O36 ▬ the truth


🧬 RIDE OR DIE !
thirty—six; la verdad

—Alabado seas Jesús —digo con susto al ver a Jesús subir el camión.

Si antes estábamos en problemas, ahora nos castigarán hasta la muerte.

El castaño caminó con rapidez hacia nosotros. —¿Qué hacen aquí? —nos preguntó en un susurro y en su mirada se veía desesperación y preocupación —Si Rick se entera que están aquí me matará.

—Mi papá no sabe que salimos de Alexandria.

—Si, Carl, no ayudas —sonreí irónicamente mientras apoyaba mi mano en su hombro.

Sonrió con timidez.

—Jesús... ¿cómo están ellas? —pregunté mientras jugaba con el cordón que amarraba una caja.

Él se volteó a mirarme rápidamente para después girar su vista al camino. —Están bien —un suspiro de alivio salió de mis labios —. El bebé está bien, sólo fue un pequeño susto pero ella debe estar en reposo. Enid y Sasha la están cuidando bien, al igual que Maggie las cuida a ellas.

Eso me relajó un bastante mucho. Un peso menos para cargar.

Giré sobre mi propio eje al escuchar a Carl forcejear para abrir una de las cajas. —¿Me ayudas?

Con algo de dificultad logramos abrir la caja de armas. Fue una pésima idea subir al camión para ir a matar a Negan sin ninguna arma. Bastante estúpido de nuestra parte, para ser sincera.

Fruncí el ceño confundida al ver a Jesús regar maple por el camino. Él nos miró. —Haré una huella —respondió con simpleza —. Creo que estamos cerca.

Inhalé para tomar algo de valor. Si esto no funciona, probablemente llegamos a nuestra propia tumba... de nuevo.

—Deberíamos saltar, seguir el resto del camino. A ver qué vemos.

—Si... Eso no va a pasar. No todos tenemos destreza de ninja —sonreí con ironía.

—No es la caída la que nos daña, es tratar de resistirnos. Échense corriendo o rodando, el camión está yendo lento. Quedaremos en el punto ciego. Corramos detrás de otro auto.

Genial... Definitivamente no lo haré.

—Si metemos la pata... —murmuró Carl con preocupación.

Nos sonrió. —Todo irá bien. Tenemos que irnos ahora.

—Muéstranos primero —dijo el ojiazul y noté sus intenciones cuando me negó levemente con la cabeza.

Jesús saltó del camión y ambos lo despedimos con la mano con una sonrisa burlona en nuestros labios.

—Estámos solos en esto —murmuré en un susurro.

—Tú y yo —entrelazó nuestras manos.

Dejó un corto beso en mis labios y me sonrió una vez que nos separamos.

Se podía ver caminantes encadenados a la valla como la cadena humana que nos topamos ese día. Agarramos unas armas al escuchar la voz de uno de los Salvadores.

Nos escondimos detrás de unas cajas, esperando salir, pero eso fue arruinado cuando uno de los Salvadores entró para descargar todas las cajas. —¿Qué demonios... ?

Carl disparó y ambos salimos apuntando a todo el mundo.

—¡Atrás! Arrojen las armas —ordenó el ojiazul.

—Solo queremos a Negan. Mató a mi familia. Nadie más necesita morir —mi dedo se dirigió al gatillo dispuesta a disparar al escuchar el silbido de Negan.

—Maldita sea. Son adorables. ¿Eligieron esas armas porque se ven bien? Es por eso, ¿no? Niños, no voy a mentirles, me asusturon, carajo.

Disparé cuando unos hombres trataron de quitarme el rifle. Cuando menos me lo esperé, el rubio con la cicatriz nos tumbó al suelo, sacandome el aire pues Carl cayó encima de mí. Él nos apuntó con el arma que traía Grimes.

—Dwight —Negan llamó al rubio —. Atrás.

Dwight obedeció, pero antes nos quitó nuestros cuchillos.

Negan se nos acercó a tendernos sus manos. —¿Así tratas a los nuevos invitados? Vamos, les mostraré el lugar —lo miré sin decir nada —. Tienes la misma cara de desconfianza que tu padre. Salvo que eres la mitad de convenciente, porque te falta un ojo —mi mandíbula se tensó con enojo.

Él seguía con sus manos tendidas. No voy a tocar su mano.

—¿En serio? ¿No me van a dar la mano? Porque Carl tiene suerte de seguir teniendo mano... Igual que su amigo Daryl, ahora que lo pienso. ¿Qué tal va el trabajo, Daryl? ¿Te gusta el calor? Diablos, sería difícil con un solo brazo —volvió a dirigir su vista a nosotros.

