━━ 𝟔𝟎 (𝐞𝐱𝐭𝐫𝐚 𝟓)


【𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟼𝟶】


𝟏𝟗 𝐝𝐞 𝐚𝐠𝐨𝐬𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟑𝟐


𝐃𝐀𝐅𝐍𝐄 𝐒𝐄 𝐇𝐀𝐋𝐋𝐀𝐁𝐀 𝐈𝐍𝐌𝐄𝐑𝐒𝐀 𝐄𝐍 𝐔𝐍 𝐓𝐎𝐑𝐁𝐄𝐋𝐋𝐈𝐍𝐎 𝐃𝐄 𝐄𝐌𝐎𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒. Sus manos, perceptiblemente temblorosas, se aferraban a las de Matías con firmeza, como si este contacto fuera un ancla en medio de la marejada de emociones que la envolvía. La mirada de Matías, llena de amor y confianza, era un bálsamo reconfortante para el alma agitada de Dafne.

El sonido rítmico y constante de los monitores cardíacos llenaba la habitación. La voz serena y tranquilizadora de la matrona se entrelazaba con el zumbido de las máquinas, ofreciendo un refugio de calma en medio de la tormenta que estaba viviendo.

Dafne se esforzaba en mantener la calma, concentrándose en su respiración profunda y regular. Cerró los ojos, buscando en lo más profundo de su ser la fortaleza necesaria para enfrentar el desafío que tenía por delante. Inspiraba profundamente, dejando que el aire llenara sus pulmones antes de soltarlo lentamente. 

Cada músculo del cuerpo de Dafne se tensaba con determinación, cada fibra de su ser se dedicaba a este acto de dar vida. Con cada empuje, sentía que se acercaba un poco más a la meta. 

Después de horas de ansiosa espera, un sonido esperanzador llenó la sala: el dulce llanto de un bebé que anunciaba su llegada al mundo. La matrona, con una voz alentadora y firme, instó a Dafne a no detenerse, a seguir empujando con determinación, recordándole que aún quedaba un último esfuerzo para completar el proceso. 

Con cada empuje, Dafne se aferró a la esperanza, dejando que la fuerza y el amor que la rodeaban la impulsaran hacia adelante. Pocos minutos después, otro llanto se unió al primero, llenando la habitación. 

Las lágrimas de alegría inundaron los ojos de Dafne mientras las enfermeras colocaban a las recién nacidas en sus brazos, envueltas en suaves mantas. Matías, a su lado, la observaba con una mezcla indescriptible de emoción y gratitud, sintiendo su corazón llenarse de un amor inmenso y profundo al contemplar a su familia crecer ante sus ojos. 



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𝐃𝐄𝐒𝐏𝐔É𝐒 𝐃𝐄 𝐐𝐔𝐄 𝐋𝐀 𝐄𝐌𝐎𝐂𝐈Ó𝐍 𝐈𝐍𝐈𝐂𝐈𝐀𝐋 𝐒𝐄 𝐇𝐔𝐁𝐈𝐄𝐑𝐀 𝐈𝐍𝐒𝐓𝐀𝐋𝐀𝐃𝐎 𝐘 𝐔𝐍 𝐀𝐔𝐑𝐀 𝐃𝐄 𝐂𝐀𝐋𝐌𝐀 𝐒𝐄 𝐈𝐍𝐒𝐓𝐀𝐋𝐀𝐑𝐀 𝐄𝐍 𝐋𝐀 𝐇𝐀𝐁𝐈𝐓𝐀𝐂𝐈Ó𝐍, Matías permanecía al lado de Dafne, con los ojos iluminados por la emoción y el orgullo que emanaba al contemplar a Zoé y a Hera, sus hijas recién nacidas.

Observaba con ternura cada pequeño gesto y cada suave movimiento de las pequeñas, sintiendo cómo su corazón se llenaba de un amor indescriptible y abrumador. 

