O55 ▬ parents, again...
🧬 RIDE OR DIE !
fifty—five; padres, otra vez...
Dos años después
Dejé salir un suspiro cuando terminé de mover algunas cajas del almacén. Creo que fue mala idea ayudar a ordenar todas las latas, separando si son de frutas o sopa, hace unos meses dejé de ayudar en este lugar, pues bueno, es algo complicado ahora que han cambiado muchas cosas desde lo que pasó en el puente.
Mi esposo ahora es líder de Alexandria, hubo una votación y ganó de manera justa. Un consejo se ha creado dónde por obvias razones yo formo parte de este, al igual que Aaron, Michonne, Gabriel, Siddiq y Laura, una ex salvadora. Las comunidades se alejaron después de la muerte de Rick... Respecto a eso, aún es difícil, hay noches en donde Carl llora por no sentirse buen líder como su padre lo era, lo que no ve es que Alexandria ha prosperado gracias a él.
Y Negan... bueno, hace un año lo visité, hablamos un poco acerca de lo que había pasado. Él me rogó que lo matara para poder estar con Luci, fue en vano su petición, no merece ser feliz ni en la muerte. Nunca perdonaré lo que hizo.
Henry y Aren han crecido, ahora tienen 10 y 16 años. Judith acaba de cumplir los seis años, Gracie apenas cuatro y Hershel tres. Jerry y Nabila ahora tienen dos hijos, quiénes son los más pequeños del grupo de niños. Al igual que R.J, hijo de Michonne y Rick.
El futuro está en ellos.
—Nydia, vine a dejar esto, Bárbara dijo que estabas aquí y... —se interrumpió al verme apoyada en una de las cajas —¿Estás bien? —preguntó con preocupación, ayudándome a sentarme en una silla que se encontraba allí —Estás pálida —la ojiverde comenzó a tocar mi frente en busca de una temperatura alta.
Quité su mano con delicadeza. —Estoy bien, quizás mover todas estas cajas hizo que mi presión bajara o yo que sé —dije, restándole importancia, pero al parecer eso hizo que se preocupara más.
—¿Comiste algo? —negué ante su pregunta. —Dios, Nydia, no puedes hacer tanto esfuerzo físico sin haber ingerido alimento previo. Puedes tener trastornos endocrinos, septicemia, atrofia multisistémica con hipotensión ortostática, problemas cárdiacos o embarazo.
—Enid, te he dicho que hables mi idioma que mi cerebro no procesa todo la información de los libros de medicina que me diste y... Espera, ¿dijiste embarazo?
—De todos los problemas que te acabo de decir no puedo creer que solo hayas puesto atención a embarazo.
—Es el único que entendí. No me culpes.
Ella rodó los ojos con algo de burla mientras se daba la vuelta y buscaba algo en los cajones, al encontrar lo que estaba buscando regresó conmigo, poniéndose de cuclillas enfrente de mí. —Ten —extendió una prueba de embarazo haciendo que la viera con sorpresa —. Vamos, no te hagas la santa. Es normal que tú y Carl hagan ese tipo de cosas, al final de cuenta ya están casados y no me sorprendería si estás embarazada.
Me quedé callada por unos segundos, mirando fijamente la prueba de embarazo que ahora sostenía en mis manos. La pequeña ardilla dentro de mi cerebro se apura para procesar la posibilidad de tener a alguien dentro de mí.
—¿Saben por qué los trajimos aquí? —pregunta mi papá, con sus brazos cruzados y su espalda recargada en la silla.
—¿Para cantar canciones de Taylor Swift a todo pulmón? —murmuré entre dientes para tratar de romper la tensión que comenzaba a sentirse en la habitación.
—Es un gran plan, pero no —Glenn fingió seriedad cuando papá lo veía —. Al ratito lo hacemos —susurró, guiñando un ojo haciéndome reír.
Glenn el más swiftie.
—¡Chino!
Glenny se disculpó después de que mi padre le llamara la atención.
Carl aún seguía sin decir alguna palabra, él solo se limitaba a sonreír un poco si algo le causaba gracia.
—Estamos aquí reunidos para que hablemos de eso...
—Si te refieres en buscar quién rompió tu jarrón de florecitas fue Carl —señalé al ojiazul de mi lado. Papá abrió la boca indignado y podía jurar que se le veían unos cuernos y una cola de diablo por la manera en la que veía a Woody. —Yo que tú me pongo a rezar diez padre nuestros, un ave María y el credo completo —me acerqué a él para susurrarle en el oído.
El suspiro de Glenn hizo que dejemos la charla del jarrón. —No puedo creer que Rosita y Maggie hayan confiado en nosotros para darles la charla. Esto va a salir fatal, lo presiento, el cielo tiene mas nubes de lo habitual.