Carl suspiró con rendición y aceptó la mano de Negan, y yo me levanté sin su ayuda.

—Dwighty, ¿por qué no sacas a Daryl y lo llevas a la cocina a preparar algo? —el rubio jaló a Dixon de la playera y se lo llevó casi arrastrando —Nuevo plan, chicos, quemamos a los muertos, y descargan el camión luego. Hoy no tendré tiempo para coger con ninguna de mis mujeres. Quizá con una.

Fruncí mi entrecejo con molestia. Era un completo desconocido.

Negan colocó su mano sobre mi hombro. —Vamos.

—¿Qué nos vas a hacer? —preguntó Carl, con un tono de voz algo temeroso.

—Número uno: No arruines la imagen que tengo de ti. Eres el duro novio de mi sobrina. No le tienes miedo a nada. No me tengas miedo a mí, me decepcionas. Número dos: ¿Realmente quieres que les arruine la sorpresa? Vete al carajo, niño. En serio. Vete al carajo.

Suspiré, para entrelazar mi mano con la de Carl y subimos las escaleras para seguirlo. Entramos al edificio, que por dentro se podía ver que era una fábrica abandonada. —Miren esto —nos susurró para acercarse al barandal. Carraspeó un poco y eso fue suficiente para llamar la atención de todo el mundo, la sorpresa que me llevé cuando las personas se hincaron como si de un rey se tratase —. Los Salvadores salieron al mundo a luchar contra los muertos y regresaron con cosas muy buenas. Algo de eso puede ser suyo si trabajan duro y respetan las reglas. Hoy todo el mundo cenará verduras frescas. No se necesitan puntos —todos aplaudieron, se dio la vuelta para mirarnos con una sonrisa egocéntrica en su rostro —¿Lo vieron? Respeto.

No. Eso no es respeto. Es miedo.

En la mirada de muchos se pudo notar el temor que tienen hacia Negan.

—Genial, ¿no? Siguen de rodillas —miré de reojo a la gente y era cierto —. Continúen.

Después de su grito, todo el mundo se puso de pie y continuó trabajando.

Negan era su rey y todos lo alababan.

—Señoras —el llamado del de chaqueta fue suficiente para que todas las mujeres que se encontraban en la habitación dejaran de hacer lo que hacían y llevaran su atención al hombre.

Después de recorrer los largos pasillos de aquella fábrica y soportando los malos chistes de Negan, llegamos a un cuarto, el cual se encontraban varias mujeres portando un vestido negro pegado a su cuerpo, resaltando sus lindas figuras.

Apreté el agarre de mi mano con la de Carl al notar a las hermosas chicas sentadas en un sillón, mirando al ojiazul mientras cuchicheban entre ellas. Fruncí el ceño con molestia mientras abrazaba el brazo de mi chico. Él besó mi cabello y me sonrió.

No es que sean inseguridades, son... 

Ólvidenlo, si son inseguridades.

Y no tenía porque sentirme así, pues mamá no se cansaba en repetirme que estoy en creciemiento, y pues es verdad, tengo 14 a unos cuantos meses de cumplir los 15.

Próximo cumpleaño sin ellos.

—Ignoren a los niños —habló Negan.

Ambos nos quedamos en silencio, mirando a todas las mujeres. Algunas lo miraban con amor, y otras con disgusto.

—Lo sé. De donde tu vienes, las mujeres parecen contadoras de un taller mecánico. Vas a querer verles las tetas. Está bien. A mí no me importa, y a ellas tampoco. Aprovecha —se acercó a "susurrarle" a Carl. Entre comillas porque era más que obvio que quería que escuchara.

Apreté más el agarre de mi mano, al punto en que el ojiazul soltó un jadeo por el dolor que le causaba mi apretón. —Lo siento —murmuré apenada.

—No hay problema —susurró, besando el dorso de mi mano.

Negan se alejó para ir a hablar con su esposa, y no pasaron ni cinco minutos cuando regresó con dos botellas de cerveza. Separó nuestras manos para obligarnos a tomar los envases.

Se volvió a alejar para sentarse enfrente de una mujer rubia, que no podía alzar la mirada del pánico que le tenía a Negan. Apenas pude oír lo que hablaban, pues se susurraban entre sí, se puso de pie para caminar hacia la mujer castaña del principio y besarla, beso totalmente incómodo cuando Dwigth entró a la habitación y algo me decía que hubo algo entre ellos.

