O22 ▬ walker cliff


🧬 RIDE OR DIE !
twenty—two; acantilado de caminantes

Grité el nombre de Ron al ver que estaba escalando la muralla. —¡Ronald Anderson, bájate de ahí que te vas a romper la boca! Por favor no te bajes a lo Mufasa o lloro —lo regañé con mis manos en mi cadera.

Él giró su cabeza para verme. —Nydia vete de aquí, se supone que debes estar cuidando a mi hermano y a Judith.

—Lo sé, pero Enid me está ayudando y vine cuando vi que estabas escalando, ¿adónde vas? 

Escuché como bufó. —Morgan y Rick —el nombre del ojiazul lo dijo con algo de desprecio haciendo que me quedara confundida —van a enterrar a mi padre afuera de Alexandria. Necesito ver a dónde lo llevaran.

Fruncí el ceño, cruzándome de brazos. —Ron —suspiré, agarrando el puente de mi nariz —, te acompaño —dije, comenzando a escalar.

—Nydia no es necesario.

Lo siseé. —No voy a dejar que mueras allá afuera, te acompañaré. Punto final.

Él bufó y siguió escalando.

Escalar el muro ya no me costaba trabajo. Gracia Enid por enseñarme tus dotes de escapista.

Llegué del otro lado sin ningún problema. —Primero; ¿adónde se fueron?

Ron acomodó su gorro sobre su cabeza y se agachó a amarrar sus agujetas. —Al oeste. Después del puente.

Suspiré y comenzamos a caminar en silencio hacia el oeste.

Entendía, o, trababa de entenderlo, al final de cuenta fue su padre, un mal padre, pero tal vez le tuvo ¿cariño? no lo sé. Sólo me confundo más y aunque Pete no fuera de mi agrado, yo siempre iba a estar para Ron y en estos momentos me necesita.

—Quédate aquí —le ordené cuando los gruñidos de un caminante se empezaron a escuchar.

Desfundé mi cuchillo y lo puse a la altura de mi rostro como mamá me había enseñado y esperé a que el caminante llegara. El muerto salió del bosque y caminé hacia él. Una vez que estuve lo suficientemente cerca, clavé mi cuchillo en su blando cráneo manchando levemente la manga de mi blusa con gotas de su sangre.

Limpié la sangre del arma en el césped y me di la vuelta para regresar con Ron pero él ya no estaba.

Maldita sea Ronald Anderson, me matarás de un infarto.

Picoteé con una rama el cadáver de un caminante que tenía una W marcada en su frente. —Esto es reciente —mascullé, mirando a Ron.

Él frunció el ceño y me ignoró.

Rodé los ojos y me puse de pie para quedar a lado de mi amigo. —Ron, ¡vamos! No puedes estar enojado conmigo.

Me miró con incredulidad. —Me amarraste las manos con unas agujetas. Parece que sacaste a pasear a tu perro.

—Te quitaré eso pero no vuelvas a correr porque juro que la próxima vez te amarró la boca —advertí y él asintió con desesperación para que quitara los lazos de sus manos.

Corté las agujetas con mi cuchillo y Ron de inmediato sobó sus manos. —Es más que claro que odiabas a mi padre... ¿por qué me acompañas en esto? —cuestionó, comenzando a caminar por la carretera.

—Te dije que no te iba a dejar y aquí me tienes.

Sonrió de lado. —Tal vez creas que soy un bipolar.

Meneé un poco la cabeza. —Un poco.

Suspiró con pesadez. —Al final de cuenta es mi padre y, aunque no lo creas, tengo lindos recuerdos con él... De verdad, Nydia, no tenías que venir.

—Obviamente no iba a dejar que mueras acá afuera, Ronald, ¿Cuántas veces tengo que decirte que no te dejaré solo? —pregunté, tomando su mano.

—¿Incluso si estás en una relación con Carl? —preguntó.

Fruncí el ceño confundida pero le reste importancia. No quería discutir con él sobre Carl.

Aunque debo admitir que se sintió raro y ¿lindo? que dijera eso... Meneé mi cabeza tratando de sacar esos pensamientos.

—Ronny...

Él hizo un ruidito indicando que siguiera hablando. —Una vez leí un libro sobre las almas gemelas... ¿Sabías que estas siempre se encuentran en el momento en el que más se necesitan? Pues tú eres la mía, Weasley. No siempre las almas gemelas son de romance. Eres mi hermano, idiota —golpeé levemente su abdomen al ver que me miraba con una ceja enarcada y con burla.

