━━ 𝟓𝟏


【𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟻𝟷】


𝐬á𝐛𝐚𝐝𝐨, 𝟑 𝐝𝐞 𝐟𝐞𝐛𝐫𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟒  


𝓓afne

𝐌𝐀𝐓Í𝐀𝐒 𝐘 𝐘𝐎 𝐂𝐎𝐌𝐏𝐀𝐑𝐓Í𝐀𝐌𝐎𝐒 𝐔𝐍 𝐌𝐎𝐌𝐄𝐍𝐓𝐎 Í𝐍𝐓𝐈𝐌𝐎 𝐃𝐄 𝐂𝐎𝐌𝐏𝐋𝐈𝐂𝐈𝐃𝐀𝐃 𝐌𝐈𝐄𝐍𝐓𝐑𝐀𝐒 𝐍𝐎𝐒 𝐀𝐘𝐔𝐃Á𝐁𝐀𝐌𝐎𝐒 𝐌𝐔𝐓𝐔𝐀𝐌𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐀 𝐕𝐄𝐒𝐓𝐈𝐑𝐍𝐎𝐒. La atmósfera era serena y confortable, como si el tiempo se detuviera para permitirnos disfrutar de ese instante a solas.

Un suave murmullo de conversación flotaba en el aire, acompañado por risas ocasionales que llenaban el espacio con una ligereza reconfortante. Cada gesto era un baile coordinado, cada palabra era un susurro compartido entre nosotros. 

Mis dedos hábiles se deslizaban con destreza por los botones de la camisa de Matías, mientras él permanecía frente a mí, con una expresión de tranquilidad en su rostro. Nuestras manos se encontraban ocasionalmente, transmitiendo una sensación de calidez y conexión entre nosotros. 

Sentí cómo mi corazón se llenaba de calor y ternura cuando sus labios rozaron suavemente mi frente, como una caricia que tranquilizaba el alma. Fue un gesto simple pero cargado de significado, que hablaba del cuidado y el afecto que compartíamos, recordándome la conexión especial que teníamos. 

Con cuidado, recogí mis pantalones del suelo y me los coloqué, sintiendo la proximidad reconfortante de Matías mientras me ayudaba a abrocharlos. Cuando llegó el momento de ponerme las sandalias, me senté en el sofá y Matías se inclinó para ayudarme. 

Sus manos cálidas encontraron su lugar alrededor de mis pies, y el suave roce de sus dedos contra mi piel envió un cosquilleo reconfortante que se extendió por todo mi ser, como una corriente de tranquilidad que me recordaba que siempre estaría allí para cuidarme y apoyarme.

─ Parece que Cenicienta ya recuperó sus zapatos ─bromeó Matías con una sonrisa traviesa─. Tiene que volver antes de que el reloj dé las doce y su carruaje se convierta en calabaza. 

La ingeniosa ocurrencia de Matías desató una risa espontánea en mí. Por un instante, pudimos disfrutar de un breve respiro entre risas y complicidad. Sin embargo, ambos sabíamos que pronto tendríamos que volver al bullicio y la emoción del evento. 

Con gracia, me incorporé con elegancia del sofá y me acerqué a Matías, donde nuestros labios se encontraron en un breve beso que irradiaba calidez y complicidad. Al apartarme, una sonrisa juguetona adornó mis labios, saboreando la dulzura del momento compartido. 

Decidida, me encaminé hacia la puerta del camerino, con cada paso resonando con determinación. Al llegar, con un movimiento cuidadoso, entreabrí la puerta, permitiendo que un haz de luz se filtrara en la habitación. Asomé la cabeza para escrutar el pasillo, asegurándome de que el camino estuviera despejado antes de continuar.

Mis ojos barrieron el pasillo en busca de cualquier indicio de intrusos, asegurándome de que nadie nos sorprendiera tras nuestro momento de intimidad. Un suspiro de alivio escapó de mis labios al confirmar que el camino estaba despejado, lo que significaba que podíamos salir. 

Le hice una señal a Matías para que me siguiera. Salimos del camerino en silencio y, con un cuidado meticuloso, cerré la puerta tras nosotros, dejando atrás ese espacio que había sido testigo de nuestros momentos compartidos. 

Avanzamos por el pasillo con pasos tranquilos y acompasados, sumergidos en un silencio que no resultaba incómodo, sino más bien reconfortante. 

Nuestros pasos resonaban ligeramente en el suelo, y, aunque no intercambiábamos palabras, la conexión entre nosotros se hacía más fuerte a cada paso, como si nuestros corazones compartieran un entendimiento profundo que no necesitaba ser expresado con palabras. 

A medida que nos acercábamos a la sala principal, el murmullo distante de la multitud comenzaba a hacerse más evidente, recordándonos el bullicio y la emoción del evento al que nos dirigíamos.

De repente, como un espectro que emerge de la oscuridad, una figura familiar apareció frente a nosotros. Un escalofrío recorrió mi espalda al reconocer al periodista que anteriormente me había abordado con una pregunta incómoda sobre mi relación con Matías y Juani.

Sin pensarlo dos veces, mis pasos se volvieron más rápidos, como si pudiera escapar de la situación simplemente avanzando más rápido, con la esperanza de pasar junto al hombre sin ser detectada.

El nerviosismo me invadió de nuevo, como una corriente de electricidad que recorría mi cuerpo, mientras mi mente trabajaba a toda velocidad para idear estrategias sobre como enfrentar otra ronda de preguntas incómodas.  

