frustración, pero no me puedo permitir que mantenga una relación cercana a Negan, quiero protegerla, no quiero que el asesino de su abuelo, de su tío y de otras personas importantes para nuestra familia le hable. Y así fue durante los últimos cuatro años... Negan no sabía nada acerca de mis hijos y mi idea era que jamás se enterara, pero me fue imposible cuando Max comenzó a salir de casa junto a Henry, explorando la comunidad. Sabía que algún día llegaría y para ser honesta no estaba preparada.
Pisar Hilltop de nuevo trajo consigo demasiados recuerdos. Dios, hace tiempo que no venía, la última vez que vine fue cuando me enteré que Aren y Enid habían comenzado una relación, eso fue hace 4 años, y bueno, al saber que ellos son pareja me sorprendió bastante, pero mi hermano ya no es un niño. Tiene 21 años, sabe lo que hace.
Henry quién cargaba a su hermano pequeño se acercó a Carl para entregárselo para después salir corriendo directo hacia el puesto de herrería, hacia tiempo que me pedía que lo trajera para aprender herrería y aquí está. Por el lado de Max salió directo hacia los graneros para ver los animales. Sonreí, recordando la primera vez que vine junto al grupo. Y desde ese tiempo Hilltop a cambiado. Nuevos huertos, nuevas personas, nuevos trabajos. Todo eso fue un cambio para bien, sin embargo, Maggie y Hershel ya no se encontraban allí, ella decidió irse, alejarse por un tiempo, es entendible, pero aún la extraño.
—¡Mis Grimes favoritos llegaron! —sonreí al ver a Tara extender sus brazos para acercarse a abrazarme, ella lo hizo, envolviéndome en sus brazos con cariño. —¿Dónde están los pequeños? —preguntó, una vez que nos separamos.
—Max está con los animales, y Henry en la herrería.
—¿Y el mini Carl? —buscó con la mirada entusiasmada al pequeño, y una vez que lo vio fue directo hacia Carl quién lo cargaba. Tara le quitó a mi hijo de sus brazos para cargarlo y sonreír mientras lo mecía.
—Es bueno tenerlos de vuelta.
Entré a la enfermería corriendo después de que Tara me haya dicho que mi mamá está aquí y que se encuentra herida.
—¿Cómo está ella? —pregunté, sentándome en la silla a lado de la camilla, sujetando la mano de mi madre.
—Ella estará bien. Solo tiene unas pocas cortadas y deshidratación. Se recuperará —murmuró Enid, poniendo su mano sobre mi hombro.
Sonreí con agradecimiento, aceptando las caricias que mi mejor amiga repartía sobre mi brazo. Apoyé mi cabeza sobre su pecho cuando ella me abrazó por el cuello. —¿Y Eugene?
Tara negó, viéndome con algo de lástima.
Relamí mis labios, sintiendo el nudo en mi garganta. Ahora Eugene está desaparecido y no quiero imaginarme las posibilidad de que este... Ya saben. No quiero perderlo. Dejé atrás esos pensamientos cuando mamá comenzó a moverse en la camilla. —Mamá, relájate. Estoy aquí. —murmuré, acariciando el dorso de su mano para tratar de tranquilizarla.
Fue en vano cuando se despertó de golpe, sentándose en la cama con rapidez.
—Ros, tienes que descansar.
—Eugene está afuera.
—Rosita, no te apures. Ya salieron a buscarlo.
Parece que las palabras de mi esposo lograron calmarla pues volvió a acostarse en la cama, soltando un suspiro de estrés.
—¿Qué pasó allá afuera? —Vik preguntó, recargándose en el marco de la puerta.
Mamá se tensó, apretando los dientes con nerviosismo. —Llegó una horda hacia donde estábamos, Eugene se lastimó la rodilla y no podía dejarlo ahí... Caminamos lo más rápido que pudimos pero nos alcanzó, así que nos escondimos en el barro. Funcionó pero hubo algo que me inquieta... Los caminantes susurraban cosas entre ellos.
