━━ 𝟓𝟒


【𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟻𝟺】


𝐬á𝐛𝐚𝐝𝐨, 𝟑 𝐝𝐞 𝐟𝐞𝐛𝐫𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟒 


𝓓afne

𝐂𝐎𝐍 𝐔𝐍𝐀 𝐂𝐎𝐏𝐀 𝐄𝐍 𝐋𝐀 𝐌𝐀𝐍𝐎 𝐘 𝐄𝐋 𝐑𝐈𝐓𝐌𝐎 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐌Ú𝐒𝐈𝐂𝐀 𝐁𝐎𝐌𝐁𝐄𝐀𝐍𝐃𝐎 𝐄𝐍 𝐌𝐈𝐒 𝐕𝐄𝐍𝐀𝐒, me dejé llevar por la energía contagiosa de la Bresh. La música palpitaba en mi pecho, sincronizándose con los latidos de mi corazón mientras me sumergía en la atmósfera electrizante que llenaba el espacio.

Habíamos llegado a la Bresh hacía apenas unos quince minutos y ya estábamos sumidos en la esencia vibrante y emocionante del lugar. Por el momento, solo éramos Melanie, Enzo, Emilia, Matías y yo. Los demás aún no habían llegado, pero eso no impedía que aprovecháramos el tiempo al máximo. 

Mientras bailaba con Melanie y Emilia en la pista, observé a Enzo y a Matías un poco alejados, inmersos en una conversación animada. La luz tenue los iluminaba, creando un halo de misterio a su alrededor mientras intercambiaban risas y gestos cómplices.

Bailar en la Bresh era una experiencia liberadora. Cada paso que daba, cada movimiento de mi cuerpo, era una oportunidad para desconectar del mundo exterior y sumergirme completamente en el presente. La música, con su ritmo arrollador, resonaba en mis oídos con una intensidad embriagadora, haciéndome sentir viva y en sintonía con el universo.

El bullicio de la multitud, las luces parpadeantes y los destellos de colores creaban un escenario hipnótico que nos envolvía a todos, logrando que la pista de baile fuera un lugar donde las preocupaciones se desvanecían, quedando solamente la alegría del momento presente.

Unos minutos después, el bullicio del club se intensificó con la llegada de los demás. Desde mi posición, observé cómo se abrían paso a través de la multitud, siendo acompañados por tres chicos que reconocí de las entrevistas del evento. Era algo evidente que eran sus compañeros de reparto.

Con una mezcla de curiosidad y anticipación, llamé la atención de Melanie y Emilia, y juntas nos acercamos al grupo recién llegado. Entre risas y saludos efusivos, nos encontramos con ellos. Juani, como siempre, se adelantó para tomar la iniciativa, su voz resonando sobre el bullicio del club mientras presentaba a los recién llegados.

─ Che, chicas, les presento a nuestros compas de esta noche ─exclamó Juani, atrayendo la atención de todos. Extendió los brazos como si estuviera presentando a unas verdaderas estrellas─. Agustín Lain, un capo para la joda que nos va a hacer pasar una noche inolvidable. Simón Hempe, siempre al palo para una aventura emocionante, y Felipe Ramusio, el más confiable y piola que puedan encontrar ─los rostros de los tres chicos reflejaban anticipación por la noche que estaba por comenzar. Juani continuó hablando, presentándonos a nosotras─. Y ellas son Dafne, Melanie y Emilia. 

Agustín Lain, con su cabello castaño despeinado y una sonrisa pícara que iluminaba su rostro, irradiaba una energía jovial que contagiaba a todos a su alrededor. Parecía ser el alma de la fiesta, y su mirada traviesa dejaba entrever la promesa de momentos llenos de diversión y travesuras. Era imposible no sentirse atraído por su actitud despreocupada ante la vida.

Simón Hempe, por otro lado, destacaba por su porte seguro y su mirada penetrante que parecía leer hasta el alma de quien tenía en frente de él. Su presencia era imponente y su aura de confianza infundían al grupo un sentido de seguridad y determinación. Me recordó vagamente a Matías, pues no pude evitar notar el detalle del pendiente en forma de aro que también llevaba en la oreja.

Por otro lado, Felipe Ramusio emanaba una tranquilidad serena, con una sonrisa amistosa que invitaba a la confianza. Su calidez y disposición para escuchar lo convertían en el tipo de persona en quien podrías confiar en cualquier situación.

Después de las presentaciones, la atmósfera del grupo se cargó de una energía aún más vibrante, como si un nuevo impulso hubiera inundado el aire a nuestro alrededor. Las risas y las charlas se volvieron más animadas, y me sentí como si estuviera en el umbral de una aventura emocionante. 

Mientras la música continuaba inundando el ambiente con su vibrante ritmo, sentí la necesidad de recargar mi copa para mantener la energía durante la noche. Con una sonrisa, hice un gesto a mis dos amigas, invitándolas a acompañarme en mi pequeña aventura hacia la barra. Juntas, nos abrimos paso entre la multitud, sorteando hábilmente el mar de cuerpos que se movían al compás de la música. 

Una vez en la barra, nos acomodamos entre la gente que se apiñaba por sus bebidas. Cuando llegó mi turno, hice mi pedido al camarero, mientras Melanie y Emilia ocupaban un lugar a mi lado. Mientras esperábamos, noté como Emilia dejaba escapar un suspiro, y seguí su mirada hasta el otro extremo del lugar, donde Agustín estaba charlando animadamente con algunos de sus amigos. 

─ ¿Qué onda, Emilia? ─pregunté, notando su cambio de ánimo mientras esperábamos mi bebida. 

