O42 ▬ the beginnig of chaos
🧬 RIDE OR DIE !
forty—two; el inicio del caos
Las risas resonaban por toda la habitación debido a la competencia que hacían Glenn y papá para ver quién ganaba más puntos en el Tetris.
Ron se dejó caer en las piernas de Vikram, él ojiverde pasaba sus delgados dedos por todo el cabello del Anderson dejando leves caricias. Ronny sonreía ante el tacto que le estaban proporcionando e incluso alcancé a ver un pequeño sonrojo en las mejillas de ambos. A veces me pregunto si ellos dos tienen algo más que una simple amistad.
Dejé de mirarlos para seguir mirando la pantalla del televisor donde se podía ver el juego, Glenny iba ganando por unos 100 puntos haciendo que papá gruñiera por lo bajo. Hoy es sabádo, por lo que es día libre de escuela y para ser sincera extrañaba esta sensación. La sensación de un fin de semana a lado de tu familia, donde tu única preocupación es hacer la tarea antes del lunes.
Eugene y Sammy jugaban cartas a un lado del pelirrojo y el coreano, mientras que Enid y Carl recortaban algunas revistas para los proyectos del lunes.
El ojiazul me miró fugazmente pero lo suficiente para que mis mejillas enrojecieran, alcé mi libro a la altura de mi rostro para impedir que me viera.
—¡Gané! —exclamó Glenn con alegría a la par que se ponía de pie y bailaba de manera rara —¡En tu cara, cabeza de cerillo!
—Tuviste suerte, chino. Pero bueno, dejemos jugar a los mocosos —habló papá mientras me tendía el mando del videojuego.
Sammy se sentó a mi lado indicando que él sería mi oponente. —¡Vamos, Sam! ¡Gana o rompo tus crayones! —gritó Ron pero de inmediato se calló cuando Vik golpeó su frente.
Sonreí al recordar ese momento y no tardó mucho tiempo para que mi sonrisa se desvaneciera convirtiéndola en una mueca de tristeza. Sólo eran recuerdos que ya no volverían.
Suspiré, agarrando con más fuerza la culata del arma mientras que mi vista se centraba en Carl y Rick que se encontraban en el puesto de vigilancia junto a la líder de Los Carroñeros, un grupo que hicieron un trato con Rick, sin embargo, había algo que me hacía desconfiar de ellos.
Tara al ver mi preocupación me dio una pequeña sonrisita. Mamá había preparado una bomba casera para acabar con los Salvadores que vinieran, sólo espero que el muro resista y que no les pase nada a ambos Grimes que se encontraban en el puesto de vigilancia.
—Se previeron todos los detalles. Se tuvieron en cuenta todas las eventualidades. Vengo armado con dos barriles de verdad —un escalofrío recorrió mi columna al escuchar la voz de Eugene a través de un megáfono y arriba de uno de los camiones de los Salvadores —. Les tomarán una prueba, y yo les ofrezco las respuestas.
El camión se detuvo enfrente del muro.
—Hola. Me anima la esperanza de que hagan caso a mi consejo. Sus opciones son nulas. Sometimiento y fidelidad son su única salvación. En resumen, pueden vivir o pueden morir. Sinceramente, les deseo lo primero, por el bien de todos. Se acabó el juego, está todo en marcha. ¿Te someterás, Rick?
—¿Dónde está Negan?
—Yo soy Negan.
Mordí mi mejilla para evitar soltar un sollozo al escuchar a Eugene decir eso.
Rick le dio la señal a mamá para que apretara el botón. Giré mi rostro para evitar ver el desastre que se hará. Nos quedamos confundidos cuando no hubo ninguna explosión, en cambio Los Carroñeros comenzaron a apuntarnos.
—Mierda —susurré con frustración.
Sabía que había algo mal con aquel grupo y mis sospechas se hicieron realidad.
—¿Escuchaste la historia de un estúpido llamado Rick que creía saberlo todo, pero no sabía nada e hizo matar a todos sus seres queridos? Es sobre ti —Negan sonreía con ironía —. Es mejor que todos bajen las armas ahora.
—Que nadie baje nada —contraatacó Rick.