Todos se miraban con confusión, probablemente pensando que se pudo haber golpeado la cabeza, pero ella dice la verdad.
Tomé una bocanada de aire cuando sentí que mi respiración se había entrecortado, Enid notó esto y antes de que me preguntara algo salí de la enfermería para ir a buscar a mi hermano.
—¿Estás segura que dijo eso? —Aren caminaba de un lado a otro en el cámper.
—Muy segura. Dijo que susurraban cosas. Aren... ¿son ellos? —pregunté en un hilo de voz, sintiendo mis manos temblorosas.
Mi hermano apoyó su cabeza en la pared, suspirando con pesadez mientras cerraba los ojos con frustración. —Nydia, si son ellos, estamos en grave peligro. Ellos ya no son humanos, son caminantes más que hicieron lo que sea para sobrevivir. Las comunidades no saben a que peligro se enfrentan si nos atacan. Dios, Nyd... Viste lo que son capaces de hacer cuando tú y yo éramos niños, y creéme, lo que les hicieron a nuestros padres fue misericordioso.
La desesperación comenzó a inundar mi mente, y sentir las lágrimas de impotencia acumularse en mis ojos definitivamente es la peor sensació que he sentido desde que soy madre. Ahora no tengo que cuidar solo de mi misma, sino también de tres hijos por quiénes daría la vida para que ellos estén bien.
Una punzada en mi pecho se hizo presente al ver a mi hermano sollozar por lo bajo, mirando las marcas de sus brazos con dolor, dejando salir las lágrimas que contuvo desde que mencioné el tema. Me fue inevitable sentir culpa al recordar lo que pasó en esa noche, noche que con el tiempo comenzaba a enterrar en el pasado y dejaba de doler, pero con la llegada de los susurradores los recuerdos comenzaban a salir de a poco, y aún siguen doliendo apesar de haber pasado demasiados, para ser sincera.
Me acerqué a mi hermano, abrazándolo cuando sus sollozos comenzaron a intensificarse. El trauma que tiene después de haber estado con ellos es increíblemente horrible. Simplemente Aren no podía alejar ni olvidar esa parte de su vida.
Él se separó del abrazo, limpiando con brusquedad sus lágrimas con su mano, sorbiendo su nariz en el acto. Sus músculos se contraen, haciendo que su anatomía se endurazca por el estrés. Sus manos viajaron hasta su cabeza, agarrándola con rudeza, comenzando a tironear con fuerza su cabelo.
—Nydia, todos vamos a morir.
Mi vista ida al suelo llamó la atención de mi esposo haciendo que él se me acercara, abrazándome por detrás, rodeando sus brazos en mi cintura y escondiendo su rostro en el hueco entre mi mandíbula y mi cuello. —Estás tensa, amor —susurró en mi oído, dejando un pequeño beso en mi mejilla —. Van a encontrar a Eugene.
Asentí, girándome para quedar frente a él, apoyando mi frente en su pecho. —Estoy pensando lo que dijo mi mamá. Tengo un mal presentimiento.
Carl acarició mi espalda, recorriendo un camino con sus dedos por toda mi espina dorsal. —Tranquila. Estarémos bien.
Formé una mueca, tratando de perder la razón después de las palabras de mi hermano; "Todos vamos a morir". Cada vez que pensaba en eso un dolor en el pecho aparecía.
—Vamos a dormir, linda. Necesitas relajarte un poco —dice el ojiazul, separándome un poco de su cuerpo, tomando mi cintura con sus manos. —No te preocupes por Glenn, yo lo cuidaré esta noche.
Me coloqué de cuclillas para besar sus labios y separarnos al instante en que escuchamos los quejidos del bebé. Falsa alarma. Sólo fue un pequeño ronquido provocando que ambos riéramos con ternura al ver a nuestro hijo abrazando un peluche que antes era de Max pero se lo regaló cuando nació.
