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🧬 RIDE OR DIE !
fourteen; galletas fallidas
Abrí la puerta encontrándome con el pequeño Sam, que tenía puesto un mandil de cocina. Sonreí con ternura y lo dejé pasar.
—Buenos días, Nydia —saludó, con una sonrisa radiante.
Demonios. Yo y mi corazón de pollito no podemos soportar la ternura que Sam Anderson derrochaba. —Buenos días para ti también, Sammy.
Él se sentó en una de las sillas de la cocina, mientras jugaba con la manga de su playera.
Me senté junto a él. —¿Quieres hacer algo mientras esperamos?
Se encogió de hombros. —Tal vez podríamos jugar a las cartas.
—Cartas será —le sonreí para ponerme de pie e ir a buscar las cartas.
Minutos después, él y yo estábamos jugando y raramente, Sam me iba ganando por un juego.
—Y... ¡Gané! —exclamó Sam, alzando sus manos de manera victoriosa.
Meneé la cabeza con una sonrisa burlona en mi rostro. —Fue justo, pequeño Sam —revolví su cabello —. Eres muy listo.
Él sonrió. —Eso dice mi maestra. Tal vez vaya a la clase de niños grandes porque ya estoy un poco mucho más adelantado.
—Seguramente sabes más que yo —solté una risita.
Se encogió de hombros y apoyó su mentón en la palma de su mano. —En fin... ¿Ya va a venir Carol?
—No lo sé. Dijo que iba a venir temprano... Tal vez salió con Rick o con Daryl.
Resopló con cansancio, inflando un poco sus mejillas y dejó caer suavemente su cabeza en la mesa.
No quería que Sammy se aburriera así que se me ocurrió una tonta y genial idea. —Oye...
—Mjm.
—¿Hacemos nuestras galletas? —pregunté entusiasmada.
Frunció el ceño. —¿Sabes hornear galletas?
Entrecerré los ojos. —No creo que sea tan difícil... Si sé disparar un arma puedo prender una licuadora.
—¡No! ¡Nydia! ¡Eso no es azúcar! ¡Ahhhh van a quedar saladas! —los gritos del pequeño Anderson me ponían los pelos de punta.
Miré la bolsa que se supone que debía decir azúcar pero decía SAL, abrí los ojos al tope y tragué en seco.—Agárrame que me desmayo. Dios, ¿por qué a mí? —miré el techo —Que no cunda el pánico, yo leí que los postres debían tener algo de sal.
—¡Pero una pizca! ¡No un puño de sal! —me regañó —¡Queremos hacer galletas, no una vinagreta!
Jesús, llévame en este momento.
—Espero que si sea harina... —murmuré.
—¿Cómo que esperas que sea harina? ¡Ahhhh no! No vuelvo a cocinar contigo.
—¡Oye! Creo que si era harina. Fui al almacén y pedí harina, pero un tipo raro me la entregó en esa bolsa. No olía a droga —él me miró asustado —. Sí, larga historia.
—¡¿Droga?!
—¡No es droga! Si fuera, ya estaría viendo pandas con cuernos de unicornios. Ahorita veo patos con cara de perros pero no es porque sea droga —bromeé y miré al pequeño con una sonrisa de lado.
—¡Oh Dios! Me va a dar algo.
Solté una carcajada al ver que se había puesto pálido. —Estoy bromeando. Olivia me dio la harina.
Él respiró son tranquilidad. —Por un momento me la creí.
Reí mientras seguía amasando la masa. —En fin. Volviendo al tema de la sal... Hay que usar la lógica, si pusimos sal debemos poner más azúcar —dije, agarrando la bolsa de la azúcar.
—Eso tiene sentido —Sammy comenzó a untar la mantequilla en el refractario.
—¿Listo para las chispas de chocolate?
—Tienes un poco de harina ahí —Sam señaló el mandil que traía pero cuando bajé la cabeza para buscar las manchas, sentí como el niño soplaba el polvo haciendo que mi cara quedara llena de harina.
Abrí la boca un tanto ofendida pero sonreí para agarrar un puñado de harina y tirárselo en el rosto. —¡Oh, no! ¡No vas a escapar, Sammy! —corrí para perseguirlo.
Nuestras risas hacían eco por toda la casa vacía.
Me resbalé con la harina que estaba esparcida en el suelo y caí de espaldas al frío suelo. —¡Auch! —Sam carcajeaba y yo me reí de mi caída —. Me quise agarrar del aire —ambos carcajeamos más fuerte.