Vikram se encontraba a un lado de Daryl y un pequeño escalofrío me recorrió al verlo apretar su mandíbula con enojo y sostener con bastante fuerza el arma que se encontraba en sus brazos. Nunca lo había visto tan enojado.
—Me provocas una y otra vez. Y otra vez, Rick. Intentaron hacernos volar, ¿no? A mí, a mi gente, lo entiendo... Pero ¿a Eugene? Es de los suyos. Y después de lo que hizo... ¡Se arriesgó! Ustedes... son animales. El Universo les da una señal, ustedes le meten el dedo en el culo.
Dwigth y Simón subieron al camión por órdenes de Negan. Ambos desfundaron un ataúd, poniéndolo de pie.
—Ya no les cae bien Eugene. Pero seguro que les cae bien Sasha. A mí también —golpeó la caja con el bate —. La tengo aquí, empacada para ustedes, vivita y coleando. La traje para no verme obligado a matarlos a todos, y no matarlos a todos podría resultar complicado. Sé que quedan muchas armas ahí adentro, Rick. Así que lo haré sencillo. Quiero todas las armas que lograron reunir. Sí, también me enteré de eso. Quiero hasta el último grano de limonada que les quede. Quiero una persona que tú mismo elijas... para Lucille.
No podría soportar ver aquel bate impactar contra la cabeza de alguien más.
—Daryl, Vikram... Debes devolverme a mis Dixon, o debería decir, a Dixon y a Smith... ¿Recuerdas el trato, Vik? —el ojiverde comenzaba a respirar de manera entrecortada pero con rapidez. Aunque quisiera ir hacia él, la carroñera que me apuntaba no dudará en jalar el gatillo para acabar con mi vida —. Y la mesa de billar, todos los tacos y la tiza. Lo quiero todo ahora... o Sasha muere. Y luego todos ustedes. Probablemente... Vamos, Rick. Que la haya metido en un ataúd no significa que deba irse en él.
—Quiero verla.
Negan abrió el ataúd, de este salió Sasha convertida. Ese fue el detonante para que los disparos comenzaran a retumbar por toda Alexandria.
Disparé a la carroñera que me apuntaba, no podía sentirme mal por acabar con sus vidas pues son ellos o yo, y para ser franca quiero seguir viviendo.
Jadeé del dolor cuando el hombre que me sujetaba apretó con demasiada fuerza mi brazo obligándome a ponerme de rodillas a lado de Carl.
El ojiazul tomó mi mano una vez que estuve arrodillada a su lado, con el agarre de nuestras manos podía sentir su mano temblorosa. Trató de sonreír pero le salió una mueca de preocupación.
Nuestra su mirada se situó al frente al escuchar los jadeos de Rick y el temblor en la mano de Carl aumentó al ver a su padre tratando de hacer presión a la herida de bala que yacía un poco más arriba de su cadera.
—Hola, nuevamente —la voz de Negan se hizo presente detrás de nosotros. Grimes se arrodilló a mi lado —. Mierda, Rick. No podías sernos fiel, ¿verdad? ¿Tenías que juntarte con estos basureros mugrientos? Sin ofender.
—El trato es por doce, ¿sí?
—Diez. Las personas son un recurso.
—Doce —Negan no dijo nada, solo miraba a Jadis de manera intimidante provocando que ella cediera a aquel trato.
Negan suspiró. —Rick. Esto te pondrá triste. Te destrozará. Desearás morirte. Al igual que a ti, pequeña... Me gusta divertirme. En serio. Pero tal vez piensen que el tipo que le hizo lo que le hizo a tus amigos no fui yo, que eso fue un engaño, que no soy el tipo del bate... Que solo soy el que le hace espaguetis a tu hijo y el tío de tu nuera.
Él ya no es mi familia después de todo esto.
—Mierda. Quizá esto sea culpa mía. Quizá todo esto sea culpa mía. Tengo que corregirlo. Tengo que empezar otra vez. Te digo, Rick, si yo tuviera un hijo, quisiera que fuese igual al tuyo, lo cual hace esto mucho más difícil.
—No vas a ganar —a pesar de que el ojiazul tenía temblorosa su mano, se mantenía firme.