—¡Basta de interrupciones! Iré al punto de una vez antes de que me arrepienta... Bueno, ustedes saben que cuando dos personas tienen una gran tensión, comienza a tornarse en algo más ¿caliente?... Y bueno, el chico sumerge el submarino en el océano de la chica.
Carl y yo nos miramos confundidos, ambos sabíamos que charla es pero realmente esa fue una explicación demasiado mala.
La cara de Glenn era todo un desastre. —¡Se supone que debemos educar a los niños, no darles a entender que el acto es una misión de la marina! ¡Queremos evitar un embarazo no que se hagan amantes de los submarinos! —gritó Glenn, con desesperación.
—Está bien, lo mejoraré.
—Gracias —agradeció mi amigo coreano, volviendo a su tranquilidad.
—Tienes que agarrar el ganso y...
Glenny literalmente se dejó caer a la mesa al escuchar que la explicación de mi papá había fracasado. —No puedo creerlo. No doy más. ¡Renuncio!
Las mejillas de Carl estaban completamente rojas, parecía un tomate por lo rojito que estaba su cara. Y no puedo decir nada para molestarlo pues también sentía mis mejillas arder por la vergüenza.
—Nydia, Carl —el llamado del coreano hizo que pusieramos atención —. Los tres nos dimos cuenta de las malas explicaciones de Abraham, sé que están en una edad donde las hormonas son como una montaña rusa —metió la mano en su bolsillo para sacar un sobre plateado de este —. Si van a hacerlo, usen esto —dejó el preservativo encima de la mesa.
Realmente no puedo con la vergüenza, mi rostro va a explotar de tan rojo que está, y no hablemos de Carl que está peor que yo.
—Oigan, realmente apreciamos esto, pero Carl y yo no estamos saliendo...
La cara de ambos se cayó por la vergüenza, el primero en levantarse fue papá mientras murmuraba cosas que no podía entender.
—De todos modos gracias por la charla del submarino y el ganso. Fue muy... interesante —sonreí con incomodidad.
Glenny suspiró. —Váyanse antes de que pierda la cordura.
No tuvo que repetirlo de nuevo pues el ojiazul y yo ya nos encontrábamos fuera de la habitación mientras nos reíamos por sus caras.
—No puedo verlo yo. Por favor tú dime el resultado —dije con la voz algo muy temblorosa.
Ella asintió, tomando la prueba entre sus manos para ver el resultado. Mis manos temblaban por el nerviosismo y comencé a sentirme algo mareada. Enid me tendió la prueba y yo la tomé con los ojos cerrados, aún sin querer verla.
Tardé un par de minutos hasta que retuve el aire por unos segundos, para después soltarlo y giré bruscamente la prueba para poder ver el resultado.
Mi mente se quedó en blanco y juraría que sentí mi alma desprenderse de mi cuerpo y volver a caer de golpe.
Positivo.
Alcé mi vista para encontrarme a mi amiga ojiverde con una sonrisa. —Dije que no me sorprendería pero no lo creo. ¡Dios, Nydia, estás embarazada!
—Tengo a alguien creciendo dentro de mí —murmuré, aún incrédula.
—¿Tú y Carl han pensado en tener hijos por esta forma? —preguntó y yo le miré con confusión.
Asentí, respondiendo a su pregunta. —No tiene mucho que hablamos sobre eso.
—Bueno, es tiempo de que le digas que estás horneando a su bebé.
Mi esposo recargaba su cabeza en mi regazo mientras pasaba mis dedos por su sedoso cabello, comenzando a dejar mimos.
Él mantenía su ojo cerrado, disfrutando de mis caricias por todo su cabello. Ambos nos encontrábamos en silencio, disfrutando de la compañía del otro. Eran al rededor de las 11 p.m. y Carl apenas había llegado a casa, pues ser líder de Alexandria es pesado para mantener a toda una comunidad a salvo, alimentada, que los niños sean educados, asignar trabajos nuevos todos los días, entre otras cosas.
—Amor —dije en voz baja, rompiendo el silencio.
Él no dijo nada, solo se limitó a emitir un pequeño ruidito indicando que siguiera hablando.
—Seremos padres —no hay otra manera más fácil de decirlo que directamente.
—Linda, ya somos padres, nuestro hijo se encuentra dormido en su habitación en este momento —murmuró, soñoliento.
Fruncí levemente mis labios. —Carl, estoy embarazada.
De inmediato se levantó de mi regazo con rapidez, mirándome sorprendido con su ceño levemente fruncido. —¿No es broma? —preguntó con un hilo de voz, tratando de asimilar lo que dije.
