O48 ▬ passage of time


🧬 RIDE OR DIE !
forty—eight; paso del tiempo

—No puedo creer que Judith me haya dibujado —escucho decir a mi novio con drama a mis espaldas, pues él estaba cuidando de Gracie, la hija adoptiva de Aaron y yo me encontraba pintando con Judy.

Lo miré con una sonrisa burlona para seguir viendo el lindo dibujo que la Grimes hizo. En él se podían distinguir a personas de nuestra familia. Se encontraba Rick, al cual Jud había dibujado como si fuera Santa Claus con una barriga gigante y una bárba larga. Michonne se encontraba a un lado de Rick. Carl era inconfundible en la pintura, pues mantenía su venda y el característico sombrero de Sheriff que yacía en su cabeza, además de que en el dibujo Carl cargaba a la rubiecita y yo me encontraba al lado de ellos con unas flores violetas en mis manos.

—Es demasiado lindo, Judy —le sonreí a la pequeña, a lo cual ella me regresó la sonrisa mostrando sus pequeños dientes.

—Mira, ahí está la tía Maggie cargando a Hershel —señaló otros de sus dibujos  —, y ahí está Aren, también está Viki —solté una risa al escucharla decir el apodo que le puso a Vik, pues al Dixon no le gustaba el sobrenombre que la pequeña le había puesto, sin embargo, con el pasar de los meses se fue acostumbrando —. Enid. La tía Rosita y esas mariposas de allí —con su dedito mostró unas mariposas azules —son el tío Glenn y el tío Abe.

La miré con ternura y la atrajé hacia mí para abrazarla y dejar besitos en su mejilla.

—¿Para mí ya no hay? —Carl hizo un puchero a la vez que mantenía una mirada de cachorro con hambre.

—Qué tonto eres —me incliné hacia él para besar sus húmedos y rosados labios que me embriagan.

Un carraspeo nos obligó a separarnos. Rick nos sonreía con picardía mientras nosotros apartábamos la mirada algo incómodos, sí... aún no superamos la charla que nos dió. —Hola papá —saludó Carl al ojiazul.

—Es hora de irnos a Hilltop.

—De acuerdo —me puse de pie para tomar la manita de Judith —. Vamos a guardar tus cosas.

—¡Iremos con la tía Maggie. Iremos con la tía Maggie! —ella canturreaba mientras daba pequeños saltitos.

—Qué grande está Hershel —murmuré con asombró al tener entre mis brazos al pequeño Rhee —. La última vez que lo ví fue hace dos semanas, ¿de verdad creció tanto?

Maggie soltó una risita. —Está creciendo muy rápido...

—¿Cómo ha estado todo por aquí? —pregunté a la vez que mecía a Hershel entre mis brazos para que no se aburriera.

Una mueca se posó en los labios de la ojiverde y entendí que algo estaba pasando. —Todo bien, pero ya sabes... Gregory me vuelve loca, no lo soporto y realmente estoy haciendo mi mayor esfuerzo para no perder la cabeza frente a él.

—La gente te quiere a ti, de hecho, nadie quiere a Gregory para dirigirlos después de casi venderlos a los Salvadores... Ellos confían en ti, y yo también lo hago —le sonreí con sinceridad.

Ella sonrió con pequeñez para después enrollarme en sus brazos, abrazándome junto al pequeño Hershel. —Gracias, Nyd.

—Solo digo la verdad.

—¿Puedes cuidar a Hershel por un rato? Tengo que arreglar unos asuntos con Rick.

Asentí, abrazando al coreanito. —Descuida, yo lo cuido.

Maggie sonrió, dejó un beso en la cabeza de su hijo para después uno en la mía y salir de la habitación.

—¿Esto es una guardería? —pregunta Vik, cruzando sus brazos a la vez que rascaba su mentón —Si es así deberíamos empezar a cobrar... ¡Ya sé! —exclamó, alzando su dedo de manera exagerada —El precio por cuidar a sus bendiciones serán manzanas, y se preguntarán ¿Vikram, por qué manzanas? Pero la verdadera pregunta es ¿por qué no? Piénselo, las manzanas son geniales. Son frescas, jugosas y cuando hace calor caen demasiado bien. En fin, las manzanas son la mejor fruta.

Reímos al escuchar a Vik. Realmente estar a su lado garantiza risas seguras. No puedes estar con él sin reírte mínimo una vez.

—Henry no te subas ahí que puedes caerte —me acerqué al rubio que se encontraba trepado a una ventana de barrotes.

Bajó de un brinco, haciéndome sobresaltar con algo de susto. —¡Listo! —dijo con una sonrisa.

—¡Henry, me vas a matar del susto!

—Lo siento —rió mientras me abrazaba

Él me abrazó con más fuerza y sí, es cierto que Carl y yo nos hemos vuelto más apegados a Henry desde que Benjamín murió, hacia aproximadamente 9 meses.

—¡Nydia necesitamos tu ayuda! —el grito de mi hermano me obligó a separarme del rubio.

Fruncí mi ceño al ver a Aren empapado. —¿Qué ocurrió?

Mi hermano sonrió de manera nerviosa a la vez que trazaba círculos con su pie en la tierra. —Digamos que no podemos cambiarle el pañal a Gracie... ni a Hershel.

—Oh, Dios, por favor dime que eso no es...

Me interrumpió. —Si lo es.

—Ojo con los raros de los novios —la voz de Vik nos obligó a Carl y a mí a separarnos del beso que habíamos iniciado minutos atrás.

—¡Vikram Dixon! —el regaño de Enid lo hizo sobresaltar. El ojiverde alzó las manos con rendición a la vez que nos miraba con los ojos entrecerrados y movía sus cejas de forma coqueta.