Poco después, la puerta se abrió con suavidad, dando paso a la figura de Melanie. A su lado, Apolo, el primogénito de Dafne y Matías, de apenas dos años de edad, avanzaba con curiosidad, aferrando con firmeza la mano de su madrina. 

La habitación se llenó de la dulce energía del niño, sus ojos centelleando con asombro y avidez mientras exploraba el nuevo entorno con una fascinación infantil. 

─ Papi ─exclamó Apolo con un brillo de emoción en sus ojos al avistar a su padre. 

Matías no pudo contener una sonrisa llena de ternura al ver a su hijo entrar en la habitación, sintiendo como su corazón se llenaba de felicidad y gratitud al tener a su familia reunida en ese momento tan especial. Extendió sus brazos en un gesto acogedor, invitando a Apolo a correr hacia él. 

El niño, sin dudarlo ni un instante, respondió al llamado de su padre con una alegría desbordante, corriendo hacia él con pasos rápidos y entusiastas. Matías lo recibió con los brazos abiertos, envolviéndolo en un cálido abrazo que irradiaba amor antes de sentarlo en la cama.  

Con un gesto suave y una sonrisa comprensiva, Melanie interrumpió el cálido momento familiar para anunciar que se retiraba momentáneamente hacia la cafetería del hospital. Sus ojos brillaban con complicidad mientras observaba a la familia reunida, reconociendo la importancia de ese instante único entre padres e hijos. 

Con un gesto suave y una sonrisa comprensiva, Melanie interrumpió el momento familiar para anunciar que se iba a la cafetería del hospital. Sus ojos brillaban con complicidad mientras observaba a la familia reunida.

Fue entonces cuando la mano de Melanie se movió inconscientemente hacia su barriga, la cual sobresalía un poco, pues estaba embarazada de cuatro meses. 

Dafne asintió hacia su amiga, ofreciéndole una sonrisa agradecida. Desde su lugar en la cama del hospital, observó con amor a su esposo y a su hijo mayor, dejando que la escena familiar le llenara el corazón de gratitud y felicidad. 

Con una expresión llena de ternura, Dafne atrajo la atención de Apolo con una suave caricia en su mejilla. 

─ ¿Te portaste bien con la tía Melanie, Apolo? ─preguntó con suavidad, buscando la mirada de su hijo.

Apolo asintió con entusiasmo, sus ojos brillando con orgullo al responder. 

─ ¡Si, mami! Me porté re bien ─exclamó, mostrando con gestos exagerados lo bien que se había comportado. 

Con una pequeña risa cálida y llena de amor, Dafne extendió sus brazos hacia Apolo, atrayéndolo con ternura hacia su lado.

─ Dale, mi vida. Vení acá que quiero que conozcas a tus hermanitas ─dijo Dafne con ternura, invitando a Apolo a acercarse con un gesto cariñoso─. Andá, decile a papi que te acerque a ellas ─agregó con una sonrisa, alentando a su hijo mayor a involucrarse en el encuentro con sus nuevas hermanitas. 

Apolo, con el corazón latiendo por la emoción, asintió con entusiasmo y se acercó a Matías, quién estaba a su lado. Con una sonrisa radiante, le pidió a su padre que lo llevara a conocer a sus nuevas hermanitas, ansioso por participar en ese momento especial como hermano mayor.

El niño, con unos ojos grandes y curiosos, observó con asombro a las bebés, extendiendo sus pequeñas manos con delicadeza para tocar sus suaves mejillas. 

Dafne sintió una sensación de calma y plenitud que nunca antes había sentido desde la pérdida de su padre. En ese momento, sintió que la paz inundaba su ser, junto con una profunda felicidad al ver a su familia unida a su alrededor. Ese día, todas las preocupaciones se desvanecieron y solo quedó la cálida presencia de sus seres queridos formando un escudo de amor y apoyo a su alrededor.






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