Daryl nos miró con desesperación y su apariencia no había cambiado desde que fue a Alexandria. Smith se acercó a Dixon y princhó con el palillo una aceituna para comérsela. —Nydia, cariño, ¿puedes tomar esta bandeja?

Sin reprochar nada, tomé la bandeja llena de comida mientras miraba con tristeza a Daryl. Vik debe andar por aquí.

—¿Cómo los trajiste aquí? —preguntó con brusqueda Daryl.

El de chaqueta frunció el ceño. —Lo que hablamos cuando tú no estás aquí... no es de tu incumbencia. No me obligues clavarle este palillo en el único ojo que le queda —tensé mi mandíbula con molestia —. Ve con Dwigth. Te dará un trapeador. Dwighty, échale fuego a esa caldera. Enseguida voy para allá. Hora de un déjà vu —el rubio y Daryl se dieron la vuelta —. Una cosa más... Dile al mocoso que sus amiguitos están de visita.

Negan pidió que lo siguiéramos y no teníamos otra opción que obedecer.

Lo seguimos por los largos pasillos hasta que llegamos a una habitación más grande, probablemente, no, estoy segura que es la de él.

—Todas esas mujeres son tus...

Él me interrumpió. —¿Esposas? Sí. Siempre quise coger con varias mujeres distintas. ¿Por qué conformarsee con solo una? ¿Por qué seguir las viejas reglas? ¿Por qué no mejorar la vida? Hablando de eso... Siéntense.

Suspiré y caminé con lentutidud al sofá que se encontraba enfrente de la ventana, ¿es tarde para aventarme por ahí? Sacudí mi cabeza para alejar ese pensamiento de allí. Dejé la bandeja en la mesa de cristal que separaba a ambos sofás y tomé asiento junto a Carl.

—Empecemos.

—¿Con qué?

—Quiero conocerlos un poco más, en especial a ti, Carl.

—¿Por qué? —miré a Carl y le sonreí al verlo con su mirada preocupada y su entrecejo levemente fruncido.

—Adivina —respondió Negan con una sonrisa —. Eres listo. De hecho, te diré lo listo que eres en caso de que aún no lo sepas. Cualquier chico de tu edad estaría desanimado, sin hacer nada más que llorar por perderse el baile de graduación. Pero tú... Tú sales en una misión junto a mi sobrina. Me encuentran, matan a tres de mis hombres y Carl, eres lo suficientemente listo para saber que no voy a dejarlo pasar.

La pierna de Carl se movía con rapidez, como un tic nervioso. Llevé mi mano a su rodilla y le di un leve apretón, esto pareció calmarlo un poco, pues su respiración se regularizó pero su pierna seguía moviéndose más despacio.

—No puedo. No puedo hacerlo. Es como hablar con un regalo de cumpleaños. Tienes que sacarte esa mierda de la cara. Quiero ver lo que me trajo la abuela. 

Carl negó mientras sostenía mi mano y la apretaba levemente. —No.

—¡Tres hombres! —exclamó —Ese es el precio, Carl. Y cariño, no creas que te has salvado, también te diré algo importante... Tres hombres. Castigo —ambos nos quedamos en silencio, sin saber que hacer, en mi caso, arrepintiendome de haber hecho esta locura, y probablemente Carl lo esté haciendo en este momento —¿Realmente quieren verme enojado?

El ojiazul suspiró con pesadez y soltó mi mano para desatar la venda que rodeaba su cabeza y cubría su cicatriz. Al quitarla por completo cubrió su ojo con su cabello.

—Quítate el pelo de la cara, déjame ver —ordenó Negan.

Carl llevó su mano temblorosa a su cabello y lo retiró, dejando ver la cicatriz que había dejado ese disparo.

—¡Cielos! Qué asco. Con razón te lo cubres. ¿Te lo viste? ¿Te miraste en el espejo? ¡Es un asco! Puedo verte hasta el hueso.

Su labio inferior comenzaba a temblar, rápidamente abracé su brazo, al principio se sobresaltó ante mi acto pero no se quejó.

Sabía lo difícil que era para Carl haber perdido su ojo. A pesar de eso, mi orgullo hacia él crecía cada vez más al ver cada intento de recuperar su puntería, recuperar su autoestima... Tras recibir el disparo, dejó esa cicatriz, esa cicatriz que es la gran inseguridad de Carl. Estos meses han sido difíciles para él, ¿volver a ser el mismo? eso es imposible. Ahora es mi turno de cuidar de él.

—Quiero tocártelo. Vamos, ¿puedo tocártelo? —la emoción con la que hablaba Negan me daba ganas de vomitar.