Estos últimos días he estado más cariñosa de lo normal. ¿Miedo? Sí. Pero la noche que pasé con Carl me hizo reflexionar muchas cosas.

—Tú también eres la mía, Lovegood.

Ron, te extraño.

—¡Corre! —exclamé al ver que más caminantes se acercaban.

Un pequeño grupo de diez caminantes estaban detrás de nosotros. Mala señal, muy mala, malísima si estamos hablando de dos adolescentes que corren por el bosque tratando de que no los devoren. Son demasiados para nosotros... no, quitemos el plural. Son demasiados para mí. Ron ni siquiera sabe agarrar un cuchillo de manera correcta. —Si muero por tu culpa, juro que te jalo los pies mientras duermes, ¡¿Me escuchaste, Ronald Weasley?!

—¡Cállate y sigue corriendo! —me reprendió.

Mal día para solo salir con un cuchillo y tener mala condición física.

Ron se tropezó con una rama. Me quise reír pero no era el momento. —Idiota, levántate.

Él se levantó con rapidez y seguimos corriendo hasta que alguien llegó y nos tacleó.

Dumbledore, ayúdame.

Reconocí los rizos y esas curitas en la frente. Rick Grimes había caído sobre mi estómago.—Rick, te quiero pero quítate que me estás matando —golpeé la espalda del señor Grimes y de inmediato se quitó de encima de nosotros.

El ojiazul le disparó a un muerto y Morgan acabo con el otro. Los demás habían caído por el acantilado.

Cuando decía que debía tener la pierna rota y tirarme de un acantilado era broma. Así nos estamos llevando Merlín.

—¿Qué hacen aquí afuera? —Rick cuestionó, ya estando de pie.

—Quería saber dónde iban a enterrar a mi papá —murmuró Ron entre dientes.

Grimes me miró en busca de una respuesta, a lo que yo me limité a asentir levemente con mi cabeza.

Mi mirada y atención estaba fija en el acantilado donde habían miles de caminantes y sólo dos pobres camiones detenían su paso. Si esos camiones se caían era el fin de Alexandria.

—Fue así —habló Rick.

Morgan frunció la nariz confundido. —¿Qué cosa?

Interrumpí a Rick. —Cómo se mantuvo en pie la comunidad.

El ojiazul asintió. —Hubo caminantes cerca, pero muchos, quizá la mayoría, acabaron aquí.

—Tarde o temprano ese camión —lo señalé —caerá y Alexandria estará frito... Debemos regresar y decírselo a todos.

—Nydia —Rick llegó a mi lado.

Giré sobre mis talones. —¿Sucede algo?

Él hizo su famosísima pose con sus manos en su cintura y su cabeza levemente ladeada.  —¿Por qué saliste? Y quiero la verdad, Nydia Ford.

—Rick, la verdad es la que te dijo Ron. Es su padre y quería ver dónde iban a dejarlo. Mira... Odié a Pete como tú lo odiaste y Ron es un niño como Carl, como yo... Es mi amigo y no iba a dejar que muriera.

Suspiró. —Rosita casi me deja sin herencia y Abraham me regañó como si fuera mi padre —cubrí mi boca para evitar reírme al imaginarme ambas escenas —. Sólo... Si vas a salir pídemelo o avísale a alguien y no salgas como si nada que nos preocupas, ¿entendido?

Asentí. —Entendido, jefe.

Él soltó una risita. —Ahora, de castigo, me acompañaras con Daryl a limpiar las cloacas.

—Mamá me necesita, ¡qué pena! ¡adiós! —salí corriendo.

—¡Nydia! ¡Nydia, ven para acá! —escuché los gritos de Rick, pero hice caso omiso y seguí corriendo.

Pensé que me había salvado hasta que choqué con mi papá, él cual, me veía con el ceño fruncido y sus brazos cruzados. —Lo entiendo. Perdón. Iré con Rick pero no me agregues otra semana de castigo. Ya tengo suficiente con limpiar las cloacas. Lo haré —dije, dándome la vuelta para regresar con Grimes.

Llegué de nuevo con Rick y me miraba con una sonrisa burlona. —No digas nada y vámonos, antes de que me arrepienta.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top