O3O ▬ we are all Negan

 

🧬 RIDE OR DIE !
thirty; todos somos Negan

—Aaún no logro entender el cómo están aquí —mencionó Tara.

Fruncí el ceño confundida y chasqueé la lengua. —Bueno, cuando papá y mamá se amaron, después...

Ella me interrumpió. —¡No! A eso no me refería. Quiero decir, ¿cómo te dejaron venir? más bien, ¿cómo les dejaron venir?

Carl y yo nos miramos.

—Me sorprende de Rick y Rosita, ellos son los más protectores con ustedes. Incluso Daryl no dejó venir a Vik y yo creí que Daryl era un padre más irresponsable —Dixon gruñó con molestia —. Sin ofender —aclaró Tara al ver la expresión de molestia que tenía el arquero.

Daryl sonrió con burla mientras rodaba los ojos. Tara se encogió de hombros y volvió a apoyar sus codos sobre sus rodillas para volver a mirarnos. —Ya, en serio, ¿qué brujería hicieron para venir? Esta es una misión suicida.

Ambos nos acercamos a nuestra amiga. —Chantaje —susurró Carl.

Ella frunció el ceño. —¿Cómo... ? ¿Chantaje? —nos respondió de la misma forma.

—Bueno, al parecer, mis papás se sienten culpables por hacerme llorar con sus peleas, así que aproveché eso para venir. Algo así, me dejaron venir sólo si me quedo con Maggie —susurré, encogiéndome de hombros.

Algo que era contradictorio pues estaba en contra de esto pero me veía en la necesidad de estar aquí con Maggie. Tenía un presentimiento. Un mal presentimiento.

Tara soltó una risita. —¿Y tú, Woody? ¿qué haces aquí?

—Convencí a mi papá de que cuidaría de Nydia —rodé los con burla cuando me señaló —, y al parecer eso funcionó porque aquí estoy —él me sonrió y le regresé la sonrisa.

Tara soltó un chillido. —¡Son tan tiernos! —apretó nuestras mejillas y empujó nuestras cabezas haciendo que nos golpeáramos.

Ambos nos quejamos pero no nos dio tiempo de reprochar cuando la caravana se paró a la mitad de la carretera. —Aaron y Rosita empezaran de aquí —habló Daryl al ver nuestras caras de confusión.

—Iré con ella —murmuré y me puse de pie para salir del vehículo.

Abrí la puerta y bajé de un salto. Ella estaba esperándome enfrente del auto.

—Aún no puedo creer que me lograste convencer. Las guerras no son para niños —se cruzó de brazos mirándome con seriedad.

—Mamá estaré bien —tomé su mano para calmarla —. Sé defenderme.

Frunció su entrecejo con preocupación. —Por favor no te alejes de Maggie, y si se llegan a separar busca a tu padre o a cualquiera del grupo. No te quedes sola —tomó mis mejillas con suavidad y me jaló para abrazarme —. No quiero que te pase nada malo.

—No me pasará nada.

Rick comenzaba a hablar pero ni mamá ni yo poníamos atención. Ambas nos habíamos centrado en disfrutar nuestro abrazo. Puede que sea el último.

Estaba paranoica, eso estaba claro. Mamá tenía razón, las guerras no son para niños. Pero desde que empezó esto, he vivido en guerra para sobrevivir, por qué el que no pelea, muere.

—Te quiero cariño. Te quiero muchísimo —susurró, dejando caricias en mi cabello.

La abracé con más fuerza. De verdad no quería soltarla pero tenía que hacerlo. —Te quiero más, mamá.

—¿Tiene algo de malo? —preguntó Rick al ver que Jesús no se veía tan convencido con una de las cabezas.

Glenn y Heath se encargaron de buscar caminantes con parentesco a Gregory, pues los Salvadores habían pedido la cabeza del jefe de Hilltop. Quién diría que nuestra llave sería una cabeza.

—La nariz. La de Gregory tiene otra forma.

Rick se agachó y agarró la cabeza de en medio.