Negué, extendiendo mi brazo hacia la mesa central de la sala para meter mi mano en mi bolsa y sacarla con la prueba. Carl examinaba cada movimiento que hacía hasta que dejé la prueba en sus manos. Él la miró por unos minutos tratando de procesar al ver las dos líneas teñidas indicando el positivo. —Estás embarazada... ¡Estás embarazada! —me abrazó con fuerza a la vez que dejaba besitos por todo mi rostro.
Sonreí al sentir la mano de Carl sobre mi abdomen para comenzar a acariciarlo con delicadeza.
—Dios... Vamos a tener otro hijo. Nuestro hijo está creciendo dentro de ti. Nuestra familia está creciendo —el ojiazul se acercó a mí para depositar un suave beso sobre mis labios y al separarnos junto su frente con la mía.
—¿Van a seguir queriéndome? —la forma en que Henry preguntó eso hizo que sintiera una punzada en el pecho.
—Obvio, cariño, eres nuestro hijo y te adoramos como a nadie —me acerqué a él para abrazarlo por los hombros.
—Henry, mamá ni yo dejaremos de quererte por la llegada de tu hermanito o hermanita —tomó las mejillas del rubio con delicadeza para después abrazarlo —. Ahora serás hermano mayor.
Primer trimestre del embarazo.
—Creo que vomité un pulmón —balbuceé asqueada, jalando la palanca del escusado.
Apenas eran las siete de la mañana y tuve que despertar por las náuseas del embarazo. Dios, apenas tengo tres meses y vomitar la gran parte del día es horrible. Mi garganta comienza a arder y mi cabeza a dar vueltas.
—En los libros que me dio Eugene dice que para evitar las náuseas en el embarazo debes dormir y relajarte lo más que puedas, en especial ante situaciones estresantes. El cansancio y los altos niveles de estrés pueden incrementar las sensaciones de náusea, también evitar exponerte al calor por tiempos prolongados o de manera frecuente —Carl entró al baño con el libro en sus manos y leyendo en voz alta lo que decía en la página.
Lo miré con confusión, realmente desde que le dije que tenía a su hijo o hija dentro de mí se esmeró tanto en aprender todo lo que conlleva el embarazo. Incluso le suplicó a Eugene que consiguiera libros de paternidad, y bueno, los consiguió y ha leídos todos.
La noticia de mi embarazo se esparció más rápido que Flash, creo que parte de eso es por Carl quién en la primera semana le decía a todo el munso que su esposa va a tener un bebé y no tardó mucho tiempo para que Maggie, Alden, Vik, Aren y Enid llegaran de Hilltop gritando mi nombre una vez que pasaron por las puertas de Alexandria.
Como olvidar cuando Vik me aventó una almohada porque estábamos jugando y Carl lo golpeó con la almohada que prácticamente la rompió con la cabeza del ojiverde. Creo que olvidé decir que es muy sobreprotector.
Mamá y Eugene reaccionaron demasiado bien, de hecho, cuando dimos la noticia ambos obviamente se sorprendieron pero mamá gritó emocionada mientras daba saltitos y Eugene reía pues mamá lo había jalado para que hiciera lo mismo.
—¿Quieres algo? ¿Jugo, galletas, gomitas? —preguntó mi esposo, poniéndose de cuclillas frente a mí, tomando con fuerza mis manos.
—Con un vaso de agua me conformo.
Sin decir otra cosa el ojiazul salió corriendo del baño y no pasaron ni dos minutos cuando volvió con un vaso lleno. Me lo tendió y de inmediato bebí el líquido sintiendo satisfacción al sentir mi garganta húmeda.
—Nena, sé que van a hacer meses difíciles para ti, pero no estás sola, ¿de acuerdo? Yo estaré en todo momento aquí contigo y no me iré.
—Te amo —sonreí, acercando mi mano a su mejilla para acariciarla con dulzura.
—Yo más, linda.
Segundo trimestre del embarazo.
—¡Carl! ¡Carl! —grité el nombre de mi esposo con desesperación.
Él entró a la habitación asustado. —¿Estás bien? ¿Nuestra galletita está bien?
Sí, Carl le había puesto "galletita" a nuestro bebé como apodo.
Asentí. —Es solo que me pateó.
Un chillido de emoción salió de mi esposo e inmediatamente se acostó a mi lado, poniendo sus manos sobre mi abdomen no tan abultado, pero ya comenzaba a crecer. Cinco meses y por primera vez pateo. Siddiq es quién está encargándose de ver todo relacionado con el bebé para que todo salga bien y todo va relativamente normal con la salud del peque y con la mía.
—¡Pateo! ¡Lo sentí! —gritó el ojiazul emocionado al sentir la patada que claramente también sentí. Él se acercó a mi abdomen para comenzar a hablarle. —Hola, bebé. Soy papá, y quiero que sepas que te amamos muchísimo y esperamos con ansias tu llegada.