—Ya es suficiente, Negan —murmuré, acariciando levemente la espalda del ojiazul para tratar de tranquilizarlo.

El cambio en la expresión de Negan fue repentino, y por un momento, creí que se había arrepentido. —Maldita sea. Cielo santo, niño. Mira... Yo solo... Es fácil olvidar que eres... solo un niño. No quise herir tus sentimientos. Sólo estaba molestándote.

—Olvida tus disculpas —escupí las palabras con asco.

Él me miró con frialdad. —Es irónico... Que las dos veces en que tu familia se ha jodido, fueron mi culpa.

Fruncí el ceño con confusión. —¿Qué quieres decir?

—Tu madre, Eva Denson. Ella era increíble... —suspiró, mirando a la ventana —Tus padres peleaban, ¿cierto? Eso fue culpa de tu madre... Ella era tan sexy, ¡demonios! era una completa belleza. Qué lástima que Adonis nos encontró en medio de una situación... comprometedora.

Bajé la cabeza negando repetidas veces.

—Después me enteré que tu padre también se acostaba con mi esposa. ¡¿Puedes creerlo?! ¡Éramos mejores amigos y términamos acostándonos con la esposa del otro! —sentí mis ojos picar —Eva se me insinuó y...

Mi mano estampó en su mejilla, interrumpiendo su asquerosa confesión. —Quita sus nombres de tu boca. Pueden estar muertos, pero mientras yo siga con vida, vas a respetarlos.

Sonrió con burla mientras tocaba su mejilla. Iba a hablar pero tocaron la puerta. —Adelante.

Un hombre robusto entró. —Lamento interrumpir, señor, pero dejó a Lucille afuera, junto al camión.

—¿En serio? Nunca hago eso. Supongo que unos niños tiroteando con unas ametralladoras es causa de distracción —nos miró, correción, miró a mi ojiazul —. Fuera de broma, te ves alucinante. Yo no me cubriría esa mierda. Quizá no sea lo más popular con las chicas, pero que importa, tienes a esta chiquilla detrás tuyo. Te juro que nadie se meterá contigo si te ves así. No, señor —relamí mis labios y bufé con cansancio.

Carl aferró su mano a mi playera, mientras murmuraba cosas que no lograba entender.

Después de la plática incómoda que el gordo Joseph y Negan mantuvieron, la puerta se volvió a abrir dejando ver a Vikram. —¿Me llamabas... p-papá? —preguntó, bajando la mirada apenado.

—Ya conocen a mi hijo, y sé que son buenos amigos... Vikram, muchacho, ¿qué hacían para divertirse en Alexandria?

Mi amigo ojiverde comenzó a titubear. —Leíamos cómics y escuchábamos música.

—Les gusta la música, ¿ah? Quiero que me canten una canción.

—¿Qué?

—Mataron a tres de mis hombres con una ametralladora. Quiero algo a cambio. Cántenme una canción.

Carl titubeó. —No se me ocurre ninguna.

—Mentira. ¿Qué te cantaba tu mamá? ¿Qué música escuchaba tu papá en el auto? Nydia, ¿recuerdas la canción que cantábamos? —se puso de pie y nos apuntó con el bate —Empiecen a cantar.

Cerré los ojos para evitar soltar alguna lágrima. —You are my sunshine, my only sunshine... —mi voz comenzaba a temblar.

—You make me happy when skies are gray —Carl completó la frase.

Negan comenzaba a golpear el aire con el bate, haciendo sobresaltarnos. —¡No se distraigan, jovencitos!

—You'll never know dear, how much I love you. Please don't take my sunshine away —cantamos al unísono con nuestras voces temblorosas.

Negan volvió a sentarse enfrente de nosotros. —Eso estuvo muy bien. A Lucille le gusta que le canten. Es lo único que le gusta más que reventar cerebros. Loco, ¿no?

Mis lágrimas amenazaban con salir.

—Nydia y yo solíamos cantarla ¿Tu mamá te cantaba eso? ¿Dónde está ella ahora?

Carl negó, sorbiendo su nariz.

—Maldita sea. ¿Muerta? Al parecer todos aquí perdieron a sus madres, ¿no es así? —él nos miró a Vik y a mí —¿Vieron como sucedió?

Asentí.

Esa noche fue la responsable de tantos traumas.

El ojiazul volvió a sorbear su nariz. —Yo le disparé. Antes de que...

—Maldita sea, con razón eres un pequeño asesino serial en potencia. Ese fue un ejemplo de cómo nos tomamos el pelo.