Me acerqué a la cuna donde yacía dormido mi hijo y me incliné para besar su frente, acariciendo su cabecita por un par de minutos, para después dar un par de pasos hasta quedar en la cama y fue cuestión de segundos para que mi cuerpo quedara debajo de las sabanas.
—Buenas noches, amor —mi esposo se inclinó, besando mis labios con delicadeza.
—Vomitó sobre un cerdo y después sobre mis botas —dijo Tara, algo asqueada.
Suspiré al ver a Henry encerrado en la celda. Agarré el puente de mi nariz, mirando a Carl al ver que también había suspirado, cruzándose de brazos a la vez que negaba levemente con la cabeza.
—Lo lamento —murmuró Henry, con su cabeza agachada y un balde debajo de él para vomitar.
—Bien. Esta noche, tengo muchas preocupaciones. Y me encantaban esas botas —Tara nos miró a Carl y a mí —. Volveré a la cama.
Y dicho eso salió del sótano, dejándonos con nuestro hijo ya no tan borracho. —Pensé que estabas muy cansado para hacer algo esta noche. Nos dijiste: "Estoy agotado por el viaje". Pero por el olor a whiskey barato que tienes, supongo que era mentira.
—Así es, papá.
—Tara dijo que los guardias te hallaron tras las puertas, gritando para que te dejaran entrar. ¿Quieres contarnos cómo acabaste ahí afuera? Se supone que estabas en la habitación, durmiendo con Max.
Mi hijo negó.
—¿Quién te dio el alcohol? —Henry apartó la mirada de nosotros, evitando la pregunta. Mi esposo suspiró —Está bien. Hilltop se ofreció a acogerte y entrenarte, pero, si así actúas ante tus compromisos, te irás de regreso a Alexandria y estarás ahí bajo vigilancia las 24 horas del día, los 7 días de la semana, hasta que nosotros volvamos.
—Estas castigado, Henry.
El tono de molestia en ambos es más que evidente. Carl tomó mi mano, dispuesto a irnos de allí pero la voz de nuestro hijo nos detuvo. —Sé que metí la pata. Pero la gente de nuestra comunidad cuenta conmigo para construir más cosas. Sé que ustedes cuentan conmigo.
—Henry, tienes que tomarte las cosas con seriedad. ¿Qué demonios te ocurrió? —caminé hacia él, quedando nuevamente frente a la celda, sentando en la silla que se encontraba ahí.
Suspiró, relamiendo sus labios. —Es que... Supongo que, por un rato, quise dejar de pensar en mis responsabilidades. Ya saben, ser un adolescente normal. Divertirme y hacer cosas nuevas.
—Henry, puedes divertirte dentro de las murallas donde estás a salvo. Fue muy idiota de tu parte embriagarte afuera de los muros, en el bosque donde los caminantes pudieron morderte.
—Mamá, no empieces —dijo con fastidio, rodando los ojos.
—Muy bien, jovencito. No saldrás de esta celda hasta que te tranquilices. Piensa en lo que hiciste y ve el peligro en el que te pusiste, al igual que los demás —él me miró perplejo, balbuceando palabras al aire tratando de defenderse. —Vamos, Henry. Te conocemos y sabemos que tú no harías algo como eso, la única manera del porqué lo hiciste fue por presión de los otros chicos. Tú no eres tan imbécil como para andar borracho por el bosque, solo —me puse de pie, mirándolo seriamente. —A primera hora hablaré con ellos, y con Jesús cuando regrese. No pueden seguir poniendo sus vidas en riesgo, ni arrastrarte a ti en eso.
Mi hijo se dejó caer en la cama, cubriendo su rostro con ambas manos dejando salir un jadeo de frustración.
—Intenta dormir —murmuró Carl, entrelazando nuestras manos para salir de aquel sótano, dejando a nuestro hijo detrás de unas rejas.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top