【𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟸𝟻】

𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞𝐬, 𝟑𝟎 𝐝𝐞 𝐞𝐧𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟒

𝓓afne

𝐌𝐄 𝐏𝐑𝐄𝐆𝐔𝐍𝐓𝐎 𝐐𝐔É 𝐄𝐒𝐓𝐀𝐑Á 𝐏𝐀𝐒𝐀𝐍𝐃𝐎 𝐏𝐎𝐑 𝐋𝐀 𝐌𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐃𝐄 𝐌𝐀𝐓Í𝐀𝐒 𝐄𝐍 𝐄𝐒𝐓𝐄 𝐌𝐎𝐌𝐄𝐍𝐓𝐎.

Me pregunto si estará experimentando los mismos nervios que yo o si seguirá mostrando esa aparente indiferencia. Me intriga saber si él percibe la misma tensión que yo, o si, por el contrario, pasa por alto cada uno de estos detalles. La atmósfera entre nosotros parece impregnada de una energía peculiar, una tensión sutil que parece resonar en el aire. 

Una extraña mezcla de emociones se apodera de mí al darme cuenta de que pronto estaré a solas con él. El nerviosismo palpita en mi corazón mientras la curiosidad me sigue empujando hacia adelante, ansiosa por descubrir que me depara el futuro.

─ La gente siempre va a tirar fruta, pero no podés permitir que esas palabras te tiren abajo ─rompió el silencio Matías, con una voz suave y tranquilizadora─. Lo mejor que podés hacer es seguir adelante con tu vida ─agregó, transmitiendo la calma que necesitaba desesperadamente en ese momento. 

Solté un suspiro profundo ante sus palabras. Las críticas en las redes sociales seguían resonando en mi mente como sombras persistentes, negándose a desaparecer. Sigo sintiéndome abrumada por el peso de esos comentarios, aunque intento convencerme de que, con el tiempo, dejarán de afectarme. 

─ Es más fácil decirlo que hacerlo ─admití con franqueza, buscando sus ojos en un intento de encontrar comprensión. 

─ Sí, tenés razón, Dafne ─asintió Matías con calma─. Pero vos sos la dueña de tu propia felicidad. No dejes que las opiniones de los demás te roben eso. 

─ Gracias ─murmuré sinceramente, agradecida por su apoyo─. Me hacía falta escuchar eso.

Al cruzar el umbral de la puerta, el silencio nos envuelve. Cada paso resuena en el vacío del pasillo mientras avanzamos en silencio. Mis ojos se mantienen fijos en él mientras avanzamos hacia la cocina, dónde se supone que está guardado el cenicero. Observo cómo Matías se gira repetidamente para confirmar si aún lo sigo, y es entonces cuando percibo cómo la tensión entre nosotros se incrementa.

Una vez en la cocina, me quedo cerca de la pequeña mesa, observando con atención cada gesto de Matías mientras abre el armario en busca del cenicero. Aunque intento mantener la compostura, siento cómo la intensidad de mis latidos parece llenar la habitación, como un eco sordo que retumba en mis oídos. 

Mis pensamientos se ven repentinamente interrumpidos cuando el chico se acerca peligrosamente, dejando el cenicero con un gesto decidido sobre la mesa. Mis pasos instintivos hacia un lado revelan mi sorpresa, como si buscara mantener una distancia segura entre nosotros. 

Solo está dejando el cenicero en la mesa, tranquilízate, me digo mentalmente, tratando de calmar los latidos de mi corazón. A pesar de mis intentos para relajarme, la tensión en el aire es palpable, como si la habitación misma estuviera cargada con la electricidad de nuestra cercanía. 

Matías se gira hacia mí y comienza a acercarse, siento cómo mi corazón comienza a latir más rápido. Su proximidad me inquieta, pero al mismo tiempo, me siento atraída hacia él de una manera que no puedo explicar. Mis ojos lo siguen con curiosidad, tratando de entender sus intenciones. 

─ ¿Qué hacés? ─pregunto en un susurro apenas audible. 

─ Nada, solo quiero estar un toque más cerca de ti ─dice, y aunque sus palabras suenan simples, la sonrisa intrigante que acompaña sus palabras despierta un torbellino de pensamientos en mi mente.

La intensidad de su mirada parece reflejar un universo de emociones que luchan por salir a la superficie. Siento cómo mi corazón se acelera en mi pecho, tratando desesperadamente de mantener la calma mientras intento entender lo que está sucediendo. 