Dime que no... Tarde, él comenzó a golpear la nariz con su puño. Rick nos miró confundido al ver que todos lo miramos con el ceño fruncido. —Hizo frente —trató de explicar —. Te quebró la mano, ¿no?

—Supongo que no hay motivo para andar con sutilezas —mencionó Jesús.

—¿Qué? —Rick miró al otro hombre.

—Los Salvadores dan miedo, pero esos imbéciles ni se comparan contigo —Andy miró a Rick con miedo para después irse.

Carl soltó una risita y le di un codazo.

—Pulga —giré sobre mis talones al escuchar la voz de papá.

Sonreí y caminé hacia él. —Ya te dije que no me llames así —él rió y revolvió con algo de brusquedad mi cabello —¿Ya te vas? —pregunté una vez que dejó de despeinarme.

Asintió, acompañado de un suspiro. —Vine a despedirme.

—No lo digas así. Suena muy feo, papá —murmuré, agachando levemente la cabeza.

—Ven acá —abrió sus brazos y de inmediato lo abracé —. Cuídate, mocosa.

—Te quiero.

—Me harás llorar, engendro... Yo también te quiero.

La alarma comenzó a sonar. —Están en problemas. Quédense —Carol nos ordenó a Maggie y a mí.

—Iremos contigo —murmuré con preocupación.

La mayoría del grupo estaban ahí. Estaba agradecida de que Carl se haya quedado con Gabriel y no estuviera allí dentro. Aún así, estaba nuestra gente dentro de la base.

—Dije que se quedaran.

—No —dijo Maggie, empezando a correr.

Carol le agarró el brazo, evitando que siguiera su camino. —¡Maldita sea, Maggie!

—Tengo que hacerlo.

—No. No tienes que hacerlo.

Ellas comenzaron a discutir, así que me alejé de ahí para entrar a la base.

No fue una idea muy inteligente de mi parte, pero esos estúpidos pensamientos aparecen cuando mi familia está en riesgo.

Mientras más me acercaba a la base, el sonido de los disparos se hacían más fuertes.

Iba a tomar la manija para entrar a la base pero la puerta se abrió de repente y un hombre alto y fornido se dejó ver. Por instinto, disparé a su pierna y de inmediato cayó al suelo sangrando y gritando del dolor. —Lo lamento. Eres tú o mi familia. Prefiero que seas tú —jalé el gatillo y la bala impactó en su cabeza salpicando todo el piso de sangre.

Iba a adentrarme más pero una mano agarró mi brazo y me jaló hacia afuera. —Nydia, ¿qué crees que haces? —la voz molesta de Carol hizo estremecerme —¡Nydia!

—Adentro están en problemas. Yo... Tal vez podría ir y...

Ella me interrumpió. —¡No entrarás! —suspiró —No entraremos ni tú ni yo, ¿entendido?

—Pero ellos...

Volvió a interrumpir. —Estarán bien.

Suspiré y comencé a caminar hacia donde estaba la caravana.

Una vez que Maggie me vio, corrió hacia mí y me envolvió en sus brazos. —No vuelvas a escaparte así.

—Lo siento.

Nos separamos al escuchar las hojas crujir detrás de nosotras. Era un hombre con su arma en alto, Carol le disparó en el brazo. —¡Tenemos que irnos! —gritó en un susurro.

Negué y me acerqué con mi arma en alto al hombre. —¿Quién eres?

—Yo soy Negan.

—¿Quién es Negan? —Maggie tenía su arma en alto al igual que yo.

—Todos somos Negan.

Apreté el agarre del arma cuando volvió a decir su nombre.

—¡Alto! O ella muere —una voz femenina y desconocida se hizo presente acompañada con el seguro de un arma.

Una mujer de la edad de Maggie se posicionó en frente de nosotras, apuntándonos. —Armas, cuchillos, al suelo, ya mismo —bajé mi arma y desfundé mi cuchillo para dejarlos en el piso.

—Linda chaqueta —una mujer más anciana llegó.

—Para una asesina.

—Se la quitaremos antes de dispararle.

—Deben de ser muy idiotas para atacarnos, y más para traer a una niña con ustedes.

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