O11 ▬ this shit is real?
🧬 RIDE OR DIE !
eleven; ¿esta mierda es real?
Sentí que alguien nos estaba mirando, así que giré un poco la cabeza y adentro de una casa quemada había una chica de mi edad, Michonne pasó enfrente de mí y la chica había desaparecido. La busqué con la mirada pero ya no estaba.
La reja se abrió provocando que mi atención se la llevara Aaron, cuando esta se abrió dejó ver un poco de la comunidad. Era grande.
El bote de basura sonó haciendo que todos apuntáramos ahí. Una zarigüeya salió del bote y Daryl la atravesó con una flecha.
Un señor de rizos nos veía como si fuéramos bichos raros, vio a Daryl que tenía el animal en su mano. —Trajimos la cena —mordí mi labio para evitar soltar una carcajada al ver la cara de aquel hombre tras el comentario de Dixon.
Aaron tranquilizó al hombre. —Adelante, pasen.
Entramos con algo de desconfianza. El lugar se veía extremadamente grande... Casas enormes, áreas verdes. Era un barrio rico.
—Antes de avanzar, deben entregar sus armas —habló el hombre que estaba a lado de Aaron. Nadie entregó nada —. Si desean quedarse, deben dejarlas.
—No sabemos si deseamos quedarnos —dijo Rick de manera intimidante.
—Está bien, Nicholas —murmuró Aaron.
Rick se acercó más a Nicholas. —Si hubiéramos tenido intención de usarlas, ya lo habríamos hecho.
Si las miradas mataran. Nosotros ya estuviéramos bajo tierra por como nos miraba Nicholas.
—Deja que hablen con Deanna primero.
—¿Quién es Deanna? —preguntó Abraham.
Aaron se apresuró a responder. —Ella les dirá todo lo que quieran saber sobre este lugar —nos miró —Rick, ¿por qué no vas tú primero?
Él asintió y giró a vernos. —Sasha —dijo y todos giramos para ver a la morena pero un caminante que estaba a unos metros de nosotros se llevó nuestra tención. Williams apuntó y disparó dándole justo en el cráneo.
Ambos hombres se quedaron sorprendidos al ver la puntería de Sasha.
—Qué suerte que estamos aquí.
—Toma asiento —Deanna entró a la habitación unos segundos después de mí.
Me senté en el sofá. Hace tiempo que no me sentía tan cómoda.
—Soy Deanna Monroe —tomó asiento en el pequeño sofá enfrente de mí.
—Nydia Denson.
—¿Te molesta si filmo esto? —preguntó, prendiendo una cámara.
Fruncí el ceño confundida. —¿Qué? ¿Para qué?
—¿Te molesta si filmo nuestra charla?
Negué aún confundida. —¿Por qué graba esto? —pregunté al ver que la cámara ya estaba encendida.
—La transparencia es primordial.
Jugaba con la manga de mi playera con nerviosismo.
—¿Hace cuánto que estás allá afuera?
—Desde que inició esto.
—¿Cómo acabaste con tu grupo? ¿Se conocían antes o... ?
La interrumpí. —No. No los conocía... Abraham, Rosita y Eugene me encontraron. Nos cruzamos a Glenn y a Tara en el camino... Nos conocimos por casualidad —murmuré con la vista fija en ella.
—¿Tus padres? ¿Tenías hermanos?
—No quiero hablar de eso —dije de manera cortante y ella asintió entendiéndome.
—¿Crees que tu grupo merezca estar aquí?
Abrí un poco la boca con sorpresa tras aquella pregunta. —Sí. Lo merecemos... Hemos pasado mucho tiempo afuera y merecemos descansar. Merecemos donde vivir.
—Bien.
—¿Por qué nos pidieron que viniéramos? ¿Por qué abren sus puertas a la gente?
Deanna frunció los labios. —Necesitamos gente que saben que hay allá afuera —no me quitaba la mirada de encima —. Y abrimos nuestras puertas para la gente que lo necesita, un ejemplo; tu grupo.