—Carl. Se acabó. Quiero que dirijas a la calle tu único globo ocular y observes bien todo.
La calle estaba repleta de cuerpos, tanto como nuestra gente, como la de ellos. Sangre. Todo el pavimiento manchada de aquel líquido rojo. Un grito se escuchó y dirigí mi vista al cuerpo que caía desde el lugar donde se encontraba Michonne.
El de chaqueta se puso de cuclillas para quedar a la altura de Rick. —Acabas de perder a alguien importante para ti... En este momento. Cielos. Qué oportuno. Bien, Rick... Tú escogiste esto. Realmente no sé de qué otro modo pude habértelo advertido. Y esto no es una advertencia. Esto es un castigo... Ahora voy a matar a Carl.
Un sollozo salió de mis labios. Mi pecho comenzó a doler y las lágrimas comenzaron a caer por si solas, pequeños sollozos salían de manera involuntaria y sentí como mi cuerpo comenzaba a temblar.
—Voy a darle un único golpe, bien fuerte. Intentaré que sea uno solo, porque me cae bien. Quiero que te lo metas a la cabeza y lo pienses un momento. Voy a matar a Carl, y luego Lucille te quitará las manos... Lo lamento por ti, Nydia, ver de nuevo como le destrozo la cabeza va a hacer complicado.
—Puedes hacerlo enfrente de mí. Puedes quitarme las manos. Ya te lo dije. Te mataré. Los mataré a todos. Quizá no hoy, quizá no mañana... Pero nada podrá cambiar eso. Nada. Ya están todos muertos.
La expresión de enojo del de bate era notoria pero lo disimuló riendo con burla. —Maldita sea. Rick... De acuerdo.
Carl me miró cuando Negan se puso de pie. Su mirada azulada se encontraba vidriosa y su labio comenzaba a temblar. —Te amo.
Sollocé con más fuerza, cubriendo mi boca con mi mano ahogando los sollozos que salían. Negan quitó el sombrero de Carl y lo lanzó al suelo, tomó impulso y cerré los ojos esperando lo peor.
El golpe nunca llegó. Fue interrumpido por Shiva, solté un suspiro de alivio al ver al Reino y a Hilltop llegar.
Limpié con brusquedad mis lágrimas y sin pensarlo agarré mi revólver para correr detrás de Negan, ignorando los gritos de ambos Grimes. Era la oportunidad de acabar con esto y tenía que hacerlo, acabar con la vida de Negan será tan fácil y sin remordimientos.
Los Salvadores comenzaron a lanzar bombas de humo para escapar, a pesar de eso, pude notar la silueta de Negan corriendo, alcé el arma y apunté a su pierna. Relamí mis labios y jalé el gatillo. Sonreí victoriosa cuando cayó al suelo acompañado de sus jadeos de dolor. Iba a ponerme de pie pero alguien agarró mi brazo. —Nydia, vamos.
—Él casi te asesina, Carl. No quiero volver a verlo, Negan necesita morir.
—Y lo hará —me aseguró —. Pero ahora tienes que venir conmigo. Estoy vivo, ¿sí? Eso es lo que importa ahora.
Le di una última mirada al líder de los Salvadores que se encontraba en el suelo, bufé para darme vuelta y comenzar a correr junto a Carl.
Los minutos parecían ser eternos con cada detonación de bala que provenían de las armas, jadeos del dolor, el humo y demasiada sangre regada por todos lados. Los disparos dejaron de oírse cuando los Carroñeros y los Salvadores se retiraron.
—¡Ayuda! ¡Por favor! ¡Ayuda! —corrimos al escuchar los gritos de auxilio de Enid.
Me sujeté del brazo de Rick para tratar de no caer al piso al ver a Enid cubierta de sangre haciendo presión sobre la herida de bala que yacía en el vientre de Vik. Daryl se agachó para quedar a la altura de su hijo comenzando a acariciar su cabello con delicadeza.
Caí de rodillas a su lado cuando dejó de respirar. Carl gritaba desesperado que despertara y en cuestión de segundos todos nos encontrábamos gritándole al cuerpo de Vikram.
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