No, Negan. Eso fue horrible.

—Vamos, niños. Arriba. Ya debe estar listo.

—¿Qué cosa?

—El hierro.

El bate se estrelló contra el barandal llamando la atención de todos y haciendo que se hincaran ante él, incluyendo a Daryl...

Negan giró sobre sus talones para tendernos el bate. —Sostengan esto por mí.

Vikram tomó a "Lucille" al ver que ni Carl ni yo teníamos intenciones de agarrar el pedazo de madera.

—Ya saben cómo es. Lo que va a suceder será difícil de ver. No quiero hacerlo. Ojalá pudiera ignorar las reglas y dejarlo pasar, pero no puedo. ¿Por qué?

—Las reglas nos mantienen vivos —todos dijeron al unísono.

—Correcto... Sobrevivimos. Proveemos seguridad para otros. Traemos la civilización de vuelta a este mundo. Somos los Salvadores. Pero no podemos hacer eso sin las reglas. Las reglas son lo que hacen que todo funcione. Sé que no es fácil. Pero siempre hay trabajo. Todo tiene un costo. Aquí, si tratas de zafarte, si tratas de tomar el atajo... Te corresponde el hierro... De pie —ordenó y de inmediato se levantaron. 

Los cuatro bajamos las escaleras y la gente nos hizo paso para poder llegar al medio, donde se encontraba un hombre atado de pies y manos a la silla. Negan se colocó un guante, Dwight sacó una plancha de hierro del horno con ayuda de un gancho de metal, tomó el hierro y se giró para ver al hombre. —Mark, lo siento. Pero es lo que es.

Cubrí mi boca para evitar soltar un grito de horror al ver como la plancha era colocada en el rostro de Mark, los gritos de dolor me causaban escalofríos. Carl me abrazó para evitar que siguiera viendo, sin embargo, continué mirando. Tenía que ver en la persona que se había convertido mi "adorable tío".

De reojo vi a la mujer castaña abrazando a la rubia tratando de consolarla.

Miré a Dwight fugazmente, comprendiendo ahora su cicatriz. Él también fue quemado.

La risa burlona de Negan resonó por el lugar cuando el pobre hombre se había desmayado del dolor. —No fue tan terrible, ¿o sí? Cielos. Se meó encima. Limpia eso —le ordenó a Daryl. Tomé la mano de Vik al verlo bajar la cabeza —. Doc, ya terminé, haga lo suyo.

Negan comenzó a subir las escaleras.

—Saldrás de aquí. Lo prometo —susurré al pasar a un lado de Vik.

Jesús es nuestra última oportunidad.

—¿Ya puedo cubrirme la cara? —preguntó Carl, ansioso por tapar su linda cicatriz.

—No, en absoluto.

—¿Por qué no, carajo? —el ojiazul alzó la voz totalmente molesto.

La odiosa sonrisa burlona de Negan me irritaba. —Miren a este duro. No puedes porque todavía no acabé contigo, ni con ella. Y me gusta verte ese ojo espantoso y de chico rudo. Así que no quiero que te lo tapes.

Carl seguía mirándolo con frialdad.

—¿Qué? ¿Tienes algo que decir? —le preguntó al ver que no hacía nada más que mirarlo.

—¿Por qué no me mataste? ¿O a mi papá? ¿O a Daryl? ¿O a Vikram?

—Daryl... va a ser un buen soldado para mí. Al igual que su hijo, o debería decir, mi hijo... Creen que tienen todo controlado, pero ya lo vieron. Y tu papá me está consiguiendo cosas fabulosas. Ustedes, sin embargo... Bueno... Ya veremos. Es más productivo quebrantarte. Y más divertido. ¿Les parace una estupidez?

—Me parece que somos distintos —murmuré.

—Son unos chicos listos. ¿Qué creen que debería hacer? Saben que no puedo dejarlos ir. Entonces, ¿los mato?¿les quemo la cara? ¿les corto un brazo? Dime. ¿Qué te parece?

Carl se puso de pie. —Que deberías saltar por la ventana para ahorrarme el trabajo de matarte.

Una pequeña sonrisita de orgullo se mostró en mis labios.

—¡Ese es el niño que me dejó boquiabierto! —exclamó con emoción.

—No estás diciendo lo que nos vas a hacer porque no vas a hacer nada. Si nos conocieras, si supieras algo, nos matarías. Pero no puedes.

—Puede que tengas razón. Puede que no pueda —su sonrisa se mantuvo en sus labios. Se puso de pie y palmeó el hombro de Carl —. Vamos a dar un paseo, niños.

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