─ Pará ─murmuro instintivamente, tratando de detener su avance mientras mi mente se llena de pensamientos confusos.

Las imágenes del perfil de Matías en Instagram, donde aparecía junto a una chica, resuenan en mi mente, avivando la incertidumbre que me consume. En un intento por despejar mis dudas, me armo de valor y suelto las palabras que llevan tiempo rondando en mis pensamientos. 

─ Tenés novia ─las palabras salen de mi boca como una afirmación, aunque mi intención era formular una pregunta. Apenas logro disimular la incertidumbre que me carcome por dentro. Necesito saber la verdad. 

Matías exhala una risa suave y sarcástica antes de responder. 

─ No. ¿Qué te hace pensar eso? ─pregunta él, con una expresión entre divertida y sorprendida, como si la idea de tener novia fuera algo completamente absurda para él. 

Me quedo momentáneamente sin palabras, tratando de encontrar una respuesta coherente en medio del caos de emociones que me embarga. No la encuentro, por lo que sigo retrocediendo lentamente, observando cómo Matías se acerca a mí paso a paso, como si estuviera disfrutando de la tensión que flota entre nosotros. Su sonrisa, cargada de encanto y misterio, alimenta mi nerviosismo y curiosidad.

Mis pasos vacilantes finalmente se detienen cuando mi cintura encuentra el soporte sólido de la encimera de la cocina, dejándome sin escapatoria y haciéndome sentir atrapada en su proximidad. 

Nuestros ojos se encuentran un instante de complicidad silenciosa, como si el tiempo se detuviera a nuestro alrededor. En ese momento, la tensión entre nosotros crece y se intensifica. 

La proximidad de Matías es abrumadora mientras se acerca lentamente hacia mi rostro. Su aliento cálido roza suavemente mi piel, provocando un cosquilleo nervioso que se propaga por todo mi cuerpo. 

Sin pensar, mis labios se humedecen involuntariamente, un gesto que parece sincronizarse con el suyo, como si estuviéramos en sintonía. En ese instante, nos encontramos más cerca el uno del otro de lo que jamás hemos estado. La electricidad en el aire es perceptible y el silencio que nos rodea se vuelve ensordecedor mientras nuestros ojos se encuentran de nuevo, como si estuviéramos a punto de atravesar una frontera que lo cambiará todo. 

En ese instante fugaz, el mundo parece detenerse a nuestro alrededor y Matías presiona sus labios contra los míos. El beso es un susurro íntimo y ardiente entre nosotros, una explosión de emociones que han estado conteniéndose y que finalmente encuentran una liberación en ese momento mágico. Cierro los ojos, dejándome llevar por la embriagadora sensación de su boca contra la mía, mientras mi corazón late con una fuerza desbordante en mi pecho. 

Cada roce es como una chispa que aviva el fuego del deseo que arde entre nosotros. Cada caricia de sus labios despierta una tormenta de sensaciones en mi interior. Cada beso es un torbellino de pasión que arde sin control dentro de mí.

Las manos de Matías me envuelven con una firmeza que es casi hipnótica, presionándome aún más contra la encimera de la cocina. Mis dedos encuentran su cabello y se enredan en él, despeinándolo ligeramente en un gesto impulsivo y cargado de deseo. 

Nuestras lenguas se entrelazan en un baile íntimo y apasionado, explorando cada recoveco de nuestras bocas con una complicidad ardiente. Cada movimiento está impregnado de deseo y entrega y, en ese momento, nos perdemos el uno en el otro sin reservas, sumergiéndonos en la totalidad de emociones que nos consume. 

Después de unos minutos que parecen una eternidad, siento cómo Matías muerde suavemente mi labio inferior con un gesto juguetón antes de separarse de mí, como si quisiera dejar una marca de nuestro encuentro en mi memoria. 

El beso llega a su fin con una suavidad que parece contradecir la intensidad del momento, pero la sensación de su mordisco y la calidez de su aliento aún perduran en mi piel, como un eco de la pasión compartida.

Cada centímetro de mi ser zumba con la electricidad de sus toques, como si estuviera anhelando más de él, deseando volver a sumergirme en la gran cantidad de emociones que desató ese beso.

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💌nota de la autora:
quiero disculparme por esta narración tan horrible JAJAJAJA hacía mucho que no escribía escenas así, intentaré que las próximas estén mejor porque madre mía que inseguridad:/

una preguntita, escenas +18, ¿explícitas o no mucho?