Matías, a mi lado, notó mi cambio de actitud al instante. Su mirada preocupada estaba mezclada con una sutil curiosidad mientras observaba al periodista. Sus gestos indicaban que estaba listo para intervenir si fuera necesario. 

El periodista nos escudriñó a ambos con interés, como si percibiera la tensión que se estaba desarrollando entre nosotros. Traté de mantener la compostura, pero por dentro, mi corazón latía con fuerza y mi mente trabajaba a toda velocidad. 

El hombre se aproximó con paso decidido, y antes de que pudiera reaccionar, sentí su mano aferrarse a mi brazo con firmeza, como si quisiera detenerme en su dominio. Sentí la incomodidad crecer dentro de mí, preguntándome por qué se sentía con el derecho de invadir mi espacio personal de esa manera. 

Antes de que pudiera procesar completamente lo que estaba sucediendo, sus palabras resonaron en mis oídos como un eco inquietante.

─ Lo sabía ─susurró con una sonrisa satisfecha, como si hubiera descubierto algún secreto oculto que ahora le pertenecía. 

Un nudo se formó en mi estómago mientras me enfrentaba a su mirada penetrante, comprendiendo de inmediato a que se refería. Era evidente que había captado la complicidad entre Matías y yo: su expresión autosuficiente lo dejaba claro. 

Intenté liberarme suavemente del firme agarre del periodista, pero sus dedos se aferraban con tenacidad, como si estuviera decidido a retenerme, esperando alguna declaración de nuestra parte. Matías, siempre atento a cualquier situación que pudiera incomodarme, intervino enérgicamente.

─ Soltá a la mina ─exigió con un tono que no dejaba espacio para la negociación. Sentí un destello de alivio al escuchar su voz, sabiendo que estaba allí para defenderme, aunque la tensión en el aire aún persistía.

El periodista se mantuvo firme, desafiante ante la solicitud de Matías. Su mirada fulminante y su tono inflexible dejaban claro que no tenía intención de ceder terreno. 

─ Voy a escribir sobre ustedes ─nos advirtió con voz firme, su amenaza resonando en el aire como un trueno distante. 

Matías, con una expresión de desinterés, respondió con desgana ante las palabras del periodista. 

─ Hacé lo que te pinte ─soltó Matías con un tono que denotaba indiferencia, como si no le importara en lo más mínimo que la gente conociera su relación conmigo.

A decir verdad, a mí tampoco me preocupaba en exceso que la gente conociera los detalles sobre nosotros. Era consciente de que quizás las seguidoras de Matías podrían reaccionar de manera peculiar, con algunos tuits o mensajes intensos, pero no era algo que me quitara el sueño en ese momento. 

Sin embargo, la tensión en el aire era palpable. La mirada de Matías reflejaba una mezcla de hartazgo y enfado, como si estuviera al límite de su paciencia, mientras el periodista continuaba con sus insinuaciones.

─ Voy a escribir sobre lo que están ocultando ─dijo con un tono acusador, sus palabras resonando en el estrecho pasillo con una gran intensidad. 

Las palabras del hombre parecieron arrojar más leña al fuego, para el ya tenso ambiente. Cada sílaba pronunciada por el periodista era como una gota de combustible arrojada al fuego, hasta que, finalmente, la paciencia de Matías llegó a su fin. 

Con un gesto de frustración, Matías empujó con fuerza al hombre, liberándome en un movimiento busco que cortó de raíz su agarre. Su acción fue un mensaje claro de que no toleraría más provocaciones, expresando abiertamente su enfado ante las insinuaciones del periodista. 

─ La concha de tu madre ─lanzó Matías con un tono desafiante, sus palabras resonando con una indignación y una furia contenida─. Escribí lo que quieras de nosotros, nadie te va a creer de todos modos ─sentenció, cerrando la conversación de manera tajante y decidida. 

El periodista retrocedió unos pasos, visiblemente sorprendido por la reacción contundente de Matías. Su mirada, antes desafiante, ahora mostraba cierta vacilación, como si se hubiera dado cuenta de haber cruzado una línea que no debería haber traspasado.

Matías apretó mi mano con firmeza, transmitiéndome un claro mensaje de que era hora de alejarnos de esa situación incómoda lo antes posible. Con pasos decididos, nos alejamos del periodista y su presión intimidante, dejando atrás el ambiente tenso que había creado. 

Pronto, el bullicio del evento nos envolvió nuevamente, y Matías se giró hacia mí con una mirada llena de preocupación, buscando asegurarse de que estuviera bien después de ese encuentro. 

─ ¿Estás bien? ─me preguntó Matías con una voz suave, su tono reflejando una genuina preocupación por mi bienestar. 

Asentí con un ligero movimiento de cabeza, tratando de ocultar la confusión que aún nublaba mi mente. A pesar de mis esfuerzos por mantener la compostura, la experiencia con el periodista seguía revoloteando en mis pensamientos, como un rompecabezas sin resolver que se negaba a desaparecer. 

Aunque intentaba mantener una fachada de calma, la intranquilidad persistía, y Matías parecía captarla con esa mirada penetrante que tanto conocía.






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💌nota de la autora:
1) yo imaginándome a dafne y a matías

2) iba a estar hasta el jueves 21 sin subir nada porque estoy de parciales y necesito centrarme y estudiar PERO juani dio like a uno de mis tuits y me emocioné tanto que sentí la necesidad de subir un nuevo capítulo sjsjs ahora sí nos vemos el jueves<3

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