El bebé volvió a patear como si hubiera entendido lo que Carl había dicho, o puede ser que entendió. Nunca lo sabremos.
Último trimestre del embarazo.
Jadeé del dolor al sentir nuevamente una patada, solo que ahora fue con más fuerza que la anterior. Los últimos meses han sido los más duros definitivamente, pues no he dormido bien en ninguna posición porque todas son incómodas, ni se diga del dolor de espalda y cadera. Definitivamente el peor de todos son las patadas ninjas que suele dar.
Acaricié mi vientre, siseando para tratar de tranquilizarlo aunque fue en vano porque volvió a patear. —No puedo creer que solo tu padre te tranquiliza —murmuré ofendida, ya que es verdad, Carl le habla y deja de moverse, pero cuando yo lo hago se mueve demasiado que a veces pienso que tiene una fiesta allí adentro —. Debo decir que me indigna demasiado eso. Yo te llevo por 9 meses y prefieres la voz de tu papá... No puedo creerlo.
Alcé mi vista cuando la puerta de mi casa fue abierta dejando ver a mi mamá, a Enid, Michonne y Maggie. Sonreí al verlas pero duró poco cuando mi sonrisa fue convertida en una mueca de dolor al sentir una contracción. Siddiq dijo que debía estar atenta en el tiempo de cada cuanto duran las contracciones y ahora llevando la cuenta creo que es la quinta en media hora.
—¿Estás bien? —preguntó con preocupación mi mamá al verme.
Asentí. —Solo que ya empiezo a tener contracciones y...
Dejé de hablar al sentir un dolor punzante en la parte baja de mi vientre, dolor que aumentaba con los segundos y sin darme cuenta comencé a entrar en labor de parto.
—Voy a llamar a Siddiq y a Carl —Michonne salió corriendo después de decir eso.
❜ 🍼 . . . . . . . . . 🍼 ❜
—¡Carl Grimes voy a matarte! —grité del dolor, apretando con más fuerza la mano de mi esposo al sentir como mis caderas se partían, literalmente...
Ya estaba agotada, seis malditas horas llevo tratando de que mi hijo saliera de mi cuerpo pero aún no tenía los centímetros necesarios de dilatación para que pudiera salir y era un completo infierno. Realmente mis respetos a Maggie y Michonne que han pasado por esto y saben lo que es estar en mi lugar.
En la habitación solo estaban Carl, Siddiq y Enid. Los últimos nombrados no dejaron entrar a nadie más pues según ellos al tener más gente a mi alrededor es más estresante para mí. No sé, ellos son los doctores.
—Nydia, ya falta poco, por favor sigue pujando.
❜ 🍼 . . . . . . . . . 🍼 ❜
Di un último pujido, sintiendo mi cuerpo aliviarse. Un suspiro salió de mis labios al mismo tiempo que dejaba caer mi cuerpo en la cama, cerré mis ojos tratando de controlar mi respiración agitada y el cansancio comenzó a ganarme pero volví a sentarme levemente al escuchar el llanto del bebé.
—Es niña —habló Siddiq, limpiando el pequeño cuerpo de mi hija con una sábana para después enrollarla con una nueva y colocarla con delicadeza sobre mis brazos.
Al tenerla sobre mis brazos me fue inevitable sonreír con pocas lágrimas en mis orbes. Carl limpió algunas lágrimas rebeldes que habían salido y vio con ternura a nuestra hija, acariciando con delicadeza su cabecita.
La pequeña es la viva imagen de Carl, su nariz pequeñita y respingada cómo la de su padre, algunas pequitas resaltaban en sus mejillas lo cual me sorprendió bastante y sus pestañas largas que adornaban sus ojitos cerrados.
—Es idéntica a ti —le dije a mi esposo en un susurro.
—Tiene tus labios y el color de tu cabello —murmuró embobado, analizando cada facción de nuestra pequeña.
—Nyd, tengo que revisar que este bien —la voz de Siddiq me obligó a desprender mi mirada de mi bebé.
No contradije nada. Enid se acercó a mi para cargar a mi hija con sumo cuidado mientras la miraba con ternura.
Enid salió de la habitación con mi hija en brazos y antes de que saliera Siddiq habló:—Carl, ven con nosotros —mi esposo dejó un beso en mi frente, acariciando mi cabello suavemente. —Duerme un rato, te hará sentir mejor —se dirigió a mí y después de que ambos hombres salieran cerré mis ojos y en pocos minutos no supe nada más.
────── (🪐) AUTOR'S NOTE
capítulo largoo, pero muy bonito, lloro con lo lindo que son de papás 💘😭
diivolved ♡
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