Le sonreí a mi amigo, mientras me acomodaba en el pecho de mi novio para poder consiliar un poco el sueño, la verdad es que no he podido dormir bien en los últimos días y estoy a nada de fallecer de sueño.

Carl comenzó a acariciar mi cabello con una de sus manos, y con la otra me abrazaba por la cintura repartiendo pequeñas caricias. Mi chico besó mi cabello para después apoyar su mentón sobre mi cabeza.

—Y luego regañan a uno, pero mira como andan de encaramelados. Por poco Nydia cuida a Carl como si fuera un bebé —solté una risita al ver como Vik se acercó a mi novio para pellizcar sus mejillas mientras le hacía un poco de burla.

Y con eso mi intento dormir se fue por una tubería, además, si intento dormir con Vik probablemente termine pateada o en el suelo. Si... nos les gustará saber cómo sé eso, supongo que experiencias de la vida.

Bostecé en el pecho de mi novio. Solo pude sentir la pequeña risita que él soltó mientras acariciaba mi espalda. —Eres muy tierno, Grimes.

—No te quedas atrás, bostezas como ardillita —ambos reímos.

Esos pequeños momentos son los que atesoro más que nada en el mundo.

El carraspeo de Enid nos interrumpió. —Dice Rick que en unas horas nos iremos al museo.

Ambos asentimos, dándole las gracias por avisarnos. —Realmente no creo que tengan la idea lo mucho que me emociona ir al museo, de verdad, parece que estoy reviviendo los paseos escolares, dejando de lado a los bravucones que me empujaban.

Los tres nos quedamos en silencio ante lo dicho por el ojiverde y sabía en ese momento en lo que estaban pensando Enid y Carl. Vik ocultaba las cosas malas que habían sucedido en su vida con humor, por lo cual la gente no suele preocuparse mucho por cómo está pues siempre lo ven con una sonrisa. Pero nosotros sabíamos cuando la pasaba mal.

Vik notó nuestro cambio drástico de humor y en cuestión de segundos ya había cambiado el tema. —Pero ahora iré con mi familia, ¡eso es más emocionante!

—Hey, raro —Enid llamó a Dixon haciendo que la miráramos —. Te queremos, tonto —la Rhee se acercó a abrazarlo y en menos de un minuto ya nos encontrábamos rodeando en nuestros brazos a Vik.

El abrazo se volvió más fuerte al escuchar un pequeño sollozo proveniente de él, y nosotros sabíamos la razón en el poco cambio que hubo en su actitud. Ha pasado un año desde la muerte de los Anderson, desde la muerte de Ron y eso aún le afecta demasiado. No solo a él, también a Enid y también a mí... Pero nosotras ahora mismo somos el soporte de Vik.

Vikram necesitaba a Ron más que nunca.

—Hola papá, hola Glenny —murmuré mientras dejaba encima de sus tumbas algunos girasoles que pude recolectar de un jardín no muy lejos de Hilltop. Me senté en la fría tierra, mirando las cruces de ambos.

Resoplé con cansancio y un escalofrío recorrió mi cuerpo provocado por la fría brisa que chocó contra mi piel.

—Vaya que si han pasado muchas cosas en los últimos meses —solté una risita nasal a la vez que echaba mi cuerpo hacia atrás, apoyando mis manos en la tierra —. Empecemos con el pequeño Hershel, ¡Dios! es idéntico a ti Glenny... —suspiré —. Otra cosa es que Alexandria se ha recuperado después de lo que pasó, eso es algo bueno, pues nuestro hogar y los recuerdos que se conservan allí, seguirán por un largo tiempo... O al menos eso espero.

El sonido de las hojas chocar entre ellas por la leve brisa que comenzaba a aparecer era acogedor. Era tranquilo. Y estos momentos al estar sentada enfrente de ellos, contándoles mi día y lo que ha pasado en los meses es algo que me hace sentir como si ellos siguieran aquí, como si nunca se hubieran ido, como si nunca les hubiera pasado lo que les pasó.

Incluso hay días en los que llegó a escuchar sus voces. La de ellos y la de los demás... La de Noah, Sammy, la de Ron... Creo que me estoy empezando a volver loca, o simplemente, después de un año de sus muertes comienzo a sentir más su ausencia, comienzo a caer en la realidad de que ellos no volverán.

—¿Pueden creer que ya tengo 16 años? —me cuestioné —Hace unos días pasó mi cumpleaños, y para ser sincera estuvo bastante bien, más tranquilo que el anterior, y bueno, este cumpleaños la pasé con el nuevo integrante de la familia. Este cumpleaños obviamente no fue de los mejores. Definitivamente el mejor que he tenido ha sido cuando cumplí 14, ¿recuerdan que Carl me regaló hojas de árboles? que por cierto aún las conservo. Y fue cuando Glenn me regaló su gorra, de hecho, he estado pensando y cuando Hershel crezca se la daré... Él merece tener algo de su padre, aunque es más que obvio que todo el mundo le contará como fue su papá y deberá sentirse orgulloso de ser un Rhee.

Eché la cabeza hacia atrás para poder admirar el cielo de un hermoso color azulado y unas preciosas nubes blancas en él.

—Nyd, es hora de irnos —la voz de Aren me sacó de mis pensamientos.

—En un segundo voy —digo, poniéndome de pie y sacudiendo mi pantalón para despojarme de la tierra que se haya impregnado en este.

Miré las tumbas y me acerqué lentamente a ellas. —Regresaré. —susurré —. Los quiero. A ambos.

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