 ─ Ah, nada... ─respondió con una sonrisa nerviosa, pero su mirada aún seguía fija en Agustín─. Pero... ¿vieron a Agus? ¿No les parece re lindo?

Melanie y yo intercambiamos una mirada cómplice antes de soltar una risita. Era evidente que Emilia estaba encantada con la presencia de Agustín, y su pequeña confesión no pasó desapercibida para nosotras. 

─ Claro que sí, Emilia ─exclamó Melanie, dándole un codazo amistoso─. Agus parece re lindo.

Emilia se ruborizó un poco, y yo no pude evitar reír ante su reacción.

─ Y sí, posta ─admitió tímidamente─. Me da cosa ir a hablarle. 

─ Mirá, Emi... Agus me cayó re bien ─intenté tranquilizarla, poniendo una mano sobre su hombro en un gesto reconfortante─. ¿Por qué no te animás y charlás con él cuando lo enganches solo?

Emilia consideró la idea por un momento, pareciendo estar más relajada.

─ Y sí, puede ser una buena idea ─dijo con una sonrisa, mostrando un destello de entusiasmo.

Justo en ese momento, el camarero llegó con mi copa, y sin dudarlo, le di un trago largo, bebiéndola toda de golpe. El sabor refrescante inundó mi paladar, enviando un cosquilleo de satisfacción por todo mi cuerpo.

Mientras el alcohol comenzaba a hacer su efecto, sentí cómo una sensación cálida y embriagadora se apoderaba de mí. Una especie de ligereza se instaló en mi mente, como si todas las preocupaciones y tensiones se desvanecieran por un momento, permitiéndome relajarme completamente en medio del bullicio del club. 

Con la atmósfera de la Bresh sumida en la emoción, el DJ decidió cambiar el ritmo de la música, introduciendo una nueva canción que resonaba con un ritmo seductor. Los latidos de la música retumbaban en el aire, incitándome a entregarme al frenesí de la pista de baile.

Sin pensarlo dos veces, me dejé llevar por la excitante melodía. Con una sonrisa traviesa en los labios, me acerqué a Matías, sintiendo la energía vibrante de la música palpitando en mi pecho. Extendí una mano hacia él, invitándolo a unirse a mi baile, y el brillo juguetón en sus ojos fue suficiente confirmación de que aceptaba. 

Nuestros cuerpos se sincronizaron en una danza sensual y provocativa, nuestros movimientos estaban cargados de pasión y entrega. Me dejé llevar por la música, permitiendo que mis movimientos fueran una expresión de mi deseo ardiente y mi energía desbordante. Matías, por su parte, me seguía con determinación, y sus manos estaban explorando con atrevimiento cada curva de mi cuerpo mientras nos sumergíamos en el éxtasis del momento. 

Poco después, mientras Matías y yo seguíamos deleitándonos en un baile lleno de pasión, la atmósfera se vio repentinamente invadida por la energía desbordante de Juani. Con una sonrisa traviesa en los labios, el rizado se deslizó por detrás de mí, sus manos rodearon mi cintura con una familiaridad que me tomó por sorpresa.

Una oleada de risas y emoción nos envolvió mientras Juani se integraba al baile con una naturalidad asombrosa. Pronto, los tres nos encontramos entrelazados en una coreografía improvisada, llena de movimientos provocativos y gestos juguetones que encendían aún más la atmósfera de la pista de baile. 

Me sentí completamente viva, liberada de cualquier inhibición. La música palpitaba en mis venas, y la compañía de Matías y Juani me envolvía en una sensación de alegría desenfrenada. 

Cuando la canción llegó a su fin, los tres nos detuvimos, aún envueltos en risas y con la respiración agitada por la intensidad del baile. 

─ Che, ¿quién les enseñó a bailar así? ─preguntó Pipe, señalándonos a los tres con una sonrisa traviesa en su rostro─. ¡Se zarparon! Merecen un premio por el espectáculo que dieron.

El comentario de Pipe provocó una oleada de risas en el grupo, y no pude evitar unirme a ellos. Hice una reverencia teatral, aceptando simbólicamente el premio que Pipe había mencionado que merecían por su actuación en la pista de baile. 

Justo cuando nos recuperábamos del ataque de risa provocado por el comentario de Pipe, tres chicas se acercaron tímidamente a todos nosotros, con sus teléfonos en la mano y una sonrisa nerviosa en el rostro. Con una voz tímida, una de ellas se dirigió a los chicos. 

─ Perdonen ─comenzó, su voz apenas audible por encima de la música, mientras sus ojos se posaban en los chicos─. Ustedes son los actores de "La Sociedad de la Nieve", ¿no? ¿Nos podemos sacar una foto?

La sorpresa y la emoción se reflejaron en los rostros de la mayoría de los chicos, quienes asintieron con amabilidad y aceptaron la solicitud con una sonrisa. Yo, tomando la iniciativa, agarré el teléfono de una de las chicas y me preparé para capturar el momento.

─ ¡Dale, todos listos! ─exclamé, asegurándome de que todos estuvieran bien posicionados antes de hacer la foto. Después de tomarla, le devolví el teléfono a su dueña con una sonrisa amistosa. 

La chica tomó el móvil y se apresuró a tomarse una selfie con Juani y con Matías, capturando el recuerdo de la noche. Los chicos aprovecharon para intercambiar algunas palabras amables y desearles una buena noche antes de despedirse.

Después del breve encuentro, sin perder el ritmo de la música, volví a sumergirme en la vibrante atmósfera de la Bresh, continuando con la diversión y el baile hasta altas horas de la noche.






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💌nota de la autora:
así es cómo yo me imagino a dafne bailando con matías y juani

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