Me puse de pie y agarré un huevo, estrellándolo en la cabeza del pequeño. Él abrió con sorpresa la boca y agarró otro huevo para aventármelo y que cayera en mi cabello.
La alarma sonó, indicando que las galletas ya estaban listas. Coloqué los guantes de cocina en mis manos, abrí el horno y con cuidado saqué la charola con las galletas. —No se ven mal —murmuré, quitándome los guantes.
—De hecho huelen bien —sonrió mostrando sus dientes.
Glenn y Noah entraron a la casa y se quedaron quietos al vernos llenos de harina, cacao y huevos. —Dios mío, ¿qué hicieron?
—¿Te gustan las mascarillas de cabello? Leí que el huevo en el cabello hace que tenga más fuerza. ¿Crees que mi cabello tenga pequeños músculos? —retiré una cascara de huevo de mi cabello castaño.
Ellos rieron con burla. —¿Podemos probarlas? —se nos acercaron.
Asentimos. —Agarren su galleta —obedecimos al pequeño —. Uno, dos y... tres.
Dijo para que mordiéramos la galleta y al instante escupirla.
—Es asquerosa —murmuré entre dientes, tratando de limpiar mi lengua con la manga de mi camisa.
—¡¿Por qué demonios están saladas y tan dulces a la vez?!
—¡Recórcholis! ¡Nunca volveré a cocinar contigo! —se quejó Anderson.
Dejamos de reírnos cuando vimos a Carol entrar a la casa. —Pero... ¿qué hicieron? —cuestionó preocupada, mirándonos con los brazos cruzados y una sonrisa burlona en su rostro.
—¿Cocinar?
Ella rió. —Limpien esto y después preparamos verdaderas galletas.
—Suerte, chicos —Noah y Glenn ya se iban a ir pero Carol los empujó para que regresaran a la cocina.
—Ustedes les van a ayudar —ordenó y los reproches de ambos se hicieron presentes.
—¿Por qué? Nosotros ni hicimos nada —reprochó Glenn.
Carol se encogió de hombros. —No me importa, ustedes ayudaran a los niños.
Noah y Glenn hicieron berrinche pero terminaron agarrando escobas y trapos para ayudarnos a limpiar. —Primero váyanse a bañar y después vienen —ordenó Noah, recogiendo las cáscaras de huevo.
—¡Estas si son galletas! —exclamó con alegría Sam.
Solté una risa y me senté en la silla. —Gracias, Carol. Ahora ya podremos hacerlas nosotros.
Sam asintió, tomando una de las galletas de Carol y al probarla, cerró los ojos con satisfacción.
—De hecho, las galletas estaban bien, sólo que se equivocaron con la sal.
—¿Me estás diciendo que sé hacer galletas pero sólo me equivoqué? —ella asintió y yo miré con burla al pequeño Sammy que horas atrás me había dicho que era una pésima cocinera.
—Para la próxima vean antes de agregar los ingredientes —fue lo último que dijo Carol antes de salir de la cocina.
Sam y yo terminamos de lavar los traste y acomodarlos. —¿Qué haremos con las galletas fallidas?
Recargué mi mentón en la palma de mi mano. —Mis ganas de dárselas a Carl son altas —reí con malicia —. También a Abe... Me la debe por tirar mi camisa favorita al retrete. Vikram y Ron serían grandes víctimas y a Enid no porque es Enid y se le quiere.
Anderson frunció el ceño. —No te entendí pero, ¿nos las dividimos? Así, ambos haríamos nuestras maldades.
Solté una risita nasal y serví el té en la taza decorada de Bambi. —¿Quieres té?
Él negó. —No gracias. No quiero un té salado.
Rodé los ojos con diversión y me senté en el sofá.
Sammy me recordaba a Aren. A mi hermanito...
────── (🪐) AUTOR'S NOTE
Tengo una duda JAJAJSA últimamente he visto en TikTok muchos vídeos de quién se sacrificaría en el juego de las canicas (squid game) y quiero que ustedes comenten quién creen que se sacrificaría. Parejas a continuación:
Nydia y Abraham
Rosita y Nydia
Eugene y Nydia
Nydia y Noah
Sam y Nydia
Ron y Nydia
Enid y Nydia
Maggie y Nydia
Nydia y Glenn
Daryl y Nydia
Vikram y Nydia
Nydia y Sasha
Carl y Nydia
Quiero ver sus comentarios <33
Yo dejaré mis respuestas en los comentarios
diivolved ♡
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