—Es peligroso. Hay personas que ya no son humanos... Son otros monstruos más.
—¿Cómo sé que tu grupo no son monstros?
Me puse de pie. —Ellos no son sólo mi grupo. Ellos... son mi familia.
Me quité la última prenda y me miré al espejo. Era notorio que mi cuerpo se estaba desarrollando. Mis costillas se marcaban, las marcas de picaduras de mosquitos estaban en mis piernas y brazos, mis clavículas también estaban super marcadas. Las ojeras eran lo que más resaltaba de mi rostro, además de la gran cortada en mi mejilla. Mi cabello estaba hecho un desastre.
Y ni hablar que estaba llena de tierra y sangre... ya ni siquiera sabía si era mi sangre o era de los caminantes, probablemente más mía.
Entré a la ducha y abrí la llave. Me sobresalté cuando el chorro de agua salió de la regadera. Hace tiempo que no me daba un baño.
La tierra y la sangre se resbalaba de mi cuerpo con facilidad. El jabón recorría cada parte de mi cuerpo y la satisfacción del agua caliente era oro.
—¡Nydia, apúrate! —Rosita gritó desde el otro lado de la puerta —. Todos queremos bañarnos. Date prisa.
Bufé y seguí tallando con fuerza mi cabello. Quería eliminar cada molécula de mugre posible.
Agarré el cepillo de dientes y me lo llevé a la boca. Creo que cepillé mis dientes por cinco minutos, simplemente no podía dejar de cepillarlos.
Cerré la llave de la regadera, tomé la toalla y comencé a secar mi cuerpo.
Era extraño la sensación de estar limpia. No creí volver a tener agua caliente o una casa... Incluso ya no veía la posibilidad de estar en una comunidad. No desde lo de Terminus.
Me miré una última vez en el espejo. Mi rostro ya estaba limpio, y mis ojos azules ya resaltaban un poco más, mis labios estaban húmedos y con un color rojizo en ellos, y mi cabello castaño ya estaba en su color original, sin tierra ni sangre.
La ropa que traía la eché en el cesto donde se encontraba la ropa sucia de los demás, ahí había un calzoncillo que sobresalía. No quiero saber de quién era eso. Ahora traía una playera gris con mangas largas, me quedaba un poco grande, un pantalón negro y unos tenis blancos. No me veía mal.
Salí del baño y Rosita fue la siguiente en entrar. En el piso de abajo estaban ya la mayoría aseados.
—¡Wow! —dije al ver a Rick sin barba —Rejuveneciste veinte años —él rió.
—Tú también te ves bien —halagó.
Chasqué la lengua. —Yo siempre me veo bien —lo señalé con mi dedo.
Él ladeó la cabeza en forma de disculpa, y con una sonrisa me fui a sentar a uno de los sofás.
Todos estaban sin sangre ni mugre y era raro ver a casi todos así de limpios. Sí, casi, y con ese casi me refiero a Daryl Dixon, él cual no se bañó. Meh, ya nos acostumbramos.
Noah se sentó a mi lado y me tendió una galleta del paquete que se estaba comiendo. —Es linda —dijo con la boca llena.
Mordí el postre. —Es muy grande. Es como de esos barrios ricos.
Él asintió dándome la razón. —No creí vivir en una de estas casas. Eran demasiado caras y yo quería estudiar arquitectura.
Lo miré sorprendida. —¿Arquitectura?
—Mjm.
—Yo quería estudiar criminología o ser maestra.
—¿Criminología? —preguntó con diversión.
Meneé la cabeza mientras me encogía de hombros. —Amaba ver casos de homicidios... Hasta hacía mis propias teorías —ambos soltamos una risita.
Noah se recostó en mi hombro. —Hubieras sido una gran criminóloga.
Sonreí y apoyé mi cabeza sobre la suya. —Tú hubieras sido un gran arquitecto.
Los ojos brillantes de Carl Grimes se encontraron con los míos, haciendo que un escalofrío recorriera mi cuerpo. Últimamente ha pasado mucho eso cada vez que el ojiazul me mira.
Aparté mi vista para seguir con mi plática con Glenn, Maggie, Noah y Abraham.
Grimes parecía que no quería dejar de verme, él seguía con la mirada fija en mí... Incluso cuando lo miraba para que se diera cuenta de que sabía que me estaba mirando, él maldito Grimes no quitaba su vista de mí. Rodé los ojos con algo de fastidio, porque sí, Carl Grimes llegaba a darme miedo cuando me veía así.
—Soy yo o Carl viene hacia nosotros —dijo Noah al ver que el niño del sombrero se levantaba de la silla y comenzaba a caminar.
—Corrección: Viene hacia Nydia —corrigió Rosita haciendo que ella y Maggie chillaran emocionadas.
—Pero, ¿qué?
—No, no. Maggie, necesito cuidarla —reprochó Glenn al ser jalado por su esposa.
—Rosita, ¿me das permiso de ahorcar al niño si toca a la mocosa? —ambas chicas se llevaron a sus parejas.
Noah me vio confundido y yo me encogí de hombros indicando que no sabía lo que acababa de ocurrir. Noah también se fue.
Y en ese momento fue cuando me di cuenta de tremenda traición que me hicieron, su plan malévolo había funcionado. Me querían dejar sola con Grimes. De esta no se salvan.
—¿Se te ofrece algo? —pregunté al ver que el chico se sentó a mi lado.
Él no dijo nada, sólo me extendió unos cómics. —Tómalos.
—¿Por qué debería hacerlo? —enarqué una ceja.
El ojiazul me miró con reproche. —No te hagas la dura —sonrió de lado.
Maldito y estúpido Grimes, no hagas eso.
Bufé con algo de molestia y tomé los cómics con rendimiento.
El ojiazul abrió el cómic para seguir leyendo. Ahora que lo veía sin kilos de sangre ni mugre podía apreciar su lechosa piel blanquecina, sus mejillas con un leve, casi nada, de color carmesí. Sus labios entre abiertos, un poco resecos y cada cierto tiempo los lamía para humedecerlos, su nariz respingada se fruncía de vez en cuando y pude notar que tenía unas cuantas pecas en sus mejillas y parte de su nariz, además, de sus pestañas, ni tan largas ni tan cortas, simplemente estaban... perfectas. Su cabello largo estaba un poco despeinado y sus ojos azules tenían más brillo que de costumbre.
—¿Me vas a seguir mirando o vas a leer el cómic? —su voz me hizo estremecerme y haciendo que el calor suba a mis mejillas —Sé que soy hermoso pero disimula un poco.
Carraspeé. —¿Ahora me copias las frases?
Se encogió de hombros con una sonrisa burlona. —Puede que ya me acostumbré a tus tontos insultos, y a tus frases icónicas. Características de Nydia Denson.
Rodé los ojos con diversión y abrí el cómic evitando mirarlo a los ojos.
Pasaba las páginas del cómic y de vez en cuando sentía la imponente mirada de Grimes. Hacía todo lo posible para no reclamarle nada pero él seguía mirándome como si fuera lo último de este asqueroso mundo.
Antes de que le reprochara al Woody, Abraham me cargó como costal y me aventó al suelo, la caída no dolió ya que el suelo estaba cubierto de cobija que simulaban un colchón.
—Tu lechita y a dormir —dijo Abe con sarcasmo.
Solté una carcajada y me acomodé en la almohada. El pelirrojo se acostó a mi lado, abrazándome y brindándome calor.
En los brazos de Abraham me sentía a salvo, me sentía segura y me sentía amada.
Y esa noche me di cuenta que empezaba a ver a Abraham Ford como un padre.
Todo era demasiado bueno para que esa mierda fuera real.
────── (🪐) AUTOR'S NOTE
¡memes con spoilers no tan spoilers!
diivolved ♡
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